Día de lluvia en Nueva York
2019 

6.3
15,861
Romance. Comedia
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) son una joven pareja enamorada de universitarios que se dispone a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Ella va a entrevistar al reconocido cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su azarosa aventura conocerá al cautivador actor Francisco Vega (Diego Luna). Por su parte, Gatsby también conocerá a una joven, ... [+]
5 de enero de 2021
5 de enero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ignoro si los críticos de cine, cuando se disponen a comentar una película de Woody Allen, empiezan diciendo: “La última película de “W.A...”. Es probable que así sea. Pero déjenme decirles, si me lo permiten, que lo considero un error, ya que siempre deberían empezar diciendo: “La penúltima película de W.A…”.
Sí, porque, por alguna razón un tanto inexplicable, además de asombrosa, cuando se estrena una película de W.A., él ya está casi terminando de rodar la siguiente. E incluso es muy probable que mientras eso ocurría, tuviera ya escrito el guion de la que seguiría a continuación. Es decir, W.A. (forzosamente tiene que ser así) es en resumidas cuentas un creador multitarea, un cineasta a destajo, cuyo cerebro no descansa nunca y le permite hacer dos cosas a la vez, de manera que mientras rueda una película, trabaja el guion de la siguiente para, nada más acabar la que está rodando, empezar con otra, y así una y otra vez, una y otra vez…
Siendo así, podría calificarse la obra de W.A. como una fábrica de salchichas, unidas una tras otra sin darse tregua ni descanso, como si el hecho de que tardara lo más mínimo en empezar el rodaje de la siguiente película, fuese la causa de que su mente sufriera algún tipo de colapso que le impidiera hacer cine. Es solo una hipótesis, claro.
Por lo tanto, y entrando de lleno en la crítica, está claro que mientras W.A. rodaba su penúltima película “A rainy day in New York”, él ya trabajaba en la siguiente: “Rifkin’s festival”, que ya ha sido estrenada y, por tanto, es solo cuestión de días que termine y estrene la próxima.
“A rainy day in New York” tiene todos los ingredientes necesarios para que cualquier productor tire el guion a la papelera. Una salchicha más a engrosar su amplia y plúmbea filmografía. Una fría e insulsa salchicha que degustamos espectadores y críticos, como forzados porque, claro, es la penúltima de W.A. hay que ir a verla, no le podemos hacer ese feo al insigne autor…
¿Y qué es lo que vemos? Pues sencillamente una aburrida y simplona historia carente del mínimo interés, que parece producida, escrita, rodada e incluso interpretada con desgana, como si su autor se viera obligado a hacerla para pagar las facturas, y probablemente también porque si no lo hace se aburre en casa. Razón por la que (supongo pensará) puestos a aburrirse, mejor que lo hagan aquellos que la vean y pierdan hora y media sentados frente a la pantalla, para, después de lanzar un profundo bostezo al unísono del The end, olvidarla por completo y esperar el estreno de la siguiente, y de nuevo entrar en el mismo ritual de todos los años, yendo a verla como forzados, porque, claro, es la penúltima de W.A. no le podemos hacer ese feo al insigne autor…
Conclusión personal: Tras ver “A rainy day in New York”, quiero dejar constancia de que para mí esta es (ahora sí) la última película de W.A. O al menos la última que pienso ver de él.
P.D.
Encontrándome doblemente confinado, debido a la pandemia y a la Filomena, tuve la ocurrencia de ver un documental de Woody Allen que ya se presentía laudatorio (y en efecto, así fue), más que nada por aburrimiento y ya de paso intentar descubrir las razones por las que la crítica tanto admira el cine de W.A.
Después de terminar de verlo, la conclusión a la que he llegado es que el documental corrobora lo que dije en mi crítica, y que se resume en que W.A. es un fabricante de salchichas. Por lo tanto, en esta ocasión, no haré comentarios. Me limitaré a copiar en este P.D. algunas “perlas” del propio W.A. así como de otros personajes que salen en el documental y que el lector juzgue.
1. No hago ninguna preparación para los ensayos. Normalmente ni siquiera sé lo que vamos a grabar. Cuando llego me dan un par de páginas ese día. Las leo y sé lo que me toca. (W.A.)
2. No leo nunca el guion después de acabarlo y reescribirlo. No lo vuelvo a leer porque ya no me parece bueno y empiezo a aborrecerlo. (W.A.)
