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Tiempo de matar

Drama. Thriller En un tranquilo pueblo de Mississippi, dos jóvenes borrachos violan salvajemente a una niña negra de diez años. La mayoría blanca de la ciudad se muestra horrorizada ante un crimen tan atroz. Carl Lee, el padre de la niña, decide tomarse la justicia por su mano y mata a los violadores de su hija. Mientras la tensión va creciendo y reaparecen en las calles las cruces ardiendo del Ku Klux Klan, Jake Brigance, un joven abogado blanco, hará ... [+]
Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
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7
11 de septiembre de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Buen filme judicial que trata el persistente racismo en lo más profundo de su ser: el sureste estadounidense. Aparte del racismo, que es el tema primordial del filme, esta película resulta interesante por el planteamiento de hasta que punto son legales unas leyes que no se adaptan a los cambios que vive la sociedad que se atiene a ellas y de si la ética debe estar por encima de estas leyes.

Lo mejor de la película es el enfrentamiento entre el protagonista, interpretado por Matthew McConaughey, y su antagonista, Kevin Spacey, en los tribunales. Y esto está acompañado por un reparto de ensueño, el cuál permite profundizar en los abundantes temas legales, históricos, éticos y sociales que plantea la película. Y que probablemente sean excesivos, pues en algunos casos no se puede profundizar en ellos, limitándose solo a soslayarlos con el fin de evitar un resultado que bata el récord de duración para un filme.
6
17 de noviembre de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
... y a "Legítima defensa" (1997), "El cliente" (1994) o "El informe pelícano" (1993) me remito. O tal vez se deba a mi percepción personal en la que la temática del racismo imperante y exacerbado del sur de los Estados Unidos me es tan ajeno que me resulta incomprensible, o tal vez porque "los villanos" del kkk y "allegados" sean tan unidimensionales y exagerados que me acaban pareciendo tan poco creíbles como distante se me hace la cinta en esos instantes. Pero el caso es que con "Tiempo de matar", a pesar de ser un buen largometraje de género de suspense criminal/judicial, no soy capaz de implicarme tanto como en las vicisitudes del abogado novel contra las amorales compañías de seguros que le niegan la atención a un moribundo (ejem, ejem. Infravaloradísima cinta de Coppola aquella "Legitima defensa") o con las desventuras de aquel preso encarcelado injustamente y su abogado abnegado ("Cuestión de justicia" (2020)). Tampoco ayuda que el metraje sobrepase las dos horas y no condense con mayor nervio y progreso su relato (a lo "Negación" (2016) o "El cliente") como para que me resulte una cinta hechizante de principio a fin.

No me malinterpreten con esto, con esto no digo que "Tiempo de matar" sea una adaptación de una novela de John Grisham que resulte superficial (que tenga momentos superficiales y tópicos no quiere decir que sean la tónica habitual durante el metraje) que presente actuaciones desubicadas o una dirección torpe... ¡Vamos que no es "Cámara sellada" (1994) o "El jurado" (2003)!

No, estamos ante una buena adaptación de la literatura de Grisham, con un caso judicial que despierta nuestro interés, con unos dimes y diretes instruidos, espabilados y cómplices entre abogados, fiscales, testigos y acusados, y con unos personajes principales naturales. La trama, si bien con sus fallas, por norma general es resolutiva. Y la puesta en escena pone el resto gracias a unos desenvueltos Matthew McConaughey y Sandra Bullock (que tampoco están brillantes y desbordantes de carisma. Pues, a pesar de compartir una emocionante química, ni McConaughey tenía por entonces el nivel actoral de "Dallas Buyers Club" (2013) o "True Detective" (2014) ni Bullock tenía el nivel de "Gravity" (2013) o "Un sueño posible" (2009)), a unos secundarios competentes (por la cinta desfilan en forma casi de cameo nombres de la categoría de Brenda Fricker, Donald Sutherland, Kevin Spacey, Ashley Judd o Keifer Sutherland) y a una participación de gala por parte de Samuel L. Jackson. El largo cuenta además con una dirección singular y prolífica por parte de Joel Schumacher (que hace tomar protagonismo a los planos cerrados y los focos alternos con suma elegancia, sin dejar la realización académica que dinamiza el relato) que aquí ejecuta su mejor obra junto a "Un día de furia" (1992) y "El cliente", y nos hace olvidar su terrible "Batman y Robin" (1997). El diseño de producción también es excelso, con una ambientación sureña que mima su fotografía de tonalidades ocres y tenebrosas, unos escenarios exteriores e interiores confortables, y una labor de maquillaje que imprime al espectador ese calor asfixiante de su ambiente. También el sonido es decente y envolvente (aunque su banda sonora pasa sin pena ni gloria).

