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Primera victoria

Drama El capitán Rockwell Torrey y el comandante Paul Eddington forman parte de un destacamento de la Marina americana cuya misión es responder al ataque perpetrado por los japoneses contra la base americana de Pearl Harbor. Torrey, enamorado de la enfermera Maggie Haynes, intenta mejorar la distante y tensa relación con su hijo Jeremiah, un joven oficial de la Marina. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
9 de mayo de 2005
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena pelicula de batalla naval, donde los personajes tienen más importancia en el guión, que la acción en si. Preminger se adentra más en los miedos, ambiciones, enfrentamientos entre los protagonistas.
Antonio
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9 de noviembre de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un buen despliegue de medios, Preminger reúne a un reparto estelar con John Wayne a la cabeza y secundado por Kirk Douglas, Patricia Neal, Tom Tryon, Henry Fonda y Dana Andrews (estos dos últimos en breves, pero eficaces apariciones) para contar la historia de la ofensiva estadounidense después del ataque japonés a Pearl Harbour. Pero incide más en la vida personal de sus personajes: oficiales de la marina con problemas familiares, cónyuges adulteras, romances frustrados...

Las escenas bélicas están bien logradas y no se muestra ningún mensaje patriotero, tantas veces visto en producciones similares. Se aprecia el buen hacer del director en la puesta en escena, aunque el desarrollo es un tanto irregular a pesar de que el ritmo se mantiene constante en sus casi tres horas de metraje. Se muestran los entresijos y las tacticas navales, las diferencias entre los mandos, el oportunismo para colgarse medallas, la audacia y valor en la batalla.

Todo un compendio de situaciones bélico- melodramáticas que tiene cierta similitud con De aquí a la eternidad de Fred Zinnemann y con Más allá de las lágrimas de Raoul Walsh: soldados que viven, aman, se ilusionan, bajo un marco de contienda del que dependen irremisiblemente.
Wellesford
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11 de septiembre de 2015
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El olfato suele decirme que, entre las películas con un desabrochado presupuesto, de esos que dan para contar con “todas” las estrellas y que luego son lanzadas con bombos y platillos como si hubiesen partido la historia en dos, suelen hallarse algunos de los mayores fiascos que pueda ofrecernos la industria cinematográfica. <<PRIMERA VICTORIA>> tan solo surge para confirmar que, nuestro olfato, a veces da en el blanco… y conste que, aquí, todo apuntaba para tener, cuando menos, una notable película.

La primera gran falla está en la historia que, ambientada en la II Guerra Mundial -a la fecha en que los japoneses se aprestan a asentarle el duro golpe a Pearl Harbor-, esta parte se maneja con tan escaso rigor que no se logra, ni de lejos, el impacto que en realidad produjo entre las instituciones estadounidenses y en aquel puerto naval convertido en un verdadero infierno. Por otra parte, los modelos a escala resultan ahora muy fácilmente perceptibles, y en esta escena como en la batalla final, todo luce como un juego de artificios que esos que ya no sorprenden ni emocionan a nadie.

En la trama hay dos historias que, al intercalarlas, una a la otra tienden a apagan el calor que por momentos se viene ganando. La del planeado ataque contra las islas japonesas carece de todo interés, pues, Preminger -aunque condescendiente aquí con los intereses de autoencomio y propaganda de posguerra estadounidense-, luce marcadamente desconectado con el incidente y éste se diluye en detalles que ni fu ni fa por donde se mire.

Empero, y aunque en algo huele a deja-vú, la relación entre Torrey y su hijo, y el triángulo Jeremy-Anna Lee-Eddington -que conforma la segunda historia- luce de lo mejorcito que sucede en esta larrrguísima película que, para su estreno en países como Colombia y España, entre otros, fue recortada en aras de hacerla un poco más digerible… y ni así.

