Los caballeros
7.2
26,994
6 de mayo de 2020
6 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a ser sincero. Realmente pienso que Guy Ritchie ha logrado con "The Gentlemen" esa película que le sirva como redención después de una excesivamente larga travesía en el desierto. No creo que merezca la pena ni pararse a nombrar sus últimos fiascos, ya que son conocidos por todos. Pero de verdad creo que el director inglés debería tomarse esta cinta como un punto de inflexión con el que volver a relanzar esa carrera que tanto prometía en sus inicios. Tiempo tiene, capacidad demostrada también. Ojalá lo haga.
Lo primero que llama la atención en "The Gentlemen" es su ritmo. Desde el mismísimo inicio comienza siendo frenético y a partir de ahí las escenas se suceden de forma eléctrica pasando sin un solo respiro de una localización a otra, de una línea temporal a otra. Sin ninguna duda, que este endiablado ritmo funcione bien es producto de un trabajo de montaje sobresaliente. Quizá el punto más fuerte de la película esté en él. A pesar del vaivén de situaciones, lugares y momentos, en la trama de "The Gentlemen" todo termina por cuadrar y encajar como en un puzzle de muchas piezas. Bien es cierto que durante los primeros instantes se puede generar algo de confusión, a mí me ocurrió, pero es cuestión de tiempo ir acoplándose a su estilo y su velocidad. Y se disfruta sobremanera de ello.
El otro punto fuerte de la película son sus personajes. También la interpretación de los actores, por supuesto, al final es una simbiosis. Leo por ahí críticas a que "Ritchie ya solo le da importancia a tener más dinero y más estrellas" en sus películas. Por supuesto que en "The Gentlemen" hay más caras conocidas que en "Lock&Stock", es algo jodidamente lógico teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado y las circunstancias cambiantes de ambos momentos. ¿Pero cuál es el problema de esto? Aquí hay muchos actores consagrados, sí, pero hay actores consagrados haciendo grandes papeles. Malo sería que no fuera así, está claro, pero no es el caso. Matthew McConaughey demostrando una vez más que hace tiempo que dejo atrás ese aura de galán para películas románticas y comedias facilonas. Un Charlie Hunnam enorme en un papel que no era complicado, ya que su personaje es verdaderamente hermético y taciturno. Lo borda. Colin Farrel en un papel menor, pero realizando una actuación rayando a un gran nivel. Por último nombrar a Hugh Jackman, que a mí se me ha hecho excesivamente histriónico, pero entiendo que probablemente sea más cuestión de personalidad de personaje que de interpretación.
Lo primero que llama la atención en "The Gentlemen" es su ritmo. Desde el mismísimo inicio comienza siendo frenético y a partir de ahí las escenas se suceden de forma eléctrica pasando sin un solo respiro de una localización a otra, de una línea temporal a otra. Sin ninguna duda, que este endiablado ritmo funcione bien es producto de un trabajo de montaje sobresaliente. Quizá el punto más fuerte de la película esté en él. A pesar del vaivén de situaciones, lugares y momentos, en la trama de "The Gentlemen" todo termina por cuadrar y encajar como en un puzzle de muchas piezas. Bien es cierto que durante los primeros instantes se puede generar algo de confusión, a mí me ocurrió, pero es cuestión de tiempo ir acoplándose a su estilo y su velocidad. Y se disfruta sobremanera de ello.
El otro punto fuerte de la película son sus personajes. También la interpretación de los actores, por supuesto, al final es una simbiosis. Leo por ahí críticas a que "Ritchie ya solo le da importancia a tener más dinero y más estrellas" en sus películas. Por supuesto que en "The Gentlemen" hay más caras conocidas que en "Lock&Stock", es algo jodidamente lógico teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado y las circunstancias cambiantes de ambos momentos. ¿Pero cuál es el problema de esto? Aquí hay muchos actores consagrados, sí, pero hay actores consagrados haciendo grandes papeles. Malo sería que no fuera así, está claro, pero no es el caso. Matthew McConaughey demostrando una vez más que hace tiempo que dejo atrás ese aura de galán para películas románticas y comedias facilonas. Un Charlie Hunnam enorme en un papel que no era complicado, ya que su personaje es verdaderamente hermético y taciturno. Lo borda. Colin Farrel en un papel menor, pero realizando una actuación rayando a un gran nivel. Por último nombrar a Hugh Jackman, que a mí se me ha hecho excesivamente histriónico, pero entiendo que probablemente sea más cuestión de personalidad de personaje que de interpretación.
