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La comunidad de los corazones rotos

Comedia. Drama Determinados encuentros improbables traen ternura, risas y compasión a un mundo de alienación urbana. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
19 de marzo de 2017
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duele en el alma, da grima, pena y hasta vergüenza, asco, incluso colea la náusea, cuando quieres ser cruel con una película tan blandita y bonita, tan buenita y tontita, tan delicadamente aburrida y sofisticadamente vacía, tan inteligente y relamida, que posee un humor tan aséptico y desinfectado.
Habría que ser muy mala persona, tener toneladas de rencor acumulado, de bilis almacenada, de odio reconcentrado para atacar a este cachorrito recién nacido, tan cuidadito y ya abandonado.
Deberías ser apartado de entre los hombres si te atrevieras a levantar la mano o escupir tu veneno de lengua viperina contra esta flor de primavera recién regadita y tan soleadita.
En fin, seguro que nadie es así, tendré que ser yo (esa incómoda ficción) el que, para variar, las mangas se arremangue, al barro eche o me manche las manos con la sangre virgen de mil vestales sacrificadas en el altar de mi horror crítico. Todo sea por el bien y la belleza. Todo sea por vosotros, mi amado pueblo.
Soledades y vacíos. Los que todos llevamos dentro más o menos disimulados o acrisoladaos, arropados o resignados. De eso se trata aquí, de ese desgarro metálico, de esa punzada de frío fiero, atroz.
Un insolidario ciclista y de pronto inválido convertido en fotógrafo del pánico, de raíces y querencias eastwoodianas, hace la corte nocturna, galantea alevosamente a enfermera fumadora que se muere de frío y pena. Un adolescente huérfano, riguroso y muy indiferente cuida y mima a actriz desarmada, caótica y un tanto deprimida. Mientras cae un astronauta de un cielo muy estrellado en la casa de una buena señora y madre que ya no tiene ni nene ni nanas. Seis personajes en busca de amor.
Todo muy tierno, naíf y primoroso. Con un sonido de fondo, como tigre enjaulado, chirrido o alteración imperceptible que avisa del peligro de estos seres arrojados a la nada y el silencio.
¿Nos querremos más esta vez, como si fuera por primera vez?
Seguro que con películas como esta arrecia menos la pena.
Que si no viene la Huppert y nos mira con su cara de acelga, con su sonrisa triste, con sus pecas bellas, con su malicia ingenua, con su guapura vieja, con su oficio siempre aficionado y su presencia eternamente omnipresente.
Que si no Michael Pitt volverá a caer críticamente, como ángel exterminador tal vez. Espero que no. Por favor.
Ferdydurke
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8 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mágica, poética, surrealista..., esta adaptación de dos de las historias de "Crónicas del Asfalto", una autobiografía de los primeros treinta años, en cinco tomos del propio director, a través de las peripecias existenciales de los vecinos de una comunidad del extrarradio de París.

Un potente reparto, impecable en sus personajes, con la inclusión del propio hijo de Benchetrit en la tercera historia escrita para la ocasión conforman un micromundo, un sistema satélite de la realidad convencional donde puede ocurrir de todo, hasta encontrar aquello que buscamos, que necesitamos para seguir viviendo y que ya dábamos por perdido, en el rincón más insospechado. Las almas y los cuerpos de estos personajes se reconocen en un lamento misterioso, un gemido común, de un dios misterioso, que llega con el viento para expresar por ellos lo que callan.

