Dunkerque
7.0
57,816
Bélico. Drama
Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2017
21 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica de UN LUGAR DE CINE
"Dunkerque" es el nuevo juguete que Nolan ha puesto a disposición del público. Después de atravesar agujeros de gusano o entrar en el sueño, de un sueño, de otro sueño, su último juguete es ideal para vivir y sentir en primera persona, unos de los períodos más tristes de la humanidad: La II Guerra Mundial.
El milagro de Dunkerque, o la operación Dinamo, como también se la conoce, fue una operación de evacuación de las tropas aliadas en territorio francés (después de que Francia fuera tomada por el ejército alemán) durante la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar a finales de mayo de 1940, y fue organizada por el mariscal británico John Vereker Gort.
¿Qué estrategias se diseñaron para la evacuación de casi 300.000 soldados? ¿Cómo llegaron hasta allí dichos soldados? ¿Por qué estaban cercados por el ejército alemán en aquella playa? Y lo más extraño de todo, ¿por qué el ejército alemán ordenó parar el avance de sus tropas, cuando tenían la posibilidad de aniquilar al ejército británico, con todo lo que ello significaba, para después partir hacia Inglaterra?
No es que vaya a hacer un "spoiler" de la película en estas líneas, dando respuesta a todas esas preguntas, es que nada de eso es importante en "Dunkerque".
Nolan esquiva todas las inquietudes históricas que se puedan sustraer de un hecho de tal magnitud y pone todo el peso en la capacidad de sentir que tú, como espectador, eres uno de esos soldados a los que hay que evacuar de aquella playa. El mensaje narrativo de Nolan durante toda la película se podría resumir en: "Hay que salir de aquí". Eso es todo.
Y nada de lo que sucede, se sale de ese patrón, con todo lo que ello supone. No hay giros dramáticos en los acontecimientos, ni ningún tipo de visión periférica, que te haga situar tu cabeza en otras situaciones de la batalla. Incluso cuando el que aparece en pantalla es el propio mariscal británico, sólo es para insistir en la necesidad de salir de esa maldita playa.
Siendo consciente de esta situación, el director plantea tres historias distintas, según el lugar donde nos encontremos, para seguir los acontecimientos, a través de tres planos distintos: Por tierra, donde esos 300.000 soldados esperan en la playa a ser evacuados. Por mar, donde el actor Mark Rylance, toma las riendas de la historia a través de un barco de paseo. Y por el aire, donde seguimos la estela de Tom Hardy, dentro de un "spitfire" británico.
Dicho juego de tres escenarios se complica, cuando Nolan, tan común en él, decide jugar con el tiempo, al igual que hiciera en "Origen" o "Interestelar", situando una historia de una semana, otra de un día y la última de una hora, que van a ir confluyendo según el lugar donde nos encontremos. Es importante tener ese punto claro para no perderse en las diversas situaciones que luego se van a contar.
A partir de aquí, Nolan plantea básicamente la primera experiencia cinematográfica sensorial de género bélico. Ese es el nuevo juguete que Nolan ha puesto a la venta, aunque el verano no sea en absoluto ducho para ese tipo de experiencias. Si la historia no importa, ni tampoco los personajes, de los cuales apenas sabemos nada de ellos, y por ello hay una gran falta de emotividad y cercanía a lo largo de la película, es por una decisión consciente del propio director, que aquí lo que pretende es básicamente centrar toda la atención en ti, como espectador y como visitante temporal, de un hecho histórico al cual jamás podrás volver a acercarte de la manera que él lo ha hecho.
Para ello Nolan saca toda la artillería pesada. Hoyte Van Hoytema, colaborador habitual suyo, realizando una labor excelsa en la fotografía, con un gran uso de planos subjetivos, acuérdense de la experiencia sensorial, y sacando el máximo provecho a las pocas localizaciones de las que dispone. Y Hans Zimmer en la composición musical que, es importante decirlo, toma el control de la situación en muchos momentos del film. Lo que aquí ha hecho Hans Zimmer es simplemente enorme, tanto en su complejidad, como en lo increíblemente acertado del resultado.
