Deseo, peligro
7.2
8,871
Thriller. Drama. Romance
Shanghai, 1942. La ciudad está ocupada por los japoneses. La señora Mak, una mujer rica y sofisticada, recuerda cómo empezó todo en 1938. Su verdadero nombre no es Mak, sino Wong Chia Chi. Poco antes de estallar la II Guerra Mundial (1939-1945), su padre huyó a Inglaterra y la dejó en China. Era estudiante universitaria y conoció a Kuang Yu Min, que acababa de fundar una compañía de teatro para fomentar el patriotismo. Wong Chia Chi se ... [+]
30 de marzo de 2008
30 de marzo de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sin duda la película que más me ha gustado este año.
De Ang Lee no puedo decir nada nuevo, simplemente es maravilloso, pero si hay un personaje que me ha encantado es Tony Leung(habitual de las pelis de Wong Kar Wai)desde In the mood for love me ha interesado mucho y aquí está que se sale(como siempre), este actor es tremendamente versátil en películas de acción, de amor, etc. y en ésta película está superatractivo en su papel de duro jefe militar. Yo no le encuentro además ningún bache, todo es necesario en ella, la duración, las escenas de sexo que sirven para explicarnos el desarrollo psicológico de los personajes, la música maravillosa.
Estupendo thriller con sabor al cine negro de Hitchcock.
De Ang Lee no puedo decir nada nuevo, simplemente es maravilloso, pero si hay un personaje que me ha encantado es Tony Leung(habitual de las pelis de Wong Kar Wai)desde In the mood for love me ha interesado mucho y aquí está que se sale(como siempre), este actor es tremendamente versátil en películas de acción, de amor, etc. y en ésta película está superatractivo en su papel de duro jefe militar. Yo no le encuentro además ningún bache, todo es necesario en ella, la duración, las escenas de sexo que sirven para explicarnos el desarrollo psicológico de los personajes, la música maravillosa.
Estupendo thriller con sabor al cine negro de Hitchcock.
17 de mayo de 2010
17 de mayo de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de Ang Lee, que vuelve a demostrar su heterodoxia en los géneros, cambiando de uno a otro según le guste la historia que desee narrar en imágenes.
En esta ocasión consigue un buen producto gracias a un medido y estudiado guión, fruto de Eileen Chang y del James Schamus.
La historia, excelentemente manufacturada desde el punto de vista formal, con una perfecta ambientación gracias a una encomiable y nada fácil tarea de maquillaje, vestuario, peluquería, una envolvente banda sonora a cargo de Alexandre Desplat y dirección artística, tanto en interiores como en exteriores, tiene un sabor clásico y a la vez moderno. Clásico en cuanto al modus narrativo, tomándose su tiempo en mostrar a los diversos personajes y a su evolución psicológica a través del tiempo transcurrido y moderno en cuanto a las tórridas escenas de sexo, sorprendentes en una cinematografía asiática convencional.
Todo esto lleva a un metraje que pudiera tildarse de excesivo, no en vano dura algo más de dos horas y media. Pero hay que decir que no cansa en absoluto y el interés no sólo no decae a lo largo del metraje sino que va en aumento. Pero sí es cierto que la parte final se alarga un poquillo más de lo debido, pero tampoco demasiado.
Las interpretaciones tienen una importancia vital en este más que estimable film que, recordemos, ganó el León de Oro en la última Venice. Tanto Tony Leung, tan introvertido como solemos verle y Wei Tang, en un papel que sin duda se las trae, muy exigente en todos los aspectos.
Sin duda alguna, "Deseo, peligro" no es la obra maestra que alguno/as dicen por ahí, pero sí es una obra importante, que merece completamente la pena y que tiene excelentes escenas, difíciles de olvidar, como la del piso franco, con Hsiao, el antiguo amigo del jefe del comando, por así decirlo. Escena que tampoco es original pues bebe mucho de la más recordada de "Cortina Rasgada", del maestro Hitchock.
