El clan de los irlandeses

En una película que tienes a Sean Penn, Ed Harris, Gary Oldman, Robin Wright o John Turturro entre otros como actores, que además tienes que sumar en la partitura a Morricone y en la fotografía a Jordan Cronenweth (“Blade Runner”, “Primera Plana”...) y que la película no enamore pues es que algo pasa, y lo que pasa es que como tengas muy buenos elementos en la cocina pero luego el chef no sea bueno pues el plato que queda es deficiente. Es como darle una fórmula uno a un piloto de Scalextric. Eso es lo que le pasa a Phil Joanou que pocos directores han tenido su suerte de parir en el mundo del cine con ese equipo y en este tipo de película. Claro que el tiempo le ha puesto en su sitio demostrando que era un director más que mediocre.
La película aún estando bien, no termina de cuajar ni tampoco se te queda en la retina. Lo mejor lo que no corre a cuenta del guión (lo de Sean Penn de poli infiltrado está contado de forma patética) y del director (el final con la cámara lenta a lo Peckinpah y en plan western con la barra al lado más patético aún), como las interpretaciones simplemente sensacionales. Sobre todo Gary Oldman que debería de haber recibido algún galardón importante, también maravilloso Ed Harris.
En cambio Penn está más flojo de lo normal más que nada debido al flojo guión de su personaje.
Aún así la película es interesante, pertenece a ese subgénero de mafias de poca monta (tipo “Donnie Brasco”) que entre cerveza y cerveza hacen algún trabajo por allí y acá. En definitiva una más que interesante cinta que alguien con más pericia hubiera sacado un mayor partido y que lo que nos ha quedado es una buena película de género con grandes interpretaciones y con algún momento muy logrado aunque sin alma ni genialidad.
Aunque según esta el cine hoy se agradece su revisionado. Por cierto una curiosidad para cinéfilos la película "Mystic River" tiene muchos puntos en común con esta película.

Soy un apasionado del género, lo reconozco. Los films de mafias me van. Curiosamente, esta película siempre la había querido ver pero nunca encontré el momento hasta hoy. La cogí con ganas y esperando un buen espectáculo.
El film tenía los ingrediente básicos para gustar: la historia transcurría en los bajos fondos neoyorquinos (Hell´s Kitchen), el guión presumía un duelo a la altura de las grandes obras entre mafias (en este caso la italiana y la irlandesa), el reparto era sencillamente impresionante (qué voy a decir de Penn, Oldman o Harris) y había un maestro a cargo de la banda sonora (mítico Morricone). Por tanto, podía afirmar que estaba intrigado por ver cómo iba a desenvolverse dicho film.
Y el resultado tras verla es el de: no está mal. Pero me esperaba más y mejor. Podría haberse superado. Y eso a pesar del duelo interpretativo entre Sean Penn y Ed Harris, es muy bueno. Del papel de Gary Oldman (cuando aparece en escena se nota) no hace falta decir nada, el mejor de la película sin duda. Las escenas de acción también están a la altura y son dignas de gran película, pero (ahora vienen los puntos débiles) Phil Joanou no es el director idóneo, es cierto que las escenas de tensión y acción son muy buenas, pero la cinta se viene abajo cuando entra al trapo con las historias de amor, los sentimientos pasados, los remordimientos, etc. La película no tendría que haber tirado por ahí, porque en ocasiones y a ratos flojea. Pero con todo, yo le doy un merecido 7. Una película correcta, que aunque no pasará a la historia como una obra maestra, nos deja buenos momentos (todos en los que aparece Oldman y alguna que otra escena más) y sobre todo, hace su función de entretener y divertir a los amantes del género.

Aunque nada de lo que se nos cuenta en esta cinta es nuevo u original, sí que tiene algo que atrapa tu atención y embelesa tu subconsciente.

Tal vez sea el increíble reparto coral, plagado de un ramillete de magníficos actores, o de una puesta en escena más que aceptable, o de una bella banda sonora a cargo del omnipresente Morricone, o que simplemente nos hizo revivir por momentos partes de aquel maravilloso cine gangsteril de los 70.

Lo cierto es que estamos en presencia de una cinta, que sin llegar a la categoría de obra maestra, sí que es más que digna merecedora de considerarla una gran película.

Recuerdo algunos fotogramas de la peli que sorprendentemente aún retiene mi efímera memoria; como cuando Jackie (Gary Oldman) descarga su ira con el pretendiente de su chica Irene, tras la muerte de su fiel amigo Stevie (John C. Reilly) al ritmo del "sweet child of mine" de los guns and roses, todo muy en sintonía con el apetito por la destrucción de este clan de irlandeses, molestos con todo el mundo, pero sobre todo con los italianos y los yuppies con sus malditos perros llenando de caquitas el barrio este de Brooklyn...

La angustia de Terry (Sean Penn) por haberse convertido en un maldito policía judas, mientras su compañero de placa Nick (Turturro) le empuja continuamente a seguir con su misión...

La frialdad de Frankie (magnífico como siempre Ed Harris), el capo del clan y hermano mayor de Jackie y Kate (Robin Wright Penn)...

