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6.1
8,913
7
19 de agosto de 2020
19 de agosto de 2020
31 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este viernes 21 de agosto se estrena La boda de Rosa, la esperada película de Icíar Bollaín que se rodó en la ciudad de Valencia, al igual que otro de sus films más característicos, El olivo. Con un reparto original y un guion muy intimista, la directora compone un prestigioso film al más puro estilo Bollaín. Por esta razón, no se aleja de sus raíces y vuelve a mezclar un gran drama con toques de comedia y de crítica social. Ante todo es una película que nace de la franqueza y del amor propio diluido en una trama delirante llena de risas.
Por tercera vez la directora ha contado con Candela Peña tras 'Hola, ¿estás sola?' (1995) y 'Te doy mis ojos' (2003). Su importante trabajo es fundamental ya que es el nexo de unión de todos los personajes y donde se apoya la historia que se cuece a fuego lento. No obstante, en el clímax echa por tierra su gran interpretación con un monólogo interno débil y artificial. A pesar de eso, las feroces interpretaciones de Nathalie Poza y Sergi López agrandan la calidad del film, no como la deplorable y minúscula actuación de María Maroto.
La carga dramática que ahonda en la primera parte puede resultar tediosa, pero a partir de ahí, la película coge el verdadero camino que enganchará al espectador y le dejará en vilo por el gran guion mezclado con píldoras de humor. Asimismo las diferentes y cambiantes localizaciones se exhiben como un elemento más y demuestra la considerable producción con la que Bollaín ha podido contar.
La boda de Rosa acierta de lleno con una historia que grita ser vista y que cautivará a miles de mujeres y hombres que en ella se pueden ver reflejados. Nos encontramos ante otro acierto total de Icíar Bollaín siendo fiel a sí misma en una temporada donde es necesario apoyar la cultura en una situación incierta que va a dejar a mucha gente en la intemperie.
CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
https://tucinecritico.blogspot.com/
Por tercera vez la directora ha contado con Candela Peña tras 'Hola, ¿estás sola?' (1995) y 'Te doy mis ojos' (2003). Su importante trabajo es fundamental ya que es el nexo de unión de todos los personajes y donde se apoya la historia que se cuece a fuego lento. No obstante, en el clímax echa por tierra su gran interpretación con un monólogo interno débil y artificial. A pesar de eso, las feroces interpretaciones de Nathalie Poza y Sergi López agrandan la calidad del film, no como la deplorable y minúscula actuación de María Maroto.
La carga dramática que ahonda en la primera parte puede resultar tediosa, pero a partir de ahí, la película coge el verdadero camino que enganchará al espectador y le dejará en vilo por el gran guion mezclado con píldoras de humor. Asimismo las diferentes y cambiantes localizaciones se exhiben como un elemento más y demuestra la considerable producción con la que Bollaín ha podido contar.
La boda de Rosa acierta de lleno con una historia que grita ser vista y que cautivará a miles de mujeres y hombres que en ella se pueden ver reflejados. Nos encontramos ante otro acierto total de Icíar Bollaín siendo fiel a sí misma en una temporada donde es necesario apoyar la cultura en una situación incierta que va a dejar a mucha gente en la intemperie.
CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
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7
29 de diciembre de 2020
29 de diciembre de 2020
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado los años, y ahora los alumnos y profesores del colegio Zurbarán se reúnen con motivo de la boda de Yoli. Con el paso del tiempo ellos ya no son los mismos, pero aprovecharán la ocasión para recordar los buenos momentos vividos, olvidar viejas rencillas y confesar las cosas que nunca se dijeron, como un secreto celosamente guardado que se llevó por delante la amistad de alguno de ellos.
Atresplayer Premium vuelve a triunfar gracias al reencuentro de ‘Física o química’, no obstante, no es la única secuela que vamos a poder disfrutar. Fue tal el éxito del primer capítulo que dicha plataforma dejó de funcionar en el momento del lanzamiento y estuvo más de 30 minutos colapsada. Esperemos que no pase lo mismo con los próximos reencuentros de ‘Los hombres de Paco’ y ‘Los protegidos’ que llegarán el próximo año. Además, en el mes de febrero podremos disfrutar del reboot de ‘El internado: Las Cumbres’ en la plataforma Amazon Prime Video.
Andrea Duro coge las riendas de la serie para ofrecernos la sensación más melancólica posible a través de su boda con José Lamuño. Una boda en la que priman los continuos guiños a todos los personajes incluso a los que no están como es el caso de Úrsula Corberó. Poco a poco y gracias a las secuencias individuales, conocemos cómo ha evolucionado cada personaje al mismo tiempo que los propios intérpretes ya que parte de ellos han perdido el contacto tras su salida del Zurbarán.
