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La posesión

Terror Berlín, antes de la caída del muro. Cuando Marc regresa de un viaje encuentra a su esposa Anna cambiada, muy nerviosa y perturbada. Por fin, le confiesa que tiene una aventura y lo abandona. Marc cae en una terrible depresión que lo lleva casi al borde de la locura. Poco después Marc se entera de que su mujer también ha abandonado a su amante, y la verdad sobre la aventura secreta de Anna se revelará monstruosa.
Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
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9
26 de junio de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entregada a su condición de película de terror, La Posesión construye y convulsiona hasta derribar todo tipo de límites. La fábula de Andrzej Zulawski es un puro temblor de tierra que remueve y explota un conglomerado hipnótico.

La escalada desde la molestia enloquecedora hasta aquello que no puede ser nombrado es inmediata. Merece la pena verla como un espectáculo de teatro o danza. Tiene planazos y secuencias que son un viaje en sí mismos. Muy cómica en ocasiones. Alguien ha dicho que ya no sería posible rodar esta película. Qué pena, menos mal.

Por decir algo que no se haya dicho ya, me quedo con las claves que da, desde el otro extremo, para una vida en pareja feliz, plena y saludable. Como encontradas en galletitas satánicas de la suerte. No aturdir a la pareja con monólogos melancólico-obsesivos sobre ti. Procurar alejarse de lo irrefrenable si no es para beneficio mutuo y sin que esté el niño delante, a poder ser. Atender un poco a la lógica de los sentimientos, que tiene mucho que decir. Entrever, abrir el campo visual, comprender, superar. Dedicarle el tiempo justo al mal absoluto, que lo poco agrada. Comer algo más de verdura y menos carne. Jugar con el niño, pero no a desquiciarle.

En definitiva, una amable y simpática película sobre lo peor de lo malo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en la que Isabelle Adjani pierde, si cabe aún más, la razón a gritos mientras Sam Neill le vuelve a contar un suceso de su infancia, no sé por qué se me ha quedado grabada. Se lo comentaré a mi Señora en un plomizo monólogo de 45 minutos, trufado de recuerdos sobre yo qué sé cuando tenía seis años. Mejor no, es mejor no invocar al doppelgänger.
6
22 de julio de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los films más extraños y personales que encontraras por su naturaleza onírica que te embriaga de una ansiedad intrínseca que se desata sobre tu psique durante pequeños detalles.
Un retrato perturbador y espeluznante acerca de las parejas que desgarra el alma con su acrecentada locura en una serie de acciones que nunca contempla abandonar en sus decisiones.
Sus miradas ancladas en un miedo realmente indescriptible, aún sabiendo que algo ocurre, todo se vuelve más bizarro e insano con la actitud de los protagonistas.
Adjani nos deleita con una interpretación desvergonzada y acertada, donde roba y reluce en cada plano solamente con su presencia.
7
20 de septiembre de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular fotografía llena de movimiento y con encuadres estéticos. Primeros planos y composiciones agresivos pero con belleza plástica.
La buena intriga que arranca con una infidelidad se rebela pronto como una posesión demoníaca. Escenas desquiciantes de Adjani en los túneles del metro y en su casa. A la par que los efectos que produce en su marido.
Los anclajes de las imágenes con la realidad de la posesión sugieren como es ella la que desquicia a su marido y como el amante espiritual y zen acaba siendo otro tipo de víctima de ella.
Interesantes reflexiones sobre la vida, la Fe, el amor, el azar que junto con las potentes imágenes sugieren un diáologo interno en el espectador.

La dirección es buena, por vigorosa, explosiva, intensa. El cielo gris-azulado de Berlín y los ojos de Adjani son la única tranquilidad en toda la sucesión de imágenes provocadoras.
Buenísima actuación de la pareja protagonista. Adjani, además, con nota con todas sus escenas de poseída.

Escenas desagradables y gores en algún momento pero no gratuitas, tienen sentido con el resto de la película.

Una película muy artística, igual no es para espectadores de consumo rápido.
8
27 de diciembre de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Possession, dirigida por Andrzej Żuławski, es un ejercicio cinematográfico visceral que explora los límites del lenguaje audiovisual para representar el deterioro emocional, la alienación y la inestabilidad inherentes a las relaciones humanas. Este filme, una amalgama de horror psicológico, drama existencial y surrealismo, trasciende las convenciones narrativas para convertirse en una experiencia sensorial, profundamente perturbadora y cargada de simbolismo.

Contexto y Temática

Estrenada en 1981, Possession surge en un período en el que Europa todavía palpaba las tensiones de la Guerra Fría, y Berlín, donde se ambienta la historia, simbolizaba una fractura ideológica y cultural. Żuławski utiliza este escenario como un telón de fondo metafórico para narrar la separación de Mark (Sam Neill) y Anna (Isabelle Adjani), cuya relación se desintegra en una espiral de locura, celos y destrucción.

