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Duelo de titanes

Western Wyatt Earp, el sheriff de Dodge City, se encuentra de nuevo con John "Doc" Holliday, un jugador borracho y tuberculoso a quien salvó la vida en una ocasión. Juntos tendrán que enfrentarse a la banda de los Clanton, una poderosa familia que tiene atemorizado a todo el pueblo. (FILMAFFINITY)
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7
14 de enero de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este concepto es el que me genera este Western sofisticado, con todos los ingredientes del mundo del lejano oeste americano.

Me he quedado tiritando con la belleza de Rhonda Fleming. Su papel es circunstancial, de relleno, con poca influencia en la historia, pero su sex appeal es inolvidable.

La escena de la película es cuando Wyatt saca a Holliday de su reclusión en el hotel. La escena en la calle está filmada o al alba o al ocaso, a media luz, y es de una belleza imperial, tanto como su dificultad.

A los interiores y exteriores no les falta detalle, está todo cuidado al máximo.

Es el Kirk Douglas más apagado que he visto. Su escena de los cuchillos clavados a la puerta es muy peligrosa, pero da a entender la clase de actor que era Douglas, siempre dispuesto a hacer lo más inverosímil.
7
12 de agosto de 2012 Sé el primero en valorar esta crítica
Wyatt Earp, sheriff de Dodge city, se desplaza hasta la pedanía del sheriff Wilson por ver si ha arrestado a los cuatreros Clanton. Comprueba que no ha sido así pero averigua que Clanton ha estado jugado a las cartas con John Holiday, ahora enfermo de tuberculosis. Earp libra a Holiday de un linchamiento y regresa a Dodge city, a donde se presenta Holiday buscando clientes que desplumar. Antes de que Earp deje la oficina del Marshall por su próxima retirada y casamiento le llega un telegrama de su hermano el sheriff de Tombstone, una aldea dominada por los Clanton. A partir de aquí la película cobra animación en el relato del enfrentamiento y muerte de los cuatreros y los hermanos de Wyatt en OK corral.

La música es parte sobresaliente de la película que cuenta con la magnífica interpretación de Burt Lancaster y Douglas, acompañados por secundarios significativos. La historia de Wyatt Earp y de Doc Holiday ha dado mucho de sí. La película es un ejemplo clásico de westerns de acción, en el que los insobornables sheriffs luchan sin tregua contra los malvados. Más allá de algunos detalles de familia y amistad, la acción es lo principal. Magnifico duelo interpretativo de los dos principales autores. La película, sin embargo, empieza sin demasiada acción y poco a poco se va recuperando hasta el duelo final. Éste es un western de abundantes diálogos e introspección de personajes, más parecido a un drama que a otra cosa.
7
14 de marzo de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
Buena película de Western, para mi un clásico de este género. Excelente trabajo de Burt Lancaster como el Sheriff Wyatt Earp y Kirk Douglas, como el tahúr Doc Holiday. La dirección de John Sturges es muy acertada, pues mantiene la trama interesante durante las poco mas de dos horas de filme. Debemos recordar el oficio de este director que no solo incursionó en el Western, sino también en el bélico como Ha Llegado el Águila y en el de espionaje como Estación Polar Cebra. La locación del pueblo es bien realizada, y relata perfectamente como eran los pueblos del Lejano Oeste. Rhonda Fleming muy hermosa. Debieron eso si, despejar la incógnita si finalmente se encontró con Wyatt.
7
18 de agosto de 2016 Sé el primero en valorar esta crítica
Charlton Heaston alza una recortada ante una multitud entregada, como un Moises levantando las tablas de la ley; El rico y cateto Donald Trump defiende a muerte, casi literalmente, algo que allí llaman la segunda enmienda; de vez en cuando, con una frecuencia creciente, a algún pirado le da por liarse a tiros...Visto desde fuera, la relación de Estados Unidos con las armas es, al menos, digna de reflexión, y Duelo de Titanes nos puede aportar un poco de luz respecto a la necesidad de un pueblo, por otra parte tan inteligente, de sentir cerca la presencia de un rifle.

La película, como anteriormente hiciera My Dear Clementine del maestro Ford, cuenta los hechos acontecidos en Dodge City, un pueblo de frontera interestatal. Una reyerta hecha mito. Si los europeos inconscientemente somos Homero, Ítaca o el Cid, el estadounidense, que tiene que improvisar su propia mitología porque carece de raíces profundas, tiene mucho de Wyatt Earp, de Doc Hollyday y de Ok Corral. Un relato colectivo en que se plasman sus valores, su concepción de la vida y la muerte y su visión del mundo. Mitos apenas incipientes, donde la presencia de las armas es factor común, y que en cierto modo reflejan la manera de sentir de todo un pueblo, del inconsciente colectivo de una nación.

Para los norteamericanos, el Western es la Odisea y Wyatt Earp es Ulises.
8
16 de enero de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Wyatt Earp, un hombre de leyes recto, implacable y defensor de la justicia y el honor. John Holliday, un jugador empedernido, amante del dinero, el alcohol y el peligro.
Dos individuos opuestos unidos por lazos más fuertes que los de cualquier amistad e implicados en uno de los enfrentamientos más memorables del salvaje Oeste: el Tiroteo en el O.K. Corral.