Así pues estamos ante una película muy recomendable para todo público adulto como evasión... e indispensable a los aficionados al cine de dramas judiciales (pues las hay peores... aunque también mejores). En mi caso no está al nivel notable de "Legítima defensa", "El cliente" o "Negación", pero tampoco es el horror de un telefilm de sobremesa. Digamos que es equiparable a "Erin Brokovich" (2000), "El inocente" (otra con McConaughey de abogado aquella de 2011, aunque bastante menos idealista que en la cinta que nos ocupa), "La tapadera" (1993) o "Aguas oscuras" (2019).

Lo peor: La configuración de "los villanos".
Lo mejor: Me quedo con la actuación de Samuel L. Jackson.
8
31 de octubre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Después de haber dirigido Batman Forever, Joel Schumacher vuelve al drama judicial tras The Client con esta película. A Time To Kill es una intrigante historia sobre la justicia por mano propia contra la justicia del poder judicial. Cabe mencionar que la película también toca un poco el tema del racismo en el sur de Estados Unidos. Esto es algo que podría haber agregado bastante intensidad a la trama de la película. Existe un grupo que apela a la liberación de Carl Lee debido a que su encarcelamiento es considerado algo vinculado al prejuicio hacia la gente afroamericana. En el otro extremo se encuentra la KKK que desea que Carl Lee sea castigado con la pena máxima debido a su color y a lo que ellos consideran un crimen contra el hombre blanco. El choque que hay entre estos grupos es bastante intenso y la película hubiese bastante interesante si se hubiese enfocado en ese conflicto para darle intensidad al caso de Carl Lee. Lo malo es que no parece haberse profundidad lo suficiente para que el mensaje de la película no quedara tan superficial.

Lo que es interesante es como juega con la idea de la justicia según la perspectiva del pueblo y la perspectiva del poder judicial. Lo que Carl Lee ha hecho es algo aplaudible para la gente del pueblo porque los que ambos hombres le hicieron a su hija fue un crimen que el poder judicial pudo haber condenado. Pero es bien sabido que el poder judicial tiene sus puntos débiles. Uno de ellos es dar un cierto periodo de tiempo a una condena que hace que un victimario pueda ser liberado en poco tiempo. La película ya da a entender que ambos hombres fueron liberados de prisión y era probable que volvieran a ser liberados. Así que lo que Carl Lee decidió hacer fue algo más justo, pero el problema es que por muy correcta que haya sido esa decisión, va en contra de las normas del poder judicial. Eso lleva a que Carl Lee sea arrestado por hacer algo que para el pueblo fue justo, pero para el poder judicial fue una violación a la ley. Lo que la película narra es algo muy debatible con respeto a la forma en que el poder judicial ejerce la justicia en el mundo real. Existen casos reales de personas que han tomado la justicia por su propia mano y han sido encarceladas por ello debido a que según la ley del poder judicial, los civiles no tienen permitido recurrir a eso y es el poder judicial quien debe implementar la justicia. Podría decirse que en ese aspecto la única justicia válida para el poder judicial es la que va de acuerdo a sus leyes. Por eso dicen que la justicia es ciega, ya que está solo actúa por medio de los hechos, la lógica y sus normas. Algo que ingenioso abogado puede desentrañar o manipular si le conviene. Se puede ver incluso que en el juicio tratan de ignorar el crimen que sufrió la hija de Carl Lee como si eso no justificara las acciones de Carl Lee o fuera algo irrelevante. Puede decirse que la trama de la película logra plantear una reflexión sobre como el poder judicial muy pocas veces ejecuta la justicia correcta. El elenco y sus personajes logran ser un buen vehículo para plantear estas cuestiones en el argumento. El abogado Jake acaba involucrado en todo un dilema que para su familia pareciera que lo hace solo por fama y acaba metiendo a sus seres más cercanos en una peligrosa situación con el KKK, pero Jake hace lo posible para que el poder judicial vea más allá de su lógica y hasta más allá del prejuicio. Ellen es una mujer bastante optimista y alegre que ayuda a Jake sin cuestionarlo y cuando conversa con él sobre la pena de muerte, plantea un cuestionamiento sobre si la justicia realmente debe castigar severamente a un individuo según el crimen cometido. Esto desafía de cierta manera lo que Jake piensa de dicha pena más por el hecho de que Carl Lee está cerca de ser sentenciado a morir en la cámara de gas.