A pesar de que sólo sean dos capítulos uno de los elementos que más destacarán es la gran fotografía. Ésta ya se podía intuir por los diversos matices del póster pero no es hasta la visualización del primer episodio donde nos damos cuenta de lo bien trabajada que está. Asimismo, tanto su director como su guionista aciertan de lleno con una historia que perfectamente se podría prolongar con unas tramas que nos remontan a la verdadera esencia de ‘Física o química’.
Volver a ver a Paula, Yoli, Cabano, Cova, Olimpia, Irene, etc es un regalo que nos ha ofrecido Atresplayer y que espero que tenga una posible continuación. Este reencuentro es como volverte a ver con esos amigos a los que no ves desde hace tiempo donde la piel se te pone de gallina. Sólo espero que a la próxima, la plataforma tenga el valor de contactar con Carlos Montero (creador y guionista) para anunciarle el rescate de la serie así como su participación o como mínimo su mención en los créditos finales. Sin él la serie ahora mismo no existiría, ni tampoco a los personajes que tanto queremos… En este país menoscabamos mucho a los guionistas y creadores de las series que más seguimos y ya va siendo hora de terminar con esta censura.
Atresplayer Premium vuelve a triunfar gracias al reencuentro de ‘Física o química’, no obstante, no es la única secuela que vamos a poder disfrutar. Fue tal el éxito del primer capítulo que dicha plataforma dejó de funcionar en el momento del lanzamiento y estuvo más de 30 minutos colapsada. Esperemos que no pase lo mismo con los próximos reencuentros de ‘Los hombres de Paco’ y ‘Los protegidos’ que llegarán el próximo año. Además, en el mes de febrero podremos disfrutar del reboot de ‘El internado: Las Cumbres’ en la plataforma Amazon Prime Video.
Andrea Duro coge las riendas de la serie para ofrecernos la sensación más melancólica posible a través de su boda con José Lamuño. Una boda en la que priman los continuos guiños a todos los personajes incluso a los que no están como es el caso de Úrsula Corberó. Poco a poco y gracias a las secuencias individuales, conocemos cómo ha evolucionado cada personaje al mismo tiempo que los propios intérpretes ya que parte de ellos han perdido el contacto tras su salida del Zurbarán.
A pesar de que sólo sean dos capítulos uno de los elementos que más destacarán es la gran fotografía. Ésta ya se podía intuir por los diversos matices del póster pero no es hasta la visualización del primer episodio donde nos damos cuenta de lo bien trabajada que está. Asimismo, tanto su director como su guionista aciertan de lleno con una historia que perfectamente se podría prolongar con unas tramas que nos remontan a la verdadera esencia de ‘Física o química’.
Volver a ver a Paula, Yoli, Cabano, Cova, Olimpia, Irene, etc es un regalo que nos ha ofrecido Atresplayer y que espero que tenga una posible continuación. Este reencuentro es como volverte a ver con esos amigos a los que no ves desde hace tiempo donde la piel se te pone de gallina. Sólo espero que a la próxima, la plataforma tenga el valor de contactar con Carlos Montero (creador y guionista) para anunciarle el rescate de la serie así como su participación o como mínimo su mención en los créditos finales. Sin él la serie ahora mismo no existiría, ni tampoco a los personajes que tanto queremos… En este país menoscabamos mucho a los guionistas y creadores de las series que más seguimos y ya va siendo hora de terminar con esta censura.

4.4
2,462
4
23 de agosto de 2020
23 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué te juegas? opera prima de Inés de León cuenta con un reparto bastante cumplido en para lo que la película significa. Es una comedia de estética televisiva con un tono diferente que engloba tanto a los personajes como a los propios diálogos (cobrándolos gran parte de ellos sin ningún sentido narrativo). Resulta gratificante la facilidad de la directora para jugar con los clichés sin atender ni a razones ni a prejuicios y lanzar varias críticas al mismo tiempo hacía la sociedad de hoy en día. Lo consigue riéndose de las comedias románticas, planteando un pulso sentimental entre opuestos, parodiando los ajustes del género.
La estrella de la función es Leticia Dolera con un personaje dispar, dual y divergente a la par, que engloba el mayor peso del film, además de aportar el tono más cómico. Por debajo y muy insólito, se encuentran sus otros dos compañeros de reparto principal, Amaia Salamanca y Javier Rey. Ambos no decepcionan pero sus personajes no dotan de nada distinto y caen en simples protagonistas planos que ocupan la pantalla. Por su parte Mariam Hernández y Brays Efe consiguen contrarrestarlo haciendo unas interpretaciones nada particulares con los que el espectador disfrutará y no quedará decepcionado. Por contra de Walter Orellana interpretando el papel de “Yuma”, decepciona y es totalmente prescindible. Se cae por completo, es innecesario, está mal ejecutado y no consigue hacer reír.
