Vida privada

Bueno, yo creo que si alguien se ha planteado lo de la fecundación in vitro, después de ver esta historia se desanimará bastante... O no. Y es la película con más punciones por metro de celuloide que he visto en mi vida ;) Pero sus grandes intérpretes, más Kayli Carter -un placer-, hacen que les acompañes en este bucle continuo -no como el de "Bocadillo", de Sitges-, traducido en tentativas para gestar un bebé, óvulo va, óvulo viene. Y si algo queda claro es que la tenacidad de esos padres, mejor dicho, para-padres, no es para espíritus débiles; en absoluto.

Narrarlo con precisión, en todos sus avatares, nos permite calibrar la intensidad del empeño, casi también obsesión, por parte de una pareja más bien de mediana edad y buen nivel de intelecto, aunque ello no excluya las zozobras del proceso y las dudas consiguientes. Y ahí su directora nos lo traslada, sin más, pero sin menos también demostrando, tras la prosa, la talla de un matrimonio que en ese gesto final, ante la mesa de un bar, se convierte en alegato.

Estupenda película de Netflix cuyo tema goza de gran actualidad debido a las dificultades que muchas parejas tienen para concebir un hijo en una época como la actual en que la maternidad se retrasa en el tiempo debido al funcionamiento de la vida actual y también porque, es un tema que ha existido siempre en muchas parejas, pero sin la solución que hay día aporta la ciencia.
El argumento está desarrollado con muy gran acierto por su naturalidad sin tapujos, con unos actores que dan vida a los personajes de una manera excelente, principalmente sus dos principales protagonistas, incluyendo la magnífica dirección de Tamara Jenkis.
Es un film que según avanza engancha al espectador por todo lo citado anteriormente, y que hace pasar un buen rato cargado de humanidad, sentimientos y una sinceridad poco frecuente.
Aunque no hay nada mejor que la versión original en inglés, la versión española (doblaje) es de gran calidad.
Muy recomendable.

Por cierto, no os perdáis el final, donde van saliendo los créditos finales... Merece la pena
La vida es un complejo camino iniciático. Nacimiento, infancia adolescencia, juventud, pareja... El siguiente peldaño es tener hijos. Para muchos es una necesidad.
Cuando los hijos no llegan de forma natural, se buscan otras alternativas, Y al final, se convierte en algo obsesivo.
El film de Tamara Jenkins es un profundo, lúcido y honrado análisis de la condición humana, sirviendo como excusa la desesperada búsqueda de tener hijos por parte de una pareja de cuarentones del montón, tarea superada con sobresaliente por Paul Giamatti y Kathryn Hahn. El resto de actores no desmerecen en absoluto, y lo que podría parecer una historia lejana y limitada se convierte en una agradable obra de arte, llena de complejos matices, dirigida a un público inteligente y sensible donde todo tiene sentido y razón de ser.
Una gran película que nadie debe perderse.

Cuenta la historia de la forma mas natural posible, a ello sin duda los actores ayudan, con unas interpretaciones de lo mas realista posible. El tema es interesante y muestra prácticamente lo máximo que se puede hacer por tener un hijo. Se muestra de una manera muy real, los diálogos son geniales y hacen que la historia funcione de la mejor manera posible. Es sincera, práctica, con unos personajes de lo mas reales posibles, por momentos deja el entretenimiento por la sensatez, pero hace que merezca la pena. Otra de las pocas aportaciones de Netflix que recomendaría sin dudarlo.

Este es un flim de aquellos independientes, que con un presupuesto normal, logra entregar varias lecciones para aplicar. La trama se desarrolla en la imposibilidad de una pareja para cumplir uno de sus sueños, tener un hijo. Pues bien, hoy en día, cuando se habla de progresismo en diferentes áreas, cuando encontramos que estadísticamente es me nos común encontrar parejas que busquen con tana vehemencia la creación de una familia, Tamara Jenkins nos entrega esta bella obra. La historia nos introduce en un drama que puede ser más común de lo que se piensa, en una pareja con ideales artísticos y que se nota, los ha unido un amor incondicional sin la mayor cantidad de lujos que uno se pueda imaginar.

Teniendo en cuenta este condicionante, encontramos a dos personas bastante sensibles, que respiran arte y al mismo tiempo quieren lograr sus metas de pareja. Las actuaciones de ambos son magnificas, Paul Giamatti y Kathyn Hahn lo hacen muy bien, denotan naturaludad a la hora de afrontar este difícil rol. Luego encontramos a la gran Kayli Carter, la cual ya había mostrado buenas maneras en la serie Godless, claro, con un papel de reparto. En la película el papel de Carter es crucial, significa la esperanza, la persistencia para querer seguir luchando a pesar de los tropiezos, es de admirar la dulzura y al mismo tiempo la natutarildad de la bella Kayli.

Sin embargo, considero que a la película le pudo sobrar unos 15 o 20 minutos, aunque la trama es compleja creo que se pudo desarrollar de una forma más compacta, un detalle no muy relevante. El guión es algo particular, considero que lo lograron adecuar gracias a las buenas actuaciones de nuestros dos protagonistas, mostrando la crudeza en los momentos que se requería y la ingenuidad en otros espacios que eran necesarios.

En términos generales, la historia la disfrutarás y la sufrirás con los protagonistas (si te atrapa la trama), este tipo de películas son para eso, para sacar nuestras conclusiones, como ¿Cuál será la conclusión de la última escena?. Espero la disfruten, es una película independiente por excelencia, sin industria pero con un mensaje cautivador.