"Deseo, peligro", un estimable trhiller con jugosas escenas de sexo, que quizás al final resulte decepcionante para algunos espectadores y digan al final del mismo que "pues vaya, tanto para eso". Y es que dicho final es el más realista posible, pero no del gusto de la mayoría, probablemente.
En esta ocasión consigue un buen producto gracias a un medido y estudiado guión, fruto de Eileen Chang y del James Schamus.
La historia, excelentemente manufacturada desde el punto de vista formal, con una perfecta ambientación gracias a una encomiable y nada fácil tarea de maquillaje, vestuario, peluquería, una envolvente banda sonora a cargo de Alexandre Desplat y dirección artística, tanto en interiores como en exteriores, tiene un sabor clásico y a la vez moderno. Clásico en cuanto al modus narrativo, tomándose su tiempo en mostrar a los diversos personajes y a su evolución psicológica a través del tiempo transcurrido y moderno en cuanto a las tórridas escenas de sexo, sorprendentes en una cinematografía asiática convencional.
Todo esto lleva a un metraje que pudiera tildarse de excesivo, no en vano dura algo más de dos horas y media. Pero hay que decir que no cansa en absoluto y el interés no sólo no decae a lo largo del metraje sino que va en aumento. Pero sí es cierto que la parte final se alarga un poquillo más de lo debido, pero tampoco demasiado.
Las interpretaciones tienen una importancia vital en este más que estimable film que, recordemos, ganó el León de Oro en la última Venice. Tanto Tony Leung, tan introvertido como solemos verle y Wei Tang, en un papel que sin duda se las trae, muy exigente en todos los aspectos.
Sin duda alguna, "Deseo, peligro" no es la obra maestra que alguno/as dicen por ahí, pero sí es una obra importante, que merece completamente la pena y que tiene excelentes escenas, difíciles de olvidar, como la del piso franco, con Hsiao, el antiguo amigo del jefe del comando, por así decirlo. Escena que tampoco es original pues bebe mucho de la más recordada de "Cortina Rasgada", del maestro Hitchock.
"Deseo, peligro", un estimable trhiller con jugosas escenas de sexo, que quizás al final resulte decepcionante para algunos espectadores y digan al final del mismo que "pues vaya, tanto para eso". Y es que dicho final es el más realista posible, pero no del gusto de la mayoría, probablemente.
16 de octubre de 2011
16 de octubre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comparto el entusiasmo que la mayoría de los criticos oficiales y los internautas muestran ante la obra de Ang Lee, pero el eterno drama de lo cóncavo y lo convexo, de lo femenino y lo masculino, aparece aquí con una fuerza y una profundidad que nos ayuda a reflexionar. El desarrollo de “Deseo, peligro” nos da algunas claves de ese drama, que viene del origen de la especie, que la sociedad ha cultivardo hasta nuestra época y que quizá necesite prolongarse hasta que parezcamos, pero, como es lógico, sólo algunas... Saludos. Ch. Abada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena que me parece crucial en la obra de Ang Lee, entre otras muchas excelentes, es la siguiente: cuando ella le explica a su jefe que él ha logrado penetrarla... y se esta quedando dentro de ella (se entiende, espiritualmente). El eterno drama de lo cóncavo y lo convexo, de lo femenino y lo masculino, aparece aquí descarnado, brutal. En el contexto de la resistencia ante el invasor, un hombre (que ha decidido colaborar con el enemigo) y una mujer (que arriesga su vida para derrotarlo) se funden espiritualmente a través de la cópula carnal.
17 de noviembre de 2013
17 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película con muchos ingredientes: hay espionaje, hay contexto histórico, hay acción, violencia, sexo, amor, personajes con profundidad...
La actuación de los dos protagonistas es muy destacable, los saltos en el tiempo muestran muy bien la evolución del personaje de ella, el contexto político no satura y la construcción de ambientes está muy lograda.
Gustará a cualquier espectador sin prejuicios.
La actuación de los dos protagonistas es muy destacable, los saltos en el tiempo muestran muy bien la evolución del personaje de ella, el contexto político no satura y la construcción de ambientes está muy lograda.
