El amante doble
5.5
2,749
25 de enero de 2018
25 de enero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si os gustó mother! no os podéis perder esta tampoco. Políticamente incorrecta, arriesgada, erótica, inquietante, sórdida, elegante, derilante, surrealista...
Como buen amante de los thriller psicológicos nunca puedo dejar de mencionar La semilla del diablo y me han encantado las escenas tanto sexuales como las más delirantes. Creo que es increíble que hayan mostrado a una mujer "dando por culo" a un hombre porque estoy seguro de que a muchos les produce placer o lo desean pero sigue siendo tabú.
Y no me queda nada más que decir salvo que los dos actores están excelentes, no sabría quién más porque Jérémie Renier hace doble papel pero Marine Vacth está espléndida. Ambos tienen una química brutal y la película en sí es inteligente y va más allá de lo convencional, también profundizando en los personajes. Todo lo contrario de basuras como 50 Sombras de Grey.
Le doy un notable.
Como buen amante de los thriller psicológicos nunca puedo dejar de mencionar La semilla del diablo y me han encantado las escenas tanto sexuales como las más delirantes. Creo que es increíble que hayan mostrado a una mujer "dando por culo" a un hombre porque estoy seguro de que a muchos les produce placer o lo desean pero sigue siendo tabú.
Y no me queda nada más que decir salvo que los dos actores están excelentes, no sabría quién más porque Jérémie Renier hace doble papel pero Marine Vacth está espléndida. Ambos tienen una química brutal y la película en sí es inteligente y va más allá de lo convencional, también profundizando en los personajes. Todo lo contrario de basuras como 50 Sombras de Grey.
Le doy un notable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sabía que lo de los gemelos era una alucinación suya sobre algo relacionado con su personalidad que la perturbaba pero es que te lo llegas a creer hasta que se desvela todo al final.
Nada más la terminéis idos corriendo al principio cuando Chloé se presenta al psicólogo y habla de que el estómago es como el segundo cerebro, ¿os dice eso algo?. Y respecto al sexo, eso evidencia su necesidad de amar y por lo que yo interpreto de sentir algo ya que menciona que Paul no la termina de llenar. De hecho, todo empieza en esa sesión, éste le promete que la va a ayudar a encontrar cuál es su problema y lo hace pero de manera inconscientemente.
Nada más la terminéis idos corriendo al principio cuando Chloé se presenta al psicólogo y habla de que el estómago es como el segundo cerebro, ¿os dice eso algo?. Y respecto al sexo, eso evidencia su necesidad de amar y por lo que yo interpreto de sentir algo ya que menciona que Paul no la termina de llenar. De hecho, todo empieza en esa sesión, éste le promete que la va a ayudar a encontrar cuál es su problema y lo hace pero de manera inconscientemente.
4 de enero de 2018
4 de enero de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si uno ve una fotografía de la pareja protagonista, verá que destila suficiencia, estilo, clase, sensualidad, y sin embargo también parecen fríos, distantes y superficiales. Ambos son el exponente de una película morbosa y sexual que levanta deseos inconscientes, pero que cuyo fondo está lejos de lo que promete en su comienzo.
El film que se adentra en la psique de unos personajes curiosos y heridos en permanente contacto con sus deseos más oscuros mientras intenta desarrollar una turbadora idea que seguramente haya fascinado a Ozon como ninguna otra. Obsesionado con los aspectos más escondidos de nuestro pensamiento, sus personajes son esa extensión de su visión en una historia que se atreve a plantear un interesante juego en el que casi nada es lo que parece. Este misterio no es realmente eso, pero si juega a esconder piezas más que a mostrarlas para mantener el suspense.
La protagonista lleva de la mano al espectador en su viaje interior hacia sus tentaciones más turbias, intentando comprenderse a sí misma y encontrar una explicación a sus problemas emocionales. Vacth se adentra en su rol tanto física como emocionalmente, desnudando alma y cuerpo sin pudor y absorbiendo la atención en su perdida mirada clavada siempre en el infinito. En su camino se encontrará a Renier, un psicólogo cuyos secretos son desarrollados en el cuerpo de la película y que proyecta una misteriosa apariencia que se revela clave para el devenir de la historia.