No solamente utiliza música original a lo largo de la película, sino que también crea variaciones de obras musicales como la sinfonía "Nimrod", compuesta por Edwar Elgar, en la cual se apoya para dar una mayor dosis de emotividad en los minutos finales,- dentro de la falta que hay en él -. Es curioso pensar que en el 2013, con el gobierno griego echando abajo la orquesta sinfónica de la radio televisión griega, los músicos salieron en señal de protesta,- aunque ya sabían que se acababan de quedar en la calle -, y tocaron esta misma pieza, que aunque parece simular una derrota mantiene un grueso hilo de esperanza.
Ver "Dunkerque" es asistir a una danza, intensa y agónica, entre la imagen y el sonido, en el cual este último siempre marca el patrón de comportamiento de la primera, y al mismo tiempo inyecta dicha sensación agónica y de tensión en el público. Es capaz de poner una nota en el aire durante muchos segundos, mientras las imágenes se suceden, para elevar esas sensaciones. Si "Dunkerque" es una experiencia satisfactoria es, en parte, gracias al enorme trabajo de Zimmer. No diré nada del maldito tic-tac del reloj, porque me parece demasiado obvio su empleo, como para detenerme en él, pero es sin duda un acierto absoluto, para acrecentar la sensación de agobio en el espectador.
Sigue en ZONA DE SPOILER por un tema de extensión, no porque se cuente ningún detalle relevante de la película.
"Dunkerque" es el nuevo juguete que Nolan ha puesto a disposición del público. Después de atravesar agujeros de gusano o entrar en el sueño, de un sueño, de otro sueño, su último juguete es ideal para vivir y sentir en primera persona, unos de los períodos más tristes de la humanidad: La II Guerra Mundial.
El milagro de Dunkerque, o la operación Dinamo, como también se la conoce, fue una operación de evacuación de las tropas aliadas en territorio francés (después de que Francia fuera tomada por el ejército alemán) durante la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar a finales de mayo de 1940, y fue organizada por el mariscal británico John Vereker Gort.
¿Qué estrategias se diseñaron para la evacuación de casi 300.000 soldados? ¿Cómo llegaron hasta allí dichos soldados? ¿Por qué estaban cercados por el ejército alemán en aquella playa? Y lo más extraño de todo, ¿por qué el ejército alemán ordenó parar el avance de sus tropas, cuando tenían la posibilidad de aniquilar al ejército británico, con todo lo que ello significaba, para después partir hacia Inglaterra?
No es que vaya a hacer un "spoiler" de la película en estas líneas, dando respuesta a todas esas preguntas, es que nada de eso es importante en "Dunkerque".
Nolan esquiva todas las inquietudes históricas que se puedan sustraer de un hecho de tal magnitud y pone todo el peso en la capacidad de sentir que tú, como espectador, eres uno de esos soldados a los que hay que evacuar de aquella playa. El mensaje narrativo de Nolan durante toda la película se podría resumir en: "Hay que salir de aquí". Eso es todo.
Y nada de lo que sucede, se sale de ese patrón, con todo lo que ello supone. No hay giros dramáticos en los acontecimientos, ni ningún tipo de visión periférica, que te haga situar tu cabeza en otras situaciones de la batalla. Incluso cuando el que aparece en pantalla es el propio mariscal británico, sólo es para insistir en la necesidad de salir de esa maldita playa.
Siendo consciente de esta situación, el director plantea tres historias distintas, según el lugar donde nos encontremos, para seguir los acontecimientos, a través de tres planos distintos: Por tierra, donde esos 300.000 soldados esperan en la playa a ser evacuados. Por mar, donde el actor Mark Rylance, toma las riendas de la historia a través de un barco de paseo. Y por el aire, donde seguimos la estela de Tom Hardy, dentro de un "spitfire" británico.
Dicho juego de tres escenarios se complica, cuando Nolan, tan común en él, decide jugar con el tiempo, al igual que hiciera en "Origen" o "Interestelar", situando una historia de una semana, otra de un día y la última de una hora, que van a ir confluyendo según el lugar donde nos encontremos. Es importante tener ese punto claro para no perderse en las diversas situaciones que luego se van a contar.
A partir de aquí, Nolan plantea básicamente la primera experiencia cinematográfica sensorial de género bélico. Ese es el nuevo juguete que Nolan ha puesto a la venta, aunque el verano no sea en absoluto ducho para ese tipo de experiencias. Si la historia no importa, ni tampoco los personajes, de los cuales apenas sabemos nada de ellos, y por ello hay una gran falta de emotividad y cercanía a lo largo de la película, es por una decisión consciente del propio director, que aquí lo que pretende es básicamente centrar toda la atención en ti, como espectador y como visitante temporal, de un hecho histórico al cual jamás podrás volver a acercarte de la manera que él lo ha hecho.
