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Sin amor

Drama Una pareja que atraviesa un divorcio debe aunar fuerzas para encontrar a su hijo, desaparecido tras una de sus peleas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
15 de enero de 2018
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre y una mujer que están a punto de divorciarse discuten sobre quién de los dos se llevará a su hijo de doce años consigo, y qué más deberían de hacer con él, como si de una carga u obstáculo se tratara. A continuación, ella se dirige mal humorada al baño para orinar y, cuando sale, cierra la puerta y vemos al niño paralizado detrás de ella, su rostro es un grito de dolor silencioso. Es una imagen desgarradora que nos acechará continuamente a lo largo de la película.

Zjenja (Maryana Spivak) y Boris (Aleksey Rozin) es un matrimonio que se siente profundamente infeliz. Ambos están faltos de amor, es evidente en su sus rostros, y como se comenta en la película, no se puede vivir en ese estado. Sin Amor muestra como esas dos personas buscan una salida a ese estado; ella con un hombre rico y mayor, él con una mujer más joven que ya está embarazada de él. Y su hijo Alyosha (Matvey Novikov) en medio de esta situación, es un daño colateral. El niño es un obstáculo en su camino hacía una nueva vida, un lastre que intentan endosar a la otra parte.

En la primera parte de Sin Amor, Andrey Zvyagintsev, realiza un retrato despiadado del matrimonio, con la imagen de ese niño en el baño sufriendo en soledad que mantendremos grabada en nuestra retina. Después, sucede lo inevitable. Como consecuencia de una negligencia egoísta, el hijo desaparece, lo que lleva a una incesante búsqueda por los bosques de alrededor, a un edificio vacío, mientras que la intensidad de la película va in crescendo.

El hecho de que una madre tomara casi dos días para notar que su propio hijo huyó de casa, además de comprobarlo, y que el padre tampoco hubiera tenido ningún interés durante ese tiempo como para echarlo en falta ya deja claro el dolor, la angustia y la vida desgraciada de Alyosha. Lo realmente desgarrador y terrorífico de Sin Amor es saber que la única atadura de Zhenya y Boris fue su hijo. Ahora que él está desaparecido, los dos se ven obligados a buscar una recuperación ilusoria de su relación completamente rota. Sin Amor tiene algo increíblemente trágico; dos personas que no se quieren están buscando a un niño que nunca han amado.

La segunda parte, después de casi una hora de metraje, la trama pasa a estar exclusivamente orientada hacia la búsqueda del niño. Ahora los diálogos irán perdiendo fuerza y el silencio gana mucho más espacio. A través de él, por ejemplo, notamos cómo Zhenya logra mantener una vida normal incluso con la desaparición del niño. El silencio también es fundamental para explorar el sentimiento de culpa de los padres cada día de búsqueda. Durante esta búsqueda, observamos como Zjenja y Boris no son más comprensivos con la situación, sin embargo, Andrey Zvyagintsev agregará matices que harán más complicado reprochar y condenar sus acciones.

Andrey Zvyagintsev muestra las contradicciones de una sociedad rusa que constantemente insta a las personas a perseguir su satisfacción personal y felicidad, al mismo tiempo que sigue apegada a los fuertes anclajes morales del cristianismo ortodoxo. Parte de la película se desarrolla en 2012 por lo que constantemente se hace muchas referencias a los disturbios en Ucrania. Esto puede leerse en forma de parábola política, como si Rusia y Ucrania de padres se tratara en lucha y disputa por unos territorios donde sus habitantes se convertirían en víctimas al igual que el niño del matrimonio.

La falta de empatía de Zvyagintsev con el régimen ruso de Putin parece mas que evidente y queda reflejado especialmente en un diálogo entre Zhenya y la policía. Las autoridades no se toman muy en serio la desaparición de Alyosha y remiten a Zhenya a voluntarios ciudadanos para evitar la burocracia y la indiferencia del servicio civil de Rusia. Los voluntarios muestran que las personas pueden hacer mucho más los unos por los otros que la excesiva institucionalización de la actual Rusia socialista.

La visión de Zvyagintsev no es muy esperanzadora, lo que se rompe ya no se puede arreglar y se pierde para siempre. En Sin Amor se hace referencia a la predicción Maya sobre el fin del mundo y aunque el mensaje de Zvyagintsev no se puede leer de forma literal, lo cierto es que en el ambiente flota algo apocalíptico. En ello contribuye los sombríos y fríos paisajes, los lúgubres bloques de edificios, el tono amenazante de la música y, sobre todo, la manera que tienen las personas de interactuar entre si, tan distantes los unos con los otros, tan fríos.