Ozon intenta escandalizar, adentrarse en aguas turbulentas, obsesionado con la idea que muestra a los gemelos como seres antagónicos, como dos partes de un todo entre los que existe una línea que separa el bien y el mal, pero que ahora es menos clara que nunca. Un sugestivo punto de partida que golpea por momentos al espectador pero que no llega a noquearlo porque su afán en encontrar un final a la altura de la propuesta hace que gane un tono distante que nos deja fríos.
El film que se adentra en la psique de unos personajes curiosos y heridos en permanente contacto con sus deseos más oscuros mientras intenta desarrollar una turbadora idea que seguramente haya fascinado a Ozon como ninguna otra. Obsesionado con los aspectos más escondidos de nuestro pensamiento, sus personajes son esa extensión de su visión en una historia que se atreve a plantear un interesante juego en el que casi nada es lo que parece. Este misterio no es realmente eso, pero si juega a esconder piezas más que a mostrarlas para mantener el suspense.
La protagonista lleva de la mano al espectador en su viaje interior hacia sus tentaciones más turbias, intentando comprenderse a sí misma y encontrar una explicación a sus problemas emocionales. Vacth se adentra en su rol tanto física como emocionalmente, desnudando alma y cuerpo sin pudor y absorbiendo la atención en su perdida mirada clavada siempre en el infinito. En su camino se encontrará a Renier, un psicólogo cuyos secretos son desarrollados en el cuerpo de la película y que proyecta una misteriosa apariencia que se revela clave para el devenir de la historia.
Ozon intenta escandalizar, adentrarse en aguas turbulentas, obsesionado con la idea que muestra a los gemelos como seres antagónicos, como dos partes de un todo entre los que existe una línea que separa el bien y el mal, pero que ahora es menos clara que nunca. Un sugestivo punto de partida que golpea por momentos al espectador pero que no llega a noquearlo porque su afán en encontrar un final a la altura de la propuesta hace que gane un tono distante que nos deja fríos.
28 de abril de 2018
28 de abril de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se agradece que un director tan "establecido" como Ozon se meta en berenjenales tan alocados como esta adaptación de la novela de la prolífica escritora neoyorquina Joy Carol Oates "Lives of the Twins" publicada en el 87 con el seudónimo de Rosamond Smith. A la visión feminista incluyendo "la exploración de las ambigüedades y fantasías sexuales" presentes en la obra de Oates que implican una insatisfacción vital de la protagonista que no sabe ni quiere renunciar a ninguno de los dos "extremos" que le proporcionan su relación con los gemelos, Ozon añade su particular homenaje al cine fantástico de Cronenberg, rizando el rizo en un thriller psicológico y sexual muy en el filo de lo inverosímil, plagado de referencias a otros directores algo repetitivo y enmarcado en un estética interesante pero que a mi juicio acaba por ser algo relamida, superficial y en algunos momentos hasta pretenciosa.
Los giros del guión se esfuerzan por mantener una intriga innecesaria cuando es o debería ser la lucha interior de la protagonista por su elección vital el auténtico meollo de la cuestión sin necesidad de codas estrafalarias. El asunto acaba sosteniéndose por el excelente trabajo de sus dos protagonistas. Magnética la presencia de Marine Vacth con quien Ozon ya trabajó con excelentes resultados en "Joven y bonita! (2013) y un sutil y camaleónico Jérémie Renier dando vida a los gemelos.
cineziete.wordpress.com
Los giros del guión se esfuerzan por mantener una intriga innecesaria cuando es o debería ser la lucha interior de la protagonista por su elección vital el auténtico meollo de la cuestión sin necesidad de codas estrafalarias. El asunto acaba sosteniéndose por el excelente trabajo de sus dos protagonistas. Magnética la presencia de Marine Vacth con quien Ozon ya trabajó con excelentes resultados en "Joven y bonita! (2013) y un sutil y camaleónico Jérémie Renier dando vida a los gemelos.
cineziete.wordpress.com
23 de agosto de 2018
23 de agosto de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El amante doble" es la nueva película del singular cineasta francés Francois Ozon, recordado por la realización de películas como "Bajo la arena", "La piscina" (ambas con la actuación de Charlotte Rampling), "8 mujeres", "En la casa", y la más reciente "Frantz". Basándose en la novela "Vidas gemelas" de la escritora Joyce Carol Oates, Ozon contó con la colaboración de Philippe Piazzo para la adaptación del guión, con quien trabajó justamente en la citada "Frantz".
