Ambiciones que matan
1951 

7.6
8,160
Romance. Drama
George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
10 de julio de 2011
10 de julio de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un lugar en el sol" es una notable película, un romance memorable, con momentos que roza la grandeza (por el fantástico trabajo del trío Stevens-Clift-Taylor) pero se queda a un paso de entrar en el olimpo de las más grandes, por una segunda parte del film inferior respecto a la primera; de no ser por esto, estaríamos hablando de una obra maestra.
Donde apenas tiene rival es en la fabulosa pareja Elizabeth Taylor-Montgomery Clift. ¿Ha habido una pareja cinematográfica como ésta? Posiblemente sólo le supere la de "La gata sobre el tejado de zinc", con la propia Elizabeth Taylor y el inolvidable Paul Newman. Pocas parejas pueden presumir del derroche de belleza, elegancia y glamour que destila este dueto.
Lo que hace grande al film, aparte de su inolvidable pareja, es la buena dirección de George Stevens. Tiene ante sí a dos actores irrepetibles, pero hay que saber dirigirlos, modelar una joya en bruto como era Liz Taylor (¡17 años!), cosa que hace a la perfección a tenor de las interpretaciones. Una gran cualidad de George Stevens es su serenidad para contar la historia. Destila una gran elegancia en la narración (cine clásico en estado puro, luego con los matices morales), deja que los hechos se vayan sucediendo por sí mismos, con gran naturalidad. Tiene la habilidad de mostrar el doble romance con estilos contrapuestos: si bien uno es propio casi del cine negro, con iluminación de claroscuros y planos yuxtapuestos, los encuentros con Angela (Liz Taylor) atienden a una iluminación suave y primeros planos.
Ya desde el mismo inicio, Stevens filma unos planos de Monty que invitan a ver la película. Además, hay momentos maravillosos. Está fenomenalmente logrado todo el cortejo de Clift a Shelley Winters ( no fanfarroneo si digo que que Monty nació para seducir, al menos en el cine). Uno puede imaginarse (aunque sea de otra generación) cómo empezaban esas parejas de los 50. Y luego está Elizabeth Taylor, una auténtica muñeca, quizá la actriz más guapa de la historia (¿traiciono a mi amada Ingrid Bergman?). La escena en que sale con un traje blanco en la sala de billar... se queda uno sin palabras para expresar tanta belleza.
También incluye panorámicas con muy buen gusto y es indudable que cuida mucho la colocación de los actores en el plano.
Yo me quedaría con todo esto, que no es poco. La segunda parte me gusta menos, pero la felicidad no puede ser siempre completa. El dilema moral que se presenta se va gestando, y las consecuencias son imparables. El tratamiento que se da es muy realista y quizá por ello pueda parecer previsible. En cualquier caso, Montgomery Clift lo borda.
No me olvido de la excelente banda sonora de Franz Waxman, que ensalza los momentos de pasión entre Monty y Liz, y raya a un grandísimo nivel durante todo el film.
Donde apenas tiene rival es en la fabulosa pareja Elizabeth Taylor-Montgomery Clift. ¿Ha habido una pareja cinematográfica como ésta? Posiblemente sólo le supere la de "La gata sobre el tejado de zinc", con la propia Elizabeth Taylor y el inolvidable Paul Newman. Pocas parejas pueden presumir del derroche de belleza, elegancia y glamour que destila este dueto.
Lo que hace grande al film, aparte de su inolvidable pareja, es la buena dirección de George Stevens. Tiene ante sí a dos actores irrepetibles, pero hay que saber dirigirlos, modelar una joya en bruto como era Liz Taylor (¡17 años!), cosa que hace a la perfección a tenor de las interpretaciones. Una gran cualidad de George Stevens es su serenidad para contar la historia. Destila una gran elegancia en la narración (cine clásico en estado puro, luego con los matices morales), deja que los hechos se vayan sucediendo por sí mismos, con gran naturalidad. Tiene la habilidad de mostrar el doble romance con estilos contrapuestos: si bien uno es propio casi del cine negro, con iluminación de claroscuros y planos yuxtapuestos, los encuentros con Angela (Liz Taylor) atienden a una iluminación suave y primeros planos.
Ya desde el mismo inicio, Stevens filma unos planos de Monty que invitan a ver la película. Además, hay momentos maravillosos. Está fenomenalmente logrado todo el cortejo de Clift a Shelley Winters ( no fanfarroneo si digo que que Monty nació para seducir, al menos en el cine). Uno puede imaginarse (aunque sea de otra generación) cómo empezaban esas parejas de los 50. Y luego está Elizabeth Taylor, una auténtica muñeca, quizá la actriz más guapa de la historia (¿traiciono a mi amada Ingrid Bergman?). La escena en que sale con un traje blanco en la sala de billar... se queda uno sin palabras para expresar tanta belleza.
También incluye panorámicas con muy buen gusto y es indudable que cuida mucho la colocación de los actores en el plano.