10 de mayo de 2020
10 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
125/10(08/05/20) Muy agradecida vuelta a las raíces cockney que hicieron famoso al inglés Guy Ritchie. Tras sus dos primeras cintas recargadas de un frescura epidérmica de hace más de 20 años, “Lock & Stock” (1998) y “Snatch” (2000), el realizador dio el salto a Hollywood, allí ha desarrollado una filmografía un tanto irregular, amansado en su vena destroyer humorística para ser uno más en el stablishment estadounidense, perdiendo por el camino su aura de enfant terrible que le hizo ser comparado por su frescura endiablada con Quentin Tarantino (al que parece hacer un guiño con una escena donde la cámara enfoca desde dentro de un maletero a los protagonistas, este recurso es un clásico tarantiniano). Pero aquí Guy demuestra que aún le queda ese nervio badass para retornar al cine gamberro, con ese particular sello que despliega aquí de mezcla de elementos vigorosos, un thriller distendido con multitud de gangsters marcado por sus etnias, de historias cruzadas de muchos personajes de bandas marcadas por sus etnias (estadounidenses, ingleses, chinos, o rusos), donde el tiempo es maleable pudiendo ir de adelante atrás y viceversas, con una edición co-protagonista, en este caso el tándem James Herbert (“Sherlock Holmes” o “Alladdin”), y Paul Machliss (“Scott Pilgrim contra el mundo” o “Baby Driver”), donde el ritmo se acelera y comprime, e incluso se congela a gusto de enfatizar emociones, donde los cortes rápidos y secos te dejan expectante, ello ayudado por una cámara de Alan Stewart (“Ready Player One” o “Aladdin”), con mucho a mano, con tomas singulares, angulaciones, contrapicados, planos holandeses, con un guión alambicado que juega con la percepción del espectador, con múltiples giros, con flash-backs, con mucha violencia tratada con humor negro, con mucha inclusión de música para acrecentar sensaciones ligeras videocliperas (oyéndose temas de Johnny Rivers, Eric Clapton o Bryan Ferry), atomizado esto por la delirante inclusión de una banda criminal que se dedica a hacer videoclips gangsta, y todo con una serpenteante voz narrativa. Y eso es aquí lo que nos regala Ritchie un producto desenfadado, con un gran sentido pulp, consciente de no tomarse en serio a sí mismo, sabedor de ser un pasarratos sin hondura alguna, donde sus temas tratados como la codicia, la espiral del crimen de la que es difícil escapar una vez estás en ella, o como la aristocracia se corrompe por el dinero, pero todo esto abordado a un nivel superficial.