3. Lo que yo busco es hacer una gran película. Y eso se me ha escapado varias décadas. (W.A.)
4. He hecho unas 40 películas en mi vida y muy pocas de ellas, de verdad, valían la pena. (W.A.)
5. Septiembre la rodé dos veces. Cuando la empecé ni siquiera conocía a los actores. Mi ayudante de dirección hablaba con ellos y yo me sentaba en alguna esquina de la sala a mirar. (W.A.)
6. No paro de hacer películas, porque de vez en cuando, si tengo suerte, alguna saldrá bien. (W.A.)
7. Si lo ves por el plató, es el director que menos dirige del mundo. (Erik laxe)
8. No le gusta mucho ensayar. (Mira Sorvino)
9. Si no quieres no tienes por qué decir lo mismo que he escrito. (Mira Sorvino)
10. W. A. me dijo en cierta ocasión: “Lo estás haciendo muy bien, pero hoy juegan los Knicks. Date prisa.” (John Cusack)
Repito: Sin comentarios.
Sí, porque, por alguna razón un tanto inexplicable, además de asombrosa, cuando se estrena una película de W.A., él ya está casi terminando de rodar la siguiente. E incluso es muy probable que mientras eso ocurría, tuviera ya escrito el guion de la que seguiría a continuación. Es decir, W.A. (forzosamente tiene que ser así) es en resumidas cuentas un creador multitarea, un cineasta a destajo, cuyo cerebro no descansa nunca y le permite hacer dos cosas a la vez, de manera que mientras rueda una película, trabaja el guion de la siguiente para, nada más acabar la que está rodando, empezar con otra, y así una y otra vez, una y otra vez…
Siendo así, podría calificarse la obra de W.A. como una fábrica de salchichas, unidas una tras otra sin darse tregua ni descanso, como si el hecho de que tardara lo más mínimo en empezar el rodaje de la siguiente película, fuese la causa de que su mente sufriera algún tipo de colapso que le impidiera hacer cine. Es solo una hipótesis, claro.
Por lo tanto, y entrando de lleno en la crítica, está claro que mientras W.A. rodaba su penúltima película “A rainy day in New York”, él ya trabajaba en la siguiente: “Rifkin’s festival”, que ya ha sido estrenada y, por tanto, es solo cuestión de días que termine y estrene la próxima.
“A rainy day in New York” tiene todos los ingredientes necesarios para que cualquier productor tire el guion a la papelera. Una salchicha más a engrosar su amplia y plúmbea filmografía. Una fría e insulsa salchicha que degustamos espectadores y críticos, como forzados porque, claro, es la penúltima de W.A. hay que ir a verla, no le podemos hacer ese feo al insigne autor…
¿Y qué es lo que vemos? Pues sencillamente una aburrida y simplona historia carente del mínimo interés, que parece producida, escrita, rodada e incluso interpretada con desgana, como si su autor se viera obligado a hacerla para pagar las facturas, y probablemente también porque si no lo hace se aburre en casa. Razón por la que (supongo pensará) puestos a aburrirse, mejor que lo hagan aquellos que la vean y pierdan hora y media sentados frente a la pantalla, para, después de lanzar un profundo bostezo al unísono del The end, olvidarla por completo y esperar el estreno de la siguiente, y de nuevo entrar en el mismo ritual de todos los años, yendo a verla como forzados, porque, claro, es la penúltima de W.A. no le podemos hacer ese feo al insigne autor…
Conclusión personal: Tras ver “A rainy day in New York”, quiero dejar constancia de que para mí esta es (ahora sí) la última película de W.A. O al menos la última que pienso ver de él.
P.D.
Encontrándome doblemente confinado, debido a la pandemia y a la Filomena, tuve la ocurrencia de ver un documental de Woody Allen que ya se presentía laudatorio (y en efecto, así fue), más que nada por aburrimiento y ya de paso intentar descubrir las razones por las que la crítica tanto admira el cine de W.A.
Después de terminar de verlo, la conclusión a la que he llegado es que el documental corrobora lo que dije en mi crítica, y que se resume en que W.A. es un fabricante de salchichas. Por lo tanto, en esta ocasión, no haré comentarios. Me limitaré a copiar en este P.D. algunas “perlas” del propio W.A. así como de otros personajes que salen en el documental y que el lector juzgue.