"El amante doble" comienza con la historia de Chloe (Marine Vacth), una joven de 25 años que siente fuertes dolores en el vientre. Tras la realización de los estudios pertinentes, le recomiendan que inicie terapia, que quizás mediante la misma encuentre el foco de su problema, y quizás pueda ayudarla a poder solventar su tan extraña situación, y poder seguir adelante. Será en ese momento en que conocerá a Paul Meyer (Jeremie Renier), su terapeuta. Tras varias sesiones, en donde Chloe expone parte de sus problemáticas, sensaciones y temores, se terminan sintiendo atraídos el uno al otro, y posteriormente se van a vivir juntos, dando por cerrado el ciclo de la terapia. Una vez instalados, comienzan los problemas, o mejor dicho, se reanudan. Tras descubrir un secreto de su nueva pareja, en torno a su apellido original, la joven empieza a sospechar, y termina topándose con un hermano de Paul, del cual este jamás le había hablado. La curiosidad, y las ansias de llegar al origen de todo este misterio, representará un sinfín de situaciones traumáticas, y un viaje interno que en todo momento jugará con la estabilidad emocional de Chloe, quien continúa en constante conflicto con los fantasmas del pasado, mientras afronta como puede la realidad en que le toca vivir.
La nueva película de Francois Ozon demuestra un poco la capacidad del cineasta francés de oscilar entre géneros, iniciando su nueva propuesta como una cinta de índole dramático, con destellos de género romántico, para luego ir desviando el foco en una historia de suspenso, con fuertes toques psicológicos y hasta de tinte erótico. Esta marcada convergencia, nos traerá a la mente el clásico de David Cronenberg "Dead Ringers", con cierta cruza del cine de Alfred Hitchcock, "El Inquilino" de Roman Polanski y elementos sueltos de otras películas de género. Todo esto no significa que Ozon no sea original, si bien termina siendo una historia con componentes en algún sentido bastante reiterados en los últimos años (lo cual es uno de los puntos débiles), el realizador francés logra dotarla de cierta originalidad, intentando esquivar determinados lugares en la historia, tratando de darle un destello personal, y jugando con una serie de enfoques y tomas sumamente sugerentes, reflejo de un trabajo enorme de montaje y fotografía. Quizás haya que hacer alguna aclaración en lo referido a la importancia de la interpretación de los sueños, ya que representan una parte considerable en la conformación del significado de la historia, del problema a resolver de Chloe, quien por momentos se ve presa de ellos y sus simbolismos. La interpretación de la joven Marine Vacth es destacada, al igual que la actuación de Jeremie Renier, un actor que suele cumplir con creces sus roles, conocido por ser el actor fetiche de los hermanos Dardenne. Probablemente la mayor crítica que se le puede hacer el film, es cierto exceso y abuso en algunos puntos, donde a Ozon un poco se le va la mano, ya que algunos elementos presentes no eran del todo necesarios, más teniendo en cuenta que el objetivo de brindarle cierto trasfondo lúgubre, siniestro, y retorcido a la historia está claramente logrado.