Para ello Nolan saca toda la artillería pesada. Hoyte Van Hoytema, colaborador habitual suyo, realizando una labor excelsa en la fotografía, con un gran uso de planos subjetivos, acuérdense de la experiencia sensorial, y sacando el máximo provecho a las pocas localizaciones de las que dispone. Y Hans Zimmer en la composición musical que, es importante decirlo, toma el control de la situación en muchos momentos del film. Lo que aquí ha hecho Hans Zimmer es simplemente enorme, tanto en su complejidad, como en lo increíblemente acertado del resultado.
No solamente utiliza música original a lo largo de la película, sino que también crea variaciones de obras musicales como la sinfonía "Nimrod", compuesta por Edwar Elgar, en la cual se apoya para dar una mayor dosis de emotividad en los minutos finales,- dentro de la falta que hay en él -. Es curioso pensar que en el 2013, con el gobierno griego echando abajo la orquesta sinfónica de la radio televisión griega, los músicos salieron en señal de protesta,- aunque ya sabían que se acababan de quedar en la calle -, y tocaron esta misma pieza, que aunque parece simular una derrota mantiene un grueso hilo de esperanza.
Ver "Dunkerque" es asistir a una danza, intensa y agónica, entre la imagen y el sonido, en el cual este último siempre marca el patrón de comportamiento de la primera, y al mismo tiempo inyecta dicha sensación agónica y de tensión en el público. Es capaz de poner una nota en el aire durante muchos segundos, mientras las imágenes se suceden, para elevar esas sensaciones. Si "Dunkerque" es una experiencia satisfactoria es, en parte, gracias al enorme trabajo de Zimmer. No diré nada del maldito tic-tac del reloj, porque me parece demasiado obvio su empleo, como para detenerme en él, pero es sin duda un acierto absoluto, para acrecentar la sensación de agobio en el espectador.
Sigue en ZONA DE SPOILER por un tema de extensión, no porque se cuente ningún detalle relevante de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con esas dos variables, Nolan juega durante toda la película con un relato de sucesos que siempre se mantiene en lo alto, a nivel de intensidad, como un clímax perpetuo que sólo acaba en los títulos de créditos; sin valles, ni momentos plácidos donde poder acomodarte en la butaca. Todo está milimétricamente medido para que la sensación de agobio y de agonía nunca ceda, desde el primer fotograma, maravilloso comienzo del film, con un magnífico uso del silencio, hasta el último.
Queda claro pues, que el director ha hecho suyo el género bélico. No es que Nolan se haya trasladado a los códigos narrativos de ese género, sino que ha arrastrado el origen bélico de Dunkerque, a un lugar donde él se siente cómodo. Y es que nadie después de ver la película podrá decir que "Dunkerque" no es una película de autor. Lo es y mucho. Se respira Nolan por todas partes.
Se respira en la falta de emotividad, en el trazo desdibujado de los personajes, en la idea de crear algo diferente, se respira en el juego espacio-temporal, se respira en la honestidad de una propuesta que nunca engaña al espectador y se respira en la sensación de que Nolan, como siempre, ha vuelto a acertar. Quería conseguir que tú, pequeño espectador sentado en una cómoda sala de cine, sintieras durante casi dos horas, la incomodidad y la agonía de estar en esa playa, con la única misión de conseguir salir de allí, es decir, sobrevivir. Bien Nolan, lo has conseguido.
www.unlugardecine.com
Queda claro pues, que el director ha hecho suyo el género bélico. No es que Nolan se haya trasladado a los códigos narrativos de ese género, sino que ha arrastrado el origen bélico de Dunkerque, a un lugar donde él se siente cómodo. Y es que nadie después de ver la película podrá decir que "Dunkerque" no es una película de autor. Lo es y mucho. Se respira Nolan por todas partes.