1. No hago ninguna preparación para los ensayos. Normalmente ni siquiera sé lo que vamos a grabar. Cuando llego me dan un par de páginas ese día. Las leo y sé lo que me toca. (W.A.)
2. No leo nunca el guion después de acabarlo y reescribirlo. No lo vuelvo a leer porque ya no me parece bueno y empiezo a aborrecerlo. (W.A.)
3. Lo que yo busco es hacer una gran película. Y eso se me ha escapado varias décadas. (W.A.)
4. He hecho unas 40 películas en mi vida y muy pocas de ellas, de verdad, valían la pena. (W.A.)
5. Septiembre la rodé dos veces. Cuando la empecé ni siquiera conocía a los actores. Mi ayudante de dirección hablaba con ellos y yo me sentaba en alguna esquina de la sala a mirar. (W.A.)
6. No paro de hacer películas, porque de vez en cuando, si tengo suerte, alguna saldrá bien. (W.A.)
7. Si lo ves por el plató, es el director que menos dirige del mundo. (Erik laxe)
8. No le gusta mucho ensayar. (Mira Sorvino)
9. Si no quieres no tienes por qué decir lo mismo que he escrito. (Mira Sorvino)
10. W. A. me dijo en cierta ocasión: “Lo estás haciendo muy bien, pero hoy juegan los Knicks. Date prisa.” (John Cusack)
Repito: Sin comentarios.
23 de octubre de 2019
23 de octubre de 2019
23 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este último trabajo de un director que ha visto tiempos mejores aunque hace ya muchos años, ha logrado decepcionarme, a pesar de no esperar gran cosa a priori.
Para empezar, los actores protagonistas son absolutamente irritantes y sin la menor química entre ellos. Pero es que hasta los veteranos están mediocres y ésa es, básicamente, responsabilidad del director. El guión, una serie de forzadas situaciones, rondando el absurdo, pretendidamente cómicas, donde nada se sostiene y el humor brilla por su ausencia, salvo un par de gracietas de trazo grueso, que no salvan la película.
En definitiva, el ingenio se le ha ido de vacaciones, Sr. Allen, y no sé si volverá, tal vez debería aceptarlo y, también, por cierto, sus incondicionales.
Para empezar, los actores protagonistas son absolutamente irritantes y sin la menor química entre ellos. Pero es que hasta los veteranos están mediocres y ésa es, básicamente, responsabilidad del director. El guión, una serie de forzadas situaciones, rondando el absurdo, pretendidamente cómicas, donde nada se sostiene y el humor brilla por su ausencia, salvo un par de gracietas de trazo grueso, que no salvan la película.
En definitiva, el ingenio se le ha ido de vacaciones, Sr. Allen, y no sé si volverá, tal vez debería aceptarlo y, también, por cierto, sus incondicionales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de llover a cántaros, Timothée Chalamet se pasea con chaqueta sin paraguas y apenas se moja.
Cuando la pareja de Diego Luna irrumpe inesperadamente en el apartamento cuando ella acaba de quitarse la faldita y el jersey, él la empuja, en ropa interior, hacia unas escaleras traseras, escondiendo su ropa debajo el sofá, en lugar de arrojársela. Ella encuentra una gabardina en un sótano, que no se mete, saliendo a la lluvia en mini-sujetador y tanga y tardando un buen rato en colocarse la prenda, haciendo las delicias del personal masculino y, supongo del director.
Y, en la escena final en el parque, sigue lloviendo y haciendo frío, pero Selena Gómez aparece en camiseta de manga corta y una minifalda a la rusa, que apenas le tapa las "vergüenzas", tan campante...
Cuando la pareja de Diego Luna irrumpe inesperadamente en el apartamento cuando ella acaba de quitarse la faldita y el jersey, él la empuja, en ropa interior, hacia unas escaleras traseras, escondiendo su ropa debajo el sofá, en lugar de arrojársela. Ella encuentra una gabardina en un sótano, que no se mete, saliendo a la lluvia en mini-sujetador y tanga y tardando un buen rato en colocarse la prenda, haciendo las delicias del personal masculino y, supongo del director.
Y, en la escena final en el parque, sigue lloviendo y haciendo frío, pero Selena Gómez aparece en camiseta de manga corta y una minifalda a la rusa, que apenas le tapa las "vergüenzas", tan campante...