"El amante doble" comienza con la historia de Chloe (Marine Vacth), una joven de 25 años que siente fuertes dolores en el vientre. Tras la realización de los estudios pertinentes, le recomiendan que inicie terapia, que quizás mediante la misma encuentre el foco de su problema, y quizás pueda ayudarla a poder solventar su tan extraña situación, y poder seguir adelante. Será en ese momento en que conocerá a Paul Meyer (Jeremie Renier), su terapeuta. Tras varias sesiones, en donde Chloe expone parte de sus problemáticas, sensaciones y temores, se terminan sintiendo atraídos el uno al otro, y posteriormente se van a vivir juntos, dando por cerrado el ciclo de la terapia. Una vez instalados, comienzan los problemas, o mejor dicho, se reanudan. Tras descubrir un secreto de su nueva pareja, en torno a su apellido original, la joven empieza a sospechar, y termina topándose con un hermano de Paul, del cual este jamás le había hablado. La curiosidad, y las ansias de llegar al origen de todo este misterio, representará un sinfín de situaciones traumáticas, y un viaje interno que en todo momento jugará con la estabilidad emocional de Chloe, quien continúa en constante conflicto con los fantasmas del pasado, mientras afronta como puede la realidad en que le toca vivir.
La nueva película de Francois Ozon demuestra un poco la capacidad del cineasta francés de oscilar entre géneros, iniciando su nueva propuesta como una cinta de índole dramático, con destellos de género romántico, para luego ir desviando el foco en una historia de suspenso, con fuertes toques psicológicos y hasta de tinte erótico. Esta marcada convergencia, nos traerá a la mente el clásico de David Cronenberg "Dead Ringers", con cierta cruza del cine de Alfred Hitchcock, "El Inquilino" de Roman Polanski y elementos sueltos de otras películas de género. Todo esto no significa que Ozon no sea original, si bien termina siendo una historia con componentes en algún sentido bastante reiterados en los últimos años (lo cual es uno de los puntos débiles), el realizador francés logra dotarla de cierta originalidad, intentando esquivar determinados lugares en la historia, tratando de darle un destello personal, y jugando con una serie de enfoques y tomas sumamente sugerentes, reflejo de un trabajo enorme de montaje y fotografía. Quizás haya que hacer alguna aclaración en lo referido a la importancia de la interpretación de los sueños, ya que representan una parte considerable en la conformación del significado de la historia, del problema a resolver de Chloe, quien por momentos se ve presa de ellos y sus simbolismos. La interpretación de la joven Marine Vacth es destacada, al igual que la actuación de Jeremie Renier, un actor que suele cumplir con creces sus roles, conocido por ser el actor fetiche de los hermanos Dardenne. Probablemente la mayor crítica que se le puede hacer el film, es cierto exceso y abuso en algunos puntos, donde a Ozon un poco se le va la mano, ya que algunos elementos presentes no eran del todo necesarios, más teniendo en cuenta que el objetivo de brindarle cierto trasfondo lúgubre, siniestro, y retorcido a la historia está claramente logrado.
24 de abril de 2018
24 de abril de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de unos prismáticos, alguien está observando a la protagonista de la película. Camina sobre la arena, bañada por las olas, hacia una tensa toalla sobre la que escurrirá, una vez sentada, su cobrizo cabello. La chica mira de forma agitada hacia los lados, como cuando aprovechamos que no viene ningún coche por la calzada para cruzarla, aun sabiendo que el semáforo sigue en rojo para nosotros. Parece estar a punto de trasgredir alguna regla, termina por quitarse la parte de arriba de su bikini, al mismo tiempo que la respiración del voyeur, aún escondido tras los anteojos, se fortalece. Es el comienzo de ‘Bella y bonita’ (François Ozon, 2013), una invitación a la inmoralidad, la prostitución como alternativa libre, a través de las cuatro estaciones de una joven Marine Vacth durante sus diecisiete años. Cuatro años después, François Ozon nos trae de nuevo a la protagonista en lo que podría ser la continuación de su personaje tras el primer trabajo con el director que ya había trabajado anteriormente con Emmanuelle Seigner, Catherine Deneuve o Charlotte Rampling.
