Ya no me siento a gusto en este mundo

Bajo la tela que une el mundo y la sociedad, hay algo oscuro, caótico. ¿Por qué la gente se empeña en ser mala? Porque sí, supongo. "Lo que quiero es que la gente no sea gilipollas", dice el personaje de Melanie Lynskey. Y por eso hace, por una vez en la vida, lo que nadie hace nunca en la vida real: se harta y se toma la justicia por su mano. Pero que esto no lo haga nadie nunca en la vida real no quiere decir que sea fácil. El vigilantismo de Lynskey es un cóctel de revanchismo, venganza, pero también justicia, un "Me las pagarás, mundo" amateur. Vale, seamos sinceros, ¿de verdad alguien espera tomarse la justicia por su mano y que todo salga bien? Lynskey y Elijah Wood no superhéroes enmascarados ni expolicías poco ortodoxos, son personas como tú y como yo.

Y con esa premisa la cosa se lía, claro. Y si encima aderezas el guión con alguna complicación más, pues te queda una película muy agradable, muy entretenida, y con ese punto de tensión y oscuridad muy de andar por casa.

Porque quizás no estés a gusto en este mundo (yo tampoco), pero igual tratas de arreglarlo y...

Aún así, el debut tras las cámaras del actor Macon Blair, (El actor de "Blue Ruin") nos deja un director con talento y a seguir en el futuro. La lástima es la irregularidad de una película que arranca dubitativa, pero va a más y que en su desenlace raya a gran altura, acercándose mucho al cine de Tarantino o de Guy Ritchie. Palabras mayores. Tanto en la agilidad y brillantez de los diálogos, como en la construcción surrealista de los personajes y las situaciones,

Melanie Lynskey, para mí desconocida, es el segundo hallazgo de la película. Muy natural y creíble dando vida a una enfermera aburrida y neurótica, que sobrevive a base de antidepresivos, y que encuentra en dar con quienes le han robado, un empujón a su vida que le hará olvidarse de los medicamentos. Elijah Wood, como su vecino friki y adicto a las artes marciales, también está de fábula. A la altura de su anterior papel en "Dirk Gently" Parece que recuperamos al actor para la causa, después de unos años dando tumbos con la elección de malos papeles.

Película recomendable, que acierta con la mezcla entre thriller y comedia negra. Ganadora en Sundance y que Netflix compró en exclusiva para su catálogo. Ya que con sus propias películas nos suele dar gato por liebre, se agradece que al menos acierte con sus compras.

Lo que empieza como un tranquilo retrato más o menos rutinario y convencional (aunque con tono irónico y tragicómico) de una auxiliar de enfermería deprimida, deriva, tras un incidente concreto -el descubrimiento de que la intimidad de su hogar ha sido violada por ladrones, que han sustraído joyas y su ordenador-, en una vorágine de situaciones tan surrealistas como divertidas, tan adrenalíticas como frikis y sorprendentes.

Con la inesperada ayuda de un vecino no menos desencajado socialmente que ella, decidirá que el conformismo ante las vicisitudes negativas que le da su vida se ha acabado, y que es el momento de reaccionar. El vecino en cuestión es Elijah Wood, uno de esos actores (como DiCaprio en su momento, o recientemente Daniel Radcliffe, huyendo a la deseperada de Harry Potter) empeñados en dejar atrás una primeriza y repentina fama como ídolos juveniles y actores de cine populachero y/o ultracomercial, y que intentan demostrar que quizá llegaran al cine por casualidad, y por resultarles tan monos a algunos directores de cásting, pero que se quieren quedar, pasada la tierna y efímera infancia, demostrando que son capaces de hacer otras cosas, y cuanto más raras y anticonvencionales mejor.

No se puede decir que sea especialmente novedosa esta curiosa película de igualmente curioso y original título, y sorprende asimismo que el Jurado de un festival como Sundance, donde ganó, no encontrara propuestas más sustanciosas, serias y potentes, pero dejándose llevar por la odisea de sus dos protagonistas en su lucha con sus no menos peculiares antagonistas, se convierte en una experiencia divertida y disfrutable.

- ¿Qué quieres?
- ¡Qué la gente no sea tan cabrona!
Es un grito de guerra con el que me podía identificar totalmente (yo la vi en inglés, no sé si será la traducción).

Como toda comedia, se infravalora en filmaffinity. En Rottentomatoes tiene un 88% por la crítica y un 77% por los usuarios, que contrasta con su 6. Además, muchos usuarios, ávidos de cultura Pop, la compararán con Tarantino y Guy Ritchie, y la votarán más bajo por ello ¿Por qué? Ni idea, pero no tiene mucho sentido. Algunos quizá añadan a Martin McDonagh.

Yo lo veo más como el héroe accidental. El héroe que no quiere ser pero lo acaba siendo. Es Han Solo, Forrest Gump, Taxi Driver pero sobre todo Un día de furia.

Empiezo a pensar, por esta y por otras ganadoras, que en Sundance se premia lo que se sale de la norma, antes que lo realmente bueno.
Y es tremendamente fácil que, entre historias de superación y comedias amables, esta propuesta extraña y violenta haya parecido la opción obvia entre un mar de (supuesta) mediocridad.

La verdad es que 'Ya no me Siento a Gusto en este Mundo' tiene bien poquito que rascar una vez se pasa el impacto de su incómodo humor inicial.
Ruth, una Melanie Lynskey que merecería estar en una mejor película, enseguida nos hace empatizar con el trauma que le supone relacionarse con los mismos gilipollas, día tras día. Lo que para muchos es un peaje común, para ella es un abismo insalvable que casi tiene sentido cuando vemos esos imbéciles que se cuelan delante de ella en la cola de supermercado, o le siguen dejando "regalitos" en su impoluto césped donde prohíbe justamente eso.
Sin embargo, siempre llega la oportunidad a aquellos que no la esperan, y por eso un robo fortuito la obligará a salir de casa para averiguar a dónde han ido a parar sus cosas, acompañada por su molesto vecino llamado Tony, pasando por una serie de situaciones rocambolescas que tendrá que superar pese a su fobia social.

Y lo cierto es que podría ser un desarrollo interesante, concebir un recorrido de caos e inconvenientes para una misántropa que apenas acaba de salir al mundo.
Pero durante toda la historia se arrastra una incómoda sensación de no saber a dónde ir: Ruth y Tony se dan vueltas por el vecindario, y tienen ocasionales chispazos de humor capitalizados por su incomodidad social, hasta que por narices hay que meter a otros "raros" de por medio, porque la trama no está dando ni para corto alargado. Es tan brutal el corte de lo que hace Ruth a lo que hacen esos nuevos pirados que casi me da la sensación de estar viendo otra película, así de forzada es la cosa.
Por supuesto, hay que romper la baraja de esa torpeza argumental, así que justificamos la cosa con violencia gratuita supuestamente cómica (algo que debe ser casi marciano entre las comedias de Sundance) y ala, venga el premio.

Me estaba gustando la historia de Ruth.
Me estaba gustando su progresiva revelación de que, efectivamente, en el mundo solo existen los gilipollas que ella creía que existen.
No había cambio de sentido, no había la típica historia de la rarita que después descubre que el problema siempre había sido suyo. Se agradece que, de vez en cuando, alguien le eche la culpa a la basura de personas que pueblan este planeta.
Pero como digo, el problema está en que Melanie Lynskey se merecía una mejor película. Si solo le han dado esta, es normal que ya no se sienta a gusto en este mundo.