Gustará a cualquier espectador sin prejuicios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más que evolución de la protagonista se nota cómo esta mujer tiene dos caras, en realidad es una estudiante comprometida con su país pero muy inmadura que se deja fascinar por el poderoso y sexy hombre más mayor y lo echa todo a perder. Está claro que tenía que haberse enamorado de su compañero en la obra de teatro, pero una vez más ellas (en el cine) se enamoran del hombre equivocado. Como tenía madera de actriz, realiza su labor de espionaje asumiendo el papel de mujer sofisticada que sí atrae al "objetivo", pero se mete en una trampa de la que no podrá escapar.
En cuanto al personaje de él, es todo lo contrario: se enamora de la chica, le compra un anillo y le pondrá un piso; pero cuando debe elegir entre su amante y su causa, no hace como ella: se queda con su causa. Le dice a su ayudante, señalando el anillo: "Eso no es mío". Así le paga que ella le salvara la vida.
Da realmente pena el final de la película, cómo este grupito de aficionados resistentes paga con sus vidas la lucha contra el invasor japonés. Todo ello sin necesidad de abrumar con discursos políticos, ya se presupone. Está claro que la guerra chinojaponesa da para muy buenas películas: Ciudad de vida y muerte, las flores de la guerra, y ésta que nos ocupa.También está claro que estos estudiantes tenían que haberse limitado a hacer obras de teatro con mensaje; su destino habría sido más feliz aunque menos heroico si hubieran terminado la historia con la fabulosa escena en que celebran su éxito teatral y abordan ese tranvía bajo la lluvia.
En cuanto al personaje de él, es todo lo contrario: se enamora de la chica, le compra un anillo y le pondrá un piso; pero cuando debe elegir entre su amante y su causa, no hace como ella: se queda con su causa. Le dice a su ayudante, señalando el anillo: "Eso no es mío". Así le paga que ella le salvara la vida.
Da realmente pena el final de la película, cómo este grupito de aficionados resistentes paga con sus vidas la lucha contra el invasor japonés. Todo ello sin necesidad de abrumar con discursos políticos, ya se presupone. Está claro que la guerra chinojaponesa da para muy buenas películas: Ciudad de vida y muerte, las flores de la guerra, y ésta que nos ocupa.También está claro que estos estudiantes tenían que haberse limitado a hacer obras de teatro con mensaje; su destino habría sido más feliz aunque menos heroico si hubieran terminado la historia con la fabulosa escena en que celebran su éxito teatral y abordan ese tranvía bajo la lluvia.
2 de mayo de 2016
2 de mayo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Hong Kong de los años cuarenta – sombrío, bullicioso, cosmopolita – es el escenario del soberbio melodrama con que Ang Lee, después de realizar en Estados Unidos obras tan inmersas en la cultura occidental como “Sentido y sensibilidad”, “La tormenta de hielo” o “Brokeback Mountain” regresa a sus raíces orientales. Rodada en China y en lenguaje mandarín tras “Tigre y Dragón”, recrea un periodo histórico con escasa presencia en la literatura y el cine de su país, considerado tabú por los comunistas chinos y los nacionalistas taiwaneses: la ocupación japonesa de China durante la 2ª Guerra Mundial.
Todo ello, claro, sin variar un ápice su coherencia como estilista de las emociones, su capacidad innata para amoldarse a cualquier género. No sólo se permite ser un transgresor de la arquitectura dramática más clasicista, sino que ésta está efectuada desde una impecable narrativa clásica que recuerda a maestros como Lang y Hitchcock. En 1938 un grupo de estudiantes chinos, jóvenes e idealistas, que han organizado una sociedad teatral para fomentar el patriotismo, se propone eliminar a un agente chino, el Sr. Yee, colaborador de las fuerzas de ocupación japonesas. La actriz de la compañía Wong Chia Chi, es convencida por su amigo Kuang Yu Min para ganarse la confianza de la esposa del traidor colaboracionista y así seducir al marido, conduciéndolo a una trampa. La intriga se centra a partir de entonces en la relación tempestuosa y tórrida entre la joven Wong y el colaborador de los nipones.
