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Al borde del peligro

Cine negro. Intriga Marx Dixon (Dana Andrews) es un conflictivo policía marcado por el fuerte carácter de su padre. En el transcurso de una investigación, hiere de muerte a un sospechoso y oculta el crimen. Un taxista (Tom Tully) es acusado como presunto autor del asesinato. Y, mientras tanto, Mark se enamora de su bella hija (Gene Tierney). (FILMAFFINITY)
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Críticas ordenadas por utilidad
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7
25 de abril de 2022 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine negro en su estado puro.

Dana y Gene hacen un buen trabajo, pero lo mejor sin dudas es el guion. Un buen guion, que hace temblar la censura, ya que la trama principal sea que un policía mata a alguien sin querer, debe de tener un penalización, es quizás un límite que cruzan, pero lógicamente no traspasan.

Hay momentos, que les falta más elaboración, en la parte final con la reacción de Gene. Pero es una buena película para disfrutar.
6
27 de noviembre de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Mark Dixon es un inspector de policía de Nueva York conocido por maltratar a aquellos delincuentes que detiene. Parece sentir un odio inevitable hacia estos, según se da a entender, porque su padre también fue un malhechor y estuvo a punto de arruinarle la vida a su hijo por ello. Esa actitud le ha costado el ser degradado recientemente. En esas, al ir a detener a un homicida, Dixon mata a este accidentalmente, lo que dará paso al nudo de la historia.

Otto Preminger produce y dirige esta película, la última suya para la Twentieth Century Fox, con guion de Ben Hecht basado en la novela 'Night Cry', de William L. Stuart.

Dana Andrews y Gene Tierney trabajan juntos por quinta y última vez, todas ellas bajo la dirección de Preminger., en este film en el que sus mayores méritos están, a mi parecer, en su dirección, con un ritmo preciso, en la fotografía de Joseph LaShelle y en la música de Ciril J. Mockridge; así como en la breve pero magnífica interpretación de Tom Tully en el papel de Jiggs Taylor.

Continúo en la 'zona spoiler'.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento de 'Where the sidewalk ends' (el título en inglés me parece mucho más apropiado que el que se puso en español) es clásico del cine negro, siendo en este sentido un film bastante ortodoxo dentro de su género, si bien el guion tiene elementos poco verosímiles, quizá no tanto en su núcleo, sino en las circunstancias que rodean a este; resultando la historia de amor entre la exmujer del criminal y el policía demasiado forzada. El final, que de alguna manera puede sorprender, da grandeza a su protagonista, pero al mismo tiempo cae sin rubor en el melodrama.
7
7 de julio de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
... Y perdonar divino, o, al menos, eso dicen. Sin duda, esta es una propuesta de calidad que debió destacar en su día. Y lo cierto es que aún sigue siendo buena, ya que posee una historia humana y reflexiva que nunca viene mal para el ojo humano. Sin embargo, pudo ser mejor de lo que fue y todavía es porque el clímax debió ser otro que hubiera elevado el film a la categoría de casi una obra maestra, pero... se ve que no se puede tener todo en esta vida. En cualquier caso, buena película de cine negro que durante 90 minutos te mantiene pegado al sofá. Así que esta es una producción que merece la pena. Lo digo para que le dediquéis al menos un visionado. El relato nos cuenta como un policía cuyos métodos de trabajo son bastante cuestionables se mete en un lío tremendo al matar sin querer a un sospechoso de un homicidio producido con anterioridad y no decir la verdad sobre lo sucedido. A partir de ahí comienza la típica investigación policial, la cual poco a poco va estrechando el cerco y, por supuesto, la culpa hará acto de presencia en la conciencia del protagonista. A todo esto hay que añadirle la atracción que este siente por una encantadora y bella mujer que sufre al ver como culpan a su noble e inocente padre. Destacar el ritmo, las interpretaciones por parte del reparto, lo bien dibujados que están todos los personajes, los diálogos, la fotografía en blanco y negro obviamente y el evidente, pero efectivo mensaje ético que lanza la cinta. Con todos estos elementos resulta muy complicado decirle que no a este producto.
7
6 de mayo de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Considerada a veces una especie de hermana menor de “Laura”, aunque no tengan mucho en común salvo el género y la misma pareja de actores, un pétreo Dana Andrews y una Gene Tierney en su rol angelical, es un nuevo ejercicio de cine negro que escarba en la podredumbre urbana, ya desde el momento en que arranca con el título escrito sobre el asfalto y la imagen de una cloaca.