Lo actoral, tampoco resulta como Preminger hubiese esperado: John Wayne -quien entonces tenía 58 años y venía aquejado por un cáncer que se le detectaría poco después de terminado el rodaje- luce tan desgastado que, siendo Henry Fonda dos años mayor que él, pueden compararse sus aspectos físicos y se verá que éste, como Comandante en jefe, pareciera dirigiendo a un abuelo que se coló en el ejército. Y que, Patricia Neal, sea “su chica” con 21 años menos que él y mucho mejor conservada, tampoco casa en un cuento que, sumado a lo que luego hace, Kirk Douglas, con su personaje Paul Eddington, el aspecto general que se trasluce es el de un zafarrancho de militares asalta-cunas bastante lamentable.

La novela de James Bassett, mejor olvidarla. Al guionista, Wendell Mayes, mejor seguirlo en su brillante tarea para “Anatomy of a Murder”, “Advise & Consent” o “The Stalking Moon”. A John Wayne y a Kirk Douglas, mejor verlos juntos tras la “recuperación” del Duke en “The War Wagon”... y a Otto Preminger, queda verlo en sus muchos grandes filmes porque, justo con “PRIMERA VICTORIA”, la inspiración comenzó a alejarse de algunas de sus obras.
Luis Guillermo Cardona
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17 de octubre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante, aunque excesivamente larga y algo irregular, película del director de origen judeo-austríaco, Otto Preminger. Primera victoria se trata de una versión cinematográfica de la novela de James Bassett que analiza con detalle el ataque japonés a la base norteamericana de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 y que dio origen a la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

A destacar la dirección magistral de Preminger, con unos precisos movimientos de cámara y unos magníficos travellings que denotan experiencia, el espléndido trabajo fotográfico de Loyal Griggs (el cual estuvo nominado al Oscar) y un reparto plagado de estrellas, compuesto por John Wayne, Kirk Douglas, Franchot Tone, Henry Fonda, Patricia Neal, la actriz de cine erótico italiano Barbara Bouchet, Dana Andrews, entre otros. También mencionar que la música la compuso el maestro Jerry Goldsmith, con un reconocible estilo.
Angel Lopez
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27 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
109/29(26/04/20) Decepcionante film bélico dirigido con pulso cansino por el productor y director de origen austriaco Otto Ludwig Preminger, que ha tenido muchos mejores momentos que este pesado cruce entre telenovela y artificiosa épica guerrera, que además parece hecha a contratiempo, pues parece hecha como obra para alentar al alistamiento para defender USA durante la WWII, con el problema de que esta guerra acabó dos décadas antes. Tiene una exquisita pléyade de intérpretes reconocidos como John Wayne (última película en blanco y negro del Duke), Kirk Douglas, Patricia Neal o Henry Fonda, teniendo un guión de Wendell Mayes (“Anatomía de un asesinato”), basado en la novela de 1962 “Harm's Way” de James Bassett, arrancando en la víspera del 6 de diciembre de 1941, cuando se produjo el ataque nipón a Pearl Harbor, narrando la vida de varios oficiales navales de EE. UU, sus amoríos y desamores (teniendo en este sentido muchos paralelismo con la muy mejor y anterior “De aquí a la eternidad”, de 1953; incluso con una escena tórrida sexual en una playa de Hawái), aderezado esto con luchas intestinas entre militares por diferentes modos de afrontar la Guerra. Preminger aborda aquí uno de sus mantras cinéfilos, como es una radiografía ácida de las entrañas de diferentes instituciones americanas como lo fueron las deficiencias de la justicia en “Anatomía de un asesinato”, la hipocresía de la política en “Tempestad sobre Washington” o la Iglesia Católica en “El Cardenal”, pero aquí Otto se queda en tierra de nadie, donde el bisturí de las mencionadas se queda aquí en un suave pluma.