Se respira en la falta de emotividad, en el trazo desdibujado de los personajes, en la idea de crear algo diferente, se respira en el juego espacio-temporal, se respira en la honestidad de una propuesta que nunca engaña al espectador y se respira en la sensación de que Nolan, como siempre, ha vuelto a acertar. Quería conseguir que tú, pequeño espectador sentado en una cómoda sala de cine, sintieras durante casi dos horas, la incomodidad y la agonía de estar en esa playa, con la única misión de conseguir salir de allí, es decir, sobrevivir. Bien Nolan, lo has conseguido.
www.unlugardecine.com
24 de agosto de 2017
24 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido. Quizás la mejor forma de explicar por qué es usando una comparación: si habéis visto Gravity, para mí Dunkerque es al resto de películas de guerra (y más concretamente, a las de la IIGM) lo que Gravity es al resto de películas de naves espaciales.
Dunkerque es una película casi sin trama, con no muchos diálogos y con un protagonista colectivo o, si se prefiere, varios protagonistas con no mucho protagonismo. El protagonismo de la película lo ostenta la propia guerra. A diferencia de, por ejemplo, Salvar al soldado Ryan, donde se muestra con carácter muy épico -típicamente hollywoodiense- el desembarco de Normandía, en Dunkerque no hay grandes acciones épicas.
En Dunkerque lo que hay es pura guerra. Guerra de verdad. Con muertes abundantes, anónimas e irrelevantes; con bombas constantes, indiscriminadas e insoportables. Pero, sobre todo, con desasosiego, incertidumbre, tensión y monotonía.
En esta línea, creo recordar que no hay ni una escena macabra o gore en toda la película. La sangre brilla por su ausencia. No es el visual el impacto que, creo, busca esta película. En ese sentido, destaca por encima de todo el sonido: se contrasta con maestría el silencio total con el sonido de las bombas -estridente y realmente fuerte: vale la pena verla en el cine-, aderezado con un uso constante de una música nuevamente estridente que casi llega a molestar al espectador. No por ello, no obstante, no se ofrecen buenas tomas en una película que, para mí, está muy bien grabada (esos contrapicados de soldados tirados en la playa esperando que caigan las bombas... o esos planos aéreos constantes que te muestran las posiciones de los aliados unas veces y te hacen creerte el piloto de un Spitfire otras...).
Sin embargo, y sin que sea una paradoja con lo anterior, sí creo que en algunos momentos la película está desaprovechada: podrían haber dado más juego a los franceses resistiendo en el perímetro, haber mostrado más duramente (recreándose más, quizás) alguno de los hundimientos... Además, yo habría hecho el metraje más largo, de al menos dos horas.
En definitiva, podéis esperar una película aburrida. Pero os diré una cosa: es que, amigos, la guerra no es divertida.
Dunkerque es una película casi sin trama, con no muchos diálogos y con un protagonista colectivo o, si se prefiere, varios protagonistas con no mucho protagonismo. El protagonismo de la película lo ostenta la propia guerra. A diferencia de, por ejemplo, Salvar al soldado Ryan, donde se muestra con carácter muy épico -típicamente hollywoodiense- el desembarco de Normandía, en Dunkerque no hay grandes acciones épicas.
En Dunkerque lo que hay es pura guerra. Guerra de verdad. Con muertes abundantes, anónimas e irrelevantes; con bombas constantes, indiscriminadas e insoportables. Pero, sobre todo, con desasosiego, incertidumbre, tensión y monotonía.
En esta línea, creo recordar que no hay ni una escena macabra o gore en toda la película. La sangre brilla por su ausencia. No es el visual el impacto que, creo, busca esta película. En ese sentido, destaca por encima de todo el sonido: se contrasta con maestría el silencio total con el sonido de las bombas -estridente y realmente fuerte: vale la pena verla en el cine-, aderezado con un uso constante de una música nuevamente estridente que casi llega a molestar al espectador. No por ello, no obstante, no se ofrecen buenas tomas en una película que, para mí, está muy bien grabada (esos contrapicados de soldados tirados en la playa esperando que caigan las bombas... o esos planos aéreos constantes que te muestran las posiciones de los aliados unas veces y te hacen creerte el piloto de un Spitfire otras...).
Sin embargo, y sin que sea una paradoja con lo anterior, sí creo que en algunos momentos la película está desaprovechada: podrían haber dado más juego a los franceses resistiendo en el perímetro, haber mostrado más duramente (recreándose más, quizás) alguno de los hundimientos... Además, yo habría hecho el metraje más largo, de al menos dos horas.
