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Boy

Comedia. Drama Es 1984, y Michael Jackson es el rey, incluso en Waihau Bay, Nueva Zelanda. Aquí conoceremos a Boy, un niño de 11 años de edad que vive en una granja con sus primos, una cabra, y su hermano menor, Rocky, quien cree que tiene poderes mágicos. Poco después, el padre del muchacho, Alamein, aparece de la nada. Después de haber imaginado una versión heroica de su padre durante su ausencia, Boy se encuentra cara a cara con la versión real de ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
6 de diciembre de 2010
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos años, en su magnífico cortometraje 'Two cars, one night', por el que fue nominado al Oscar en una terna en la que se encontraba nuestro Nacho Vigalondo, el cineasta neozelandés -maorí para más señas- Taika Waititi demostró que podríamos estar ante un cineasta muy a tener en cuenta en el futuro. Viendo 'Boy' se confirma su talento.

Como en el citado corto, en 'Boy' Waititi demuestra su especial capacidad para dirigir a niños y sacar el máximo partido de ellos, pues aquí el chavalín protagonista cuenta inmediatamente con la simpatía del espectador, por su gran encanto y la gracia con la que nos va presentando a su familia, amigos y compañeros, y el ambiente en el que vive, una comunidad maorí en el medio rural. Conoceremos de esta manera su fanatismo por Michael Jackson, a su irresponsable y divertido padre (interpretado por el propio Waititi) y sus frikísimos compañeros de juergas, a su pluriempleada profesora, o al simpático grupo de chavales que forma su pandilla de amigos.

Una película fresquísima, simpática, divertida y muy agradable (aunque sin renunciar a mostrar realidades dramáticas o personajes que casi hacen llorar, como ese hermano pequeño del protagonista y su sentimiento de culpabilidad por "haber matado" a su madre en el parto), con divertidos, vivos y acertados diálogos, y que se disfruta en casi todo momento con una sonrisa en la boca.
Amor Perro
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14 de julio de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas revelación del 2010 es esta "Boy", una sorprendente película independiente, que con una historia sencilla ha logrado encandilar a todos aquellos que han tenido el privilegio de verla.

En Nueva Zelanda se hacen, normalmente, una o dos grandes películas al año. Y de vez en cuando, algunas muy grandes, como en este caso.

El cineasta Taika Waititi, que ya demostró con el cortometraje nominado al oscar "Two Cars, One Night" y con su primer largometraje "Eagle Vs. Shark" que iba en serio. Y con este film, su segundo como director, hay que considerarlo como un director revelación, un gran cineasta a tener en cuenta de aquí en adelante. Y al ser muy joven, estoy seguro de que hará muchas más grandes películas. Tenemos Taika Waititi para rato.

La película combina hábilmente el peculiar sentido del humor neozelandés mediante un filtro dramático cuyo resultado nos da esté magnífico film, apto para todas las edades.

Puro entretenimiento de principio a fin, te engancha y no puedes apartar la vista de la pantalla, una auténtica delicia para ver y disfrutar en cualquier momento.
Koyaanisqatsi
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1 de abril de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
59/19(29/03/17) Sugestiva y por momentos conmovedora dramedia neozelandesa realizado y escrito por el aborigen Taika Waititi en su segundo largometraje, en lo que es una entrañable introspección a la perdida de la inocencia, el despertar a la madurez, al colisionar el mundo creado en tu mente idealizado con la chusca realidad. En 2004 con su cortometraje nominado al Oscar “Two cars, one night” demostró su pericia Waititi para dirigir a niños, como también lo ha demostrado en “Hunter for the wilder people”, este que me ocupa es una singular historia, que derrocha frescura, imaginación, lirismo, y todo ello sin recurrir a sentimentalismos fáciles lacrimógenos, con diálogos inteligentes, con situaciones bien hiladas que se mueven entre lo divertido y lo dramático con equilibrio, con personajes disfuncionales que huelen a humanos, a auténticos, se hacen retrato de la infancia de modo crudo, el choque de esta inocencia contra el mundo de los adultos, no siempre responsables a pesar de su edad, desarrollado todo con un ritmo ágil, mostrando esta pugna como algo agridulce, de cómo los niños tienden a imaginar las cosas mejores de lo que son, su ilusión colisionando con la adusta realidad. Se convirtió rápidamente en la película más taquillera jamás producido en ese país, compitiendo con el señor de los anillos y el Titanic como una de las cinco películas más populares jamás estrenada allí.

