El Dr. T y las mujeres

Es mentira. Robert Altman no rodó esta película. Yo no me lo creo.
Lo de Richard Gere es muy fuerte. Es muy malo.
¿Qué hace aquí Helen Hunt? No es que ella sea Audrey Hepburn, pero tiene nivel suficiente para no trabajar en este esperpento.
Liv Tyler... de verdad, pobre mujer, me da pena, en serio.
Será otro Robert Altman, seguro. Deberían poner el segundo apellido.

Misoginia? No lo creo. Más bien marxismo universitario que otra cosa. Robert Altman lleva realizando obras sobre mundo pijo desde hace ya dos décadas. El juego de Hollywood es un buen exponente en su obra. Siempre crítica de forma velada a la sociedad pija estadounidense, pero el espectador tiene siempre que adivinar lo que quiere decir más que él exponerlo abiertamente. Vamos... como las neuras hitchkonianas. Y éso es un coñazo para el que recibe el mensaje.

La clave del film está en la última escena cuando Gere va a casa de su amiga. Este le propone lo que le propone y la otra le responde lo que le responde. Y ÉSA ES LA CLAVE aunque la tipa le haya mentido porque esperaba a quien esperaba, que es igual de tonto que el Gere y que su camarilla de americaplastas, cazadores de pavos y de pavas tan insulsas como ellos. La penitencia de Gere es traer al mundo un chiquitín tercermundista. Y por la puta cara. Creo que la fábula está más que clara, no?

Un mundo de estúpidos y de snobs sin educación que piensan que todos tenemos un precio. Y servidor les odia a muerte. Altman es más listo que yo, sólo se ríe de ellos y así no se le abre la úlcera. El cuatro es por la secuencia de la boda. Magníficamente rodada. Y en éso Altman todavía es bueno.

El director Robert Altman cuenta con una dilatada carrera tras la cámara y yo sin enterarme. Vamos, que hasta que no he visto la del Doctor T ni sabía que el tío este existía. Mirando ahora por encima su filmografía he contado hasta cerca de cuarenta películas, que de las cuales he visto un número total de cero (hasta el día de hoy, se entiende) siendo lo peor del caso que no hay ni una sola que llame mi atención. De entrada ya sabemos, por el poco atractivo de sus propuestas, que con mi beneplácito no contará jamás el creador de la horripilante Dr. T y las mujeres. Y apostaría a que con el de un número importante de vosotros tampoco.
¿Cómo es que me ha dado por ver la peli? Pues por el mismo motivo por el que lo ha hecho todo el que lea esta crítica en un periodo no superior a una semana desde a partir de su publicación; a 1´10 €, carátula sin publicidad y un grosor aceptable en la caja (no la mierda extrafina que sacan otros). Merecía la pena el riesgo.


- Como actor principal el Gere, que cada vez que tengo la oportunidad de verlo no dejo de preguntarme qué tiene este hombre para que las féminas lo tengan en lo más alto del podium. Le pones un polito de marca dudosa, un pantalón vaquero sin formas y lo apalancas en la barra de una tasca y es un pureta más del montón. Oficial y caballero tuvo mucha culpa de que desate hoy las pasiones que desata.

- Como actriz principal una Helen Hunt que debería dejar de hacer cine. Por lo menos papeles de mujer atractiva. Básicamente porque no lo es.

- Otros secundarios varios: calidad interpretativa acorde con sus discretas aportaciones en esto del cine. O sea, regular tirando a mala.

Llegados a este punto, Altman le dijo al productor lo que Javi Gracia a la afición cadista; esta es la plantilla que tenemos y con esto nos tenemos que apañar.


La película en sus inicios ofrece una calidad suficientemente alarmante como para que se tome en serio la opción de abandonar. Un lío descomunal de gente que ni sabes quien es quien y que ni tampoco importa demasiado. Son un puñado de mujeres en una sala de espera que gritan sin parar convirtiendo en irritante nuestra misión de identificar, separar y reconocer a los personajes que sí centrarán la historia.
De la sala de espera pasas a una joyería, de la joyería a una casa, de la casa a la calle, y sigues sin identificar porque todas las actrices te parecen iguales: rubias y gritonas, no quedándote claro si son las mismas de las escenas anteriores o si son otras nuevas.

Un poquito más tarde, como a los 50 minutos de peli o cosa así, cuando ya te queda un poco más claro de que pie cojea cada uno, descubres que la historia no engancha. Sin parar el disco coges la carátula y miras el reverso para ver cuanto dura la broma y es cuando se complica la cosa; algo más de dos horas. Total, te terminas de desesperar y admites resignado que realizaste una horripilante adquisición.

Hay una cosa muy significativa que me ocurrió con esta película: cuando el argumento empezó a "explotar" (a partir de la primera hora de metraje, que es un simple planteamiento para la pirotecnia misógina que se desplegará después), grupos de mujeres que estaban en la sala admirando a su galán, empezaron a abandonarla indignadas, de forma masiva, incluso. Y los rostros de las supervivientes al encenderse las luces eran un poema.

Lo que parece un dramita ligero y costumbrista en la sociedad estadounidense de los 90 evoluciona inesperadamente hacia un cuento enloquecido, con una sorprendente moraleja final.

Se trata de una psicótica fábula, con un simpático "chúpate esa" de Richard Gere (por obra y gracia del director) contra la mitad y un poquito más de la humanidad. Esa que le ha hecho rico y famoso.

Por ser de Robert Altman vi esta película sin muchas expectativas y terminó gustándome a pesar de tanto estrógeno. Retrata ciertos aspectos que me parecieron interesantes:

- Las opulentas, neuróticas y banales mujeres inundan el metraje con sus conversaciones "small thing", sus compras, preparativos y reclamos de atención. Toda esa insubstancialidad tiende por propia inercia al caos y se asemeja al tornado que hace aparición. Son de Dallas pero podrían ser de cualquier parte del primer mundo.

- El Dr. T es condescendiente y atento con las mujeres, satisface sus necesidades materiales y emocionales cual caballero de brillante armadura. Tiene una inmejorable opinión de ellas y estas lo adoran. Es un tipo de hombre que es una función de ellas, su carácter está construido a la medida de parámetros femeninos. Vale, los hombres también se van de caza pero ni ellos mismos se lo creen. Ser tan complaciente no resultará ser sostenible, claro está.

- El personaje de Helen Hunt es el contrapunto al resto de las mujeres: es serena, decidida, dura e independiente. La única que se rige por sí misma en vez de por los demás. Pero ella como golfista profesional no dudará en golpear las bolas que se pongan en su camino. Surge la pregunta, ¿es una mujer desarrollada o masculinizada? Con ella ya no hay lugar para enfoques románticos ni derivas emocionales, nein.

- La mujer del Dr. T pierde la razón en forma de regresión a la niñez cuando consigue todo lo que pudiera desear. En la película la felicidad no es el final sino el principio, conforme avanza todo se reduce al absurdo y toma el formato de farsa.

Robert Altman, lejos de proponer una moraleja hace un diagnóstico "ginecológico" de la sociedad de la abundancia siguiendo su habitual estilo coral. No encontrarás diálogos ingeniosos ni la típica confrontación de sexos sino un retrato satírico blanco e imprevisible, incómoda para bien pensantes y con cierto existencialismo. Por ello no me extraña que esta película no encuentre su hueco en una clasificación o público determinado.