Italiano para principiantes

Tercer largo de Lone Scherfig ("Wilbur"), que lo escribe y dirige. Quinta película del movimiento Dogma y la primera que dirige una mujer. Rodada en Filmby, antigua base del Ejército en Avedore. Ganó el Oso de plata, el Premio del Jurado y el Premio de la crítica de Berlín. Obtuvo la Espiga de oro y el premio al mejor actor (Peter Gontzler) de Valladolid. Se hizo con otros premios y nominaciones.

La acción, que tiene lugar en una pequeña localidad danesa, se desarrolla en términos de presente (1999). Narra la historia de 6 personas bastante singulares, necesitadas de afecto. Se conocen y traban amistad al asistir a un curso nocturno gratuíto de italiano, que el Ayuntamiento organiza y sostiene. El aire latino se contagia a los protagonistas, que viven inesperadas situaciones de enredo amoroso. Los 6 personajes son personas normales, sin muchas luces y sin grandes ambiciones, especialistas en estropear sus relaciones mútuas. Viven sumidos en situaciones de dolor, fustración, desarraigo o soledad. La peluquera Karen es una solterona que cuida de su madre alcohólica. La dependienta de una pastelería, Olympia, convive con un padre gruñón e insoportable. Un joven pastor protestante, Andreas, no es aceptado por el párroco y le angustia el tema de la culpa y el perdón. El conserje del hotel, Jurgen Mortensen, tímido y limitado, vive preocupado por su posible impotencia. La italiana Giulia, católica, no entiende bien el danés y reza para que Dios le dé el novio que desea. El camarero Hal-Fins, forofo de la Juve y admirador de Laudrup, no se lleva bien con los clientes y con casi nadie. La película muestra cómo los 6 personajes viven buscando afecto y amor, perdidos en inseguridades, falta de habilidades, errores y dudas. Al hilo de la narración se plantean diversos problemas humanos como la família, la desestructuración familiar, el alcoholismo, el dolor moral mal asumido, la soledad no aceptada, la eutanasia, las relaciones personales faltas de afecto, la muerte, etc. La obra está punteada de ironía y buen humor en base a situaciones levemente absurdas, surrealistas y chocantes.

La música se hace presente hacia el final con un bonito solo de clave. El sonido ambiental está grabado de modo directo y natural. La fotografía, de Jorgen Johansson ("Wilbur"), muestra la realidad sin artificios, de modo espontáneo y directo, en escenarios naturales. El guión fue completado a lo largo de varias semanas de convivencia, ensayos y aportaciones de los actores. La interpretación corre a cargo de los protagonistas de la serie televisiva danesa "Taxa". La dirección, abierta a la improvisación, crea una obra fresca, cálida, próxima, intimista, entretenida y gratificante.

Película del movimiento Dogma, alejada de temas trascendentales, complejos y oscuros. Explora la realidad humana con espíritu observador y descriptivo, sin pretensiones moralizantes. La obra cautiva, entretiene y complace.

'Italiano para principiantes' es una de las mejores sorpresas que nos dio el cine realizado en la propia Dinamarca segun el famoso decalógo "Dogma 95", proclamado por Von Trier y tres colegas más. Si estos fundadores del movimiento hicieron películas duras, desagarradoras, llenas de crítica social y que mostraban en muchas ocasiones el peor lado del ser humano, Lone Scherfig nos ofreció la cara más amable del Dogma hasta ese momento.

Es una comedia dramática y romántica pero completamente alejada del estilo azucarado, empalagoso y bobo de este mismo género en el cine norteamericano. Aquí la historia transcurre con sencillez, cautivando al espectador con el encanto y la personalidad de los maravillosos personajes que aparecen, en un retrato coral de personas que cruzan sus vidas entre sí a partir de su participación en un curso de italiano. Encantadora y muy recomendable.

Me ha gustado este filme danés. A pesar de su desarrollo lento se comprende que la intención es aprehender la problématica, la soledad y el sentir de cada uno de los personajes, la mayoría de ellos atraídos por otra persona del sexo opuesto e intentando aproximarse a la misma aunque con ritmo pausado, al paso, dando tiempo al tiempo. Y en medio de todo esto el idioma italiano y también la religión como ingredientes que hacen de ligazón o saborizantes de todo el argumento. ¡Bellisimo!