Con ‘El amante doble’ (L’amant double, 2017) Ozon nos emplaza a un sórdido juego donde nada es lo que parece y donde bailan, de la mano de la idea del Bien y del Mal, diferentes géneros cinematográficos. Chloé es una veinteañera melancólica que arrastra un fuerte dolor en el vientre y que termina en la consulta de Paul, un atractivo psiquiatra que esconde una parte de su identidad, un hermano gemelo que representa la otra cara de una misma moneda. De forma excesiva y pérfida se nos muestra a Paul y Louis, su hermano gemelo, como contrarios pero a la vez complementarios, la figura de lo que los alemanes llaman Doppelgänger, el doble fantasmagórico. Desde las leyendas nórdicas y germánicas – las cuales afirmaban que ver a tu propio doble fantasmal suponía un augurio de muerte – pasando por el amplio mundo de la literatura decimonónica, hasta un planteamiento moderno del asunto dentro de los límites de la ciencia y la psicología, ‘El amante doble’ llega hasta nosotros a través de un cine hecho por el cuerpo y para el horror del espectador, que termina consternado ante la toma de consciencia de un mundo horrible y fiero.
La película recuerda a ‘Inseparables’ (David Cronenberg, 1988), una cinta donde se usó el recurso del doble con Jeremy Irons, en un célebre papel difícil de olvidar. David Cronenberg (‘Promesas del Este’, ‘Una historia de violencia’ ‘La Mosca’) es uno de los principales exponentes del denominado ‘horror corporal’, conoce bastante bien el miedo humano a las mutaciones morfológicas y desde siempre ha disfrutado mostrándonos aquellas anomalías en la anatomía que terminan disfrazadas en el mágico y asombroso mundo de lo estéticamente feo. En relación con esto se nos muestra en la película el canibalismo entre embriones, un tema que obsesionó al director, y nuestro lado más horrendo y oculto. François Ozon bebió también para esta película de Buñuel, otro transgresor de la pantalla. Es destacable la apertura de la cinta con el primer plano de un examen ginecológico donde la cámara se introduce en la vagina de la autora para luego mostrarnos, a través de una fusión de imágenes, el ojo lloroso de la protagonista. Probablemente, y aunque de forma menos evidente, la lista de referentes sea aún mucho más amplia. Es entonces cuando el avispado cinéfilo atisba y relaciona, de forma siempre subjetiva, experiencias vividas con otras películas que apelan a un terror ya bastante clásico como ‘El resplandor’ (Stanley Kubrick, 1980) o ‘La semilla del diablo’ (Roman Polanski, 1968). Es imposible no acordarse de John Hurt, de cuyo cuerpo saldría aquel bicho entre chorros de sangre artificial (Aliens, 1979). El decorado de la película, en el caso del museo donde trabaja la chica, es bastante vanguardista y en ocasiones nos da pistas, a través de la sangre y la carne, acerca de la narración de la cinta.
En ‘El amante doble’ se explotan los caprichos de la genética y lo psicológico va siempre unido a lo corpóreo, pero su visionado puede servir también, a pesar de las experiencias personales que nos marcan de por vida, para derribar aquellas convenciones identitarias y deshacernos de los grilletes de género. Marine Vacth está preciosa moviéndose entre los límites de lo ‘propiamente’ femenino o masculino. Representando la búsqueda del amor propio y batallando entre anhelos insanos también sabe moverse, de eso trata también ‘El amante doble’, de la búsqueda de uno mismo y de sus necesidades de afecto. Junto con Jérémie Rénier componen una pareja brillante y la cinta logra adentrarnos en un ambiente psico-erótico delicado y despiadado al mismo tiempo. Paul es sosegado y atento, Louis fiereza y visceralidad. La película está basada en un relato corto de Rosamond Smith, seudónimo de Joyce Carol Oates, una autora estadounidense también especializada en el ámbito de la crítica.
En ‘Joven y bonita’, la protagonista, Isabelle, encarnada por Marine Vacth, es observada por ella misma mientras pierde la virginidad en la playa. La doble, en realidad un espejismo, está siendo testigo de un cambio ineludible y fugaz, mira desde la sombra, sin ningún atisbo de mímica, el paso a la madurez de su propio yo. En ‘El amante doble’ son los gatos los que miran, siendo testigos mudos de la enajenación humana, tal vez también de la ironía implacable de aquel desequilibrado mental que los dirige.
