La calle del terror (Parte 3): 1666

Aunque es en ésta última entrega en la que se dan todas las explicaciones y resoluciones, sin duda es la más floja de la saga.
Con aún menos gore que las dos anteriores y con un monotema de más de una hora de duración, se hace tremendamente larga.
Sigo en spoiler por si acaso.

Y al final del viaje nos encontramos con una tercera parte que se nos divide en dos mitades:

La primera mitad nos cuenta los orígenes de Union, y lo hace más que correctamente. La caracterización de los personajes, los escenarios, la ambientación, todo esta perfectamente sincronizado para sumergirnos de lleno en la historia, hacérnosla creer y asombrarnos con los giros que se nos dan.

La segunda mitad es el propio desenlace de la historia, y quizás si se hubiera decidido hacer una última parte con este tramo, sería la más floja de todas. Las escenas de acción son hasta decepcionantes, la resolución del conflicto se apura y no es del todo creíble, y el guión vuelve a flojear como lo hizo en la Parte 1.

Como conclusión, decir que en general las tres partes son fragmentos de lo más entretenido, Netflix nos deleita una vez más con un producto que bien se puede devorar en un día, y ante esto sólo se puede aplaudir y darle a esta plataforma lo que pretende, quedarnos pegados en la pantalla por unas horas y disfrutar.

Después de presentarnos las matanzas ocurridas en los años 90 y en los 70 en el pueblo maldito de Shadyside, en esta nueva y última entrega de la trilogía, Leigh Janiak nos conduce al inicio de la historia, revelándonos el origen de la maldición de Sarah Fier. El contexto, el decorado y el vestuario nos recuerda vagamente a ‘’The witch’’ de Robert Eggers, pero lo que allí fue una oda a la brujería, en la cinta de Janiak se convierte en una crítica al machismo, el abuso de poder y a la ignorancia.


La historia cierra perfectamente explicándonos lo que verdaderamente ocurrió con Sarah y la división del pueblo colonial de 1666 en lo que más tarde se convertiría en Shadyside y Sunnyvale. No se deja ningún cabo suelto y todas las tramas están bien desarrolladas. Y aunque parezca imposible en una cinta que bebe de tantos clásicos y que en algunas ocasiones resulta bastante previsible, Janiak construye un villano inesperado al que en cintas anteriores incluso se le había cogido cariño y da varios giros muy interesantes a la trama que hacen que el espectador preste atención a lo que se narra durante todo el metraje.


La única pega que le veo es el uso de los mismos actores de las cintas anteriores en estas, representando otros papeles y a otros personajes. No veía necesario tener que reutilizar a los actores. En el caso de Sarah Fier es bastante confuso que sea interpretada por la actriz que interpreta a Deena. No nos equivoquemos, su interpretación me parece correcta, pero confunde bastante que usen a ratos su rostro y a ratos el de la verdadera Sarah. Supongo que será para que el espectador se sumerja con mayor intensidad en la historia y porque necesitaban que la protagonista descubriera la verdad tras la maldición de esa manera, viviendo exactamente lo mismo que vivió Sarah. Sin embargo, a mí me ha distraído bastante.


Mención especial para la escena de la escuela en la que el párroco se encierra con los niños. Terrorífico no, lo siguiente. En resumen, puedo decir que me ha gustado bastante como Janiak ha concluido esta trilogía. La temática gótica y la ambientación en la época colonial hacen que gane puntos y la convierten en una obra madura y plena.

Con esta tercera parte, en la línea de las dos anteriores, cerramos el círculo de esta película larga o serie de películas o películas en serie que han recreado las historias del gran R.L. Stine.

Como sus predecesoras, la ambientación es muy buena, algo que se nota mucho en esta entrega, ya que la acción nos retrotrae a 1666. Los actores son los mismos, cumplen con creces, igual que el resto de creadores: un buen guión, que enlaza perfectamente con la historia, una dirección artística muy lograda y una dirección ágil que hace que la película resulte entretenida, emocionante a veces y divertida casi siempre.

En el debe, quizás, el final, un tanto complaciente y demasiado dulzón, un poco en la línea USA, nada de lo que debamos extrañarnos.

La verdad es que, pese a su duración, excesiva en las tres películas, la historia se ve con mucho agrado, máxime si eres un poco nostálgico y te gusta el cine de terror, incluso el gore.

Aun quedando patente en "La calle del terror, parte 3 (1666)" que lo verdaderamente importante era el trayecto y no el destino, le ha quedado a Leigh Janiak un tríptico con energías suficientes como para estar en lo mejor del año a nivel fantástico.
Tampoco voy a enrollarme mucho con este cierre a la trilogía de Netflix basada en las novelas de R.L. Stine, sus defectos y virtudes son similares a los de sus predecesoras, y ya incidí en ambos en sus respectivas reviews.
Seguramente "La calle del terror, parte 3 (1666)" sea el eslabón más débil del tríptico de Leigh Janiak, y lo es por necesidades puramente narrativas del producto. Dos historias diferentes se cruzan aquí, el origen de Sarah Fier y el desenlace a la trama en el presente, y al final sientes que ninguna de las dos está aprovechada como debiera y gustase. Por ello al final este tercer film queda algo deslavazado.
Aunque al final es algo que no le resta un ápice de disfrute o calidad al conjunto. Trilogía, esta "La calle del terror", que me ha ganado por completo.