Código de silencio

Aburrida, rutinaria; sumida en el más absoluto despropósito en el manejo de los clichés más redundantes. No aporta nada, es muy tediosa y con secuencias que desligan tu interés hasta llegar a un punto en que de pronto te preguntas:

-¿Que hago yo viendo esto?

Film que denuncia la violencia de las fraternidades en las universidades gringas. Para nosotros los europeos es difícil comprender este tipo de hermandades y sus entupidas pruebas para entrar en ellas. Para ellos, parece ser algo determinante para demostrar orgullo y valía.

El film es mediocre en el mejor de los casos.

Pero no siempre todo es malo, gracias al film pude conocer al líder de la lucha racial, Frederick Douglass

Un llamado a la reflexión acerca del calvario que tienen que atravesar los aspirantes de las fraternidades en EEUU para convertirse en miembros efectivos. Algo lenta por momentos pero con una bajada de línea contundente. Aceptable

Código de silencio pretende ser un retrato descarnado sobre el lado oscuro de las fraternidades de las universidades americanas. El problema es que no tiene un desarrollo de personajes a la altura de planteamiento, el guión es una sucesión de anécdotas y novatadas sin una verdadera historia que las vertebre, y los actores tampoco es que sean Dustin Hoffman.
De algo tan turbio como las asociaciones estudiantiles en EEUU (siempre siniestras y siempre llenas de cosas que, sinceramente, parecen bordear la ilegalidad) no se puede sacar una película tan pobre en lo dramático y lo narrativo. Las escenas "contundentes" no son tan contundentes como pudiera uno imaginar, y no lo son porque apenas sabemos quiénes son estos personajes y no sufrimos por ellos. Vamos, que ni The Skulls ni esto.
Se queda muy por debajo de lo que hubiera podido conseguir.

Me gustan los directores valientes, esos que se quieren alejar de los temas típicos y tópicos y van más allá, rayando lo tabú porque nadie se atreve a hablar de ello.

Gerard McMurray se ha ganado mis respetos por el resto de los años. Desde siempre el cine ha tratado el tema de las fraternidades universitarias como algo gracioso, divertido y como ingrediente fijo para guiones de comedias. Y aquí, alejados de esa realidad, nos moríamos de risas con las novatadas. Pero ahora nos muestran una realidad dura y cruda. No es tan chachi guay como nos lo han hecho creer, no, ni mucho menos. Muchos se ven presionados para obtener un respeto, un nombre o pensar que les ayudará en alguna faceta en un futuro venidero. Otros porque sus abuelos y padres pertenecieron. Pero, me pregunto yo...¿tenemos que seguir siempre los pasos de nuestros familiares o abrirnos caminos nuevos?

A través de un grupo de cinco jóvenes aspirantes a entrar en una determinada fraternidad, comprobaremos de primera mano como a pesar de movernos por el siglo XXI, seguimos con comportamientos prehistóricos y donde la violencia sigue siendo la mano que maneja todo. Una dura y cruel historia que debería hacer reflexionar a sus espectadores.