Es el año 1984, "Boy" (James Rolleston) es un niño de 11 años que vive en Waihau Bay, en la región de Bay of Plenty (Nueva Zelanda) , en una pequeña granja con su abuela, Rocky (Te Aho Eketone-Whitu), el hermano pequeño, con el que su madre falleció al darle a luz, y varios otros primos. Boy pasa su tiempo soñando con Michael Jackson y su encarcelado padre Alamein (Taika Waititi), al que no ve hace años y que tiene idealizado. La abuela los deja unos días para ir a un funeral, dejando a Boy a cargo de la casa, su hermano y primos. Entonces una noche aparece su padre con otros dos tipos (el trío forman los “Crazy Horses”, con sus chupas personalizadas) en la granja, es recibido por Boy con enorme felicidad.

Es un entrañable relato que posee un atractivo arranque con la presentación voz en off (del protagonista) de toda su disfuncional familia y el entorno en que vive, una comunidad rural de marcado acento maorí que sin embargo esta “intoxicada” por la cultura popular estadounidense de 1984 (Michael Jackson, ET, Falcon Crest, Dinastia, Dallas,...), y ello lleva consigo el subtema de cómo los aborígenes van diluyendo sus raíces místicas entre la “invasiva” cultura occidental. Waititi construye un microcosmos donde los mayores no son referentes éticos para los menores, ninguno se preocupa realmente por ellos. Trata sobre como la bondad intrínseca de los niños puede llegar a en sus ansias deformar la realidad, sobre el dolor de la perdida de seres queridos, sobre la perdida de referentes morales (tan importante en la infancia), conformando en sus mentes una visión alternativa fantaseada que mejore el escenario, eso hace nuestro protagonista que en su ideario mitómano es capaz de verlo como héroe de guerra, como Michael Jackson, o como un samurái, cuando la verdad es tozuda, y el progenitor no es más que un inmaduro egoísta que no se preocupa por sus hijos. Asimismo es muy punzante la subtrama de Rocky, un chico sensible que vive turbado por haber sido la causa de la muerte desvwd av wwwwwwwwwwwwwww su madre (falleció en el parto), posee un marcado sentimiento de culpa, es el que tiene un sentido espiritual con mundo interior efervescente, pasando gran parte de su tiempo junto a la tumba de su madre, lugar que ha pintado con colores alegres, asimismo cree tener poderes telepáticos y telequinésicos al modo de un superhéroe de comic, además sus fantasías nos son visualizadas (de modo cuasi-onírico) al modo de animación flipbook (folioscopio), creando un ambiente de cuento.

Rocky es encarnado de modo espléndido por Te Aho Aho Eketone-Whitu, destilando ternura, emoción, naturalidad, credibilidad, maravilloso. James Rollestone encarna al protagonista Boy con sensacional resultado, su mirada limpia, su candidez, el modo en que gradualmente va quitando la máscara que le había otorgado a su padre, extraordinario la sencillez aparente con que lo actúa, derrochando carisma y carácter.

El padre encarnado por Taika Waititi de modo histriónico pero divertido, sabiendo dotarle de fragilidad, el otro vértice de la historia, un tipo que la mente de su hijo mayor Boy ha agrandado a grado a ser todo lo más, cuando en realidad no es más que un patán irresponsable que pasa su tiempo excavando en busca de un botín que no se acuerda donde puso y bebiendo con su estrafalaria banda, esto se mezcla con el amor que siente Boy por él, pero a medida que avanza el relato los ojos del chico se irán despejando e irá discerniendo la realidad desencantada de cómo es el zoquete de Alamein, estableciéndose un arco que se mueve entre lo jocoso y lo melancólico, tocando al espectador el anhelo de ser querido por parte del muchacho.

