Clásico rotundo y de obligatorio visionado para los amantes del cine en general y del género negro en particular. Y es que si hubiera que escoger una sola película entre todas las que conforman la impresionante e influyente filmografía del maestro Fritz Lang (ardua tarea donde las haya), probablemente y a juicio del que escribe sería esta.

La imagen de Lee Marvin lanzando café hirviendo al rostro de Gloria Grahame quedará para siempre como una de las más poderosas e impactantes de la historia del cine. Es sólo uno de los momentos memorables de esta tensa trama de intriga que desde la perspectiva amargada de un honesto policía (fantástico Glenn Ford), penetra con tono pesimista en truculentas conspiraciones delictivas marcadas por la corrupción.

La presencia de Gloria Grahame como glamourosa mujer fatal clamando venganza, una estética de ascendencias expresionistas y una atmósfera siniestra, humeante y taciturna, son otras de las cualidades definitorias de esta imprescindible obra maestra de Fritz Lang.

La película empieza con una escena de lo más intrigante. Un hombre se suicida. Su mujer, más tranquila que todas las cosas, lee la carta que hay debajo de la mano del muerto, y hace una llamada, pero no a la policía ni a su familia.

Interesante cinta sobre personas corruptas y personas honradas, donde se critica la escasa retribución para el peligroso oficio de policía, y donde hay bastante violencia, pero la más desagradable no es explícita.

No entiendo las críticas a las escenas familiares del protagonista. Son pocas, cortas, bonitas pero no cursis, y no están metidas con calzador. ¿A alguien le fastidia que en la vida real haya policías con una vida familiar feliz? Pues me parece estupendo que se muestre en el cine.

Creo que Glenn Ford no está mal, aunque me habrían gustado más otros actores. Pero Gloria Grahame y Lee Marvin me parecen elecciones perfectas.

Fritz Lang vuelve a dar una lección magistral de cómo hacer buen cine. En este caso, cine negro. Un reparto deslumbrante, un guión adaptado que mide la intesidad de cada toma, unos personajes perfectamente dibujados y una historia que contar. Es dura para la época, pero no cae en el fácil dramatismo ni en la violencia gratuita de la que adolecen muchos films del género hoy en día.

Obra maestra de género negro, rodada en estudio y producida por Columbia Pictures en 1953, estrenada el 14 de Octubre de ese mismo año y premiada con el Edgar al mejor guión. Se basa en un serial del Saturday Evening Post de W.P. Mcgivern, un prolífico escritor y guionista americano, cuyas novelas fueron llevadas al celuloide por gente como Lang, en este caso, o Roy Rowland con la historia de "Rogue Cop".

Narrativamente, es una historia sencilla sobre la moral, el poder y la libertad. Está ambientada en su presente, en una ciudad imaginaria llamada Kenport, localizada en E.E.U.U. El sargento Dave Bannion, magistralmente interpretado por Glenn Ford, emprende una cruzada contra la mafia de la ciudad, que la ha covertido en un lugar corrupto e inhóspito. La prohibición de sus superiores de investigar el suicidio de un compañero, desencadena toda la trama.

Es una película de género negro puro, aunque sin tramas escondidas, ni dobles lecturas, su sencillez se convierte en su mayor aliada. En cuanto a la estética y la fotografía toma como influencia el expresionismo alemán, modelo del cine negro y del propio director en su etapa alemana, en grandes clásicos como "Metropolis" o "El Doctor Mabuse". Con un extraordinario uso de la luz, nos muestra esos claroscuros y fuertes contrastes tan abruptos que se entrelazan a la perfección con una historia de sobornos, crímenes y ambigüedad moral.

Es una historia de personajes, de buenos personajes, así que como no podía ser de otra forma, Fritz Lang encontró grandes actores para esos grandes personajes.

Glenn Ford, en la interpretación del Sargento Dave Bannion está espectacular, consigue en la primera parte de la cinta transmitir una serie de matices muy agradables encaminados a la presentación de su personaje y a lo que será la base de la trama, su matrimonio con Katie, interpretada por Jocelyn Brando, hermana del inconmensurable Marlon Brando y la relación que tienen con su hija. A parte de dar cabida a un policía genérico, pero con mucho estilo, que no fallará en su empeño por demostrar la verdad. En la seguda parte, cuando la película se convierte en una historia muy violenta, su personaje encuentra esa profundidad necesaria y crece en calidad y en matices. Quizá no sea tan bueno como su protagonista en "Gilda", pero es excelente, muy distintos, pero de una dificultad parecida.

Gloria Grahame está magnífica como "femme fatal", perfecta en ese tipo de personaje y con una serie de matices y controversias morales muy interesantes.

Lee Marvin realiza uno de mis personajes favoritos a lo largo de sus numerosas películas, en un papel de segundo del jefe de la mafia, interpretado por Alexander Scourby. Es un personaje de los que dejan huella, un gran villano.

La música orquestal de Daniele Amfitheatrof, aporta siempre el dramatismo necesario que apoya a cada escena.

Una obra maestra sobre la violencia de una sociedad corrupta. Imprescindible.

Muchos Dave Bannion harían falta para desenmascarar la connivencia entre los poderosos mafiosos que pueblan el mundo y los poderes públicos que comen en sus manos. Por desgracia este tipo de personas valientes y desinteresadas son patrimonio casi exclusivo del cine; y cuando en nuestra prosaica vida, la honestidad aparece llevando de la mano a uno de estos seres, la realidad se encarga de triturarlo cual si fuera un bizcocho en la boca de un Tyrannosaurus rex. Esto no es óbice para que sigamos creyendo en los insobornables, al igual que creemos en los caballos con un cuerno (unicornios) o con alas (pegasos). Fritz Lang sabía lo que nos gusta creer y por eso nos refleja en la figura del sargento de policía aunque nos parezcamos mucho más al malvado personaje que interpreta Lee Marvin.