Guy en esta película hace primar el Don de la Palabra por encima de la acción, acción la hay, pero con cuentagotas, pero no resulta especialmente impactante o recordable, la ‘intensidad’ se consigue merced a los diálogos y frases en que se enfrentan unos y otros, cargados de dobles sentido, de inteligencia propia de jugadores de ajedrez orales, de mordacidad, y sobre todo con mucha testosterona. Ello potenciado con una buena galería de personajes pintorescos cercanos a lo comicquero. Y en este sentido es donde el magnífico elenco se viene arriba, aunque no todos con el mismo fulgor. Está un carismático Matthew McConaughey como Mickey Pearson un estadounidense capo de la marihuana que una vez en la cima decide vender sus planteros, dando con ello una serie de sucesos por hacerse con ellos. El actor demuestra su madurez con una pose regia, derrochando seguridad en sí mismo, con una labia flemática que solo estalla con rabia declamando a Shakespeare con la libra de carne de “El mercader de Venecia”, muy bueno; Charlie Hunnam como Raymond, mano derecha de Mickey (recuperado por Guy Ritchie de su catastrófica versión artúrica), tiene buenos momentos, sobre todo en los enfrentamientos dialécticos con Hugh Grant, cargados de sibilino sentido del humor, el actor que se hizo famoso con la serie “Hijos de la Anarquía”, continua buscando su lugar, aquí cumple con creces; Hugh Grant como el detective Fletcher, tiene el honor de ser la voz narradora, un tipo artero, divertido, con una vena gay divertida en sus comentarios, un papel alejado de lo que estamos acostumbrado en donde tiene encanto , aunque aún le colea de modo grimante su estridente tartamudeo que le resta mucho; Colin Farrell en el papel de un entrenador de boxeo, líder de una banda estrafalaria de fortachones que hacen sus tropelías con GoPro en su cabeza, para luego hacer estas escenas editadas en sus videoclips gangsta. Es para mí el que mejor aprovecha el papel, con una actuación vibrante de personalidad, se nota disfrutar con esa pinta con chándal, con laterales en cabeza cana, y con unas grandes gafas, formidable; Jeremy Strong (famoso ahora por su papel en la serie de éxito “Succesion”) como el caricaturesco (por la pinta con sombrerito) Matthew, potencial comprador del negocio de Mickey, un tanto plano en su monocorde actuación; Michelle Dockery como Michelle, gran amor de Mickey, bella mujer florero; Henry Golding como Dry Eye, asiático que se entromete peligrosamente en los negocios de Mickey, en una actuación de malo malísimo unidimensional; Eddie Marsan como Big Dave es un poderoso hombre de los medios, en una interpretación en la que se da poca cancha a sus grandes dotes expresivas.
Guy en esta película hace primar el Don de la Palabra por encima de la acción, acción la hay, pero con cuentagotas, pero no resulta especialmente impactante o recordable, la ‘intensidad’ se consigue merced a los diálogos y frases en que se enfrentan unos y otros, cargados de dobles sentido, de inteligencia propia de jugadores de ajedrez orales, de mordacidad, y sobre todo con mucha testosterona. Ello potenciado con una buena galería de personajes pintorescos cercanos a lo comicquero. Y en este sentido es donde el magnífico elenco se viene arriba, aunque no todos con el mismo fulgor. Está un carismático Matthew McConaughey como Mickey Pearson un estadounidense capo de la marihuana que una vez en la cima decide vender sus planteros, dando con ello una serie de sucesos por hacerse con ellos. El actor demuestra su madurez con una pose regia, derrochando seguridad en sí mismo, con una labia flemática que solo estalla con rabia declamando a Shakespeare con la libra de carne de “El mercader de Venecia”, muy bueno; Charlie Hunnam como Raymond, mano derecha de Mickey (recuperado por Guy Ritchie de su catastrófica versión artúrica), tiene buenos momentos, sobre todo en los enfrentamientos dialécticos con Hugh Grant, cargados de sibilino sentido del humor, el actor que se hizo famoso con la serie “Hijos de la Anarquía”, continua buscando su lugar, aquí cumple con creces; Hugh Grant como el detective Fletcher, tiene el honor de ser la voz narradora, un tipo artero, divertido, con una vena gay divertida en sus comentarios, un papel alejado de lo que estamos acostumbrado en donde tiene encanto , aunque aún le colea de modo