Carne de horca

"Carne de horca" es un western como una casa, de principio a fin y con todos los elementos que cualquier cinéfilo ortodoxo podría exigir. Los forajidos del "far west" se convierten en los bandoleros de Sierra Morena, es una afirmación tal cual suena, es exactamente lo mismo, no hay diferencia en su significado. Hay tabernas en lugar del clásico saloon, hay militares que se encargan de hacer cumplir el orden y la ley (aunque aquí son secundarios) en lugar del sheriff y sus ayudantes, hay galopes y asaltos a la diligencia, incluso hay un atronador tiroteo final con muertes y mala leche. No conozco el subgénero de bandoleros, de manera que no soy capaz de etiquetar "Carne de horca" así, y puesto que películas del oeste he visto unas cuantas puedo afirmar que acabo de ver un western grandioso.

Hay ritmo acelerado desde el inicio, una trama sugerente y un desenlace escandaloso. La verdad, de Ladislao Vadja podía esperarme lo mejor (por "El cebo") y lo peor (por "Marcelino, pan y vino") y en este caso me he topado ante mis narices con una película tremenda. Con la maldad incuestionable del bandolero Lucero queda retratado un grupo de criminales que tenía atemorizado a los campesinos, de hecho su desmitificación es clave para que la película tenga sentido, es una cuestión de coherencia. Entre los tejemanejes de unos y la mala suerte del protagonista de origen acomodado, Vadja propone una historia sencilla pero narrada a una velocidad sorprendente, con un ritmo portentoso y con un desenlace de boca abierta. Los más exigentes consideran que después de la primera escena con la bailaora y su acento andaluz, no es nada correcto que los personajes principales entonen un castellano tan bien articulado. Yo no creo que eso suponga discordia alguna, estamos hartos de ver a Mitchum, Stewart, Lancaster y todos aquellos bien doblados. La producción es en parte italiana, de ahí la necesaria presencia de un casting así.

No hay nada más cierto que "Carne de horca" es una película trepidante, sin fisuras, bien realizada y pletórica en todos los sentidos. Sorprenderá a quienes creen que en la década de los 50 sólo se hacía cine para tirar a la basura en España. Hay excepciones, y "Carne de horca" es con mayúsculas una de los mejores títulos de esa época y más allá.

Arranca con una copla de ciego (“Romance Lucero”) que es toda una loa cantada a un bandido que como luego veremos más delante de bueno y generoso tenía más bien poco ya que era un facineroso de tomo y lomo, cantada en la plaza del pueblo, en la que las primeras estrofas son interpretadas por un ciego, para a continuación y ya con la voz de María Dolores Pradera siguiendo con la copla, seguir a la cámara en un paseo por las calles de Ronda.
A continuación retrocedemos en el tiempo y conocemos en el interior de una cantina a Juan Pablo de Osuna (Rossano Brazzi), un bravucón señorito aficionado a las mujeres (al que deja su prometida Consuelo – Emma Penella – harta de su licenciosa vida) y al juego que tras perder 40.000 reales al fie a las 7 y media y ante la imposibilidad de conseguir el dinero para pagar la deuda ya que su padre está harto de sus excesos y tras oír las tribulaciones de D. Félix (Pepe Isbert) sobre un secuestro del que fue víctima por parte del afamado bandolero Lucero (Fosco Giachetti) y su cuadrilla y del que salió vivo e ileso tras pagar un sustancioso rescate, se le enciende la bombilla y coordina junto a sus amigos un secuestro a su padre en el que pidan los 40.000 reales de la deuda y asunto solucionado.
Para su desgracia y por ironías del destino, la nota que encuentra clavada en la puerta del cortijo firmada por Lucero en la que se piden 70.000 reales sopena de matar al padre y que él cree producto del plan trazado anteriormente junto a sus compadres, es realmente de Lucero que se ha adelantado y ha secuestrado al padre.
A partir de aquí, con el padre muerto al no satisfacer el rescate ya que el hijo se había quedado con los cuartos y este sediento de venganza en busca de Lucero y una vez encontrado, infiltrándose en la sangrienta partida para así tener la oportunidad de acabar con él y la ley tras sus pasos como resulta de la investigación llevada a cabo, tenemos un recio, áspero y muy entretenido film, rodado en los escenarios naturales donde transcurre la acción (Zahara de la Sierra, Ronda y su serranía), en los que aparte de la magnífica historia de venganza y redención que es el eje de la trama, se nos ofrece un crudo y veraz retrato, tanto de los usos y costumbres de la gente de la época, como de los crueles y en absoluto románticos bandidos que infestaban la zona (con la acertada inclusión de estrofas de la loatoria copla del principio cantadas por María Dolores Pradera contrastando con las más crueles actividades de los bandidos), todo ello con un excelente manejo de la cámara (planos de fondo, enfoques y primeros planos sumamente secos y descriptivos) y una magnifica banda sonora compuesta por José Muñoz Molleda (habitual colaborador de Edgar Neville y de otras grandes producciones a lo largo de los años).
Sigue en spoiler por falta de espacio:

Se trata la vida del vil y sanguinario bandolero "El lucero". La historia parte de un joven licencioso quién simula el secuestro de su padre a fin de pagar las deudas de juego. El secuestro, sin embargo, sí se produce. Su padre cae en manos del "Lucero" y es asesinado. Desde ese instante, el único propósito del joven será vengar su muerte. Por ello, se incorporará a la banda del bandolero.
Vajda ensaya el western de Sierra Morena y logra una magnífica película, muy conseguida estética y formalmente, de no poco vigor narrativo y estilo. Tal es así que "Carne de horca" es hoy un clásico del cine español.
No obstante, la película cuenta con un problema de base originado en el propio caracter que ésta tiene de coproducción hispano-italiana. Esto provoca que los papeles eminentes recaigan en dos actores italianos, lo cual es una contradicción que pudiera restar, y de hecho resta, verosimilitud a la mítica historia.
Esto no es óbice para valorar una obra sin concesiones, áspera, contada de forma sobria a la par que soberbia, cantada por la inconfundible y venerable voz María Dolores Pradera. "Carne de horca" capta en cuanto tragedia el gran espíritu del romance del bandolero: la sangre, la gitanería, el honor, los caballos, los pueblos andaluces de blanquísimas paredes manchadas de sangre por los bandoleros. Toda la mítica de la mítica Andalucía que inmortalizó Lorca aparece aquí, que por otra parte cuenta con un magnífico trabajo de los secundarios, en particular una guapísima Emma Penella. Definitivamente, Vajda ha sido uno de los grandes del cine español.

La película empieza con un romance de ciego. De esos que en la plaza del pueblo va recitando una historia a la vez que con una vara va señalando viñetas de distintos episodios. Lo que cuenta es la típica leyenda de un bandolero famoso, el Lucero, que en plan Robin Hood roba a los ricos y es benefactor de los pobres. A mitad de romance la voz del ciego es sustituida por el cantar de María Dolores Pradera, y empieza la historia de verdad.

El inicio es un lío de niño rico a lo "Fargo" de los Coen. Y ese episodio da paso a un western desmitificador de los bandoleros de la serranía. Vajda en vez de hacer una película en plan piratas románticos, los muestra tal como eran, unos tipos sin escrúpulos de verdad. Hay escenas de aúpa.

Uno de los pocos fallos es que si la historia se desarrolla en Ronda y la serranía, menos una gitana los demás no tienen ni miaja de acento andalú. Vamos, hasta el famoso Lucero más bien parece el Lucero del Alba-cete.

Naturalmente la mejor actuación de la película es del gran Pepe Isbert, que sale dos minutos y que da igual el acento que ponga, siempre es creíble.

Entretenida, curiosa y muy bien narrada como es usual en Ladislao Vajda.

Si bien es cierto que esta película puede hacer suyos ciertos codigos y características del western no hay que olvidar en ningún momento que es exponente de un género muy explotado en el cine español y totalmente independiente del western, el cine de bandoleros. Es además el mejor exponente de este cine y a la vez de los pocos que no muestra una visión romántica y complaciente del bandolerismo. Creo que es necesario diferenciar este género del posterior western hecho en España, especialmente de coproducciones de muy baja calidad técnica y argumental.

Aún hoy día se podría debatir largo y tendido sobre que era el bandolerismo dejando a un lado las siempre negativas anotaciones en los documentos oficiales de la época pero también la visión romántica de las coplas populares y posteriormente del cine. Carne de horca toma partido claro por la primera visión, con una trama ágil y sin perder fuerza en ningún momento pese a los enredos de la misma.
Una de las mejores péliculas españolas de la época y un dignísimo representante del género.