15 de octubre de 2019
15 de octubre de 2019
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Día de lluvia en Nueva York' me ha sorprendido gratamente, y eso que iba con buenas expectativas. Te esboza una sonrisa que no pierdes en toda la película, con un sencillo pero genial guión repleto de escenas graciosas, frases ingeniosas y dos personajes con un encanto único, puro Woody Allen.
Dos actores que brillan con luz propia: Chalamet (con el personaje arquetipo de la filmografía de Woody Allen) y Fanning que está radiante, acompañados por secundarios de lujo y una Selena Gomez que sorprende para bien a pesar de cualquier prejuicio inicial que quepa en el espectador.
Muy buen final que coloca la guinda a una pastel con sabor a amor por el cine.
Dos actores que brillan con luz propia: Chalamet (con el personaje arquetipo de la filmografía de Woody Allen) y Fanning que está radiante, acompañados por secundarios de lujo y una Selena Gomez que sorprende para bien a pesar de cualquier prejuicio inicial que quepa en el espectador.
Muy buen final que coloca la guinda a una pastel con sabor a amor por el cine.
8 de octubre de 2019
8 de octubre de 2019
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los tiempos cambian, con él la política, la sociedad y sus valores, pero ciertas cosas permanecen impasibles. El sol se pone cada día, las hojas de los árboles caen en otoño, y el incombustible autor neoyorquino Woody Allen estrena una película cada año, a la par que acaba de rodar la siguiente. El 2018 rompió una tradición asentada durante lo que se siente como la existencia de la humanidad, pues las acusaciones sexuales contra Allen, los reproches de sus actores y las tiranteces de Amazon, quién distribuye la película, decidió guardarla en la nevera. Tras un año de purgatorio social se le ha levantado el veto y, a la par que ha concluido el rodaje de su siguiente proyecto en San Sebastián, llega en octubre a las pantallas de todo el mundo la película que debió estrenarse en aquel 2018. Este viernes pues se podrá ver en pantallas de toda España, de la mano en esta ocasión de A contracorriente films, su nueva comedia Día de lluvia en Nueva York. De nuevo su ciudad natal como telón de fondo, un título bucólico y un talentoso reparto de jóvenes promesas ya consolidadas eran reclamos tan potentes como el del nombre del propio realizador. Servidor no es un gran admirador del judío, quién sin duda ha filmado grandes películas pero también incontables medianías en piloto automático (si bien siempre garantiza un atractivo nivel medio). Pero la cita con Allen es una obligación periodística, y con ella cumplí. Y a grandes rasgos, agradecí visitar un universo conocido tan acogedor como de costumbre. Una película elegante y melancólica pero inesperadamente trivial y un tanto superficial en el plano humano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El culto y cínico Gatsby (Timothée Chalamet) y su novia, la enérgica y trabajadora Ashleigh (Elle Fanning), estudian en Yardley. Se abre ante ellos una ocasión dorada para visitar la idolatrada Nueva York cuando Ashleigh reciba el encargo de entrevistar al director de cine Roland Pollard (Liev Schreiber) para el periódico de la universidad. Lo que Gatsby soñaba como un fin de semana de película que planificó al minuto se transformará en un conjunto de imprevistos y tropiezos por separado a lo largo de una tarde de lluvia. Un relato de enredos románticos, melancolía y nostalgia de un tiempo pretérito como vía de fuga de un presente gris, de apariencias, desengaños y soledades. Un ejercicio dinámico y lúcido, que se mueve en coordenadas netamente Allenianas. Encontramos una vez más sus ingeniosos diálogos, vehículo de un humor siempre efectivo. Tercera colaboración con Storaro, que de nuevo acierto al dotar al filme de un empaque teatral, de ensoñación romántica (se juega también, como elemento novedoso, con los diferentes distanciamientos de los personajes frente a objetivos de gran angular). Realización comedida pero experta que saca partido al diseño de producción, y personajes carismáticos con los que deseamos compartir minutos (Elle Fanning, como siempre, está excelente). Atinada sátira de la superficialidad e inestabilidad mental en las altas esferas artísticas y sociales.
Allí donde los personajes secundarios en general y las féminas en particular se muestran atractivos, el personaje del protagonista es uno de los sosias de Woody más sosos que se recuerdan. Antipático y desaprovechado, reducido a un joven esnob bebido de sus frases. Aún si la estructura argumental en paralelo con las correrías de ambos protagonistas, la implicación que se desarrolla hacia la película es de simpatía cómplice ligera, carente del poso poético y trágico de otras obras del americano. Es una de sus películas más intrascendentes, que no sorprende en ningún momento y que ni tan siquiera en el melodrama cala más allá de unos pocos ósculos y de constatar la química entre los intérpretes. Tras casi medio centenar de películas y la compañía de referencias muy logradas podemos exigir más a los pilares del cine contemporáneo, y este episodio es entrañable, grato, pero insuficiente.