grimante su estridente tartamudeo que le resta mucho; Colin Farrell en el papel de un entrenador de boxeo, líder de una banda estrafalaria de fortachones que hacen sus tropelías con GoPro en su cabeza, para luego hacer estas escenas editadas en sus videoclips gangsta. Es para mí el que mejor aprovecha el papel, con una actuación vibrante de personalidad, se nota disfrutar con esa pinta con chándal, con laterales en cabeza cana, y con unas grandes gafas, formidable; Jeremy Strong (famoso ahora por su papel en la serie de éxito “Succesion”) como el caricaturesco (por la pinta con sombrerito) Matthew, potencial comprador del negocio de Mickey, un tanto plano en su monocorde actuación; Michelle Dockery como Michelle, gran amor de Mickey, bella mujer florero; Henry Golding como Dry Eye, asiático que se entromete peligrosamente en los negocios de Mickey, en una actuación de malo malísimo unidimensional; Eddie Marsan como Big Dave es un poderoso hombre de los medios, en una interpretación en la que se da poca cancha a sus grandes dotes expresivas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el apartado de taras: Ritchie se nota un tanto manso a sus 51 años, donde antes los bajos fondos eran su campo de juego, ahora se ha aburguesado con estos caballeros (de ahí el título), adoleciendo de la mala leche de sus dos primeras obras, tiene humor oscuro, pero no llega a ser lo punzante que lo fue; La película va de menos a más, tardando en coger ritmo, sobre todo debido al lastre de la enrome cantidad de personajes que solo se nombran, con demasiadas subtramas que tardan en situarse, costando coger el hilo de las muchas bandas en batalla; Además Guy juega demasiado a sorprender al espectador con sus rizos en los giros, hace que el factor asombro pierda frescura en favor de alejarme pues siempre esperas otro ‘triple mortal’ en esta vorágine de trileros; Los chistes con los nombres en otros idiomas me resultan de un humor de brochA gorda impropio de una film inteligente, me refiero por supuesto al running-gag del chino con el nombre ‘phuc’;Y también echo en falta un final climax que se te quede, quedando un tanto falto de ideas en su conclusión.
Llama la atención los juegos de meta cine que incluye Ritchie en varios momentos, empezando por el juego de que la historia comienza con Fletcher contando un posible guión de cine a Raymond; asimismo riéndose de la gran coppoliana “La conversación” en boca de Fletcher es aburrida; se rien de la compañía Miramax, colándonos a un ejecutivo emulo notorio en su parecido al ‘infame’ Harvey Weinstein; También en la oficina del mencionado directico se ve un cartel del film “The Man From U.N.C.L.E.”, tremendo fracaso comercial de Guy Richie.
Aun con las mencionadas taras, que más resaltan al compararlas con sus zenits, pero como producto para mantenerte un rato ameno olvidando tus mundanales problemas cumple con creces. Fuerza y honor!!!
Llama la atención los juegos de meta cine que incluye Ritchie en varios momentos, empezando por el juego de que la historia comienza con Fletcher contando un posible guión de cine a Raymond; asimismo riéndose de la gran coppoliana “La conversación” en boca de Fletcher es aburrida; se rien de la compañía Miramax, colándonos a un ejecutivo emulo notorio en su parecido al ‘infame’ Harvey Weinstein; También en la oficina del mencionado directico se ve un cartel del film “The Man From U.N.C.L.E.”, tremendo fracaso comercial de Guy Richie.
Aun con las mencionadas taras, que más resaltan al compararlas con sus zenits, pero como producto para mantenerte un rato ameno olvidando tus mundanales problemas cumple con creces. Fuerza y honor!!!
26 de marzo de 2023
26 de marzo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rollo tremendo. Un tipo con la cara de Hugh Grant y la voz ambiguamente irónica de Christoph Waltz (en el doblaje español) se dedica a contarnos una historieta de mafiosos mil veces vista. Y con un tono supuestamente graciosillo encima. Esta constante dualidad entre el narrador y la historia que está contando resulta de lo más pesada y gratuita. De hecho, te saca de la película. Aunque supongo que le habrá servido al pesado de Ritchie para dismular la inanidad del conjunto. En fin, no sé que más decir. Salvo que la película me ha parecido tan aburrida que ni siquiera he llegado a la mitad.