De esta forma, Zvyagintsev, muestra como la tecnología tiene una influencia fundamental en la forma de comunicarnos y relacionarnos, y lo poco conscientes que somos de ello. En casi todos los lugares públicos, vemos a la mayoría de las personas mirando sus smartphones, la televisión siempre aparece encendida en la cocina o en el salón, o como somos capaces de romper inconscientemente una velada romántica o un momento familiar haciendo selfies o fotos a la comida. El uso del teléfono móvil, por ejemplo, es un fuerte indicio de cómo hoy en día es más fácil quedarse entretenido en el mundo virtual que saber lidiar con las demandas del mundo real. El resultado final es una visión casi apocalíptica de la sociedad rusa.

Zvyagintsev parece querer decir que la gente en Rusia ha olvidado lo que es el amor, las relaciones personales, es un mundo más deshumanizado. Todos sus personajes solo se preocupan de sí mismo. Solo piensan en el dinero, sus trabajos y del sexo.

Sin Amor es un triste reflejo de la realidad existente en la sociedad rusa, a través de una familia sin amor, llena de amargas pretensiones y sueños incumplidos. A pesar que la acción se desarrolla de forma algo lenta, Sin Amor no dejará al espectador relajarse en ningún momento y conseguirá mantenerlo en tensión constante.
https://cinemagavia.es/sin-amor-pelicula-critica-zvyagintsev/
Eduargil
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27 de noviembre de 2017
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Loveless (Nelyubov) o simplemente "Sin amor" en su versión en español, la más reciente película del gran director ruso Andrey Zvyagintsev (El regreso, Leviatán), ganadora del Premio del Jurado del Festival de Cannes 2017, y de distintos festivales, además de la representante de Rusia a los Premios Oscar. Hago toda la introducción porque visiblemente me ha e-n-c-a-n-t-a-d-o la película. ¡Ese es un director! ¡Eso es cine! Personalmente Zvyagintsev nunca me ha decepcionado, y acá vuelve a marcarse otra gran obra, lo más cerca de una obra maestra que he visto desde hace tiempo, y de los títulos que estarán en la cabeza de lo mejor del año. En "Loveless", el director ruso se mantiene fiel a su cine y a su inconfundible estilo, diseccionando desde las entrañas a Rusia, en todas sus instituciones, desde el Estado hasta la Familia. Su cine siempre gira entorno a ese análisis, que debido a su maestría siempre alcanza un cariz universal. Acá toma de telón de fondo un tema muy usado en el cine, la desaparición de un niño, a las puertas del divorcio de sus padres. Pero el director toma todos los caminos contrarios a lo convencional, y en esta ocasión apunta el lente principal a la sociedad, una pareja que se odia y reniega de su hijo, representantes de la clase media rusa contemporánea, y del ser humano contemporáneo, seres sin amor, que van por el mundo repitiendo acciones, sin aprendizaje, sin lecciones, deshumanizados y egoístas. Una sociedad enferma que difunde el virus. Igual el Estado no queda impune, el director hace mención y pequeñas sugerencias por la televisión, o las charlas continúas sobre el posible fin del mundo a finales del 2012. Una película que aborda muchos temas, y todos con una estética impecable, y una dirección magistral. Cada plano es importante, cada encuadre es un mensaje a lo que no se dice, es un prodigio de la narración visual, sin apenas música, pero aún así con un ritmo increíble, y un manejo de la tensión y de los tiempos, que simplemente deslumbra. Las actuaciones son igual de brillantes, con una mención especial a los padres, y específicamente a Maryana Spivak, que interpreta a la madre, Zhenya, en un papel difícil y complejo. Como me alegra cuando tengo que escribir sobre estas películas. Un gran logro, y espero que The Square sea tan buena para justificar la pérdida de la Palma de Oro. En mi blog, Leviatán se llevó el 1er lugar a la mejor película del 2014, y quizás repita en 2017. Ya veremos.

