El amante doble
5.5
2,749
25 de marzo de 2018
25 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras acudir con su ginecóloga por un fuerte y constante dolor en el vientre, Chloé (Marine Vacht) decide seguir su recomendación y acude con un psiquiatra por si su malestar tiene orígenes psicológicos, para ello consulta con Paul (Jérémie Renier), quien tras algunas sesiones donde Chloé parece sentir se mejor, decide poner fin ante la atracción que ambos sienten, por lo que inician una relación que los lleva a vivir juntos.
Una tarde Chloé descubre que Paul tiene algunos secretos para ella, ha cambiado su apellido y tiene un hermano gemelo, también psiquiatra, del que nunca habla, por lo que Chloé decide averiguar sacando una cita con Louis (también Jérémie Renier), descubriendo en él una personalidad totalmente opuesta a la de Paul, que la arrastra a una relación obsesiva y enfermiza.
Cumpliendo con su prolífica carrera, Ozon entrega un nuevo título adaptando libremente la novela de Joyce Carol Oates en la que retoma algunos tópicos vistos en algunas de sus películas, en un relato bipolar que se percibe desequilibrado pero que resulta interesante.
La primera mitad, que narra el desarrollo de la relación de Chloé con Paul, se parece a un sinfín de dramas que narran alguna relación de pareja, sin sobresaltos y en un tono muy serio, pero cuando aparece el gemelo Louis, el tono de la película cambia drásticamente, y ciertos giros de tuerca llevan la historia hacia sitios insospechados, no siempre de la mejor manera, donde se percibe cierta truculencia en la forma de presentar los hechos que se narran, acercándole al absurdo pero que la vuelven más atendible.
Así, lo que parecía un drama psicológico de pareja se convierte en un thriller erótico, con personajes perversos, sexuales y un tanto desequilibrados donde tiene lugar el suspenso y hasta escenas soft porno que harían palidecer a la trilogía de ‘Cincuentas sombras de Grey’, todo en un tono que remite levemente al cine de directores como David Cronenberg o Paul Verhoeven, pero un tanto descabellado.
Con una segunda mitad muy retorcida y un tanto imprevisible, que más que irritar mueve a la risa por lo absurdo de ciertas situaciones, la película de Ozon encuentra algo de equilibrio a una primera mitad gris en la desmesura que alcanza el relato en su tramo final, los guiños a Hitchcock y los directores antes mencionados, en una película que se desdobla en dos relatos con personalidades opuestas, como las de los gemelos.
http://tantocine.com/doble-amante-amante-doble-de-francois-ozon/
Una tarde Chloé descubre que Paul tiene algunos secretos para ella, ha cambiado su apellido y tiene un hermano gemelo, también psiquiatra, del que nunca habla, por lo que Chloé decide averiguar sacando una cita con Louis (también Jérémie Renier), descubriendo en él una personalidad totalmente opuesta a la de Paul, que la arrastra a una relación obsesiva y enfermiza.
Cumpliendo con su prolífica carrera, Ozon entrega un nuevo título adaptando libremente la novela de Joyce Carol Oates en la que retoma algunos tópicos vistos en algunas de sus películas, en un relato bipolar que se percibe desequilibrado pero que resulta interesante.
La primera mitad, que narra el desarrollo de la relación de Chloé con Paul, se parece a un sinfín de dramas que narran alguna relación de pareja, sin sobresaltos y en un tono muy serio, pero cuando aparece el gemelo Louis, el tono de la película cambia drásticamente, y ciertos giros de tuerca llevan la historia hacia sitios insospechados, no siempre de la mejor manera, donde se percibe cierta truculencia en la forma de presentar los hechos que se narran, acercándole al absurdo pero que la vuelven más atendible.
