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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama. Thriller. Romance Chloé es una joven frágil que se enamora de su psicoterapeuta, Paul. Unos meses más tarde, cuando se van a vivir juntos, ella descubre que su amante le ha ocultado una parte de su identidad, con la que Chloé se obsesionará. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2018
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Película que aborda diversos y complejos aspectos humanos de una envergadura impresionante, plagado de reflexiones, muchas de ellas desasosegantes. Esta película produce desazón y resulta cruda por el fondo turbador y onírico en que se mueve.

La historia del film se inspira libremente en la novela Life of the Twins (”Vidas gemelas”) de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates (bajo pseudónimo de Rosamond Smith). En la trama, una mujer joven y hermosa, inestable y depresiva recurre a los servicios de un psicoanalista.

El conocido director François Ozon construye un inquietante thriller erótico donde se entremezcla el psicoanálisis, la fantasía, el deseo y una historia de amor marcada por dobles identidades y un pasado perturbador. Técnicamente, Ozon elige el formato Scope digital para conseguir una imagen contemporánea a modo de cirujano meticuloso que ausculta, corta y sutura contornos recónditos del psiquismo humano. El film está atravesado por una impecable estética geométrica en la cual Ozon juega con composiciones simétricas que a veces recuerdan el conocido test de Rorschach. La conclusión es una cruda, impactante y osada obra que deja un poso de intranquilidad en quien visiona la película.

El guion lo escribe François Ozon junto a Philippe Piazzo, adaptación de la novela de la Oates, revela su debilidad por la esquizofrenia y las tinieblas que habitan en el cerebro de gente aparentemente estable. Como el mismo Ozon declara: “lo que me interesa explorar a través del cine son las zonas más incómodas o problemáticas, esas a las que normalmente no llegamos en nuestra vida cotidiana. Todos tenemos un lado oscuro”.

La música Philippe Rombi conduce de manera excelente la cinta y es acompañada de una gran fotografía Manuel de Dacosse, con una virtuosa puesta en escena.

El reparto está sostenido por una figura hermosa, la protagonista Marine Vacth, que hace un gran trabajo en su rol de enigmática belleza, imantada y atormentada. Jéremie Renier es un gran actor y lo demuestra interpretando con maestría dos espíritus gemelos pero radicalmente diferentes. En la brevedad de su rol, Jacqueline Bisset está gloriosa y es el único protagonista bueno y tranquilizador.

Me ha recordado esta película a otras como La dama de Shangai (1947) en la escena de Welles con espejos donde la realidad se confunde con la ficción; o, Ex_machina (2015), en la que aparece un lugar diáfano cuajado de cámaras y espejos en el que nada es lo que parece ser. En esta que comento, la idea es convertir la pantalla en esos laberintos a los que me refiero.

La cinta se inicia con una cámara que partiendo del el exterior de una vagina, llega a confundirse con el ojo lloroso de la protagonista (esta escena puede verse influenciada por Buñuel y su obra mítica El perro andaluz, pues además Ozon dice ser gran admirador del director aragonés). Ozon ha declarado ser un niño que juega con la cámara, y también, que es un gran neurótico que coloca en sus películas todas sus angustias y fobias; es más, ha dicho que el cine puede ser una forma de psicoanalizarse.

En resumen, Ozon nunca es previsible y este film merece la pena, aunque algunos sientan cierto cosquilleo ansioso o les parezca no entender. A veces es interesante no entender. Ver sí es importante. Además, la obra satisface ese rasgo universal entre los amantes al cine: el voyerismo.
Kikivall
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