La escena final, el día de San Patricio por las calles de Nueva York, mientras la trama llega a su apoteósico final...

Realmente merece la pena sentarse las dos horas de duración de la cinta, aunque sólo sea para ver la reunión de este masavilloso elenco de actores que hacen las delicias de cualquier aficionado al buen cine.

Decir que el actor que interpreta a uno de los protagonistas es lo más destacable de una película de mafiosos no es decir gran cosa, por encima de la historia, de la acción y del ritmo, sólo destaco a Oldman porque sé que con el tiempo, cuando recuerde "El clan de los irlandeses", apenas sabré decir nada de la historia y sí mucho del papelón de este actor. No es que sea un desperdicio, la película por momentos merece la pena y es eso precisamente, pena, lo que me produce ver que está a punto de despegar y se queda en tierra. De nada sirve decir que películas de mafiosos hay cincuenta mil y que esta es una del montón, no, es cuestión de gustos y respecto al subgénero de mafiosos se pueden hacer películas similares, repitiendo formas y según qué cosas y pueden resultar igualmente entretenidas y eficaces. Pese a ser de mafiosos, "El clan de los irlandeses" no está bien hecha porque algo falla, y el caso es que en esta ocasión me doy cuenta de que hay cierto sector crítico bastante amplio que opina igual que yo.

Será culpa del francés Joanou que no acaba de ensamblar correctamente las piezas con las que cuenta, será cuestión de ritmo, la idiosincrasia del clan de estos borrachuzos, no lo sé, pero lo cierto es que personalmente lo único formidable que he visto es la exhibición interpretativa de un señor llamado Gary Oldman en una película justita. No es que Sean Penn y Ed Harris lo hagan mal, ahí están, a su altura habitual. Puede que la culpa sea de cosas insustanciales como la aparición de la historia de amor entre la rubita y el policía, puede que no se explique como debiera el drama interior de ese policía infiltrado, puede que con ese horroroso final en cámara lenta intentando homenajear a Peckinpah el director se haya cargado a la mitad de los que hasta ese momento veían algo bueno... el caso es que la película apunta alto y se queda lejos. Precisamente en el día de San Patricio viene a claudicar, lástima, un enfrentamiento tan aparentemente brutal entre italianos e irlandeses merecía más, como merecía más la soberbia interpretación del canalla de Gary Oldman, un verdadero lujo haberlo visto, eso no lo puedo negar...

Pero que quisquillosos nos ponemos cuando el cine nos regala obras fuera de toda clasificación y que escapan a los convencionalismos del género. Acostumbrados, por ejemplo, al crimen vulgar y frívolo de Scorsese, normal que "El Clan de los Irlandeses" salga mal parada, atribuyéndole fallos imaginarios por todas partes. Esta película, por fortuna, no es un "Infiltrados" más: sencillamente, es una buena película.

Ni que decir tiene que los actores están de sobresaliente para arriba. Gary Oldman y Sean Penn brillan con una luz imposible de apagar, ambos con personajes construidos desde las entrañas. Nunca furmarse un cigarro y tomarse una copa significó tanto en el cine. Que aprendan esos directores tan afamados cómo expresar las emociones con un rostro en primer plano a cámara lenta. No hace falta más. En eso consiste el arte.

Banda nosora de lujo, y no sólo por Morricone. Que suene de fondo el "Sweet Child O' Mine" mientras Jackie muele a golpes a un tipo en un bar irlandés no sé a quién se le pudo ocurrir, pero se lo agradeceré eternamente. La música tiene que estar al servicio de la historia, tiene que ser parte fundamental de la acción y de la trama, tal y como ocurre en "El Clan de los Irlandeses". Que aprendan esos directores tan afamados.

De paso, que aprendan también cómo emplear la violencia y la cámara lenta. Le tengo una pequeña manía a este recurso, quizá por las contadas ocasiones en las que he visto que se empleaba bien. Aquí, Joanou lo consigue. Por extraño que parezca, lo consigue. Un final que en cualquier otra circunstancia podría haber sido un desastre, en esta ocasión funciona como el desenlace ideal para la historia que nos cuenta. Impresionante ver a Terry caminar hacia su cita por unas calles llenas de gente que celebran el Día de San Patricio. Hay algo de fatídico en ese aislamiento del personaje; y mucho de tragedia. Bienvenida sea la sangre y los disparos si me lo cuentas con elegancia, con sentimiento, con sentido. Que aprendan esos directores de tanto renombre.

Argumento, además, impecable. Sencillo y complejo al mismo tiempo, donde se mascan las dudas, los dilemas, los sentimientos encontrados. Sin giros grandilocuentes, sin tramas liosas, sin alargar metraje para "sorprender" al espectador. Cómo introduce la historia es, simplemente, genial. Directa, de golpe, como tiene que ser. El director nos cuenta lo importante y nada más. Por eso cada escena significa tanto. Que aprendan esos directores tan alabados cómo construir una historia.

[Sigo por falta de espacio...]