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Voto de OsitoF:
8
Voto de OsitoF:
8
7.2
27,010
27 de mayo de 2024
27 de mayo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que le cogí cierta manía a esta “Gentlemen: los señores de la mafia” por ser la penúltima película que he visto en el cine, concretamente el 8 de Marzo de 2020, el famoso 8-M en el que el gobierno animaba a la gente a salir a la calle para celebrarlo, ir a los cines, a los teatros o a los estadios porque «nos iba la vida en ello», el machismo mataba más que el coronavirus y asquerosos slogans del estilo. Pocos días después, estábamos todos confinados y empezaba el tsnuami de muertes. El caso es que no creo que viese la película poniendo toda mi atención y, con todo lo que me gusta el estilo de Guy Ritchie, recuerdo que la película no me entusiasmó o, al menos, no tanto como otras. Me dejó un tanto frío. Ni Matthew McConaughey me parecía integrado en el mundo Ritchie, ni el ritmo tan fluido como en proyectos previos, ni las enrevesadas conversaciones tan divertidas, ni los personajes tan ingeniosos… y le sobraban un par de giros y alguna subtrama.
“Gentlemen: los señores de la mafia”, como todas las películas de Guy Ritchie ganan en un segundo visionado, especialmente si se tiene la posibilidad de verla tranquilamente desde casa en una plataforma en la que puedas detener la acción y rebobinar. También ayuda no estar pensando en si estás a las puertas de una pandemia o es otro caso de amarillismo periodístico. Con todo, me sigue pareciendo que la cinta adolece de cierto aire de despedida del Ritchie-style, esa fórmula de ritmo desquiciante, montaje de tramas trenzadas y conversaciones eléctricas y que el realizador estaba pensando en productos más directos y con más acción, como lo que terminaría siendo “Despierta la furia”. Eso sí, lo hace a lo grande, con una obra de difícil escritura y más difícil ejecución. Vista con cuidado, todos, los elementos están ahí, pero casi a modo de autorreferencia, de homenaje a sus mejores momentos: está esa curiosa visión del mundo gitano, las interminables persecuciones de gente trajeada y sudorosa, carteles promocionales de películas suyas, el uso intensivo de los flashbacks y flashforwards… y, por supuesto, la narración de varias conversaciones anidadas, que alternan hasta la histeria el uso de la primera y la tercera persona.
Pero, y aquí es donde reside la firma del genio, todo eso está integrado en un enorme conjunto de flashbacks invocados en una larguísima conversación entre dos de los principales protagonistas de casi hora y media. La acción no vuelve al tiempo real hasta casi llegado el final y, hasta entonces, un investigador de poca monta y el lugarteniente de una misteriosa banda de narcotraficantes, usando el lenguaje del cine y sugerentes referencias a la profesión de guionista, describen una compleja guerra de familias mafiosas a varias bandas. La historia engancha y la forma de contarla, si eres capaz de seguirla (de ahí lo de poder rebobinar) deja sin aliento. Requiere mente abierta y mucha atención, pero las cartas están siempre sobre la mesa y todo termina cerrando cierra. El Ritchie de siempre, con la sorna, el ingenio y la ironía de siempre, pero vestido de seda.
Me sigue chirriando el personaje de Matthew McConaughey, pero no tanto por su interpretación, sino por el propio personaje, demasiado americano en una película tan brit-pop. A nivel guion, el personaje está blindado y es perfectamente consistente, pero no termina de funcionar. Pecata minuta. También sigo pensando que le sobran varios de los giros, algunos personajes (casi todos los femeninos, algo endémico del cine de Ritchie) y que Ritchie debería pasarse por la Cañada Real o ver el programa “Gipsy Kings” para buscar otra visión del mundo gitano de verdad, con menos rap y más pruebas del pañuelo. Pero en todo lo demás, “Gentlemen: los señores de la mafia”, ahora sí puedo decirlo, es un peliculón. Una buena película dentro del Ritchie-style y por sí misma. Al menos, para los que no se asusten del particular estilo del director y guionista británico. Por cierto, desde entonces, por unas cosas u otras, sólo he vuelto al cine a ver "Top Gun: Maverick".
“Gentlemen: los señores de la mafia”, como todas las películas de Guy Ritchie ganan en un segundo visionado, especialmente si se tiene la posibilidad de verla tranquilamente desde casa en una plataforma en la que puedas detener la acción y rebobinar. También ayuda no estar pensando en si estás a las puertas de una pandemia o es otro caso de amarillismo periodístico. Con todo, me sigue pareciendo que la cinta adolece de cierto aire de despedida del Ritchie-style, esa fórmula de ritmo desquiciante, montaje de tramas trenzadas y conversaciones eléctricas y que el realizador estaba pensando en productos más directos y con más acción, como lo que terminaría siendo “Despierta la furia”. Eso sí, lo hace a lo grande, con una obra de difícil escritura y más difícil ejecución. Vista con cuidado, todos, los elementos están ahí, pero casi a modo de autorreferencia, de homenaje a sus mejores momentos: está esa curiosa visión del mundo gitano, las interminables persecuciones de gente trajeada y sudorosa, carteles promocionales de películas suyas, el uso intensivo de los flashbacks y flashforwards… y, por supuesto, la narración de varias conversaciones anidadas, que alternan hasta la histeria el uso de la primera y la tercera persona.
Pero, y aquí es donde reside la firma del genio, todo eso está integrado en un enorme conjunto de flashbacks invocados en una larguísima conversación entre dos de los principales protagonistas de casi hora y media. La acción no vuelve al tiempo real hasta casi llegado el final y, hasta entonces, un investigador de poca monta y el lugarteniente de una misteriosa banda de narcotraficantes, usando el lenguaje del cine y sugerentes referencias a la profesión de guionista, describen una compleja guerra de familias mafiosas a varias bandas. La historia engancha y la forma de contarla, si eres capaz de seguirla (de ahí lo de poder rebobinar) deja sin aliento. Requiere mente abierta y mucha atención, pero las cartas están siempre sobre la mesa y todo termina cerrando cierra. El Ritchie de siempre, con la sorna, el ingenio y la ironía de siempre, pero vestido de seda.
Me sigue chirriando el personaje de Matthew McConaughey, pero no tanto por su interpretación, sino por el propio personaje, demasiado americano en una película tan brit-pop. A nivel guion, el personaje está blindado y es perfectamente consistente, pero no termina de funcionar. Pecata minuta. También sigo pensando que le sobran varios de los giros, algunos personajes (casi todos los femeninos, algo endémico del cine de Ritchie) y que Ritchie debería pasarse por la Cañada Real o ver el programa “Gipsy Kings” para buscar otra visión del mundo gitano de verdad, con menos rap y más pruebas del pañuelo. Pero en todo lo demás, “Gentlemen: los señores de la mafia”, ahora sí puedo decirlo, es un peliculón. Una buena película dentro del Ritchie-style y por sí misma. Al menos, para los que no se asusten del particular estilo del director y guionista británico. Por cierto, desde entonces, por unas cosas u otras, sólo he vuelto al cine a ver "Top Gun: Maverick".