El último vuelo

40 primeros minutos aceptables, entras en situación, ves el lugar, la época, los personajes, por donde va a ir el asunto...Después, cuando la peli parece que va a despegar, entra en el aburrimiento más absoluto, perdiendo el interés por completo que se había ganado al principio. Al final, solo quieres salir de la sala para perder de vista tantas dunas.

Habitualmente, cuando decimos o leemos en alguna parte que una película es mezcla de esto y aquello, solemos referirnos a que la película coge elementos de un sitio y de otro y los mezcla, no que hace un frankestein con media hora inspirada en una película, media hora sacada de otra y el final copiado de otra. “El último vuelo” es una excepción que empieza como “El paciente inglés”, se desarrolla como “Soldado de Fortuna” y termina casi como “Los Serrano” (en realidad termina como si pusiésemos un final simplón a “Lawrence de Arabia”).

Dicho así, puede parecer que merece la pena verla (todas las películas mencionadas son relativamente interesantes), pero no, no la recomiendo. A pesar de una gran fotografía, unos espectaculares despliegues, la atractiva Marion Cotilliard y su nada desdeñable despliegue de medios técnicos “El último vuelo” es un SOBERANO COÑAZO imposible de ver un domingo por la tarde sin terminar roncando. Arena y más arena, envuelta en silencios y más silencios para explicarnos conceptos como amor extremo, romanticismo y sacrificio: una mezcla explosiva que, en manos del cine francés, es cloroformo cinematográfico. No entiendo como cabe en la cabeza de alguien pretender mostrarnos que el desierto es chungo y hace mogollón de calor a base de una hora de silencio, arena, sol y sufrimiento cuando Jesús Calleja y “Al filo de lo imposible” hacen lo mismo de manera entretenida.

La apasionante historia de una aviadora francesa que en los años 30 se adentra en las dunas más recónditas del desierto del Sáhara para encontrar a su marido estrellado, con la única ayuda de un Teniente, se convierte en El último Vuelo en una increíblemente desapasionada película.

Semejante trama, semejante aventura, y semejantes personajes capaces de acometer esa hazaña, necesitaban más corazón. Pero El último Vuelo no sólo no se preocupa de ello, sino que parece que hasta se vanagloria. Ocurre en cierto cine moderno que si quieres conmover con la historia, ya se te acusa de lacrimógeno. Pero en una cinta cuyas motivaciones esenciales de los protagonistas son las relaciones afectivas y/o amorosas, ignorar la parte emocional de la historia es tan absurdo como buscar un grano de arroz en un desierto.

El último Vuelo se apoya, eso sí, en una esplendorosa fotografía que conmueve por sí sola, pero a lo largo de la película corre el riesgo de parecer que la cinta es una excusa para mostrar semejantes instantáneas, por la comentada falta de motor emocional de su historia, que se traduce en metraje que no va a ninguna parte (su final así lo confirma) y en unos personajes definidos livianamete con un par de frases en el guión, completamente lejanos de sus más claros referentes, pues no tienen el aliento épico y romántico de El Paciente Inglés, ni la introspección psicológica de los apátridas de aquella o de El Cielo Protector.

A quién le apasione la fotografía, la belleza natural de África o el talento de Marion Cotillard, El último Vuelo le parecerá interesante. Yo pertenezco a los tres grupos, y por ello aprecio la labor que Cotillard ejecuta, pese a encontrarse a años luz de cualquiera de sus caracterizaciones (sin ir más lejos, sin ir a Edith Piaf, en Nine fue capaz de resultar inolvidable y conmovedora con el retrato de “sólo” una mujer cornuda en apenas cuatro escenas).

Preciosa fotografía llena de colores arena y siluetas enmarcadas en las dunas y sutil banda sonora llena de sonidos del desierto. Poco más. Han llevado a la pantalla una historia real que no daba más de sí y han alargado el metraje lo justo para no resultar pesada. Se deja ver.

Hay veces que un filme romántico se pasa cuatro pueblos en su exceso de azúcar resultando pasteloso a más no poder. Sí, yo mismo he criticado alguna que otra vez este aspecto tan desacertado en más de una cinta. Sin embargo, otras veces ocurre justo lo contrario, o sea, que el director en su afán por evitar a toda costa el empalagamiento romanticón en su producto cae en el error de cercenar la parte sentimental de la historia. “El último vuelo” es un claro ejemplo de esto y es una pena porque podría haber sido una película muy bonita (desde luego lo tenía todo a priori para conseguirlo).

Este filme lo tenía todo a su favor para seducir al espectador: un arranque prometedor en su primera media hora, una fotografía preciosa (sus panorámicas y sus paisajes áridos son espectaculares), un escenario tan hostil como bello (el desierto del Sahara), un sugerente cóctel de amor, aventuras y épica como guión y, por último, una actriz como Marion Cotillard que por regla general suele actuar muy bien. Pues sí, lo tenía todo para haberte ofrecido un producto que fuera sumamente de tu agrado, pero la verdad es que después de sus primeros 30 minutos no te da otra cosa que no sea aburrimiento (te puedo asegurar que te vas a aburrir de lo lindo).

Si eres una persona que ha tenido el privilegio de visitar el desierto, o si te gusta contemplar un impresionante e inhóspito paraje como este en la gran pantalla, entonces te adelanto que quedarás fascinado por la belleza de las imágenes que nos trae “El último vuelo”. Aquí tendrás toda una ración extra de dunas, arena, Tuaregs y áridos paisajes del desierto más grande del mundo, del desierto de los desiertos. Y solamente esto ya será capaz de atraparte, conmoverte y hacerte reflexionar sobre varias cosas como, por ejemplo, en lo frágil y pequeño que es el ser humano en un territorio como ese o en la maldita cotidianidad que nos engulle en la cómoda ciudad de acero y cristal donde vivimos.

“El último vuelo” no me parece una mala película, en absoluto. No obstante, sí que me esperaba mucho más de ella cuando comencé a verla. En mi opinión, su error principal es no haber apostado por darte aventura y romance de verdad (algo de esto te da, pero de forma totalmente descafeinada). Y si hablamos de cine épico, entonces simplemente te diré que yo ese género lo quitaría de la etiqueta de la película (épica lo que se dice épica yo al menos no la vi por ninguna parte).