La intensidad se torna en este film en algo plúmbeo, ejemplo es la recreación del ataque a Pearl Harbor, auténtico ejemplo de ligereza (donde nunca se respira el Infierno vivido entonces con miles de muertos y heridos, con personajes acartonados en sus clichés, con situaciones muy forzadas (como es toda la [deja vú con “Rio Grande”] relación padre-hijo entre ‘Rock’ y Jere, donde la guerra parece a ser una excusa para contar anodinas historias de amor, a destacar la que se da entre la enfermera Maggie y ‘Rock’, y es que John Wayne y su clásico rol de tipo duro no está para pelar la pava, y tiene que ser hermosa Patricia Neal (ella con 19 años menos, y lo peor es que parecen más) la que se le tire encima cual ninfómana, toda una sucesión de culebrones insípidos, que nos quieren hacer tragar a empujones, como es que tengamos que sentir empatía por ‘Rock’ en su acercamiento con su hijo, cuando el padre ha estado 18 años sin querer saber nada de él, pero como es John Wayne, le ponen al retoño a un superior cobarde y snob en contraste con la valentía y seguridad en sí mismo de su progenitor (puaj!), pero esto cambiará cuando el rol de Kirk Douglas le dé una tunda de guantazos a su mentor en presencia de Jere, se ‘reformará’ y verá por esto a su padre con otros ojos (puaj! Y mil veces puaj! Pues que tiene que ver eso con que su padre le abandonara 18 años!). Encima el pobre hijo tiene un romance con una bella y joven enfermera pero se cruzará por medio un depredador sexual (¿?). Tiene un metraje híper-excesivo donde brilla la capacidad de síntesis del guionista para lo que se cuenta, con personajes que aparecen y desaparecen de modo brusco en su intrascendencia, con sub tramas bluff, como la que se da entre Paula Prentiss y Tom Tryon en el film, metida con fórceps, añádanse esos piques rancios entre militares con ‘coraje’ y otros ‘acobardados’, y es que como no aparecen japoneses necesitan un enemigo visible y estos son los burócratas de Washington (menudo estereotipo naif). Lo del plan para controlar unas islas en al Pacífico contra los japos me resulta sin interés alguno, no hay sensación de premura o urgencia, desembocando todo en el clímax con unos efectos visuales muy envejecidos en su notorio uso de maquetas, donde las explosiones suceden de modo que apenas te enteras de nada, y donde como no has conectado con los personajes poco te emociona lo que les pase a unos y a otros.

Comienza con una fábula moral estridente, pues en medio del ataque a Pearl Harbor, lo único que destaca es como la esposa del comandante Paul Eddington (Kirk Douglas), Liz (Barbara Bouchet) se muestra como una ‘perra’ durante una fiesta nocturna, yéndose a bañar (y fornicar) a la playa con un oficial de la Fuerza Aérea, por la mañana llega el mencionado ataque y el oficial de aviación sale a toda pastilla a su base en el auto con Liz, pero tienen un accidente y mueren los dos, marcando ya el tono moralista del film.

John Wayne tenía entonces 58 años y venía aquejado por un cáncer que se le detectaría poco después de terminado el rodaje. Se ve muy desgastado, apagado, con poco de del brío que elevo a los altares del cine, luce apocado para lo que esperamos de él. Lo cual hace que su romance Patricia Neal resulte grimante, es como si la mítica actriz de “El Manantial” tuviera que hacer creíble que interactúa con un muñeco. A esto se suma un papel tremendamente superficial, donde nunca evoluciona, donde es pétreo, son los demás los que deben amoldarse a él, que nunca se equivoca, son ellas las que deben caer rendidas a sus pies por combustión espontánea (puaj!); Kirk Douglas como el comandante Paul Eddington no se sabe bien que pinta en la película con en un papel tan plano, aun así, el guión le guarda los mejores momentos, como cuando ante la actitud de Jeremy con su padre, Paul le espeta al vástago, “Me niego a aceptarte como el hijo de tu padre. Creo que alguien entró allí delante de él!”, o como le arrea en los baños una retahíla de ‘hostias’ al comandante Neal Owynn (caricaturesco Patrick O'Neal) sin que este pestañee, o en su clímax de una misión cuasi-suicida de espionaje aéreo cuando ve a numerosa flota nipona dice la mordaz frase, "Bueno, qué tenemos aquí? Parece un pequeño grupo de trabajo"… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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