Así, lo que parecía un drama psicológico de pareja se convierte en un thriller erótico, con personajes perversos, sexuales y un tanto desequilibrados donde tiene lugar el suspenso y hasta escenas soft porno que harían palidecer a la trilogía de ‘Cincuentas sombras de Grey’, todo en un tono que remite levemente al cine de directores como David Cronenberg o Paul Verhoeven, pero un tanto descabellado.
Con una segunda mitad muy retorcida y un tanto imprevisible, que más que irritar mueve a la risa por lo absurdo de ciertas situaciones, la película de Ozon encuentra algo de equilibrio a una primera mitad gris en la desmesura que alcanza el relato en su tramo final, los guiños a Hitchcock y los directores antes mencionados, en una película que se desdobla en dos relatos con personalidades opuestas, como las de los gemelos.
http://tantocine.com/doble-amante-amante-doble-de-francois-ozon/
26 de abril de 2018
26 de abril de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que aborda diversos y complejos aspectos humanos de una envergadura impresionante, plagado de reflexiones, muchas de ellas desasosegantes. Esta película produce desazón y resulta cruda por el fondo turbador y onírico en que se mueve.
La historia del film se inspira libremente en la novela Life of the Twins (”Vidas gemelas”) de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates (bajo pseudónimo de Rosamond Smith). En la trama, una mujer joven y hermosa, inestable y depresiva recurre a los servicios de un psicoanalista.
El conocido director François Ozon construye un inquietante thriller erótico donde se entremezcla el psicoanálisis, la fantasía, el deseo y una historia de amor marcada por dobles identidades y un pasado perturbador. Técnicamente, Ozon elige el formato Scope digital para conseguir una imagen contemporánea a modo de cirujano meticuloso que ausculta, corta y sutura contornos recónditos del psiquismo humano. El film está atravesado por una impecable estética geométrica en la cual Ozon juega con composiciones simétricas que a veces recuerdan el conocido test de Rorschach. La conclusión es una cruda, impactante y osada obra que deja un poso de intranquilidad en quien visiona la película.
El guion lo escribe François Ozon junto a Philippe Piazzo, adaptación de la novela de la Oates, revela su debilidad por la esquizofrenia y las tinieblas que habitan en el cerebro de gente aparentemente estable. Como el mismo Ozon declara: “lo que me interesa explorar a través del cine son las zonas más incómodas o problemáticas, esas a las que normalmente no llegamos en nuestra vida cotidiana. Todos tenemos un lado oscuro”.
La música Philippe Rombi conduce de manera excelente la cinta y es acompañada de una gran fotografía Manuel de Dacosse, con una virtuosa puesta en escena.
El reparto está sostenido por una figura hermosa, la protagonista Marine Vacth, que hace un gran trabajo en su rol de enigmática belleza, imantada y atormentada. Jéremie Renier es un gran actor y lo demuestra interpretando con maestría dos espíritus gemelos pero radicalmente diferentes. En la brevedad de su rol, Jacqueline Bisset está gloriosa y es el único protagonista bueno y tranquilizador.
Me ha recordado esta película a otras como La dama de Shangai (1947) en la escena de Welles con espejos donde la realidad se confunde con la ficción; o, Ex_machina (2015), en la que aparece un lugar diáfano cuajado de cámaras y espejos en el que nada es lo que parece ser. En esta que comento, la idea es convertir la pantalla en esos laberintos a los que me refiero.
La cinta se inicia con una cámara que partiendo del el exterior de una vagina, llega a confundirse con el ojo lloroso de la protagonista (esta escena puede verse influenciada por Buñuel y su obra mítica El perro andaluz, pues además Ozon dice ser gran admirador del director aragonés). Ozon ha declarado ser un niño que juega con la cámara, y también, que es un gran neurótico que coloca en sus películas todas sus angustias y fobias; es más, ha dicho que el cine puede ser una forma de psicoanalizarse.
En resumen, Ozon nunca es previsible y este film merece la pena, aunque algunos sientan cierto cosquilleo ansioso o les parezca no entender. A veces es interesante no entender. Ver sí es importante. Además, la obra satisface ese rasgo universal entre los amantes al cine: el voyerismo.