Con ‘El amante doble’ (L’amant double, 2017) Ozon nos emplaza a un sórdido juego donde nada es lo que parece y donde bailan, de la mano de la idea del Bien y del Mal, diferentes géneros cinematográficos. Chloé es una veinteañera melancólica que arrastra un fuerte dolor en el vientre y que termina en la consulta de Paul, un atractivo psiquiatra que esconde una parte de su identidad, un hermano gemelo que representa la otra cara de una misma moneda. De forma excesiva y pérfida se nos muestra a Paul y Louis, su hermano gemelo, como contrarios pero a la vez complementarios, la figura de lo que los alemanes llaman Doppelgänger, el doble fantasmagórico. Desde las leyendas nórdicas y germánicas – las cuales afirmaban que ver a tu propio doble fantasmal suponía un augurio de muerte – pasando por el amplio mundo de la literatura decimonónica, hasta un planteamiento moderno del asunto dentro de los límites de la ciencia y la psicología, ‘El amante doble’ llega hasta nosotros a través de un cine hecho por el cuerpo y para el horror del espectador, que termina consternado ante la toma de consciencia de un mundo horrible y fiero.
La película recuerda a ‘Inseparables’ (David Cronenberg, 1988), una cinta donde se usó el recurso del doble con Jeremy Irons, en un célebre papel difícil de olvidar. David Cronenberg (‘Promesas del Este’, ‘Una historia de violencia’ ‘La Mosca’) es uno de los principales exponentes del denominado ‘horror corporal’, conoce bastante bien el miedo humano a las mutaciones morfológicas y desde siempre ha disfrutado mostrándonos aquellas anomalías en la anatomía que terminan disfrazadas en el mágico y asombroso mundo de lo estéticamente feo. En relación con esto se nos muestra en la película el canibalismo entre embriones, un tema que obsesionó al director, y nuestro lado más horrendo y oculto. François Ozon bebió también para esta película de Buñuel, otro transgresor de la pantalla. Es destacable la apertura de la cinta con el primer plano de un examen ginecológico donde la cámara se introduce en la vagina de la autora para luego mostrarnos, a través de una fusión de imágenes, el ojo lloroso de la protagonista. Probablemente, y aunque de forma menos evidente, la lista de referentes sea aún mucho más amplia. Es entonces cuando el avispado cinéfilo atisba y relaciona, de forma siempre subjetiva, experiencias vividas con otras películas que apelan a un terror ya bastante clásico como ‘El resplandor’ (Stanley Kubrick, 1980) o ‘La semilla del diablo’ (Roman Polanski, 1968). Es imposible no acordarse de John Hurt, de cuyo cuerpo saldría aquel bicho entre chorros de sangre artificial (Aliens, 1979). El decorado de la película, en el caso del museo donde trabaja la chica, es bastante vanguardista y en ocasiones nos da pistas, a través de la sangre y la carne, acerca de la narración de la cinta.
En ‘El amante doble’ se explotan los caprichos de la genética y lo psicológico va siempre unido a lo corpóreo, pero su visionado puede servir también, a pesar de las experiencias personales que nos marcan de por vida, para derribar aquellas convenciones identitarias y deshacernos de los grilletes de género. Marine Vacth está preciosa moviéndose entre los límites de lo ‘propiamente’ femenino o masculino. Representando la búsqueda del amor propio y batallando entre anhelos insanos también sabe moverse, de eso trata también ‘El amante doble’, de la búsqueda de uno mismo y de sus necesidades de afecto. Junto con Jérémie Rénier componen una pareja brillante y la cinta logra adentrarnos en un ambiente psico-erótico delicado y despiadado al mismo tiempo. Paul es sosegado y atento, Louis fiereza y visceralidad. La película está basada en un relato corto de Rosamond Smith, seudónimo de Joyce Carol Oates, una autora estadounidense también especializada en el ámbito de la crítica.
En ‘Joven y bonita’, la protagonista, Isabelle, encarnada por Marine Vacth, es observada por ella misma mientras pierde la virginidad en la playa. La doble, en realidad un espejismo, está siendo testigo de un cambio ineludible y fugaz, mira desde la sombra, sin ningún atisbo de mímica, el paso a la madurez de su propio yo. En ‘El amante doble’ son los gatos los que miran, siendo testigos mudos de la enajenación humana, tal vez también de la ironía implacable de aquel desequilibrado mental que los dirige.
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