El muro de Berlín, omnipresente en la narrativa, es tanto un elemento literal como simbólico. Representa las divisiones internas de los personajes: las fronteras invisibles entre el deseo y la repulsión, el amor y el odio, la racionalidad y el instinto. Esta dicotomía no solo define la relación de los protagonistas, sino que también estructura el filme, confrontando al espectador con una dualidad desconcertante.

Actuaciones

Isabelle Adjani entrega una de las actuaciones más desgarradoras y físicas en la historia del cine. Su transformación en Anna es visceral: sus gestos espasmódicos y su mirada alucinada capturan la desintegración mental y emocional de una mujer atrapada entre fuerzas que no puede controlar ni comprender. La escena del metro, en la que su personaje colapsa en un acto de exorcismo físico y espiritual, es un testimonio de la intensidad con la que Adjani se sumerge en su papel.

Sam Neill, por otro lado, ofrece un contrapunto más contenido pero igualmente cargado de tensión. Su interpretación de Mark, un hombre intentando racionalizar lo irracional, resalta la fragilidad de la psique masculina frente a lo inexplicable. Juntos, Adjani y Neill forman un dúo dinámico que ancla la narrativa en un caos emocional desgarrador.

Estilo Visual

Żuławski utiliza la cámara de manera agresiva y fluida, casi como un personaje adicional. Los movimientos frenéticos y los ángulos poco convencionales crean una atmósfera claustrofóbica, donde la realidad parece desintegrarse junto con los personajes. La iluminación, fría y desaturada, resalta la alienación emocional, mientras que las incursiones en colores vibrantes durante las secuencias más surreales intensifican la sensación de irracionalidad.

El uso del espacio físico es igualmente importante: los apartamentos destartalados, los pasillos oscuros y los espacios públicos desolados reflejan el estado mental de los personajes. Berlín, dividida y hostil, es un personaje en sí misma, un espejo de la fragmentación interna de Mark y Anna.

Simbolismo y Género

Possession es un filme que se resiste a la categorización. Aunque superficialmente puede clasificarse como horror, su verdadera esencia radica en el drama psicológico y el surrealismo. La criatura diseñada por Carlo Rambaldi (responsable también del icónico E.T.) es tanto un símbolo de la obsesión como una manifestación de los deseos más oscuros e inconfesables de Anna. Este elemento fantástico, lejos de ser una distracción, refuerza la ambigüedad temática del filme: ¿es esto un relato literal de horror o una alegoría sobre el amor destructivo y la alienación existencial?

Żuławski también parece criticar las instituciones sociales y las expectativas de género. La maternidad, la masculinidad y la idea de "normalidad" se subvierten en favor de una narrativa que explora el caos y el deseo en su forma más pura y destructiva.

Conclusión

Possession es una obra maestra inquietante y difícil de clasificar que exige una entrega total por parte del espectador. No es una película que busque respuestas fáciles; en cambio, invita a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones humanas, la identidad y el miedo a lo desconocido. Żuławski ha creado un filme que no solo impacta visual y emocionalmente, sino que también desafía las percepciones convencionales del amor, el deseo y el horror.

Para aquellos dispuestos a sumergirse en su universo caótico y desafiante, Possession ofrece una experiencia cinematográfica única: un abismo oscuro que refleja las profundidades de la psique humana.

RoRo Nereus
6
3 de febrero de 2019 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un cinéfilo como yo busca películas de todos los estilos y de cualquier país puede dar con obras como esta.

Este largometraje me atrajo por su pareja protagonista, dos grandes actores como Isabelle Adjani (guapísima en esta película, pero con un mal rollo que no cabe en el cuerpo) y Sam Neill, uno de los actores a los que siento mucho respeto por ser un actor que, sin hacer mucho ruido, tiene una carrera con grandes títulos. Después de verla, doy las gracias y maldigo a la vez a esta curiosidad de abarcar los máximos estilos, países y años posibles.

'La posesión' es una de esas cintas que bajo una envoltura atrayente, da la sensación de "¿que carajo estoy viendo?" Por una parte, tenemos la historia de un divorcio entre los personajes de Neill y Adjani, una historia normal donde ambos actores lo dan todo (especialmente ella, con una escena en el metro acojonante), y luego la normalidad se va difuminando hasta que cordura y locura son casi lo mismo. Hay escenas que son una locura absoluta, de diálogo, de lo que se ve en pantalla o ambos.

Esta búsqueda de películas donde de lo mismo el estilo, el país, el año o la técnica es de agradecer. Creo que una persona aficionada al cine se enriquecerá mucho si tiene esta chispa, pero tiene el riesgo de dar con filmes de este carácter. Allá cada cual con lo que se queda; yo me quedo con lo positivo: una buena interpretación de Neill, una grandísima actuación de Adjani y un guión que no le importa arriesgar y provocar.
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