La noche americana
1973 

7.7
11,225
9 de agosto de 2009
9 de agosto de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cocteau, Buñuel, Welles. La forma de hacer cine, su caos, el delirio, la pasión, el ritmo; las relaciones de pareja, el amor, la muerte, la duda y el futuro. Todo en ella desborda vida. Y se notan las ganas de transmitirlo a través de un Truffaut que esta vez, más claro que nunca, no esconde su vivificante ironia entre la vida y el cine. Es una obra imprescindible, que luego puede verse calcada en obras igual de memorables y corales, como "Vidas cruzadas" de Altman. Junto con "Besos robados" ó la imperecedera "Jules y Jim", el mejor Truffaut.
2 de agosto de 2011
2 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver " La noche americana " de Truffaut y entra directamente en mi lista de películas en donde la calidad del guion es lo que menos me importa ya que consigue transpasarme a la dicha de los sentidos por su desbordante encanto.
El tono es de apariencia ligera como pudiera ser en " Besos robados " , rodada con una técnica exquisita, pura maestria, fantastico ritmo, delicioso colorido en donde el argumento quiza es lo menos importante ya que el fín es una rotunda declaración de amor al cine plena de vitalidad, colmada de ternura y un humor también ligero pero de una elegancia sublime.
Mención aparte la banda sonora, un solo tema, que cuando hace su aparición siento la belleza traspasando mis oidos.
Curioso ver a Truffaut de nuevo como actor pero en esta ocasión haciendo ni más ni menos que de él mismo dirigiendo la película que hay dentro de la película.
Otra forma de poder hacer grandes films sin que para ello sea obligatorio un prodigio de guión psicológico, intelectual o de emociones en suspense, vamos: Bergmán, Antonioni, Hitchcook. En este caso se trata de Truffaut, gracias Truffaut.
Espectacular Jacqueline Bisset, con ojos y mirada un tanto melancólica que te sumergen, en sus mejores años, se come la cámara y Truffaut se la come... con la cámara, con su innata elegancia de dirección que le pega como estereotipo de frances.
El tono es de apariencia ligera como pudiera ser en " Besos robados " , rodada con una técnica exquisita, pura maestria, fantastico ritmo, delicioso colorido en donde el argumento quiza es lo menos importante ya que el fín es una rotunda declaración de amor al cine plena de vitalidad, colmada de ternura y un humor también ligero pero de una elegancia sublime.
Mención aparte la banda sonora, un solo tema, que cuando hace su aparición siento la belleza traspasando mis oidos.
Curioso ver a Truffaut de nuevo como actor pero en esta ocasión haciendo ni más ni menos que de él mismo dirigiendo la película que hay dentro de la película.
Otra forma de poder hacer grandes films sin que para ello sea obligatorio un prodigio de guión psicológico, intelectual o de emociones en suspense, vamos: Bergmán, Antonioni, Hitchcook. En este caso se trata de Truffaut, gracias Truffaut.
Espectacular Jacqueline Bisset, con ojos y mirada un tanto melancólica que te sumergen, en sus mejores años, se come la cámara y Truffaut se la come... con la cámara, con su innata elegancia de dirección que le pega como estereotipo de frances.
8 de septiembre de 2012
8 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La noche americana, uno de los trabajos más hermosos y queridos de Truffaut, supone todo un ejercicio de metacine. Realidad y ficción dentro de la ficción, cine dentro del cine, se entremezclan en el rodaje de Os presento a Pamela, una película ficticia. Como no podía ser de otro modo, el propio Truffaut se asigna el papel de director. Le acompañan un variado elenco de intérpretes, destacando los actores protagonistas Jacqueline Bisset, Jean-Pierre Léaud, Jean-Pierre Aumont y una maravillosa Valentina Cortese. También podemos ver a Nathalie Baye en una de sus primeras apariciones. Con esta historia el realizador consiguió no solo captar el ambiente de equipo que se respira detrás de las cámaras sino también llegar al corazón de los profesionales de su gremio: La película estuvo nominada a cuatro Oscars, de los cuales obtuvo el de mejor película de habla no inglesa.
Repiten Pierre-William Glenn y Georges Delerrue, quien vuelve a deleitarnos con una partitura extraordinaria. El mismo inicio del film nos da una idea del aprecio que François sentía por este compositor, con esa consulta musical en negro. Truffaut alardeaba habitualmente de cinefilia pero en esta película sus homenajes se disparan, llegando incluso a la autorreferencia en la gestación de una escena de La piel suave. Detrás de la cotidianeidad del rodaje, los pequeños trucos revelados al espectador o las inevitables vueltas al amor siempre está la mirada del niño romántico que robaba las postales de sus ídolos en sueños. Al igual que la ilusión de la noche americana, el cine imita a la vida pero siempre termina superándola. Lo dice una de las frases más recordadas del film: En el cine no hay atascos ni tiempos muertos. Las películas avanzan como trenes en la noche. No puede concebirse mejor canto de amor al oficio del cine.