En el lado de las taras estaría cierta redundancia en el comportamiento repetitivo del padre Alamein, así como cierta superficialidad esquemática en el tratamiento del relato. También hay algunas subtramas que se pierden sin darles conclusión alguna, ejemplo la relación de Rocky con el retrasado mental o la de la amiga criadora de marihuana de Boy.

La puesta en escena saca buen partido del entorno natural donde se rueda, con un precioso diseño de producción de Shayne Radford (“River Queen”), filmándose Waihau Bay y en el río Raukokore (Nueva Zelanda), donde creció Waititi, estos lares embellecidos por la fotografía de Adam Clark (“El señor de los Anillos: Las Dos Torres”), con un vibrante cromatismo donde sobresale el verde, componiendo hermosas postales de los paisajes. La música destaca por sus temas pintorescos y alegres, en su mayoría de la banda neozelandesa Phoenix Foundation.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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12 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida y simpática comedia muy bien interpretada por un gran elenco infantil.
No hay un gran desarrollo o caracterización de personajes, pero todos los que están caen simpáticos, son frescos y generan situaciones graciosas, que aunque no produzcan la carcajada son más que agradables. Algunas de sus actitudes son bastante estereotipadas y muchas otras se dan de forma intempestiva, injustificada y un poquito absurda, pero nada parece ridículo ni irrita, sino que por el contrario, se disfruta.
Tiene buen ritmo y una dirección interesante, que utiliza recursos como la animación o los flashbacks, de manera efectiva y que contribuyen a hacer amena la película. Por otro lado, muestra algunas situaciones que reflejan la actualidad de los niños protagonistas sin ahondar demasiado en ello, lo que si bien a algunos puede molestar, a mí me pareció un acierto. (amplio en spoiler)
Por momentos original y con buenos chistes y por momentos cliché y típica, puede reprochársele alguna laguna en la historia y alguna situación secundaria no del todo resuelta, pero nunca pretende más que divertir y ese objetivo está más que cumplido.
Divertida, simpática y con buen ritmo, se recomienda para pasar un rato ameno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
demon1484
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3 de junio de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Boy es un niño de 11 años que tras la marcha de su abuela a un funeral, queda al cuidado de su hermano pequeño y sus también pequeños primos en la destartalada casa en la que viven todos juntos en una bahía neozelandesa; en apenas unas escenas conocemos su admiración por Michael Jackson y su adoración por un padre que está en prisión y que hace años que no ve, padre al que tiene idealizado (muy divertidas y jocosas las escenas en las que vemos recreadas que recrean esa fantasía), que al salir de prisión regresa a casa colmando de felicidad al pequeño Boy, y perdida de la inocencia de ese pequeño chaval al toparse con la cruda realidad de un mundo adulto que con sus comportamientos le hacen madurar a marchas forzadas.

Escrita y dirigida por Taika Waititi (también interprete de ese padre inmaduro), un tipo al parecer famoso en Nueva Zelanda y reputado cómico de stand-up (visto como actor en la entretenida "Marihuana, el sótano maldito 1999"), estamos ante una emotiva y divertida comedia dramática, que mediante verdaderos hallazgos jocosos y dramática crudeza en las desilusiones experimentadas por ese niño convertido en hilo conductor de la trama, llega a congelar la sonrisa del espectador en más de una escena, contando tanto la relación entre chavales, como la de adultos entre sí, y padre/hijo, de forma veraz (aun en esa exageración de esperpento en la que viene envuelta), cosa que junto a un final tan optimista o pesimista como la realidad pueda ser, hacen de la película todo un soplo de neozelandés aire fresco en la forma de contar (siempre difícil de hacerlo sin caer en ñoñerías ni maniqueísmos), el choque entre inocencia infantil y crudo mundo adulto.

Súmese ese plus que siempre tienen en cuanto a ambientación las películas rodadas en Nueva Zelanda, y un excelente trabajo tanto del director/actor/guionista Taika Waititi, como de la nutrida nomina de jóvenes actores, y tenemos una modesta función, que a mi juicio toca la fibra del espectador y divierte como tan solo las buenas comedias dramáticas lo hacen.
tiznao
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