Yo me quedaría con todo esto, que no es poco. La segunda parte me gusta menos, pero la felicidad no puede ser siempre completa. El dilema moral que se presenta se va gestando, y las consecuencias son imparables. El tratamiento que se da es muy realista y quizá por ello pueda parecer previsible. En cualquier caso, Montgomery Clift lo borda.
No me olvido de la excelente banda sonora de Franz Waxman, que ensalza los momentos de pasión entre Monty y Liz, y raya a un grandísimo nivel durante todo el film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El film está basado en "An american tragedy", de Theodore Dreiser, quien a su vez se basó en un caso real ocurrido en 1906. La adaptación había sido llevada a la pantalla anteriormente, en 1931, por Josef Von Sternberg ("Una tragedia humana").
"Un lugar en el sol" obtuvo 6 Oscar: director, guión, fotografía, vestuario, montaje y banda sonora. Montgomery Clift y Shelley Winters tuvieron que conformarse con la nominación.
"Un lugar en el sol" obtuvo 6 Oscar: director, guión, fotografía, vestuario, montaje y banda sonora. Montgomery Clift y Shelley Winters tuvieron que conformarse con la nominación.
12 de agosto de 2019
12 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mayores obras maestras de la historia. Una de mis preferidas.
Sobre el argumento. Icaro quiere volar hacia el sol (Angela Vickers) pero se quema en la inmoralidad y por la noche sale la Luna en forma de empleaducha, feucha que lo sume en la oscuridad. Alcanzar el sueño americano no es posible sin inteligencia y si no se cumplen ciertas reglas, y el protagonista carece de astucia y rompe todos los principios de la confianza que otorga la sociedad americana al que quiere prosperar. Esta película muestra estos principios a rajatabla.
Interpretaciones. Tres 10. Cliff torturado, Winters absorvente y Taylor ilusionada. Respecto a mi mamaupa, no se puede brillar más que la criatura más bella del planeta. La escena del billar es sencillamente memorable, de sincronía perfecta en las miradas respecto a la acción.
Ritmo: sencillamente impecable, se detiene donde debe y pasa sesgando el viento en lo más obvio como el juicio, aun así en esas escenas del fiscal trasmite la moraleja con eficacia. La película nunca pierde fuelle, pero ojo, este film solo es acto para un público educado en el cine psicológico y complejo. No apto para los amantes de Fast Furious.
Dirección: Los primeros planos son formidables y muy oportunos, ni un solo fallo de eje, es de las 10 mejores peliculas de la historia en esa faceta. La luz es perfecta, desde la refulgente de las fiestas hasta la penumbra de la huída a ningún lugar del protagonista a través del bosque. Stevens sabe lo que se trae entre manos con planos y contraplanos, con encuadres y con la escena de la barca demuestra una habilidad media imnata y medio adquirida para crear una lucha psicologica inefable, no solo por los diálogos sino por la puesta en escena y sacando lo mejor de cada interprete. La escena de amor en lago de E. Taylor saliendo del agua y luego recostando a Cliff en su regazo es hermosísima.
Musica: bonita y muy ajustada a cada escena. No es excesivamente melódica para no desviar de los diálogos.
En fin, obra maestra con mayúsculas. Un lugar en el sol para Icaro.
Sobre el argumento. Icaro quiere volar hacia el sol (Angela Vickers) pero se quema en la inmoralidad y por la noche sale la Luna en forma de empleaducha, feucha que lo sume en la oscuridad. Alcanzar el sueño americano no es posible sin inteligencia y si no se cumplen ciertas reglas, y el protagonista carece de astucia y rompe todos los principios de la confianza que otorga la sociedad americana al que quiere prosperar. Esta película muestra estos principios a rajatabla.
Interpretaciones. Tres 10. Cliff torturado, Winters absorvente y Taylor ilusionada. Respecto a mi mamaupa, no se puede brillar más que la criatura más bella del planeta. La escena del billar es sencillamente memorable, de sincronía perfecta en las miradas respecto a la acción.
Ritmo: sencillamente impecable, se detiene donde debe y pasa sesgando el viento en lo más obvio como el juicio, aun así en esas escenas del fiscal trasmite la moraleja con eficacia. La película nunca pierde fuelle, pero ojo, este film solo es acto para un público educado en el cine psicológico y complejo. No apto para los amantes de Fast Furious.
Dirección: Los primeros planos son formidables y muy oportunos, ni un solo fallo de eje, es de las 10 mejores peliculas de la historia en esa faceta. La luz es perfecta, desde la refulgente de las fiestas hasta la penumbra de la huída a ningún lugar del protagonista a través del bosque. Stevens sabe lo que se trae entre manos con planos y contraplanos, con encuadres y con la escena de la barca demuestra una habilidad media imnata y medio adquirida para crear una lucha psicologica inefable, no solo por los diálogos sino por la puesta en escena y sacando lo mejor de cada interprete. La escena de amor en lago de E. Taylor saliendo del agua y luego recostando a Cliff en su regazo es hermosísima.
Musica: bonita y muy ajustada a cada escena. No es excesivamente melódica para no desviar de los diálogos.
En fin, obra maestra con mayúsculas. Un lugar en el sol para Icaro.