Alrededor de las 3 de la tarde, el 26 de Octubre de 1.881, los pistoleros Isaac y Bill Clanton, Frank y Tom McLaury, Bill Clayborne y Wes Fuller salieron al encuentro de John Hollyday y Virgil, Morgan y Wyatt Earp en el O.K. Corral, situado en el poblado de Tombstone; en 30 segundos se produjeron más de treinta disparos, con un resultado de tres muertos, tres heridos y dos huidos. Hecho inolvidable precedido a la vez que seguido de otras rencillas y enfrentamientos que ha ocupado un lugar importante en la Historia de EE.UU. y, por supuesto, en el universo de la ficción, siendo representado numerosas veces en la literatura y en el cine.
Edward L. Cahn sería el primero en trasladarlo a la gran pantalla en 1.932 con "Un Hombre de Paz", y a pesar de que otras versiones se sucedieron (respetando más o menos la veracidad de los acontecimientos) ninguna logró alcanzar la fama de "La Pasión de los Fuertes", obra imprescindible de John Ford y de las más poéticas y evocadoras de su cine, quien no obstante se centraría más en la psicología y profundidad de los personajes que en el duelo en sí. 11 años después, y sirviéndose del guión firmado por el autor Leon M. Uris, sería John Sturges el encargado de volver a resucitar a las míticas figuras de Earp y Hollyday.

La trama (cantada por Frankie Laine en el tema principal del film), la cual se dividide en tres actos que seguirá el viaje de los dos protagonistas desde su encuentro hasta Tombstone, se inicia en Fort Griffin, Texas, donde llega un pistolero llamado Bailey decidido a vengar el asesinato de su hermano a manos de Hollyday, dentista retirado cuya existencia se ve abocada al desastre por su malsana obsesión con el alcohol y el juego mientras la tuberculosis que años más tarde acabará con su vida empieza a hacer mella en él.
Será en esta ciudad donde se encuentre con Wyatt Earp, sheriff de Dodge City, que acaba salvándole de un linchamiento público por matar a Bailey. Este primer acto de unos 20 minutos establecerá el tono de la película hasta el final, mostrándose como una inteligente combinación de drama, intriga y acción, y las características de Wyatt y John, hombres solitarios situados a opuestos lados de la ley que por el devenir de las circunstancias comienzan una amistad basada ante todo en la deuda, el compromiso, el respeto y el honor; una amistad de caballeros inquebrantable por muy distintas que sean sus motivaciones personales.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Para los papeles principales, Sturges tuvo la suerte de contar con dos auténticos titanes de la industria en la cumbre de sus carreras como fueron Burt Lancaster y Kirk Douglas (cuyo personaje roba el protagonismo a Wyatt desde el principio hasta el final), grandes amigos en la realidad, consiguiendo así una química en pantalla que salta a la vista; les siguen un desfile de secundarios de lujo como Jo Van Fleet, John Ireland, Ted DeCorsia, Earl Holliman y dos jovencísimos con prometedores futuros por delante: Lee Van Cleef y Dennis Hopper.
La preciosa Rhonda Fleming añade el contrapunto melodramático y romántico pero su paso por la historia está de más. Una historia épica llena de emoción donde se plantean reflexiones acerca del coraje, la justicia, la autodestrucción, la redención, la amistad entre hombres y el sometimiento de la mujer (algunas escenas resultarán muy políticamente incorrectas hoy día...), rematado esto con unas tomas bellísmas del paisaje americano y un enfrentamiento final que se inscribe entre los más emblemáticos de la Historia del "western". Contrariado por la visión del productor Hal B. Wallis, Sturges revisitaría una década después el duelo del O.K..

Y lo haría desde una perspectiva más cruda, desmitificadora y, sobre todo, acorde con los hechos reales, en "La Hora de las Pistolas", donde unos sensacionales James Garner y Jason Robards darían vida a Earp y Holliday.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El siguiente acto se desarrolla de forma más extendida en Dodge City, donde el director, sin abandonar la emoción ni el suspense, profundizará en la psicología de los protagonistas, que pasarán a ser compañeros de fatigas, y en el romance.

Pero un romance guiado por el esquema clásico del melodrama, que se revela trágico para John, siendo una de las causas de su cada vez más acusada autodestrucción, lo cual concederá una significativa importancia a Kate, uno de los ejes centrales del film (pues su papel será también decisivo en el futuro duelo), e idílico en primera instancia para Wyatt gracias a su encuentro con Laura, personaje ficticio y bastante gratuito pues, dada su rápida desaparición, no tendrá una verdadera función en la historia.
Acumulación de intrigas y traiciones que derivará en el tercer y último acto, cuando Earp, conducido por el deber, ha de viajar a Tombstone y ayudar a sus hermanos contra los cuatreros del O.K. Corral. En estos siguientes 50 minutos, Sturges se dedicará a acrecentar la tensión de la atmósfera, preparando de esta forma el escenario para la carnicería final, y la sensación de pesimismo y tragedia, todo esto provocado por dos hechos clave: la enfermedad que aqueja a Holliday, testigo resignado de su perdición, y el asesinato del hermano de Wyatt, lo que llevará a éste a iniciar una confrontación, aunque desde la justicia personal y no desde la ley, la cual abandonará cegado por la rabia.

Clásica lucha entre el Bien y el Mal donde se mitificará la figura del héroe aun movido por la venganza como motivación última. Siguiendo una estructura narrativa lineal, el baño de sangre final será la conclusión lógica de todas las anteriores conspiraciones, engaños y tensiones, desatando el director la acción y el sentido de la aventura a partir de un plano mítico copiado hasta la saciedad (los cuatro héroes dirigiéndose a su destino).
Su habilidad para filmar los tiroteos y el formato VistaVision concederán una espectacularidad extra al clímax...no obstante los hechos reales se verán tremendamente desfigurados por la grandilocuencia que demanda la ficción cinematográfica (las dimensiones de la finca, los implicados en el duelo y sus consecuencias, etc.).
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