Frases y diálogos de la película:
http://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com.co/2017/11/frases-pelicula-loveless-nelyubov-andrey-zvyagintsev.html
Alejandro
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8 de octubre de 2017
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 16:00, manteniendo costumbres, llegó otra perla en el Principal: el drama de secuestro Sin amor/Nelyubov, dirigido por Andrei Zvyagintsev y galardonada con el Premio del Jurado en el último Cannes. Invierno en Moscú, y la pareja formada por Zhenya y Boris, padres del niño Alexey, están en vías de divorciarse y de mudarse a otra casa. La situación es hostil, y el desapego hacia su reservado vástago, al que Zhenya prácticamente desprecia tanto como al padre, es cada vez más alto. En estos días de romances paralelos y ruptura emocional, Alexey desaparece súbitamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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9 de febrero de 2018
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Loveless nos hace la presentación de una familia rota, nos habla de la repetición cíclica de errores que constata ese famoso refrán "el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra", y sobre todo, relata el sentimiento de una criatura que no eligió nacer, que no escogió a sus padres, ni el momento ni el lugar, y lo sabe amargamente.

Por un lado tenemos a la madre, una persona venenosa, triste, amargada, deprimida, infeliz y adicta al Facebook, donde puede subir fotos en las que aparenta una vida totalmente ficticia y lamentable. Esta mujer, que casi me saca del cine en varias ocasiones debido al asco que me estaba dando, es el fiel reflejo de su madre, a la cual odia. Su madre reconoce en el film "fuiste mi mayor error", una frase que también utiliza ella en mención a su hijo. Su madre es una persona que culpa a los demás de su vida en vez de luchar por cambiarla, y ella es exactamente igual, le encanta dar lástima. Como punto final de su personalidad casi idéntica, ambas morirían envenenadas si se mordiesen la lengua viperina que poseen. En vez de analizar a su madre y ser mejor que ella, es igual que ella y esto hace que se repita el ciclo una generación más. Quedó embarazada por accidente y finalmente tuvo el hijo, algo que utilizó como excusa para irse con su novio a vivir, casarse y salir de casa de su madre. Ahora, tiene una pareja, un hombre unos 10 años más mayor que ella, al que utilizará para el mismo fin, salir de nuevo de otro hogar en el que no es feliz.

Por otro lado tenemos al padre, un hombre al que tan sólo le preocupa su trabajo y mantener su nivel de vida y apariencias. Dejó a su mujer embarazada bien joven y se desentendió de su hijo por completo, algo que repite de nuevo pues su nueva y joven novia está embarazada y a punto de dar a luz. Igual que su mujer, repite ciclo, no aprendiendo de su anterior error, pues su hijo fue un error para ambos. Este hombre, aparentemente más víctima, daría lástima por estar con una mujer como la que tiene si no fuese porque es un desgraciado igualmente que ha ignorado a su hijo desde su nacimiento, entre otras cosas.

Y por último, tenemos al hijo. ¿Qué podemos decir de esta criatura?. No ve a su padre puesto que llega tarde a casa porque está con su amante. Su madre, que maltrata psicológicamente a quien tenga delante, es su influencia día tras día, mostrándole cada vez más odio, llamándole llorón cada vez que derrama una lágrima. ¿Cómo no derramar lágrimas con semejante situación familiar?. Es un desplazado, vuelve cada día a un hogar donde nadie le quiere, donde es machacado diariamente, tiene 12 y nunca ha sonreído.

La presentación, bajo una fotografía impecable y unos buenos diálogos y argumentos, nos deja clara la situación familiar en cada acto. Un día, el hijo se fuga de casa y es entonces cuando sus padres sienten una cierta culpabilidad. Durante la búsqueda, la aflicción de los padres va en aumento, en gran medida por el que dirán o que pensarán los demás, ya que no llegan a sentir un arrepentimiento sincero. El tiempo pasa, en niño no aparece y la vida sigue su curso. El padre vuelve a tener un hijo al que considera una molestia y su joven novia no parece hacerle mucho caso tampoco. La madre rehace su vida, ésta vez sin hijos, y vive despreocupada en una buena casa con su pareja libre por fin de cargas.

Loveless trata de forma rotunda el verdadero objetivo de la película que no es otro que el de los ciclos de error. Todo el film ahonda en los ciclos de error de sus personajes y al final quienes pagan son los que menos culpa tienen; los hijos. Y los hijos, al recibir una educación por parte de padres como estos... saldrán casi seguro, torcidos. Aquí el niño desaparece, pero de estar vivo, ¿qué probabilidad tendrá de salir derecho y ser una buena persona?. De no haberse fugado, ¿qué clase de persona puede salir bien de una infancia así?. Esto es algo cotidiano y muy bien tratado, una película que deja una profunda herida a los espectadores que tengan un mínimo de empatía por los demás. La fotografía es de alto nivel, la banda sonora adecuada y los diálogos y argumentos están muy bien. Las actuaciones muy bien, en especial la de la madre, que como mencioné anteriormente, casi me saca del cine.

