La delicadeza se basa en una novela del mismo nombre la cual no he tenido oportunidad de leer aún. Sin embargo la historia que se cuenta en esta película es imposible de creer y, en mi opinión, roza en muchos momentos lo absurdo. Sin embargo tengo que decir que "La delicadeza" se deja ver en gran parte debido a la muy buena interpretación de la extraordinaria Audrey Tautou que borda su papel.

Como el toque de un etéreo ser, que quizá no se percibe, pero su delicadeza no es óbice para su acontecimiento. Como una errante e invisible alma cuya existencia es cuasi solipsista. Como un ángel en indeseada visita al Infierno, desorientado por un abrupto y doloroso arranque del Paraíso. Amorosas cuitas narradas historia de amor mediante: el de dos personas en formación de una extraña pareja para desagradable desagrado y envidioso prejuicio de propios y extraños. Tándem formado por una joven viuda, que encontrará en su "fantasmal" compañero de trabajo a alguien por quien seguir viviendo la vida en éste lacrimárum valle vecino de Venus y Marte; la otra "parte contratante" de dicho tándem es un gris, poco agraciado hombre de intachable bonhomía y corazón, no apercibido por sus semejantes cual si un espíritu fuera y, por tanto, con marcado déficit de cariño. Un fantasma, un capitán Daniel Gregg, "resucitado" por el amor, de vuelta a la unción de la luz de las candilejas, de los focos de la existencia, por la inesperada y sorprendente mano angelical de una tal señora Kerr. Hechos que dan así lugar a una chocante simbiosis sentimental, no exenta de dudas, miedos como el que genera la "inquietante" combinación de la compañía de una bella mujer con la Torre Eiffel iluminada de noche, en alguien marcado por un urticante currículum amoroso salpimentado de hiel.

Ergo: De cómo, a veces, los sentimientos nos "inculcan" tan increíbles como subestimados compañeros de viaje.

La delicadeza es un ejemplo de como el célebre cuento de la Bella y la Bestia sigue apareciendo en muchas películas y no nos cansamos de verlo. En este caso los dos personajes centrales de la película ganan el pulso al argumento central del filme, que a la vez es bastante simple. La novedad de “La delicadeza” es la enorme e inusual personalidad que demuestran los personajes de Audrie Tatou (como casi siempre magnifica en su papel) y sobre todo Francois Damiens, la auténtica delicadeza de la película. Habría que resaltar también que este filme es muy gabacho, si te gusta el cine francés seguramente hablarás muy bien de ella, pero hay que ser partidario de este cine. Con ello me refiero a que tiene un humor singular, de ese que te deja la sonrisa en la boca durante todo el metraje, pero que no te hace estallar de risa, que casi siempre es a costa de un personaje del que sentimos lastima y admiración a la vez porque unen en una misma persona una bondad desbordante y la soledad y simplicidad de un fracasado. Este personaje se ha repetido cantidad de veces en las comedias francesas y el mayor ejemplo de ello son los Francois Pignon de Francis Veber (La Cena de los idiotas 1998, Salir del armario 2001, El juego de los idiotas 2006) sin olvidarnos del campanero interpretado por Dany Boon en Bienvenidos al norte 2008, la comedia francesa más taquillera de la historia hasta que apareció Intocable 2011. En este caso Marcus, el personaje que interpreta Damiens, va más allá y le suma inteligencia emocional a su personaje.

Nathalie (Audrey Tautou) pierde en un accidente al hombre del que está perdidamente enamorada. Después de una etapa de duelo, no puede creerse que el amor llame de nuevo a su puerta de la mano de Markus (Francois Damiens) , un compañero de trabajo que nunca ha tenido éxito con las mujeres, pero que rebosa bondad y ternura. Un hombre que para ella supone la vuelta a la vida.

Está basada en el best-seller del mismo nombre. Es una historia amable que aunque en los primeros minutos se pasa un poco de melodramática y es algo lenta, mejora poco a poco. Lo mejor son sus dos protagonistas principales. Nathalie es una mujer frágil dada su gran pérdida, pero que sabe valorar a los demás por lo que realmente valen (por ejemplo a su jefe que le tira la caña se lo quita de encima, a pesar de parecer a primera vista un buen partido, porque está podrido por dentro) y en ocasiones es excesivamente sincera, lo que le hace parecer antipática a ojos de los personajes con los que interactúa, pero que empatiza con el espectador. Marcus es un sueco grande, torpe, feo y de gran corazón que a la vez es consciente de que los demás muchas veces le juzgan por su aspecto exterior y debido a eso lleva una coraza.