27 de mayo de 2024
27 de mayo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que le cogí cierta manía a esta “Gentlemen: los señores de la mafia” por ser la penúltima película que he visto en el cine, concretamente el 8 de Marzo de 2020, el famoso 8-M en el que el gobierno animaba a la gente a salir a la calle para celebrarlo, ir a los cines, a los teatros o a los estadios porque «nos iba la vida en ello», el machismo mataba más que el coronavirus y asquerosos slogans del estilo. Pocos días después, estábamos todos confinados y empezaba el tsnuami de muertes. El caso es que no creo que viese la película poniendo toda mi atención y, con todo lo que me gusta el estilo de Guy Ritchie, recuerdo que la película no me entusiasmó o, al menos, no tanto como otras. Me dejó un tanto frío. Ni Matthew McConaughey me parecía integrado en el mundo Ritchie, ni el ritmo tan fluido como en proyectos previos, ni las enrevesadas conversaciones tan divertidas, ni los personajes tan ingeniosos… y le sobraban un par de giros y alguna subtrama.
“Gentlemen: los señores de la mafia”, como todas las películas de Guy Ritchie ganan en un segundo visionado, especialmente si se tiene la posibilidad de verla tranquilamente desde casa en una plataforma en la que puedas detener la acción y rebobinar. También ayuda no estar pensando en si estás a las puertas de una pandemia o es otro caso de amarillismo periodístico. Con todo, me sigue pareciendo que la cinta adolece de cierto aire de despedida del Ritchie-style, esa fórmula de ritmo desquiciante, montaje de tramas trenzadas y conversaciones eléctricas y que el realizador estaba pensando en productos más directos y con más acción, como lo que terminaría siendo “Despierta la furia”. Eso sí, lo hace a lo grande, con una obra de difícil escritura y más difícil ejecución. Vista con cuidado, todos, los elementos están ahí, pero casi a modo de autorreferencia, de homenaje a sus mejores momentos: está esa curiosa visión del mundo gitano, las interminables persecuciones de gente trajeada y sudorosa, carteles promocionales de películas suyas, el uso intensivo de los flashbacks y flashforwards… y, por supuesto, la narración de varias conversaciones anidadas, que alternan hasta la histeria el uso de la primera y la tercera persona.
Pero, y aquí es donde reside la firma del genio, todo eso está integrado en un enorme conjunto de flashbacks invocados en una larguísima conversación entre dos de los principales protagonistas de casi hora y media. La acción no vuelve al tiempo real hasta casi llegado el final y, hasta entonces, un investigador de poca monta y el lugarteniente de una misteriosa banda de narcotraficantes, usando el lenguaje del cine y sugerentes referencias a la profesión de guionista, describen una compleja guerra de familias mafiosas a varias bandas. La historia engancha y la forma de contarla, si eres capaz de seguirla (de ahí lo de poder rebobinar) deja sin aliento. Requiere mente abierta y mucha atención, pero las cartas están siempre sobre la mesa y todo termina cerrando cierra. El Ritchie de siempre, con la sorna, el ingenio y la ironía de siempre, pero vestido de seda.
Me sigue chirriando el personaje de Matthew McConaughey, pero no tanto por su interpretación, sino por el propio personaje, demasiado americano en una película tan brit-pop. A nivel guion, el personaje está blindado y es perfectamente consistente, pero no termina de funcionar. Pecata minuta. También sigo pensando que le sobran varios de los giros, algunos personajes (casi todos los femeninos, algo endémico del cine de Ritchie) y que Ritchie debería pasarse por la Cañada Real o ver el programa “Gipsy Kings” para buscar otra visión del mundo gitano de verdad, con menos rap y más pruebas del pañuelo. Pero en todo lo demás, “Gentlemen: los señores de la mafia”, ahora sí puedo decirlo, es un peliculón. Una buena película dentro del Ritchie-style y por sí misma. Al menos, para los que no se asusten del particular estilo del director y guionista británico. Por cierto, desde entonces, por unas cosas u otras, sólo he vuelto al cine a ver "Top Gun: Maverick".