Muy recomendable verla en V.O. Muy recomendable para personas a las que les guste el cine social, aunque yo se la recomendaría a cualquier persona, es un buen examen de conciencia. Sin amor no se puede vivir, dice alguien en la película. Qué gran verdad, que gran película.
Jab
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22 de febrero de 2018
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andrey Zvyagintsev es, sin duda, el director ruso de la actualidad más reputado merced a sus películas conmovedoras en las que suele indagar en el sentimiento de culpa y retratar sin piedad una sociedad rusa decadente y descompuesta. Después de su anterior trabajo (“Leviatán”) no podía resistir la tentación de ver su última película, y no me ha defraudado. Este hombre es toda una garantía para mí.

Zvyagintsev me vuelve a seducir desde el primer fotograma. Su puesta en escena deslumbrante, esa fotografía preciosa y elegante, con ese paisaje frío y desolador del otoño moscovita, esa banda sonora precisa y perfecta, y esa atmósfera sombría que magistralmente crea en cada película, con esos tonos azules y ocres que potencian la sensación de angustia y pesimismo. En el aspecto formal, es imposible encontrar un pero al trabajo de Zvyagintsev.

Aunque el film pone en solfa los problemas de la sociedad rusa, la historia nos llega porque es universal. No hay espacio para la indiferencia. Es inevitable sentir y reflexionar sobre el matrimonio, la relación paternofilial, la endeblez de las relaciones de pareja, la indiferencia que sentimos ante las terribles cosas que pasan en el mundo. Parece que nos importa más lo que sucede en nuestro teléfono móvil que en nuestra sociedad o en nuestra propia vida. Los patéticos personajes de esta película podríamos ser cualquiera de nosotros, que cada vez somos más egoístas, más ensimismados y más lisiados emocionalmente.

“Sin amor” tiene la virtud de contar una historia que nos resulta familiar y conocida de un modo distinto. La sensibilidad narrativa que demuestra Zvyagintsev hace que lo que podría haber sido una historia convencional y previsible se transforme en algo muy distinto. Su atípico desarrollo formal hace que la película coja vuelo y su interés siempre vaya creciendo. Su nula complacencia con el público hace que el film vaya adquiriendo potencia a medida que avanza. La ausencia del niño nos va generando más angustia y la forma en que lo vemos nos termina devastando emocionalmente. Si esta película no te parte el corazón es porque no tienes.

Todo son trabas para la búsqueda de Alyosha. Las respectivas nuevas parejas de Boris y Zhenia, la adicción de ésta a su smartphone, el jefe de Boris que no acepta divorciados en su empresa, la policía que se desentiende del caso y les invita a que pidan ayuda a un grupo de voluntarios… Y a todo estoy hay que unir el despiadado otoño ruso, cuando el frío y la nieve llegan a Moscú y dificultan más las cosas.

Hay desesperación en los padres a medida que pasa el tiempo y el niño no aparece. Pero también están preocupados por sus nuevas vidas, por sus nuevas parejas. La ilusión de lo nuevo se mezcla con la desesperación y el sentimiento de culpa por el hijo que no aparece. Una mezcla explosiva y cruel. Y Zvyagintsev nos lo retrata de un modo majestuoso y brutal.

Siempre intento decir buscar algo negativo en las películas que reseño, por mucho que me hayan gustado. En esta ocasión lo tengo difícil, pero diré que las críticas políticas a Rusia las veo un tanto pobres. El recurso de las noticias por la tele o por la radio para meterse con el Estado no es muy efectivo y no aporta nada a la historia. Por otro lado, estimo que alguna escena quizá se alarga innecesariamente. Pecata minuta ante tantas virtudes, el film es visualmente impactante y hay varias escenas que me costará mucho tiempo olvidar.

En fin, una película desgarradora tejida con la destreza habitual de Zvyagintsev, con esos planos largos y bellos, esa falta de compasión por sus personajes y esos mensajes sutiles hacia la sociedad y a los seres humanos. Una experiencia amarga. Sales del cine bien jodido. Y deseando que llegue su próxima película.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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