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Voto de RoRo Nereus:
8

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8
6.6
6,014
Terror
Berlín, antes de la caída del muro. Cuando Marc regresa de un viaje encuentra a su esposa Anna cambiada, muy nerviosa y perturbada. Por fin, le confiesa que tiene una aventura y lo abandona. Marc cae en una terrible depresión que lo lleva casi al borde de la locura. Poco después Marc se entera de que su mujer también ha abandonado a su amante, y la verdad sobre la aventura secreta de Anna se revelará monstruosa.
27 de diciembre de 2024
27 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Possession, dirigida por Andrzej Żuławski, es un ejercicio cinematográfico visceral que explora los límites del lenguaje audiovisual para representar el deterioro emocional, la alienación y la inestabilidad inherentes a las relaciones humanas. Este filme, una amalgama de horror psicológico, drama existencial y surrealismo, trasciende las convenciones narrativas para convertirse en una experiencia sensorial, profundamente perturbadora y cargada de simbolismo.
Contexto y Temática
Estrenada en 1981, Possession surge en un período en el que Europa todavía palpaba las tensiones de la Guerra Fría, y Berlín, donde se ambienta la historia, simbolizaba una fractura ideológica y cultural. Żuławski utiliza este escenario como un telón de fondo metafórico para narrar la separación de Mark (Sam Neill) y Anna (Isabelle Adjani), cuya relación se desintegra en una espiral de locura, celos y destrucción.
El muro de Berlín, omnipresente en la narrativa, es tanto un elemento literal como simbólico. Representa las divisiones internas de los personajes: las fronteras invisibles entre el deseo y la repulsión, el amor y el odio, la racionalidad y el instinto. Esta dicotomía no solo define la relación de los protagonistas, sino que también estructura el filme, confrontando al espectador con una dualidad desconcertante.
Actuaciones
Isabelle Adjani entrega una de las actuaciones más desgarradoras y físicas en la historia del cine. Su transformación en Anna es visceral: sus gestos espasmódicos y su mirada alucinada capturan la desintegración mental y emocional de una mujer atrapada entre fuerzas que no puede controlar ni comprender. La escena del metro, en la que su personaje colapsa en un acto de exorcismo físico y espiritual, es un testimonio de la intensidad con la que Adjani se sumerge en su papel.
Sam Neill, por otro lado, ofrece un contrapunto más contenido pero igualmente cargado de tensión. Su interpretación de Mark, un hombre intentando racionalizar lo irracional, resalta la fragilidad de la psique masculina frente a lo inexplicable. Juntos, Adjani y Neill forman un dúo dinámico que ancla la narrativa en un caos emocional desgarrador.
Estilo Visual
Żuławski utiliza la cámara de manera agresiva y fluida, casi como un personaje adicional. Los movimientos frenéticos y los ángulos poco convencionales crean una atmósfera claustrofóbica, donde la realidad parece desintegrarse junto con los personajes. La iluminación, fría y desaturada, resalta la alienación emocional, mientras que las incursiones en colores vibrantes durante las secuencias más surreales intensifican la sensación de irracionalidad.
El uso del espacio físico es igualmente importante: los apartamentos destartalados, los pasillos oscuros y los espacios públicos desolados reflejan el estado mental de los personajes. Berlín, dividida y hostil, es un personaje en sí misma, un espejo de la fragmentación interna de Mark y Anna.
Simbolismo y Género
Possession es un filme que se resiste a la categorización. Aunque superficialmente puede clasificarse como horror, su verdadera esencia radica en el drama psicológico y el surrealismo. La criatura diseñada por Carlo Rambaldi (responsable también del icónico E.T.) es tanto un símbolo de la obsesión como una manifestación de los deseos más oscuros e inconfesables de Anna. Este elemento fantástico, lejos de ser una distracción, refuerza la ambigüedad temática del filme: ¿es esto un relato literal de horror o una alegoría sobre el amor destructivo y la alienación existencial?
Żuławski también parece criticar las instituciones sociales y las expectativas de género. La maternidad, la masculinidad y la idea de "normalidad" se subvierten en favor de una narrativa que explora el caos y el deseo en su forma más pura y destructiva.