“Gentlemen: los señores de la mafia”, como todas las películas de Guy Ritchie ganan en un segundo visionado, especialmente si se tiene la posibilidad de verla tranquilamente desde casa en una plataforma en la que puedas detener la acción y rebobinar. También ayuda no estar pensando en si estás a las puertas de una pandemia o es otro caso de amarillismo periodístico. Con todo, me sigue pareciendo que la cinta adolece de cierto aire de despedida del Ritchie-style, esa fórmula de ritmo desquiciante, montaje de tramas trenzadas y conversaciones eléctricas y que el realizador estaba pensando en productos más directos y con más acción, como lo que terminaría siendo “Despierta la furia”. Eso sí, lo hace a lo grande, con una obra de difícil escritura y más difícil ejecución. Vista con cuidado, todos, los elementos están ahí, pero casi a modo de autorreferencia, de homenaje a sus mejores momentos: está esa curiosa visión del mundo gitano, las interminables persecuciones de gente trajeada y sudorosa, carteles promocionales de películas suyas, el uso intensivo de los flashbacks y flashforwards… y, por supuesto, la narración de varias conversaciones anidadas, que alternan hasta la histeria el uso de la primera y la tercera persona.
Pero, y aquí es donde reside la firma del genio, todo eso está integrado en un enorme conjunto de flashbacks invocados en una larguísima conversación entre dos de los principales protagonistas de casi hora y media. La acción no vuelve al tiempo real hasta casi llegado el final y, hasta entonces, un investigador de poca monta y el lugarteniente de una misteriosa banda de narcotraficantes, usando el lenguaje del cine y sugerentes referencias a la profesión de guionista, describen una compleja guerra de familias mafiosas a varias bandas. La historia engancha y la forma de contarla, si eres capaz de seguirla (de ahí lo de poder rebobinar) deja sin aliento. Requiere mente abierta y mucha atención, pero las cartas están siempre sobre la mesa y todo termina cerrando cierra. El Ritchie de siempre, con la sorna, el ingenio y la ironía de siempre, pero vestido de seda.
Me sigue chirriando el personaje de Matthew McConaughey, pero no tanto por su interpretación, sino por el propio personaje, demasiado americano en una película tan brit-pop. A nivel guion, el personaje está blindado y es perfectamente consistente, pero no termina de funcionar. Pecata minuta. También sigo pensando que le sobran varios de los giros, algunos personajes (casi todos los femeninos, algo endémico del cine de Ritchie) y que Ritchie debería pasarse por la Cañada Real o ver el programa “Gipsy Kings” para buscar otra visión del mundo gitano de verdad, con menos rap y más pruebas del pañuelo. Pero en todo lo demás, “Gentlemen: los señores de la mafia”, ahora sí puedo decirlo, es un peliculón. Una buena película dentro del Ritchie-style y por sí misma. Al menos, para los que no se asusten del particular estilo del director y guionista británico. Por cierto, desde entonces, por unas cosas u otras, sólo he vuelto al cine a ver "Top Gun: Maverick".
17 de diciembre de 2020
17 de diciembre de 2020
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un parloteo casi continuado, cuesta seguirla pues más que aclarar, enturbia... Magníficas interpretaciones, y pese a la palabrería, se encuentra salpicada de frases como las que siguen:
No es una pistola, es un pisapapeles.
El baile de los machos alfa.
(Un tipo cae desde una ventana) ¿Has matado a alguien?... No, la gravedad lo ha matado.
No hay que fiarse como van vestidos esos yonkis... sus padres tienen dinero, mucho dinero; y el dinero puede ser un problema.
¡¡Tranquilos chavales, sé que sois los malotes de la calle.
Frases extraídas de la película, que no suponen spoiler. En resumen, un producto extraño que desea ofrecer algo novedoso en un género donde lo más atractivo supondría entregar más de lo de siempre, con un guion clásico y bien planificado.
No es una pistola, es un pisapapeles.
El baile de los machos alfa.
(Un tipo cae desde una ventana) ¿Has matado a alguien?... No, la gravedad lo ha matado.
No hay que fiarse como van vestidos esos yonkis... sus padres tienen dinero, mucho dinero; y el dinero puede ser un problema.
¡¡Tranquilos chavales, sé que sois los malotes de la calle.
Frases extraídas de la película, que no suponen spoiler. En resumen, un producto extraño que desea ofrecer algo novedoso en un género donde lo más atractivo supondría entregar más de lo de siempre, con un guion clásico y bien planificado.
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