El film arranca con un “flash-back” en tono de thriller, la trama es enrevesada pese a la aparente sencillez argumental. Una “mata-hari” romántica y una pasión enfermiza que roza el sadomasoquismo, donde los personajes van creciendo, tomando posiciones como elementos ajenos al resto de la película. Ang Lee nos muestra la violencia y el sexo de forma explícita pero sin ser vulgar. No se busca lo espectacular y aparatoso, cada encuentro físico es un nudo dramático que atenaza cualquier vía de escape satisfactoria. El film deviene poco a poco hacia una lacerante historia de amor, los perfiles se difuminan, el melodrama se oscurece aún más a medida que los encuentros sexuales se suceden.
La virtud más encomiable del film es su complejidad psicológica, que no solo se transmite a través del sexo, sino de las palabras y las miradas. Los personajes cobran una ambigüedad moral y un sentido fatalista de la existencia, muy cercana a los personajes de Nicholas Ray. Un cúmulo de referencias que no surgen por imitación, el instinto del cineasta es matemático y preciso, no sobra nada, ni un plano, ni un gesto, lo dicho, insultante en su perfección. Los encuadres están delimitados alrededor de la dicotomía entre razón y pasión, lujuria y temor, codicia y prudencia. Una pieza maestra de una belleza fascinante gracias a su gran fotografía y diseño de producción, actores adecuados y música excelente que se alzó con el “León de Oro” del Festival de Venecia.
Todo ello, claro, sin variar un ápice su coherencia como estilista de las emociones, su capacidad innata para amoldarse a cualquier género. No sólo se permite ser un transgresor de la arquitectura dramática más clasicista, sino que ésta está efectuada desde una impecable narrativa clásica que recuerda a maestros como Lang y Hitchcock. En 1938 un grupo de estudiantes chinos, jóvenes e idealistas, que han organizado una sociedad teatral para fomentar el patriotismo, se propone eliminar a un agente chino, el Sr. Yee, colaborador de las fuerzas de ocupación japonesas. La actriz de la compañía Wong Chia Chi, es convencida por su amigo Kuang Yu Min para ganarse la confianza de la esposa del traidor colaboracionista y así seducir al marido, conduciéndolo a una trampa. La intriga se centra a partir de entonces en la relación tempestuosa y tórrida entre la joven Wong y el colaborador de los nipones.
El film arranca con un “flash-back” en tono de thriller, la trama es enrevesada pese a la aparente sencillez argumental. Una “mata-hari” romántica y una pasión enfermiza que roza el sadomasoquismo, donde los personajes van creciendo, tomando posiciones como elementos ajenos al resto de la película. Ang Lee nos muestra la violencia y el sexo de forma explícita pero sin ser vulgar. No se busca lo espectacular y aparatoso, cada encuentro físico es un nudo dramático que atenaza cualquier vía de escape satisfactoria. El film deviene poco a poco hacia una lacerante historia de amor, los perfiles se difuminan, el melodrama se oscurece aún más a medida que los encuentros sexuales se suceden.
La virtud más encomiable del film es su complejidad psicológica, que no solo se transmite a través del sexo, sino de las palabras y las miradas. Los personajes cobran una ambigüedad moral y un sentido fatalista de la existencia, muy cercana a los personajes de Nicholas Ray. Un cúmulo de referencias que no surgen por imitación, el instinto del cineasta es matemático y preciso, no sobra nada, ni un plano, ni un gesto, lo dicho, insultante en su perfección. Los encuadres están delimitados alrededor de la dicotomía entre razón y pasión, lujuria y temor, codicia y prudencia. Una pieza maestra de una belleza fascinante gracias a su gran fotografía y diseño de producción, actores adecuados y música excelente que se alzó con el “León de Oro” del Festival de Venecia.
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