El italiano

Drama dirigido por el novel Andrei Kravchuk y que ha ganado varios premios, dos de ellos en la célebre Berlinale.

El punto de partida de esta película es un niño de un orfanato de Rusia que va a ser adoptado por un matrimonio italiano. Todos sus amigos están deseosos de que una familia occidental les escoja. Sin embargo, un día llega al orfanato la madre de uno de los niños que ya han sido adoptado y es expulsada inmediatamente. Es entonces cuando Vanya empieza a preguntarse si su madre estará también buscándole e intenta averiguar su historia antes de que la adopción se lleve a cabo.

En sus intentos por conocer si fue abandonado o simplemente, se perdió, y por saber el paradero de su madre, se encontrará con gente que intentará ayudarle, y gente que querrá aprovecharse de él.

La cuestión que plantea esta película es si seríamos capaces de arriesgar un buen futuro (dos padres y una gran mejora de la calidad de vida en la Europa occidental) por el poco probable sueño de encontrar a nuestra verdadera madre y que ésta quiera realmente tenernos a su lado (muchos niños eran y son abandonados en Rusia cada día).

El joven actor protagonista, Kolya Spiridonov, ha supuesto una grandísima sorpresa para mí, pues hace una actuación completamente brillante y que te cautiva desde el primer minuto. También son reseñables las actuaciones, más que correctas en general, de los secundarios, especialmente de Irka (amiga adolescente de Vanya) y los encargados del orfanato.

Sobre el tema de los niños abandonados en Rusia también son recomendables el documental "Los niños de la estación Leningradsky" y sobre todo, la maravilla cinematográfica que es "Lilja 4-ever".

Una de las películas más críticas, duras y a la vez más bonitas que he visto en los últimos años. Hace falta más cine como este para comprender mejor el duro mundo en el que vivimos, conocer otras realidades no tan lejanas y darnos cuenta de que el dinero y la opulencia son cosas secundarias. Una película que tendría que ser de visión obligada.
Muy buenas todas las interpretaciones, pero realmente impresionante la del niño protagonista.
Si esta película sirve como ejemplo del cine que de hace hoy en Rusia, ¡¡¡CHAPEAU!!!

Más típica no se puede ser: hecha a medida milimétrica para buscar la nominación al Oscar (fue presentada por su país) aunque esta vez, por suerte, no coló entre otras razones porque ya teníamos película sensiblera: “Tsotsi”.

Al director le gusta hacer sufrir al niño como a los guionistas de Marco… Al final acaba siendo demasiado blanda como era de esperar y esas crudas intenciones iniciales se diluyen como las lágrimas que inundaron las salas de cine.
Esta bien que se denuncie la venta de niños aunque más que denuncia huele a recurso para buscar la lagrima fácil. Obviamente creo que todos sabemos que el dinero lo compra todo y que adoptar a un niño depende de la pasta que se ponga en ello y de ciertos intermediarios.

Seguramente para alguien que se encuentre en medio de un larguísimo proceso de adopción “El italiano” le parecerá un filme de pura demagogia visceral.
También es un poco relativo y falso decir que es preferible vivir en la pobreza de Rusia pero feliz a tener un futuro en una acomodada familia italiana. Demasiados inconvenientes morales para pensar en los escasos formales que tiene la propuesta de Andrey Kravchuk.

75/15(08/03/11) Despierta en mi sensaciones contradictorias este buen film ruso, por un lado es como un cuento de hadas moderno, con buenos y malos muy bien dibujados, el protagonista es un testarudo niño ruso, Vanya (gran Kolya Spiridonov) que está en un orfanato donde la vida es muy dura, conviviendo con adolescentes que lo maltratan y con los que llevan la institución como un negocio, intentando vender a los infantes a cualquier familia que pague bien, a él le encuentran una familia italiana, pero días antes de que vengan a recogerlo le surge la duda de si su verdadera madre estará viva y si esta estará buscándolo, así que con la ayuda de amigos comienza a investigar, y decide que debe escaparse y emprender la busca, en su huída se topará con personajes de distinta índole, buenos y malos, que pretende ser un retrato crudo y amargo de la sociedad rusa contemporánea, su historia recuerda bastante a la de Marco en ‘De los Apeninos a los Andes’, si vemos la historia como una fábula de cómo un niño decide renegar de un futuro ilusionante con una familia italiana que le desea por la búsqueda de un sueño en forma de Madre ideal, y es aquí donde me es fallido su mensaje, bastante manipulador, pues la Madre lo abandonó y se supone que nos debe parecer bien que un niño de 6 años tome decisiones tan trascendentales, es todo muy forzado, como que los que le persiguen lo hacen por dinero, como los ogros de un cuento, es un niño desamparado en un mundo de lobos, y aunque con propósitos mercantiles también le obsequian con un futuro esperanzador lejos de la deprimente fotografía que vemos de Rusia. Quiero incidir sobre lo de la venta de niños, es bastante malévolo soltar el mensaje que los niños adoptados son una mercancía, hace mucho daño a los que anhelan poder adoptar, los tildan de ladrones, y esto es muy mezquino. Lo mejor es la excelente realización de Andrey Kraychuk, con una puesta en escena triste, cercana al feísmo, con exteriores lúgubres, sucios, lugares sórdidos que nos transmiten la sensación de opresión, asimismo hay unos personajes muy bien definidos, que ayudan a que la narración sea fluida, destacando Olga Shuvalova, Irka, una adolescente que se prostituye de día y duerme de noche en el orfanato, consigue emitir gran dulzura en su relación con Vanya, hace un gran papel, pero el que está soberbio es Kolya Spiridonov, realiza un rol antológico, de un poderío sobresaliente, su interpretación traspasa la pantalla, es el que consigue imprimir de realismo este complicado relato, sus ojos son un poema, brutal para su edad su portentoso lenguaje gestual y corporal, impresionante. Todo sumado nos da un producto que si lo tomas como un cuento te emocionará, sobre todo por la labor de Kolya, pero que si lo analizas te parecerá una demagoga e hipócrita cinta. Fuerza y honor!!!

Vanya es un niño ruso de 6 años, abandonado, que nos conduce a través de su terca inocencia, cómo los logros emocionales o intangibles, forman parte de cualquier alma y edad del ser humano. Así que el joven actor protagonista Kolya Spiridonov, da una lección de naturalidad y mirada serena sobre la esencia del actor.

¡Bueno! Más allá de la situaciones de los niños en las calles en Rusia, este film se recomienda, pues no sólo es su estructura narrativa, sino el mensaje que va más allá de lo imaginable, cuando las esperanzas por cristalizar emociones se trata, y que de alguna manera lo leemos en el libro “El Principito”, cuando Antoine de Saint-Exupery escribe: “Lo esencial es invisible a los ojos”.

En los postrimeros segundos del film lo comprenderá, no quiero cometer una imprudencia dramática. ¡Hágame caso! “Lea” la mirada de Vanya.