En formato 1:33, como si de viñetas de un cómic se tratara, Benchetrit nos toca en la llaga, nos escuece y nos hace cosquillas a la vez, sin caer en la comedia ni en la tragedia, en una dimensión especial y paralela que nada tiene que ver con ese otro mundo que nos venden en la televisión.
ELZIETE
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5 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que agradecerle al cine muchas cosas pero en especial que en ciertas ocasiones nos regale joyas como esta.
Hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto viendo una película. Y es que transmitir tanto sentimiento y sensibilidad es difícil. Muchos lo intentan y la mayoría no lo consiguen. Y esta cinta sin grandes pretensiones, con escenarios comunes y con una historia ordinaria lo borda.
Y tal vez su belleza sea esa. La belleza de lo cotidiano, de lo cercano, de lo real. La belleza de encontrar de pronto un día un motivo mas para seguir viviendo. El mas importante y necesario.
En Asphalte tenemos como protagonistas a seis seres solitarios que se han acostumbrado a vivir una vida monótona y triste. Seis seres que ya no se emocionan, que no vibran, que han dejado de sentir algo parecido a la felicidad.
Y de pronto llega lo extraño, el azar, algo que no estaba planeado y irrumpe en sus vidas con fuerza e ingenio.
Algo que sacude los cimientos de su existencia mostrandoles que aun queda esperanza para la ternura, que aun quedan motivos para seguir sonriendo a pesar de toda la oscuridad que nos rodea.
Porque a veces el mundo puede ser un lugar lleno de luz.
Estamos a oscuras en una habitación lúgubre y llega alguien y prende un interruptor que ni siquiera sabias que existía.
Y descubres que lo tienes dentro de ti. En ese hueco metálico y atemporal que creías que era tu corazón y que se convierte en un cumulo de nuevas posibilidades de vivir esa vida que siempre habías creído vetada.
En el edificio donde viven nuestros protagonistas se escucha un ruido especialmente inquietante.
Para algunos es un bebe que llora, para otros el gemido de un demonio y para los mas imaginativos un tigre que ha escapado de un circo.
Ese ruido es el que haces al llegar a casa del trabajo y colgar de mala gana la chaqueta en una percha. Es el ruido que se escucha cuando prendes el televisor y fumas un cigarrillo viendo pasar las horas con desgana.
Es el ruido de la soledad, de ese ente que nos acecha sin descanso tatuando una mueca en nuestro rostro de cuando en cuando.
Porque la soledad es abrumadora e inmensa. Tan grande como un océano que nos rodea y no nos hace ver otra perspectiva que la que nos muestra. Y a veces nadamos en ella una y otra vez hasta quedar exhaustos y perder el sentido.

Asphalte nos dice que la verdadera belleza de ser imperfecto, estar roto y no tener sitio en el mundo es encontrar un lugar donde esa pieza de la que estas hecho encaje.



Y es que por muy diferentes que seamos a veces encontramos ese sitio en la sonrisa de otra persona.
Y descubrimos que en el fondo nos gustaría quedarnos a vivir allí toda la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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31 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respetable aportación, que se ve con simpatía, sino fuera por su final, el cual parece empeñado en dejar el regusto más tristón posible. Sin demasiada necesidad más que la de perdurar en la memoria del espectador con un cierre extraño y no muy definido Hay tramos que inspiran más interés que otras y como viene siendo habitual, Isabelle Huppert es la que más me llama la atención. Sin necesidad de tener grandes diálogos dota a su personaje de un arrojo que incita al espectador a seguir la evolución de sus peripecias casi con devoción. Su prolífica expresión no verbal y experiencia crean la gustosa sensación de que no es una actriz, sino una persona real, de carne y hueso con su pasado, sus sueños y sentimientos. La abuela cierto que es entrañable, no tanto un Michael Pitt cuyo personaje es intencionadamente poco expresivo. La extraña pareja entre minusválido y enfermera no está mal, pero una intromisión de una mayor profundidad del dramatismo que se cierne en sus encuentros no hubiera estado demás. En fin, como distracción puede pasar pero no me parece una gran película.
El Extranjero
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9 de abril de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine francés está en un gran momento, constantemente nos están llegando historias sencillas, humanas, de situaciones y lugares cotidianos. Una muestra de este cine es ‘La Comunidad de los corazones rotos’ que nos presenta un extrarradio humilde en las afueras de una ciudad francesa, un edificio y un clima exterior gris, con nubes constantes, con aspecto frio y desangelado, al compás de las historias que nos cuentan, personajes solitarios, dispares y diferentes, que no parecen tener ni rumbo ni dirección. Solo las casualidades de las situaciones hacen que esa soledad y esa diferencia los unan y puedan compartir su sufrimiento para alcanzar cierto nivel de bienestar en sus vidas, dos personas rotas pueden crear un vínculo comunicativo que les haga sentir mejor, soportar la cruda realidad con una mirada un poco más optimista, ese es el punto de partida de esta fantástica película.

El director Samuel Benchetrit acierta plenamente en estas tres conmovedoras historias, que son capaces de trasladarnos desde la sonrisa más irónica al drama más emocional. Un guion solvente en cada una de las historias, surrealista por momentos, pero funcional, todas se desarrollan y finalizan con un mensaje optimista, poético y reflexivo. Hay que destacar las buenas interpretaciones del reparto, en especial Isabelle Hupper, Valeria Bruni y Gustave Kervern que brillan con intensidad. Su banda sonora es una delicia y el montaje final puede pecar de lento, de excesivamente pausado, pero merece la pena guardar paciencia para disfrutar de momentos llenos de amor y melancolía. Película pequeña pero con un gran mensaje final de optimismo en la lucha contra la soledad de nuestros tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose Grissom
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