En definitiva, podéis esperar una película aburrida. Pero os diré una cosa: es que, amigos, la guerra no es divertida.
2 de septiembre de 2017
2 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comparto los comentarios a la película (imprecisión en los modelos de aviones, saltos de detalle explicativo en secuencias, relato minimalista en la imagen o sonido pero ausencia de detalles en el marco histórico... ) pero creo que acierta Nolan al asumir el cambio cultural de la Revolución (Internet y comunicación digital) del s. xxi, que lo ha cambiado TODO y que, inteligentemente, lo aplica mirando hacia atrás. En pocas palabras: película de romanos donde se ven (o no se ven) relojes digitales o zapatillas Adidas.
El público actual no se identifica a través del posicionamiento a favor o en contra de los aliados/ Potencias del Eje (qué es eso?), no distingue entre Stuka o Spitfire (qué más da el modelo), las ráfagas son de disparos, de arena o de pixeles? (en algún barco de guerra se nota la carcasa de simulación pero es igual).
Como en los juegos digitales no vemos al enemigo, solo sabemos que está alrededor de la pantalla o por el patio de butacas.
Viendo la película confirmo (spoyler) de que mi generación caducó y que la nueva tiene códigos distintos.
Hace sesenta años la carne de cañón enviada a morir a la guerra (eso queda muy claro en la película) eran principalmente agricultores u obreros con fuertes referencias de identificación: condiciones de trabajo, oficios, País, patria chica (chico, ¿donde estamos, en Dover?).
Hoy, la carne de cañón de los espectadores, y candidata a morir en el futuro, está unida principalmente como usuario de Internet y móvil vía Whatsapp y Facebook y es en este marco tan poderoso y robusto en donde se desarrollan y condicionan nuestras emociones y toda la información (0 - 1) que nos envuelve, que nos traspasa.
El Director acierta posicionándose en este marco inevitable.
El público actual no se identifica a través del posicionamiento a favor o en contra de los aliados/ Potencias del Eje (qué es eso?), no distingue entre Stuka o Spitfire (qué más da el modelo), las ráfagas son de disparos, de arena o de pixeles? (en algún barco de guerra se nota la carcasa de simulación pero es igual).
Como en los juegos digitales no vemos al enemigo, solo sabemos que está alrededor de la pantalla o por el patio de butacas.
Viendo la película confirmo (spoyler) de que mi generación caducó y que la nueva tiene códigos distintos.
Hace sesenta años la carne de cañón enviada a morir a la guerra (eso queda muy claro en la película) eran principalmente agricultores u obreros con fuertes referencias de identificación: condiciones de trabajo, oficios, País, patria chica (chico, ¿donde estamos, en Dover?).
Hoy, la carne de cañón de los espectadores, y candidata a morir en el futuro, está unida principalmente como usuario de Internet y móvil vía Whatsapp y Facebook y es en este marco tan poderoso y robusto en donde se desarrollan y condicionan nuestras emociones y toda la información (0 - 1) que nos envuelve, que nos traspasa.
El Director acierta posicionándose en este marco inevitable.
7 de septiembre de 2017
7 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una nueva película dentro de la filmografía de uno de los directores más prolijos de nuestra época, si bien me declaro un gran seguidor de Nolan tenía mis discordancias con una película de carácter bélico, ya que lo podía alejar de su fuerte, los guiones con estructuras complejas, finales absolutamente abiertos y salidas del mundo tal y como lo esperamos. Sin embargo, el director inglés nos trae de nuevo al cine total, nos inserta en una guerra, en la claustrofobia misma, un encierro que nos genera una ansiedad constante, que no necesita una gran explicación del conflicto para hacernos palpitar a todo dar, gracias a su increíble cuidado técnico, con su increíble paleta e increíble fotografía, que espero se concrete en una nominación para Van Hoytema, que da una puntada directa al corazón con el siempre correcto Hans Zimmer encargándose de la banda sonora.
No obstante todo lo anterior es solo la cualidad más tangible de este alucinante largometraje, ya que considero que la base y pilar fundamental de esta obra de arte es la capacidad de Nolan de no tener un protagonista que se robe el espectáculo, impidiendo así nuestro amor un personaje, su actuar y su situación, dando una vuelta mucho más importante, convertirnos a nosotros mismos en los protagonistas de la historias siendo un participe silente pero constante de todas las acciones ocurridas a lo largo de toda la película, acercándonos al conflicto de manera real, sintiéndonos atravesados por las balas y ahogado por los sentimientos, produciendo un conflicto ético entre supervivencia o una altruista solidaridad.