Conclusión
Possession es una obra maestra inquietante y difícil de clasificar que exige una entrega total por parte del espectador. No es una película que busque respuestas fáciles; en cambio, invita a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones humanas, la identidad y el miedo a lo desconocido. Żuławski ha creado un filme que no solo impacta visual y emocionalmente, sino que también desafía las percepciones convencionales del amor, el deseo y el horror.
Para aquellos dispuestos a sumergirse en su universo caótico y desafiante, Possession ofrece una experiencia cinematográfica única: un abismo oscuro que refleja las profundidades de la psique humana.
RoRo Nereus
Contexto y Temática
Estrenada en 1981, Possession surge en un período en el que Europa todavía palpaba las tensiones de la Guerra Fría, y Berlín, donde se ambienta la historia, simbolizaba una fractura ideológica y cultural. Żuławski utiliza este escenario como un telón de fondo metafórico para narrar la separación de Mark (Sam Neill) y Anna (Isabelle Adjani), cuya relación se desintegra en una espiral de locura, celos y destrucción.
El muro de Berlín, omnipresente en la narrativa, es tanto un elemento literal como simbólico. Representa las divisiones internas de los personajes: las fronteras invisibles entre el deseo y la repulsión, el amor y el odio, la racionalidad y el instinto. Esta dicotomía no solo define la relación de los protagonistas, sino que también estructura el filme, confrontando al espectador con una dualidad desconcertante.
Actuaciones
Isabelle Adjani entrega una de las actuaciones más desgarradoras y físicas en la historia del cine. Su transformación en Anna es visceral: sus gestos espasmódicos y su mirada alucinada capturan la desintegración mental y emocional de una mujer atrapada entre fuerzas que no puede controlar ni comprender. La escena del metro, en la que su personaje colapsa en un acto de exorcismo físico y espiritual, es un testimonio de la intensidad con la que Adjani se sumerge en su papel.
Sam Neill, por otro lado, ofrece un contrapunto más contenido pero igualmente cargado de tensión. Su interpretación de Mark, un hombre intentando racionalizar lo irracional, resalta la fragilidad de la psique masculina frente a lo inexplicable. Juntos, Adjani y Neill forman un dúo dinámico que ancla la narrativa en un caos emocional desgarrador.
Estilo Visual
Żuławski utiliza la cámara de manera agresiva y fluida, casi como un personaje adicional. Los movimientos frenéticos y los ángulos poco convencionales crean una atmósfera claustrofóbica, donde la realidad parece desintegrarse junto con los personajes. La iluminación, fría y desaturada, resalta la alienación emocional, mientras que las incursiones en colores vibrantes durante las secuencias más surreales intensifican la sensación de irracionalidad.
El uso del espacio físico es igualmente importante: los apartamentos destartalados, los pasillos oscuros y los espacios públicos desolados reflejan el estado mental de los personajes. Berlín, dividida y hostil, es un personaje en sí misma, un espejo de la fragmentación interna de Mark y Anna.
Simbolismo y Género
Possession es un filme que se resiste a la categorización. Aunque superficialmente puede clasificarse como horror, su verdadera esencia radica en el drama psicológico y el surrealismo. La criatura diseñada por Carlo Rambaldi (responsable también del icónico E.T.) es tanto un símbolo de la obsesión como una manifestación de los deseos más oscuros e inconfesables de Anna. Este elemento fantástico, lejos de ser una distracción, refuerza la ambigüedad temática del filme: ¿es esto un relato literal de horror o una alegoría sobre el amor destructivo y la alienación existencial?
Żuławski también parece criticar las instituciones sociales y las expectativas de género. La maternidad, la masculinidad y la idea de "normalidad" se subvierten en favor de una narrativa que explora el caos y el deseo en su forma más pura y destructiva.
Conclusión
Possession es una obra maestra inquietante y difícil de clasificar que exige una entrega total por parte del espectador. No es una película que busque respuestas fáciles; en cambio, invita a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones humanas, la identidad y el miedo a lo desconocido. Żuławski ha creado un filme que no solo impacta visual y emocionalmente, sino que también desafía las percepciones convencionales del amor, el deseo y el horror.
Para aquellos dispuestos a sumergirse en su universo caótico y desafiante, Possession ofrece una experiencia cinematográfica única: un abismo oscuro que refleja las profundidades de la psique humana.
RoRo Nereus