Preminger, cineasta tachado a menudo de analítico y distante, nos pone ante un individuo que se mueve en la cuerda floja de la legalidad y el crimen, un policía amargado y de tendencias violentas que un día se excede con el sospechoso de un crimen cometido en un local de apuestas dudosamente limpias. No hay, por lo tanto, intriga sobre quién mata a quién, pues en todo momento vemos lo que ocurre sin trampa ni cartón. Descubrimos la frustración del tal Dixon, el engranaje sucio que le mueve en secreto; el pasado criminal de un padre a quien no vemos el pelo en todo el metraje, pero que actúa como estigma, la herencia emponzoñada de la que el hijo intenta librarse pasándose al otro lado. Pero cuanto más empeño pone en no ser como él, menos lo logra. Se plantea un incómodo paralelismo con el malo malísimo (amanerado y con pintas, cómo no), que le obsesiona y denota esa personalidad escindida y torturada. Al otro lado, ella, sin ambigüedades esta vez de ningún tipo y la única que le puede redimir, rescatar de su propio mundo de oscuridad y soledad asfixiante.

Un taxista, una vieja que lo ve todo, gente común y corriente que se ve involucrada sin pretenderlo, con su propia versión de los hechos. Un compañero que es objeto de desprecio y, sin embargo, no puede evitar volver a ayudar a quien es su amigo, mal que le pese. Un héroe de guerra cuya conducta inestable muestra lo hecho polvo que está, mas una cuestión espinosa como la del maltrato… personajes, en fin, todo ellos en conflicto. Se puede achacar, sobre todo, un final bastante precipitado y que parece sacado de la manga, que desluce un poco el conjunto. La decisión de nuestro hombre tiene tanto de acto moral, de vencer esos demonios, como de acción impulsiva propia de su carácter; parece que la dulce Tierney lo tiene muy claro en su bondad cristalina, pero no tanto nosotros, mientras la puerta se nos cierra definitivamente.

El aparente estilo sin estilo de Otto apenas contiene algún detalle elocuente: esa elipsis noche-amanecer para mostrar el insomnio y la culpa, socorridos elementos a modo de rejas que aprisionan. Un tren que pasa en el instante justo, el puente de Brooklyn remoto, pero presente a través de la ventana… y una cámara muy al servicio del guion de Ben Hetch que busca ante todo la precisión a la hora de moverse, a veces con tomas largas, y de filmar a los actores; en este apartado, no pierde ocasión en capturar en primeros planos ese rostro... el que podría ser el rostro con mayúsculas de la historia del cine.
8
22 de enero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
El mismo director y la misma pareja de "Laura", pero un producto muy superior. Así como "Laura" fue más teatral que cinematográfica, "Al borde del peligro" fue cine negro en toda su dimensión.

De entrada nomás, el duro policía Dixon (interpretado por Dana Andrews) es reprendido por su superior y amenazado con la degradación como consecuencia de su carácter y sus métodos, lo cual -de por sí- ya augura una película interesante, pero cuando ese policía -encima- mata a un sospechoso y pretende ocultar su crimen, la cosa se pone realmente buena.

Los vericuetos de Dixon para esconder los hechos y desorientar la investigación y los giros que va tomando la trama sumergen al espectador en una ola de suspenso y tensión constantes, siempre ambientada en esa estética tan peculiar y envolvente del cine noir.

El romance meloso que no podía faltar y la poca expresividad de Dana Andrews son largamente compensados por la belleza de Gene Tierney y una dirección muy efectiva que logra mantener el interés hasta el último minuto, a tal punto que esta acaba siendo una de esas películas "ojalá que nunca termine".

El remate un tanto apresurado y sin el brillo esperado le bajan el puntaje, pero no deja de ser una de las mejores obras del género. Y al final de la película me quedé pensando que Otto Preminger es especialmente recordado por "Laura", cuando este film -para mi paladar- es mucho más interesante y entretenido. Será una cuestión de gustos.
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