En fin, Nolan con un film aparentemente simple nos entrega una enseñanza anti bélica, en una película con reducidos diálogos, algo totalmente metafórico ya que lo que menos se cruza en una guerra son palabras reales, dándonos una reflexión que puede ser más que útil en tiempos tan ajetreados como estos.
No obstante todo lo anterior es solo la cualidad más tangible de este alucinante largometraje, ya que considero que la base y pilar fundamental de esta obra de arte es la capacidad de Nolan de no tener un protagonista que se robe el espectáculo, impidiendo así nuestro amor un personaje, su actuar y su situación, dando una vuelta mucho más importante, convertirnos a nosotros mismos en los protagonistas de la historias siendo un participe silente pero constante de todas las acciones ocurridas a lo largo de toda la película, acercándonos al conflicto de manera real, sintiéndonos atravesados por las balas y ahogado por los sentimientos, produciendo un conflicto ético entre supervivencia o una altruista solidaridad.
En fin, Nolan con un film aparentemente simple nos entrega una enseñanza anti bélica, en una película con reducidos diálogos, algo totalmente metafórico ya que lo que menos se cruza en una guerra son palabras reales, dándonos una reflexión que puede ser más que útil en tiempos tan ajetreados como estos.
11 de septiembre de 2017
11 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha sido una de la películas del verano del 2017, como no podía ser de otra forma tratándose de una película de Christopher Nolan. Pero mientras que la crítica la ha alabado por unanimidad y el público ha respondido en taquilla a mi me ha dejado frío.
Antes de comentar nada quiero decir que no soy de los críticos con el cine de Nolan. Creo que es uno de los mejores directores de la actualidad y que nos ha dado grandes películas que unen lo mejor del cine comercial con aquel con afán de trascendencia. Por eso me apena especialmente no encontrar en su última película la obra maestra que la mayoría parece ver. No digo que sea una mala película, ni mucho menos, pero a mi no me convenció y voy a intentar justificar sin spoilers porqué la considero una película fallida.
Tengo que empezar por la que para muchos es una de las principales bazas de la película, pero que a mi fue lo primero que me chirrió, y es la música. Dicen que la composición de Hans Zimmer es uno de los principales motivos por los que la película transmite tensión, sin embargo el abuso que se hace de la misma a lo largo de todo el metraje a mí me molesto a partir de los cinco minutos iniciales.
Bajo mi punto de vista es una partitura de la que es imposible destacar ningún tema debido a su poca personalidad, siendo poco menos de un compendio de los típicos momentos de tensión de cualquier película de los últimos 20 años. Además me hace especialmente gracia que se destaque el uso continuado del sonido de un reloj, como si eso no se hubiera hecho nunca para transmitir incertidumbre... Pero bueno, como decía lo que me más me molesta es su uso continuado, de manera que apenas hay momentos en lo que no haya algún efecto musical. Por eso me sorprende que se suela criticar el abuso de música melancólica de violines en los momentos dramáticos como recurso fácil para producir la lágrima en el espectador y ahora resulta que poner durante hora y media una música repetitiva de tensión es lo más de lo más. Lo siento pero no lo veo.
El segundo punto que me sacó totalmente de la historia fue la forma en que se entrelazan los tres tiempos de la narración. No sé si pretendía sorprender con esa conexión entre las tramas, pero espero que no, ya que es algo que se adivina desde que pasa la primera noche en la linea argumental de los soldados jóvenes. Por contra lo que a mi me produce es una ruptura continua de la conexión con los personajes y las situaciones en las que se encuentran. Cuando en una historia me empieza a atrapar algo mínimamente, corta a otra escena en la que el clímax es totalmente distinto. Me resultó muy frustrante.
Parece mentira que un director que manejó de forma magistral la narración en distintos marcos temporales en la escena final de Origen lo haga de forma tan tosca en Dunkerque.
A este último punto hay que sumar que las tres historias que se cuentan tienen una carga dramática muy diferente una de otra. Mientras que la historia de Tom Hardly para mi tiene un interés cercano a cero donde apenas pasa nada, la historia de los jóvenes soldados presenta unos agujeros enormes que producen una confusión continua de donde están y qué ha pasado en esas elipsis. Solo me parece que la historia del barco inglés tiene el ritmo y profundidad adecuadas para una película de hora y media y, por desgracia, se ve afectada por las otras historias.