22 de noviembre de 2022
22 de noviembre de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un lugar en el sol” es uno de los más grandes melodramas de la historia del cine. Con los elementos que la componen hubiera resultado difícil no llegar a serlo: parte de un espléndido texto literario, uno de los mejores de la literatura norteamericana como es “Una tragedia americana” de Theodore Dreiser; se encargó su traslación al cine a uno de los más grandes artesanos de Hollywood, George Stevens (“Gigante”); y se encomendó la interpretación de sus protagonistas a Montgomery Clift y Elizabeht Taylor, ni más ni menos. Era obvio que estábamos fraguando con semejante operación uno de los más grandes melodramas que se hayan rodado y que obtuvo seis Oscars.
Pero no sólo es importante por lo que supuso y sigue suponiendo en la historia del cine, sino por la semilla que plantó y que ha dado algunos frutos posteriores a su sombra que han marcado la historia del Séptimo Arte. Sin duda, el más inmenso de todos ellos es “Match Point” de Woody Allen, con la que “Un lugar en el sol” tiene varios e importantes elementos comunes.
Y todo para contar la historia de un joven proletario (encarnado por Montgomery Clift) que desea dejar de serlo cuanto antes, motivo por el que se traslada hasta la ciudad donde tienen sus empresas la rica familia de su madre para pedir trabajo. Allí conoce a una chica que también trabaja en la planta más humilde de la compañía pero, conforme se relaciona con sus familiares burgueses, accede a otro mundo y, sobre todo, a una mujer rica y despampanante que lo cautiva desde el primer segundo, interpretada por una jovencísima Elizabeth Taylor, enfrentándose mucho más que brillantemente a su primer papel protagonista. A partir de ese momento, su novia primigenia (la siempre eficaz Shelley Winters) se convierte en un incómodo obstáculo para cambiar de vida.
George Stevens dirige, en un maravilloso blanco y negro fotografiado por William C. Mellor, con la categoría, elegancia y genialidad que caracteriza a un artesano capaz de haber forjado obras maestras del nivel de “Gigante”. Una cinta que sigue resultando, actual, magistral e ineludible para todo amante del cine.
Pero no sólo es importante por lo que supuso y sigue suponiendo en la historia del cine, sino por la semilla que plantó y que ha dado algunos frutos posteriores a su sombra que han marcado la historia del Séptimo Arte. Sin duda, el más inmenso de todos ellos es “Match Point” de Woody Allen, con la que “Un lugar en el sol” tiene varios e importantes elementos comunes.
Y todo para contar la historia de un joven proletario (encarnado por Montgomery Clift) que desea dejar de serlo cuanto antes, motivo por el que se traslada hasta la ciudad donde tienen sus empresas la rica familia de su madre para pedir trabajo. Allí conoce a una chica que también trabaja en la planta más humilde de la compañía pero, conforme se relaciona con sus familiares burgueses, accede a otro mundo y, sobre todo, a una mujer rica y despampanante que lo cautiva desde el primer segundo, interpretada por una jovencísima Elizabeth Taylor, enfrentándose mucho más que brillantemente a su primer papel protagonista. A partir de ese momento, su novia primigenia (la siempre eficaz Shelley Winters) se convierte en un incómodo obstáculo para cambiar de vida.
George Stevens dirige, en un maravilloso blanco y negro fotografiado por William C. Mellor, con la categoría, elegancia y genialidad que caracteriza a un artesano capaz de haber forjado obras maestras del nivel de “Gigante”. Una cinta que sigue resultando, actual, magistral e ineludible para todo amante del cine.
16 de abril de 2009
16 de abril de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película que trata especialmente sobre las diferencias de clases, y como se puede caer en la tentación de ¨prosperar¨ a costa de nuestros principios más arraigados traicionándolos en pro de un sueño, que de no truncarse posiblemente no se definiría tal y como creíamos.
Posible merecedora de los 6 oscars que ganó, Dirección, guión, fotografía B/N montaje, banda sonora película no musical, vestuario B/N,
excelente interpretaciones en el mejor momento de la carreras de Montgomery Clift y Elizabeth Taylor
Por encontrar algún fallo considero que el metraje es excesivo, especialmente en las escenas del juicio. Redunda en lo que el espectador conoce, y no tiene mas finalidad que reafirmar las circunstancias que sobradamente a mi entender quedan claras en la acción a la que se refieren.
Posible merecedora de los 6 oscars que ganó, Dirección, guión, fotografía B/N montaje, banda sonora película no musical, vestuario B/N,
excelente interpretaciones en el mejor momento de la carreras de Montgomery Clift y Elizabeth Taylor
Por encontrar algún fallo considero que el metraje es excesivo, especialmente en las escenas del juicio. Redunda en lo que el espectador conoce, y no tiene mas finalidad que reafirmar las circunstancias que sobradamente a mi entender quedan claras en la acción a la que se refieren.
7 de octubre de 2008
7 de octubre de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película excelente, que refleja de forma adecuada el genio de George Stevens. El papel de Montgomery Clift está perfectamente interpretado y sirve de timón al tormento que se trata de reflejar y que llama al espectador para su identificación.
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