En relación al guion está bastante mal ejecutado y es que parece que se hayan centrado más en el efecto de la risa y de los propios personajes que en la historia. La trama no es natural, no tiene ningún trasfondo y provoca la divagación del espectador. A pesar de eso, el guion está lleno de diálogos ágiles y pullas afiladas que funciona bien durante un rato.
El clímax con una gran semejanza a Nothing Hill pero de una manera mucho más cutre, básica y simplona que sabe a poco. El final totalmente predecible y sin nada reseñable, cuando acaba la película lo único bueno han sido los créditos a la vez que el monólogo que va narrando Leticia Dolera. Un producto prefabricado, con una reformulación millenial que sin lugar a dudas no es nada laborioso. La cinta con algún traspiés en su ritmo, alcanza según avanza el equilibrio entre comicidad y emoción, pero con un final básico, simplón y nada asombroso.
CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
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La estrella de la función es Leticia Dolera con un personaje dispar, dual y divergente a la par, que engloba el mayor peso del film, además de aportar el tono más cómico. Por debajo y muy insólito, se encuentran sus otros dos compañeros de reparto principal, Amaia Salamanca y Javier Rey. Ambos no decepcionan pero sus personajes no dotan de nada distinto y caen en simples protagonistas planos que ocupan la pantalla. Por su parte Mariam Hernández y Brays Efe consiguen contrarrestarlo haciendo unas interpretaciones nada particulares con los que el espectador disfrutará y no quedará decepcionado. Por contra de Walter Orellana interpretando el papel de “Yuma”, decepciona y es totalmente prescindible. Se cae por completo, es innecesario, está mal ejecutado y no consigue hacer reír.
En relación al guion está bastante mal ejecutado y es que parece que se hayan centrado más en el efecto de la risa y de los propios personajes que en la historia. La trama no es natural, no tiene ningún trasfondo y provoca la divagación del espectador. A pesar de eso, el guion está lleno de diálogos ágiles y pullas afiladas que funciona bien durante un rato.
El clímax con una gran semejanza a Nothing Hill pero de una manera mucho más cutre, básica y simplona que sabe a poco. El final totalmente predecible y sin nada reseñable, cuando acaba la película lo único bueno han sido los créditos a la vez que el monólogo que va narrando Leticia Dolera. Un producto prefabricado, con una reformulación millenial que sin lugar a dudas no es nada laborioso. La cinta con algún traspiés en su ritmo, alcanza según avanza el equilibrio entre comicidad y emoción, pero con un final básico, simplón y nada asombroso.
CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
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6.8
8,398
8
23 de agosto de 2020
23 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benito Zambrano junto a los hermano Daniel y Pablo Remón, han sido los encargados de adaptar la homónima y exitosa novela de Jesús Carrasco al formato audiovisual. Todos ellos han salido intactos al lograr comprimir todas las tramas de manera aceptable y conseguir un fuerte hilo conductor. Cabe recalcar que aunque pasen por alto parte de los sucesos de la novela, el film no pierde ni interés ni fuerza.
Jaime López que ya se estrenó en el mundo de la interpretación de la mano de Natalia de Molina con Techo y comida en el año 2015; renueva largometraje acompañado del grandioso Luis Tosar. Ambos actores están bastante correctos, ofreciéndonos un Tosar nuevo ante los ojos del espectador. No obstante, Luis Callejo explora el personaje del capataz hasta llegar a lo más profundo, consigue reflejarlo de la forma más real y pura posible.
Su director Zambrano ha sabido captar la atmósfera desoladora y elemental para sacar el máximo esplendor de la película en unas localizaciones muy poco comunes en el panorama actual con constantes referencias al cine de western. A pesar de esto, algunas historias no llegan a ser del todo creíbles y se sustenta sobre la incertidumbre constante de la realidad.
Intemperie es uno de los pocos ejemplos tolerables de adaptaciones representadas al mundo cinematográfico de los últimos años. No sólo han jugado bien con los tiempos o el ritmo, sino que también con la supresión de subtramas innecesarias. En cambio, con la estándar duración del film, no consigue ahondar en el sufrimiento de los protagonistas ni mostrar la verdadera esencia del libro.
CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
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Jaime López que ya se estrenó en el mundo de la interpretación de la mano de Natalia de Molina con Techo y comida en el año 2015; renueva largometraje acompañado del grandioso Luis Tosar. Ambos actores están bastante correctos, ofreciéndonos un Tosar nuevo ante los ojos del espectador. No obstante, Luis Callejo explora el personaje del capataz hasta llegar a lo más profundo, consigue reflejarlo de la forma más real y pura posible.
Su director Zambrano ha sabido captar la atmósfera desoladora y elemental para sacar el máximo esplendor de la película en unas localizaciones muy poco comunes en el panorama actual con constantes referencias al cine de western. A pesar de esto, algunas historias no llegan a ser del todo creíbles y se sustenta sobre la incertidumbre constante de la realidad.