La historia del film se inspira libremente en la novela Life of the Twins (”Vidas gemelas”) de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates (bajo pseudónimo de Rosamond Smith). En la trama, una mujer joven y hermosa, inestable y depresiva recurre a los servicios de un psicoanalista.
El conocido director François Ozon construye un inquietante thriller erótico donde se entremezcla el psicoanálisis, la fantasía, el deseo y una historia de amor marcada por dobles identidades y un pasado perturbador. Técnicamente, Ozon elige el formato Scope digital para conseguir una imagen contemporánea a modo de cirujano meticuloso que ausculta, corta y sutura contornos recónditos del psiquismo humano. El film está atravesado por una impecable estética geométrica en la cual Ozon juega con composiciones simétricas que a veces recuerdan el conocido test de Rorschach. La conclusión es una cruda, impactante y osada obra que deja un poso de intranquilidad en quien visiona la película.
El guion lo escribe François Ozon junto a Philippe Piazzo, adaptación de la novela de la Oates, revela su debilidad por la esquizofrenia y las tinieblas que habitan en el cerebro de gente aparentemente estable. Como el mismo Ozon declara: “lo que me interesa explorar a través del cine son las zonas más incómodas o problemáticas, esas a las que normalmente no llegamos en nuestra vida cotidiana. Todos tenemos un lado oscuro”.
La música Philippe Rombi conduce de manera excelente la cinta y es acompañada de una gran fotografía Manuel de Dacosse, con una virtuosa puesta en escena.
El reparto está sostenido por una figura hermosa, la protagonista Marine Vacth, que hace un gran trabajo en su rol de enigmática belleza, imantada y atormentada. Jéremie Renier es un gran actor y lo demuestra interpretando con maestría dos espíritus gemelos pero radicalmente diferentes. En la brevedad de su rol, Jacqueline Bisset está gloriosa y es el único protagonista bueno y tranquilizador.
Me ha recordado esta película a otras como La dama de Shangai (1947) en la escena de Welles con espejos donde la realidad se confunde con la ficción; o, Ex_machina (2015), en la que aparece un lugar diáfano cuajado de cámaras y espejos en el que nada es lo que parece ser. En esta que comento, la idea es convertir la pantalla en esos laberintos a los que me refiero.
La cinta se inicia con una cámara que partiendo del el exterior de una vagina, llega a confundirse con el ojo lloroso de la protagonista (esta escena puede verse influenciada por Buñuel y su obra mítica El perro andaluz, pues además Ozon dice ser gran admirador del director aragonés). Ozon ha declarado ser un niño que juega con la cámara, y también, que es un gran neurótico que coloca en sus películas todas sus angustias y fobias; es más, ha dicho que el cine puede ser una forma de psicoanalizarse.
En resumen, Ozon nunca es previsible y este film merece la pena, aunque algunos sientan cierto cosquilleo ansioso o les parezca no entender. A veces es interesante no entender. Ver sí es importante. Además, la obra satisface ese rasgo universal entre los amantes al cine: el voyerismo.
30 de agosto de 2020
30 de agosto de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el receso que le supuso en sus más profundas obsesiones la excelsa "Frantz" (2016), François Ozon vuelve por sus derroteros más habituales —y gratificantes, para que negarlo— con "El amante doble". Un genial thriller psicológico, de tintes eróticos, con una sólida Marine Vacth estirando —no se si voluntaria o involuntariamente— su personaje de "Joven y bonita" (2013) para obtener una inesperada prolongación de aquella gran obra. Y es que "El amante doble", según avanza, va adquiriendo además perversas tonalidades de película de terror con filia por lo onírico. Aquí la "Enemy" (2013) de Denis Villeneuve se fusiona con el body horror de David Cronenberg, y todo ello con ramalazos estéticos a lo Pedro Almodóvar.