El ritmo de la película es como el de una carrera de largo recorrido, va reservando fuerzas para momentos puntuales, el ritmo crece y decrece sin cesar. Empieza lento, seguidamente pega un subidón para ralentizarse de nuevo, y así sucesivamente. La música está compuesta por varias canciones francesas pegadizas de la artista Emilie Simon. Destaca el papel de su cancion Mon Chavalier que envuelve a la apertura y acompaña al telón de la película con una magnífica escena donde Marcus hace un repaso de la vida de Nathalie. En conclusión y valga la redundancia la Delicadeza es una película que tiene su mejor descripción en el título, encarnado en el personaje de Markus.



Si te gustó: El juego de los idiotas (2006), Largo domingo de noviazgo (2004)...te gustará

PUNTOS FUERTES:
-Varias de las escenas que protagoniza Marcus: cuando se viene arriba y se siente un sex simbol ante cada mujer que se cruza por su camino, o cuando se marcha corriendo ante el temor de que Nathalie pueda romperle el corazón.

- En la parte más trágica hay una escena maravillosa en la que Audrie Tatou anda por la calle recordando a su amor perdido al estilo Richard Ashcroft en su video de Bitter sweet Simphony (la canción de Bel amour de Emilie Simon la acompaña a la perfección).

PUNTOS DEBILES:
•Su ritmo es a veces lento y mezcla momentos de genialidad con otros que parecen de relleno.

•Esta historia la hemos podido ver ya muchas veces.

Suso Trillo, director de www.rebeldesdelcine.com

Pues que quieren que les diga. Al final resulta que si. Que me gustó la película. Un poco lenta a veces, un poco sosa otras. Pero en general hermosa historia. Y con dos interpretaciones de los protagonistas que me gustaron mucho.

Es un cuento rosa. Una historia de amor. Es algodón, tibieza, kitsch. Es amabilidad, sentido del humor, inteligencia. Es civilización, buenas maneras, una sublimación encantada del impulso más poderoso del mundo. Es bonita, amañada, destilada, escanciada.
Yoko Ono: Audrey Tautou: Nathalie. La princesa. Caperucita. La reina del baile. La niña bonita. A la que todos desean. Ella, Audrey, está fabulosa, es una actriz lista y sensible, de una belleza especial, que une la ingenuidad más infantil con la sensualidad más madura, parece un dibujo, pintada, soñada, ilusionada.
El primer amor: Pio Marmai. Anodino. Perfecto. El que le correspondía inevitablemente. Estaba establecido. Su reflejo. El espejo. Su doble. Tan ideales de la muerte que no. Que no podía acabar bien. La perfección ofende a Dios, o a todos, a todos los Dioses juntos, tan envidiosos.
El canalla: Bruno Todeschini. El crápula. El jefe. El truhan. El obvio. El gañán. Seductor de pacotilla que no disimula su mucha mediocridad. Casado y aburrido. Cazador de medio pelo. Patético y ruin. Sin exagerar. Aquí, en los cuentos queridos, nadie es malo del todo, hasta los más malvados son buenos, a rabiar, muy a su pesar.
El sueco: Francois Damiens. Delicado, educado, cómico, frágil y a la vez decidido. Raro pero sano. Extraño pero honrado. Feo pero guapo. Ridículo pero original. Perdedor pero el más exitoso, en lo que cuenta, en lo de verdad. Invisible para la mayoría embrutecida, de buen fondo.
Se podría indicar, yo mismo lo he hecho toda la vida, que lima asperezas y evita conflictos, que pule turbiedades y huye de realidades amargas. Así nos canta. Melodiosamente. Pero volvemos a lo mismo de siempre. Al cómo. Al modo. A la maniera. Y es buena, muy buena, desde las estupendas elipsis al tono elegante, leve, medio, sin histrión, desde la épica de la nadería hasta los detalles más cuidados.
No hiere ni arriesga, vale, de acuerdo, pero para qué negar un juego tan armonioso y esmerado, de tan buen gusto y clase. Yo no. Y tú, si te pones a ello, tampoco, seguro, confía, baja la guardia, echa una cana al aire por una vez en la vida. Por IKEA. Por Suecia. Por los Beatles. Por Japón. Por, sobre todas las cosas buena, la Tautou hermosa.