Intemperie es uno de los pocos ejemplos tolerables de adaptaciones representadas al mundo cinematográfico de los últimos años. No sólo han jugado bien con los tiempos o el ritmo, sino que también con la supresión de subtramas innecesarias. En cambio, con la estándar duración del film, no consigue ahondar en el sufrimiento de los protagonistas ni mostrar la verdadera esencia del libro.
CARLOS ANTOLÍN
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4.9
694
7
23 de agosto de 2020
23 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando pasas de los 45 años, puede parecer que ya has hecho todo en la vida: un marido, dos hijos, un perro y una bonita casa con jardín Pero… ¿Dónde estás tú y tus deseos? ¿Eso es todo? Por otra parte, cuando eres adolescente, tienes toda la vida por delante para casarte, tener hijos, un perro y esa bonita casa con jardín. No sabes qué camino escoger y nadie te ayuda a encontrarlo. Así son Ana y Enric dos personas desconocidas que no saben qué hacer con su vida hasta que un día se conocen en un chat sexual.
Nada más empezar Mikel Rueda, su director y guionista nos muestra el ritmo que va a tomar la película con una meticulosa secuencia. A pesar de que el encuentro sea un tanto forzado, el resto surge con total naturalidad. Nos sumergiremos en los sucesos que ambos pasarán y en cómo evoluciona su relación llena de diferencias. De esta forma, el director acierta de lleno con un ritmo fluido pero lleno de delicadeza y de precisión que lo usa como elemento conector de la película.
El reparto se compone de sólo dos actores a los que poco se les puede criticar. Ambos intérpretes cogen las riendas de manera global para ofrecernos su más sincera interpretación. Maribel Verdú demuestra una vez más su buen quehacer para transformar la verdad delante de las cámaras gracias a su longeva y admirable carrera profesional. El otro pilar fundamental, se llama Germán Alcarazu con el que ya había trabajado antes su director y el que nos ha regalado su cercanía a las preocupaciones de un adolescente con ganas de vivir la vida.
El doble más quince nos hace un viaje por la ciudad bilbaína en la que echamos en falta algo más de recursos para desviar un poco la atención. La puesta en escena de estas localizaciones es atractiva y llena de contrastes, pero no ahonda en la belleza cultural. Lo que llama la atención, es que el guion sea completamente diferente y profundice de manera continua en el sentimiento de soledad que sufren los dos protagonistas.
Es una película que expresa más de lo que cuenta y, a pesar de no juzgar en ningún momento sí que lleva a la reflexión personal. Narra la historia de forma cercana, sincera y con la intención de transmitir sencillez y bondad porque como dicen en repetidas ocasiones “que sea delito, ¿té parece una buena razón?”. Mikel Rueda ha sido capaz de atrapar al espectador al mismo tiempo que cuenta una historia de realismo innato.
CARLOS ANTOLÍN
Blog: TuCineCrítico
https://tucinecritico.blogspot.com/
Nada más empezar Mikel Rueda, su director y guionista nos muestra el ritmo que va a tomar la película con una meticulosa secuencia. A pesar de que el encuentro sea un tanto forzado, el resto surge con total naturalidad. Nos sumergiremos en los sucesos que ambos pasarán y en cómo evoluciona su relación llena de diferencias. De esta forma, el director acierta de lleno con un ritmo fluido pero lleno de delicadeza y de precisión que lo usa como elemento conector de la película.
El reparto se compone de sólo dos actores a los que poco se les puede criticar. Ambos intérpretes cogen las riendas de manera global para ofrecernos su más sincera interpretación. Maribel Verdú demuestra una vez más su buen quehacer para transformar la verdad delante de las cámaras gracias a su longeva y admirable carrera profesional. El otro pilar fundamental, se llama Germán Alcarazu con el que ya había trabajado antes su director y el que nos ha regalado su cercanía a las preocupaciones de un adolescente con ganas de vivir la vida.
El doble más quince nos hace un viaje por la ciudad bilbaína en la que echamos en falta algo más de recursos para desviar un poco la atención. La puesta en escena de estas localizaciones es atractiva y llena de contrastes, pero no ahonda en la belleza cultural. Lo que llama la atención, es que el guion sea completamente diferente y profundice de manera continua en el sentimiento de soledad que sufren los dos protagonistas.
Es una película que expresa más de lo que cuenta y, a pesar de no juzgar en ningún momento sí que lleva a la reflexión personal. Narra la historia de forma cercana, sincera y con la intención de transmitir sencillez y bondad porque como dicen en repetidas ocasiones “que sea delito, ¿té parece una buena razón?”. Mikel Rueda ha sido capaz de atrapar al espectador al mismo tiempo que cuenta una historia de realismo innato.
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