A destacar que es una película de diálogos y actitudes inteligentes, donde hay lugar para la relación entre personas agrias e insoportables y personas comprensivas y llenas de paciencia.

Me han llamado la grata atención estos dos principios poéticos de la película:

1º)
"Dios es una abstracción...;
pero Dios está aquí,
en la compasión,
en la amistad,
en el brazo que rodea la cintura amada."

2º)
"Cuando se muere alguien,
¿cuánto tiempo hay que esperar
para volver a enamorarse?"

Fej Delvahe

Aunque la sombra de Von Trier es alargada(y poderosa), esta película sorprende por su sencillez, por la ausencia de adornos y artificios, y por la nitidez de su historia. Viendo películas como esta uno puede llegar a pensar que es muy sencillo hacer buen cine.

Primera película DOGMA dirigida por una mujer y primer disparo en el centro de la diana. Según dice ella, la regla del DOGMA que más tuvo en cuenta para realizar este film es aquella que refiere a la promesa de buscar la verdad, retratar el momento y evitar los lugares comunes.

Y lo consiguió. Espléndida película, entrañable, romántica sin sensiblerías y bastante más "digerible" y complaciente para el espectador que las de Von Trier o Winterberg.

En el año 1995, un par de cineastas daneses, Lars von Triers y Thomas Vinterberg, lanzaron una propuesta teórica para animar el panorama cinematográfico occidental y enfrentarse a la maquinaria de Hollywood. Idearon un decálogo bautizado como DOGMA, que los autores adscritos al movimiento se comprometerían a cumplir en la producción de sus películas.Entre algunos de los postulados destacan la obligación de rodar “cámara al hombro”, emplear iluminación natural, no utilizar banda sonora... Cuestiones formales que pretenden transmitir contenidos sin artificios ni ornamentos y que permiten producciones de bajo presupuesto.
Las primeras películas producidas, sujetas a este esquema, como fueron Los idiotas de von Triers o Celebración de Vinterberg, abordaron relatos provocadores y revulsivos (esto último en su doble acepción, pues conozco personas que salieron vomitando de la sala donde se proyectaba Los idiotas), con lo que, desde luego, consiguieron llamar la atención. Así que, una vez “patentada” la etiqueta DOGMA, surgieron detractores y aduladores, y el espectador tuvo que internarse en una jungla y rescatar de entre la maleza obras maestras e ir apartando las tomaduras de pelo.
A estas alturas, no se sabe muy bien si DOGMA fue un ejercicio calculado de marketing y cinismo para llamar la atención, o fue una propuesta sincera que ciertos críticos magnificaron y provocó que el engranaje mediático empezara a funcionar... Lo cierto es que con este marchamo ya se han hecho en Europa decenas de películas.
Italiano para principiantes es el duodécimo trabajo reconocido por el movimiento DOGMA. Con él, su directora, la danesa Lone Scherfig, consiguió triunfar en la SEMINCI de Valladolid y en el Festival de Berlín en 2001.
La cineasta plantea un relato coral basado en un guión flexible que se reescribía día a día durante el rodaje con la aportación de los actores y las ideas que suministraba la realidad del momento. Previamente al rodaje, Lone Scherfig convivió durante seis meses con los que serían los protagonistas, para conseguir que esta historia de gente corriente, de perdedores, se llenase de verdad y de frescura. Y lo consiguió.
Italiano para principiantes es un filme sin grandes pretensiones, que va haciéndose querer a medida que transcurre. Digo “sin pretensiones” porque la historia es convencional, sus personajes están instalados en unas vidas anodinas, son feos, no demasiado inteligentes; pero no a la manera cruel de “Los idiotas”, porque aquí hay mucho amor por estos seres. Y es la búsqueda del amor a través del laberinto cotidiano de la subsistencia, el motor de esta película. Los actores y actrices transmiten con sinceridad el desconcierto, las pasiones que habitan en sus personajes, y van ensanchando la sonrisa del espectador hasta dejarle confortablemente en un previsible pero imprescindible “happy hend”.
Por tanto, éste es un producto Dogma amable, accesible para todo tipo de público. Es decir, nada dogmático.