Venero a Ozon, vaya eso por delante. Como devoto suyo siempre le he afeado al realizador francés cierta tendencia al altibajo narrativo. Con "El amante doble" enlaza ya dos obras sin ese insidioso lastre. Argumentalmente hablando esta adaptación de una novela de Joyce Carol Oates extiende sobre el tapete muchos hilos para entrelazar y, con el debido análisis en frío, es posible que no todos ellos acaben casando. A ello hay que sumarle los plot twist del tercer acto, que a mi me han funcionado. Ozon ha sido capaz de derribar mis posibles conjeturas sobre la trama con quiebros interesantes. Aunque la efectividad de lo anterior va supeditada al grado de conexión con la obra que seas capaz de alcanzar. Asumo que no a todo el mundo le funcionará igual. En fin, peajes asumibles en obras de la enjundia y el riesgo de "El amante doble" que yo he pagado con gusto. Una cinta en la que, además, François Ozon alcanza otro nivel en lo visual, otra virtud muy en la línea "Frantz".
En resumidas cuentas, "El amante doble" pasa a ocupar plaza entre lo mejor de François Ozon.
Venero a Ozon, vaya eso por delante. Como devoto suyo siempre le he afeado al realizador francés cierta tendencia al altibajo narrativo. Con "El amante doble" enlaza ya dos obras sin ese insidioso lastre. Argumentalmente hablando esta adaptación de una novela de Joyce Carol Oates extiende sobre el tapete muchos hilos para entrelazar y, con el debido análisis en frío, es posible que no todos ellos acaben casando. A ello hay que sumarle los plot twist del tercer acto, que a mi me han funcionado. Ozon ha sido capaz de derribar mis posibles conjeturas sobre la trama con quiebros interesantes. Aunque la efectividad de lo anterior va supeditada al grado de conexión con la obra que seas capaz de alcanzar. Asumo que no a todo el mundo le funcionará igual. En fin, peajes asumibles en obras de la enjundia y el riesgo de "El amante doble" que yo he pagado con gusto. Una cinta en la que, además, François Ozon alcanza otro nivel en lo visual, otra virtud muy en la línea "Frantz".
En resumidas cuentas, "El amante doble" pasa a ocupar plaza entre lo mejor de François Ozon.
25 de junio de 2018
25 de junio de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ozon confirma su capacidad para contar historias protagonizadas por mujeres sin paternalismos.
Una historia intrigante en la que nada termina de ser lo que parece. Actuaciones convincentes en la que se destaca Marine Vacth en el papepl protragónico.
Para ver sin prejuicios.
Una historia intrigante en la que nada termina de ser lo que parece. Actuaciones convincentes en la que se destaca Marine Vacth en el papepl protragónico.
Para ver sin prejuicios.
16 de marzo de 2021
16 de marzo de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que ya hemos pasado por las manos de David Lynch hemos sido pervertidos para siempre. Hemos sido desvirgados, y ya cuando vemos una película y las cosas no terminan de casar entre sí, como si de un acto reflejo se tratase, nos imaginamos el final.
Esto pudiera parecer que es una desventaja, porque se fastidia la sorpresa final, pero en realidad hace la película más disfrutable, porque empiezas a fijarte en los detalles que sustentan tu teoría. Y siempre hay un detalle que sobresale. En mi caso, el delator ha sido el corazón.
Vale que esta película no es "Carretera perdida", ni "Cisne negro", ni es tan digerible como "Estoy pensando en dejarlo", pero sí que es interesante.
Esto pudiera parecer que es una desventaja, porque se fastidia la sorpresa final, pero en realidad hace la película más disfrutable, porque empiezas a fijarte en los detalles que sustentan tu teoría. Y siempre hay un detalle que sobresale. En mi caso, el delator ha sido el corazón.
Vale que esta película no es "Carretera perdida", ni "Cisne negro", ni es tan digerible como "Estoy pensando en dejarlo", pero sí que es interesante.
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