Bucólica, reflexiva y levemente amarga, Día de lluvia en Nueva York hará las delicias de los admiradores del maestro, pero quedará sepultada entre las obras menores de su filmografía.
Allí donde los personajes secundarios en general y las féminas en particular se muestran atractivos, el personaje del protagonista es uno de los sosias de Woody más sosos que se recuerdan. Antipático y desaprovechado, reducido a un joven esnob bebido de sus frases. Aún si la estructura argumental en paralelo con las correrías de ambos protagonistas, la implicación que se desarrolla hacia la película es de simpatía cómplice ligera, carente del poso poético y trágico de otras obras del americano. Es una de sus películas más intrascendentes, que no sorprende en ningún momento y que ni tan siquiera en el melodrama cala más allá de unos pocos ósculos y de constatar la química entre los intérpretes. Tras casi medio centenar de películas y la compañía de referencias muy logradas podemos exigir más a los pilares del cine contemporáneo, y este episodio es entrañable, grato, pero insuficiente.
Bucólica, reflexiva y levemente amarga, Día de lluvia en Nueva York hará las delicias de los admiradores del maestro, pero quedará sepultada entre las obras menores de su filmografía.
15 de octubre de 2019
15 de octubre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una nueva película del maestro Allen, que quizás a bastantes espectadores y críticos les parecerá que es la misma que suele hacer siempre, pero como en él es habitual da en el clavo transportando al respetable a un mundo propio donde la melancolía, el romanticismo y la búsqueda de uno/a mismo/a son elementos poderosos que hacen que el filme guste bastante aunque diste de ser perfecto.
No, no creo que sea una obra maravillosa, como suelo decir con frecuencia, es mejor que muchas de su filmografía y menos buena que otras, pero logra entretenernos e interesarnos de veras gracias a un estupendo guión donde nuevamente tenemos excelentes diálogos y escenas conmovedoras como la del final y la conversación entre el protagonista y su madre, con esa confesión llena de sinceridad que removerá las entrañas y valores del hijo.
La realización, como no podía ser menos es elegante y tranquila y las interpretaciones perfectas, con una pareja emotiva, Timothée Chalamet (lástima de su toma de postura ante Woody Allen) y una Elle Fanning, ella ilusionada, inteligente pero algo perdida, él irónico, mordaz, melancólico, contradictorio, buscándose a sí mismo y su camino futuro en la vida.
Un film irregular, sobre todo en su comicidad, ya que, aunque te carcajees tres o cuatro veces, te rías cinco o seis y te sonrías muchas, a veces también es algo forzado y sin demasiada gracia...
Pero en todo caso, aunque imperfecta, es otra muestra del buen hacer de Allen, que no ha perdido la forma y seguro estoy de que antes de morir hará otra obra maestra como las de sus comienzos.
https://filmsencajatonta.blogspot.com
No, no creo que sea una obra maravillosa, como suelo decir con frecuencia, es mejor que muchas de su filmografía y menos buena que otras, pero logra entretenernos e interesarnos de veras gracias a un estupendo guión donde nuevamente tenemos excelentes diálogos y escenas conmovedoras como la del final y la conversación entre el protagonista y su madre, con esa confesión llena de sinceridad que removerá las entrañas y valores del hijo.
La realización, como no podía ser menos es elegante y tranquila y las interpretaciones perfectas, con una pareja emotiva, Timothée Chalamet (lástima de su toma de postura ante Woody Allen) y una Elle Fanning, ella ilusionada, inteligente pero algo perdida, él irónico, mordaz, melancólico, contradictorio, buscándose a sí mismo y su camino futuro en la vida.
Un film irregular, sobre todo en su comicidad, ya que, aunque te carcajees tres o cuatro veces, te rías cinco o seis y te sonrías muchas, a veces también es algo forzado y sin demasiada gracia...
Pero en todo caso, aunque imperfecta, es otra muestra del buen hacer de Allen, que no ha perdido la forma y seguro estoy de que antes de morir hará otra obra maestra como las de sus comienzos.
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