Ofrenda a la tormenta
2020 

5.7
7,215
Thriller. Intriga
Ha pasado ya un tiempo desde que la inspectora Amaia Salazar se enfrentó a su madre. Pero a pesar de que tanto la Guardia Civil como el juez Markina dan por cerrado el caso, Amaia siente que no está libre de peligro. La muerte súbita de una niña en Elizondo resulta sospechosa y los análisis forenses llevan a Amaia a investigar otras muertes de origen similar que conducirán a la inspectora a la resolución final de los sucesos que han ... [+]
23 de agosto de 2020
23 de agosto de 2020
1 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La muerte súbita de una niña en Elizondo resulta sospechosa y los análisis forenses llevan a Amaia a investigar otras muertes de origen similar que conducirán a la resolución final de los sucesos que han asolado el valle de Baztán. La inspectora confronta los orígenes de sus pesadillas maternofiliales mientras revela los secretos más oscuros que asolan la localidad de Elizondo.
A causa del confinamiento, Ofrenda a la tormenta canceló su estreno en cines el pasado 27 de marzo y, tras un acuerdo con la productora, se estrena directamente en Netflix. Fernando González Molina consigue volver a elevarse para cerrar la tan esperada trilogía llena de admirables planos recursos y del ritmo frenético al que nos tiene acostumbrados. Se hace valer de todos los elementos con un despliegue admirable que se convierte en el film más solemne de los tres.
Su reparto está más que a la altura por las brillantes y portentosas interpretaciones. Marta Etura retoma a la inspectora Amaia Salazar para transmitir de manera pura y penetrante todo lo sucedido, acompañada por unos galardonados actores. He echado en falta a Susi Sánchez ya que su minúsculo papel sabe a poco después de conseguir una de las mayores sorpresas en la segunda parte.
Cabe admirar el cuidadoso y meticuloso guion y cómo éste se ve tan representado en su novela. Actualmente pocas adaptaciones literarias consiguen este nivel de proeza con tanta exactitud como lo hace su guionista Berdejo. Ha sabido coger lo más importante sin hacer sentir al espectador lleno de información como suele pasar; asimismo ha congeniado de forma bastante aceptable el cierre de cada una de ellas sin una sensación apabullante.
Ofrenda a la tormenta juega mucho con la atmósfera que rodea la historia para transportarnos hasta las grandes localizaciones de la ciudad foral de Navarra. La última entrega ofrece un digno final de manera oscura y apoteósica pero de manera predecible y dejando algunos cabos sueltos. A pesar de eso, es el film más maduro y se mete de lleno en la acción con casi sus dos horas y media de metraje que en ningún momento se hace cargante.
CARLOS ANTOLÍN
Blog: TuCineCrítico
https://tucinecritico.blogspot.com/
A causa del confinamiento, Ofrenda a la tormenta canceló su estreno en cines el pasado 27 de marzo y, tras un acuerdo con la productora, se estrena directamente en Netflix. Fernando González Molina consigue volver a elevarse para cerrar la tan esperada trilogía llena de admirables planos recursos y del ritmo frenético al que nos tiene acostumbrados. Se hace valer de todos los elementos con un despliegue admirable que se convierte en el film más solemne de los tres.
Su reparto está más que a la altura por las brillantes y portentosas interpretaciones. Marta Etura retoma a la inspectora Amaia Salazar para transmitir de manera pura y penetrante todo lo sucedido, acompañada por unos galardonados actores. He echado en falta a Susi Sánchez ya que su minúsculo papel sabe a poco después de conseguir una de las mayores sorpresas en la segunda parte.
Cabe admirar el cuidadoso y meticuloso guion y cómo éste se ve tan representado en su novela. Actualmente pocas adaptaciones literarias consiguen este nivel de proeza con tanta exactitud como lo hace su guionista Berdejo. Ha sabido coger lo más importante sin hacer sentir al espectador lleno de información como suele pasar; asimismo ha congeniado de forma bastante aceptable el cierre de cada una de ellas sin una sensación apabullante.
Ofrenda a la tormenta juega mucho con la atmósfera que rodea la historia para transportarnos hasta las grandes localizaciones de la ciudad foral de Navarra. La última entrega ofrece un digno final de manera oscura y apoteósica pero de manera predecible y dejando algunos cabos sueltos. A pesar de eso, es el film más maduro y se mete de lleno en la acción con casi sus dos horas y media de metraje que en ningún momento se hace cargante.
CARLOS ANTOLÍN
Blog: TuCineCrítico
https://tucinecritico.blogspot.com/
26 de julio de 2020
26 de julio de 2020
0 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer y última (por ahora) entrega de la Trilogía del Baztan que amenaza con no ser trilogía sino saga, ya que en este años Dolores Redondo Meira, la autora de los tres libros precedentes, publicó "La Cara Norte del corazón" en que retoma el personaje de Amaia Salazar en su época de pasante en Quántico, donde desvela quien es el misterioso agente Aloisius Dupree. A mediados de la década pasada, aparecen en Euskal Herria dos trilogías (la del Baztàn que nos ocupa y la de la Ciudad Blanca, debida a la pluma de Eva García Sáenz de Urturi, que detalla las andanzas del inspector Unai López de Ayala "Kraken") que, mezclando el suspense y la prolífica mitología vasca se convierten en una auténtico fenómeno editorial y turístico ya que, debido a su éxito mundial, los municipios de Araba y Elizondo organicen tours para visitar los sitios claves de las novelas que les generaron suculentos ingresos. De hecho, en el cuartel de la Policía Foral de Elizondo se acondicionó una oficina como "la oficina donde trabaja la inspectora Salazar" a los fines de estos tours.