Repiten Pierre-William Glenn y Georges Delerrue, quien vuelve a deleitarnos con una partitura extraordinaria. El mismo inicio del film nos da una idea del aprecio que François sentía por este compositor, con esa consulta musical en negro. Truffaut alardeaba habitualmente de cinefilia pero en esta película sus homenajes se disparan, llegando incluso a la autorreferencia en la gestación de una escena de La piel suave. Detrás de la cotidianeidad del rodaje, los pequeños trucos revelados al espectador o las inevitables vueltas al amor siempre está la mirada del niño romántico que robaba las postales de sus ídolos en sueños. Al igual que la ilusión de la noche americana, el cine imita a la vida pero siempre termina superándola. Lo dice una de las frases más recordadas del film: En el cine no hay atascos ni tiempos muertos. Las películas avanzan como trenes en la noche. No puede concebirse mejor canto de amor al oficio del cine.
27 de febrero de 2017
27 de febrero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que veo esta película pienso que hacer una película es algo no sólo difícil, sino insoportable por la enorme cantidad de contingencias que como cuenta este film concurren en un rodaje. Y pensé también que esta obra podría ser, para los vocacionales que sueñan con hacer una película, un motivo para recapacitar.
Pues bien, ya en su momento este fue un aclamadísimo film del cinéfilo Truffaut que aborda la historia del rodaje de una película y los problemas que surgen entre los miembros del equipo y tantos detalles más. Truffaut era un amante del cine, un auténtico enamorado del Séptimo Arte y además, por lo que he leído, un director puntilloso pero a la vez paciente y conciliador. Y además ha trabajado en esta y en otras películas de actor. Esta película es un auténtico homenaje al cine y a la seducción por crear historias y filmarlas. Es una película inolvidable, cautivadora y bella, que como una especie de declaración de principios, a la par que sirve de clase magistral de imaginación, y un ejemplo de narrativa filmada.
El reparto es excepcional con una Jacqueline Bisset en pleno esplendor actoral y de belleza; Valentina Cortese que borda un papel por el cual fue premiada y multinominada; Dani, Alexandra Ateward, Jean-Pierre Aumont (magnífico), Nathalie Baye (estupenda), Jean Champion, Jean-Pierre Léaud (un ¡bravo! Por él), François Truffaut (que está en todo), Nike Arrighi y un largo etcétera de actores y actrices que dan total verosimilitud a una historia de cine sobre el cine.
Película sobre el cine, un cántico al Séptimo Arte en su vertiente incluso más cruda, con sus entresijos, sus amoríos en torno al plató, las dificultades, los conflictos, las filias y las fobias de unos y otros, y todo ello contado de una forma ágil, viva, vertiginosa, imaginativa y policromada. No hay lugar para la retórica, tampoco para la presunción o el sentimentalismo llorón. Este film de tono ligero, es también cáustico y mordaz a la par que amable, también a veces ácido. Nos enseña cómo el rodaje de una película es un trabajo colectivo donde todos deben cooperar, donde todos son piezas importantes y nada debe fallar en aras a un buen resultado, con un equipo plural que al igual que una nube, se evapora al finalizar el rodaje, dejando atrás una estela de historias diversas. Hay momentos para el drama y otros para la intimidad o la bronca, esto es, los más variopintos escenarios convergen en el rodaje de la película. Hay también humor, a veces absurdo, con elementos de exageración o salidas de tono, desatino, y como no podía ser menos en el mundo del arte, excentricidad.
En resumen, una película en la que el cine es la vida, e incluso podemos decir que viceversa. Esta comparación cine-vida le da un aire fresco a la trama y nos atrapa en el juego de personajes, historia, sub-historias, y el final, el desenlace de la película por fin acabada. También creo que este film da a entender que si bien la vida es efímera, contradictoria o imperfecta, el cine a cambio entra en el limbo de lo bello y lo atemporal, como algo que permanecerá y sobrevivirá a sus protagonistas, como efectivamente ocurre.
Pues bien, ya en su momento este fue un aclamadísimo film del cinéfilo Truffaut que aborda la historia del rodaje de una película y los problemas que surgen entre los miembros del equipo y tantos detalles más. Truffaut era un amante del cine, un auténtico enamorado del Séptimo Arte y además, por lo que he leído, un director puntilloso pero a la vez paciente y conciliador. Y además ha trabajado en esta y en otras películas de actor. Esta película es un auténtico homenaje al cine y a la seducción por crear historias y filmarlas. Es una película inolvidable, cautivadora y bella, que como una especie de declaración de principios, a la par que sirve de clase magistral de imaginación, y un ejemplo de narrativa filmada.