Por tanto, si se quita la machacona música y la desfragmentada narración yo solo encuentro una escena realmente fascinante, y es la primera de la película, por lo que todo lo que le sigue me deja totalmente indiferente. ¿Pero entonces merece la pena verla? Pese a todo lo que he dicho sí que merece la pena verla si te gusta el cine, especialmente el género bélico. Las escenas aéreas posiblemente sean las más realistas que he visto en un cine, la historia es interesante, aunque sea históricamente inexacta o incompleta,
y siempre se agradece que un director se arriesgue en contar una historia de manera diferente, aunque bajo mi humilde punto de vista, no funcione.
Antes de comentar nada quiero decir que no soy de los críticos con el cine de Nolan. Creo que es uno de los mejores directores de la actualidad y que nos ha dado grandes películas que unen lo mejor del cine comercial con aquel con afán de trascendencia. Por eso me apena especialmente no encontrar en su última película la obra maestra que la mayoría parece ver. No digo que sea una mala película, ni mucho menos, pero a mi no me convenció y voy a intentar justificar sin spoilers porqué la considero una película fallida.
Tengo que empezar por la que para muchos es una de las principales bazas de la película, pero que a mi fue lo primero que me chirrió, y es la música. Dicen que la composición de Hans Zimmer es uno de los principales motivos por los que la película transmite tensión, sin embargo el abuso que se hace de la misma a lo largo de todo el metraje a mí me molesto a partir de los cinco minutos iniciales.
Bajo mi punto de vista es una partitura de la que es imposible destacar ningún tema debido a su poca personalidad, siendo poco menos de un compendio de los típicos momentos de tensión de cualquier película de los últimos 20 años. Además me hace especialmente gracia que se destaque el uso continuado del sonido de un reloj, como si eso no se hubiera hecho nunca para transmitir incertidumbre... Pero bueno, como decía lo que me más me molesta es su uso continuado, de manera que apenas hay momentos en lo que no haya algún efecto musical. Por eso me sorprende que se suela criticar el abuso de música melancólica de violines en los momentos dramáticos como recurso fácil para producir la lágrima en el espectador y ahora resulta que poner durante hora y media una música repetitiva de tensión es lo más de lo más. Lo siento pero no lo veo.
El segundo punto que me sacó totalmente de la historia fue la forma en que se entrelazan los tres tiempos de la narración. No sé si pretendía sorprender con esa conexión entre las tramas, pero espero que no, ya que es algo que se adivina desde que pasa la primera noche en la linea argumental de los soldados jóvenes. Por contra lo que a mi me produce es una ruptura continua de la conexión con los personajes y las situaciones en las que se encuentran. Cuando en una historia me empieza a atrapar algo mínimamente, corta a otra escena en la que el clímax es totalmente distinto. Me resultó muy frustrante.
Parece mentira que un director que manejó de forma magistral la narración en distintos marcos temporales en la escena final de Origen lo haga de forma tan tosca en Dunkerque.
A este último punto hay que sumar que las tres historias que se cuentan tienen una carga dramática muy diferente una de otra. Mientras que la historia de Tom Hardly para mi tiene un interés cercano a cero donde apenas pasa nada, la historia de los jóvenes soldados presenta unos agujeros enormes que producen una confusión continua de donde están y qué ha pasado en esas elipsis. Solo me parece que la historia del barco inglés tiene el ritmo y profundidad adecuadas para una película de hora y media y, por desgracia, se ve afectada por las otras historias.
Por tanto, si se quita la machacona música y la desfragmentada narración yo solo encuentro una escena realmente fascinante, y es la primera de la película, por lo que todo lo que le sigue me deja totalmente indiferente. ¿Pero entonces merece la pena verla? Pese a todo lo que he dicho sí que merece la pena verla si te gusta el cine, especialmente el género bélico. Las escenas aéreas posiblemente sean las más realistas que he visto en un cine, la historia es interesante, aunque sea históricamente inexacta o incompleta,
y siempre se agradece que un director se arriesgue en contar una historia de manera diferente, aunque bajo mi humilde punto de vista, no funcione.
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