Esta tercera parte de la trilogía, que en realidad debiera leerse como una sola película dividida en tres partes, por cuanto habla de los mismos sucesos, en el mismo entorno y con los mismos personajes no defrauda y pone un digno broche a las dos entregas anteriores.
Correctas actuaciones de Marta Etura como Amaia, Imanol Arias como el sibilino padre Sarasola y Leo Sbaraglia como el enigmático juez Marquina, como asimismo del extensísimo elenco secundario.
La excelente fotografía de Xavi Giménez aprovecha al máximo lo umbríos y misteriosos bosques del Baztan y la música de Fernando Velázquez acompaña correctamente las acciones.
En todos estos rubros es muy superior a la primera entrega El Guardián Invisible.
Dentro de lo malo podríamos incluir que se aparta del componente mitológico omnipresente en los libros para centrarse más en lo racional de la investigación policial.
Otro punto en contra es la excesiva duración de ésta tercera parte que supera las dos horas de proyección lo que hace que por momentos la atención del espectador decaiga.
Asimismo, podemos anotar en el debe, un gruesísimo error de continuidad y es que a partir aproximadamente de la mitad del metraje Sbaraglia que interpreta al juez Markina, supuestamente nacido y criado en Navarra, recupera inexplicablemente el acento porteño del actor, sin que nadie parezca haberlo notado.
Por último, un error muy común en ésta y otras adaptaciones de novelas exitosas es eliminar pasajes de difícil concreción visual pero imprescindibles para la comprensión final de la historia lo que hace que sólo puedan entender de que a los que previamente hayan leído las novelas.
Esta tercera parte de la trilogía, que en realidad debiera leerse como una sola película dividida en tres partes, por cuanto habla de los mismos sucesos, en el mismo entorno y con los mismos personajes no defrauda y pone un digno broche a las dos entregas anteriores.
Correctas actuaciones de Marta Etura como Amaia, Imanol Arias como el sibilino padre Sarasola y Leo Sbaraglia como el enigmático juez Marquina, como asimismo del extensísimo elenco secundario.
La excelente fotografía de Xavi Giménez aprovecha al máximo lo umbríos y misteriosos bosques del Baztan y la música de Fernando Velázquez acompaña correctamente las acciones.
En todos estos rubros es muy superior a la primera entrega El Guardián Invisible.
Dentro de lo malo podríamos incluir que se aparta del componente mitológico omnipresente en los libros para centrarse más en lo racional de la investigación policial.
Otro punto en contra es la excesiva duración de ésta tercera parte que supera las dos horas de proyección lo que hace que por momentos la atención del espectador decaiga.
Asimismo, podemos anotar en el debe, un gruesísimo error de continuidad y es que a partir aproximadamente de la mitad del metraje Sbaraglia que interpreta al juez Markina, supuestamente nacido y criado en Navarra, recupera inexplicablemente el acento porteño del actor, sin que nadie parezca haberlo notado.
Por último, un error muy común en ésta y otras adaptaciones de novelas exitosas es eliminar pasajes de difícil concreción visual pero imprescindibles para la comprensión final de la historia lo que hace que sólo puedan entender de que a los que previamente hayan leído las novelas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el epílogo de la novela Dolores Redondo explica como nació la idea de la trilogía y cuenta que "Fue una noticia en la prensa, breve, siniestra, cargada de dolor, injusticia y miedo, suficiente para impactarme y quedarse como un fantasma omnipresente en mi memoria. El suceso desapareció de las páginas de los periódicos con la misma discreción con la que había aparecido, y a pesar de que indagué para encontrar alguna referencia más a aquel horrible hecho, el silencio parecía haber sepultado, como tan a menudo ocurre, la confesión de un testigo arrepentido que afirmaba haber participado junto a un grupo de personas en el crimen ritual de un bebé de apenas catorce meses. Los hechos habían ocurrido treinta años atrás (la fecha que fijé como nacimiento de Amaia Salazar) en un caserío de una localidad Navarra, y los propios padres de la niña la habrían entregado como sacrificio, haciendo desaparecer después el cadáver y uniéndose al riguroso pacto de silencio que todos los miembros de la secta habrían respetado hasta la actualidad. «Se llamaba Ainara y tenía catorce meses cuando fue asesinada, poco más se sabe de ella». Esta frase que aparecía en el artículo original se me quedó grabada a fuego, y poco a poco, en mi mente, Ainara fue teniendo todo aquello que le habían negado, un rostro, unas pequeñas manos blancas, los ojos más tristes del mundo y unos inseguros primeros pasos. Al recuerdo de una niña que nunca conocí se sumó la constatación terrible de que los que debían amarla y protegerla fueran justamente los que le hicieron daño. Y además, la injusticia de un nombre olvidado, el agravio de no tener una tumba, la ferocidad de segar una vida que apenas comienza y justificarlo como parte de un ritual de fe, una oscura religión, un mágico culto al mal. La historia está basada en aquella noticia, en un puñado de datos y muchas suposiciones. Lejos de mi deseo pretender que lo que plantea la novela constituya una hipótesis de lo que ocurrió. Me importaba resaltar la potencia de unas creencias para provocar actuaciones monstruosas, algo que lamentablemente no tiene nada de ficción y es, de hecho, muy real. Doctrinas pervertidas que se sustentan con la sangre de los inocentes. El mal, no los malvados, sino el mal."
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