El reparto es excepcional con una Jacqueline Bisset en pleno esplendor actoral y de belleza; Valentina Cortese que borda un papel por el cual fue premiada y multinominada; Dani, Alexandra Ateward, Jean-Pierre Aumont (magnífico), Nathalie Baye (estupenda), Jean Champion, Jean-Pierre Léaud (un ¡bravo! Por él), François Truffaut (que está en todo), Nike Arrighi y un largo etcétera de actores y actrices que dan total verosimilitud a una historia de cine sobre el cine.
Película sobre el cine, un cántico al Séptimo Arte en su vertiente incluso más cruda, con sus entresijos, sus amoríos en torno al plató, las dificultades, los conflictos, las filias y las fobias de unos y otros, y todo ello contado de una forma ágil, viva, vertiginosa, imaginativa y policromada. No hay lugar para la retórica, tampoco para la presunción o el sentimentalismo llorón. Este film de tono ligero, es también cáustico y mordaz a la par que amable, también a veces ácido. Nos enseña cómo el rodaje de una película es un trabajo colectivo donde todos deben cooperar, donde todos son piezas importantes y nada debe fallar en aras a un buen resultado, con un equipo plural que al igual que una nube, se evapora al finalizar el rodaje, dejando atrás una estela de historias diversas. Hay momentos para el drama y otros para la intimidad o la bronca, esto es, los más variopintos escenarios convergen en el rodaje de la película. Hay también humor, a veces absurdo, con elementos de exageración o salidas de tono, desatino, y como no podía ser menos en el mundo del arte, excentricidad.
En resumen, una película en la que el cine es la vida, e incluso podemos decir que viceversa. Esta comparación cine-vida le da un aire fresco a la trama y nos atrapa en el juego de personajes, historia, sub-historias, y el final, el desenlace de la película por fin acabada. También creo que este film da a entender que si bien la vida es efímera, contradictoria o imperfecta, el cine a cambio entra en el limbo de lo bello y lo atemporal, como algo que permanecerá y sobrevivirá a sus protagonistas, como efectivamente ocurre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película se desarrolla supuestamente en Niza, en los Studios de la Victorine, a lo largo de siete semanas, entre 1972 y 1973. Se rueda un film titulado Je vous présent Pamela dirigido por Ferrand (Truffaut) con el patrocinio de una empresa norteamericana. Los principales actores y protagonistas son la joven actriz americana Julie Baker (Jacqueline Bisset), el actor americano ya en su otoño como tal, Alexander (Jean-Pierre Aumont), la veterana actriz francesa Joëlle (Nathalie Baye), un joven galán francés amante del cine igual que conflictivo (Jean-Pierre Léaud) y el director interpretado con maestría por el propio François Truffaut.
22 de octubre de 2011
22 de octubre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bernardo de Chartres fue un filósofo neoplatónico y erudito del siglo XII. A él debemos la enormemente descriptiva frase: "Un enano subido a los hombros de un gigante puede ver más lejos que el mismo gigante". Con ello hacía referencia a que los filósofos clásicos eran gigantes y los modernos, sólo enanos. Con la salvedad de que si estos eran tan inteligentes que partían de las enseñanzas de los antiguos ya eran mayores que ellos. Bien, pues bastante de ello creo que subyace en la carrera de Truffaut. Con la salvedad de que Truffaut, quizás, represente la excepción y sea, verdaderamente, un gigante a lomos de otro gigante. Con todo lo que ello significaría.
Esta película está hecha desde la pasión, desde la pura cinefilia. Desborda la pantalla y te atrapa por su frescura y su originalidad. Se te graba a fuego como el primer beso o la primera vez que haces el amor. Es sorpendente por su aparente sencillez, por rendir homenaje a tantos clásicos del cine, por contar simultáneamente dos películas, por ver a Truffaut haciendo de actor que interpreta al director que es en la realidad (ahí es nada), por la belleza afrodisíaca de Jacqueline Bisset, por los ojos cristalinos de Jacqueline Bisset, por mostrar cómo es de caótico un rodaje, por unos actores en estado de gracia... Y así podría seguir hasta aburrir. Sólo añadiré, para terminar, que cualquiera puede rodar una película pero sólo unos pocos elegidos pueden hacer Cine.
Merci beaucoup, monsieur Truffaut.
Esta película está hecha desde la pasión, desde la pura cinefilia. Desborda la pantalla y te atrapa por su frescura y su originalidad. Se te graba a fuego como el primer beso o la primera vez que haces el amor. Es sorpendente por su aparente sencillez, por rendir homenaje a tantos clásicos del cine, por contar simultáneamente dos películas, por ver a Truffaut haciendo de actor que interpreta al director que es en la realidad (ahí es nada), por la belleza afrodisíaca de Jacqueline Bisset, por los ojos cristalinos de Jacqueline Bisset, por mostrar cómo es de caótico un rodaje, por unos actores en estado de gracia... Y así podría seguir hasta aburrir. Sólo añadiré, para terminar, que cualquiera puede rodar una película pero sólo unos pocos elegidos pueden hacer Cine.
Merci beaucoup, monsieur Truffaut.
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