Aunque no es una película del todo excelente por no haberse adentrado más en la tensión que involucra la lucha contra el racismo, se puede decir que A Time To Kill es un buen drama judicial que hace pensar que la justicia del poder judicial no siempre es la justicia que todos desean. Mi calificación final para esta película es un 8/10.
6
27 de noviembre de 2006
11 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pasa de ser una película respaldada por actuaciones buenas y por actores conocidos. A mi pesar es lo mejor del film. El argumento esta bien, pero el desarrollo... pues... Spacey se come todas las escenas en las sale. Bullock nunca saldrá en un papel que le quede tan grande para ella. Hace parecer que es buena actriz. McConaughey....... Un pasable raspao, mejor que Bullock pero bajo la media. Jackson está muy bien, como negrote "jodido por la ley".
Lo más irritante del film es el último discurso final de McConaughey... Muy bonito, muy sensible, pero UNA MIERDA.
5.8/10
6
23 de abril de 2017
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya tengo muy claro que, una de las razones fundamentales por las que tanto me gustan las películas judiciales es porque, el derecho y la psicología, tienen bastantes puntos de encuentro; y de la misma manera que me interesa aclararme mentalmente y contribuir a que los demás rescaten la luz que les permita resolver sus problemas emocionales, también me alienta contribuir a que se haga justicia cuando está a mi alcance hacerlo. Por tal razón, con igual complacencia me conecto con un drama familiar que con un caso judicial, y me atrae tanto un libro de psicología que un código de derecho.

Un caso como el que nos ofrece la película, <<TIEMPO DE MATAR>>, creo que es del más alto interés, sobre todo porque se proponen dos ejercicios de justicia que me dejaron pensando si, objetivamente, son Justicia, aunque en la historia se hayan asumido como tal.

La pequeña de 10 años, Tonya Hailey, es encontrada en un camino por dos muchachos racistas que, en estado de embriaguez, se la llevan en su camioneta… y luego la violan, la golpean brutalmente y la lanzan por un vacío esperando que se mate. Contra todo esto, la niña sobrevive; uno de sus zapatos-tenis es encontrado dentro del vehículo que conducían los agresores y esto servirá a la policía para judicializarlos… pero, el hecho ha ocurrido en Mississipi, EEUU, donde, “la justicia” casi siempre se aplica así: 1. Según quienes conformen el jurado. 2. Dependiendo del color de la piel del condenado; y 3. Según sea el color de quien haya sido la víctima.

Indignado por la decisión que, una vez más, toman los jueces cuando la víctima ha sido una mujer negra, el padre de Tonya decide tomar la justicia por su mano… y así comienza otro hecho judicial, donde cada quien defiende aquello en lo que simplemente cree o en lo que promulgan las leyes, pero, nadie se compromete con el propósito sagrado de la Verdadera Justicia. Como es habitual, se juzgan hechos, y en tal sentido, una sensación de justicia queda en el ambiente… más, intente buscar antecedentes... procure presentir secuelas y afectaciones emocionales posteriores... y vuelva a pensar si, en realidad, la Justicia ha triunfado.

(Desde aquí, hago alusión a escenas claves) Veamos: ¿Cobb y Willard actuaron como un par de desalmados? ¡Absolutamente cierto! Pero, ¿Qué los llevó a ser lo que fueron?, ¿A alguien le interesó esto? No. Para el defensor fueron infames y punto. Hay que callar el resto porque si no, ante la verdadera Justicia resultarían culpables sus padres y familiares, sus profesores, probablemente sus amigos y vecinos, y en todo caso, la sociedad entera por no hacer lo suficiente para defenderlos de sí mismos.

No creo ser extremadamente benévolo, si afirmo que Tonya no fue, para Cobb y Willard, más que un frágil ser con el que consiguieron desfogar sus resentimientos contra sus madres y/o quizás otras mujeres que, tiempo atrás, les inspiraron un profundo resentimiento con el trato que les dieron; y si, Hailey, piensa en cosas así, ¿podrá sentir, de verdad, que en realidad hizo justicia? ¿Se sentirá en paz cargando con dos crímenes en su conciencia, con un ‘gran amigo’ lisiado, y sintiendo que desoyó los mensajes pacifistas de sus magníficos líderes espirituales?

Al abogado defensor, ¿lo colmará de satisfacción el haber ganado un caso donde todo el tiempo se puso de lado del victimario, sin mirar, ni una sola vez, el historial formativo de los victimarios-víctimas, de tal manera que pudiera referirse a ellos como seres humanos? Él sólo se sirvió de un recurso que No es cierto, pero que es muy efectivo ante los tribunales: Hay que mostrar al victimario del hecho primario como un demonio para que, el sindicado por venganza, luzca como un ángel.

Situadas así las cosas, <<TIEMPO DE MATAR>>, primera novela de John Grisham, adaptada por Akiva Goldsman y dirigida por Joel Schumacher, nos deja la sensación de que, lo que se hace en los estrados, muy poco tiene que ver con la Justicia, porque, a fin de cuentas, para ésta todos los hombres son inocentes.
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