Tacones lejanos
1991 

6.3
16,099
Drama. Intriga
El marido de Rebeca (Victoria Abril) fue en otros tiempos el gran amor de su madre, la diva "Becky del Páramo" (Marisa Paredes). Cuando éste muere asesinado, madre e hija vuelven a encontrarse. El juez que lleva el caso (Miguel Bosé) es por la noche una drag-queen que imita a Becky. (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2018
28 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tacones lejanos (Pedro Almodóvar, 1991) narra la complicada relación entre una madre y una hija. Más concretamente entre la diva de la canción “Becky del Páramo” (Marisa Paredes) y Rebeca (Victoria Abril). Las dos han tenido una relación de amor-odio, en la que Rebeca siempre se ha sentido infravalorada y eclipsada por su madre y Becky ha parecido mantenerse siempre en una forzada ignorancia que le permitiera ser inmune al sufrimiento de su hija. Pero la muerte del marido de Rebeca, que también fue amante de Becky, precipitará un encuentro forzado entre las dos, al tiempo que el juez que lleva el caso (Miguel Bosé) y que es drag-queen de noche, intenta investigar lo sucedido.
El tema principal de la cinta, que es recurrente en la filmografía de Almodóvar, es la relación madre-hija. Una obsesión que parece casi atormentar al director y que aquí toma forma de relación tóxica. Rebeca vive obsesionada con su madre, que es más alta que ella, de carácter más arrollador, más exitosa y con una vida amorosa, por los menos, más intensa.
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El tema principal de la cinta, que es recurrente en la filmografía de Almodóvar, es la relación madre-hija. Una obsesión que parece casi atormentar al director y que aquí toma forma de relación tóxica. Rebeca vive obsesionada con su madre, que es más alta que ella, de carácter más arrollador, más exitosa y con una vida amorosa, por los menos, más intensa.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya desde el primer plano, Rebeca no puede evitar rememorar, en un flashback, un viaje junto a su madre, en la que Becky la ninguneaba. Más adelante cuando Becky regrese de su retiro mexicano, la dominación de tantos años se verá claramente en el rostro de una Rebeca, que continuamente parece luchar por contentar a su madre y recoger algunas palabras halagüeñas por su parte (que no llegan casi nunca). Más que madre e hija, hay veces que Rebeca parece su asistenta. Y otras, por la forma de comportarse, pareciera que la madre es Rebeca y Becky la hija. Por todo esto, Rebeca vive en un estado pasivo-agresivo en el que apenas puede llevar una vida “normal”. Su relación matrimonial está acabada, su posición laboral en entredicho (después de su confesión en antena) y sus filtreos con Letal, una drag-queen (Miguel Bosé) tienen un carácter fundacional muy problemático. Es por ello que al final pareciera que Rebeca hasta que no consiga “matar a la madre”, no podrá recomponer su vida y empezar de nuevo. Aún así, el final resulta un tanto forzado y muy magnánimo con el personaje de Becky. Ya que ante la desconocida enfermedad de la madre y posterior fallecimiento, encima Rebeca puede sentir una culpa posterior que no le corresponde y que de todos modos la película deja sin solventar, al tratarse de un final abierto.
Igualmente importante resulta para la trama la aparición del azar y la suspensión de toda verosimilitud. En primer lugar, todo el guión de Almodóvar está repleto de situaciones azarosas que van a ir hilvanando las piezas de la trama. Más azaroso no puede ser que Rebeca coincida con Paula (Cristina Marcos) en el local de revelado y que más tarde, con las dos entre rejas, Paula le confiese la identidad de su novio, que casualmente es Letal. Azar es también que madre e hija hayan tenido relación con el mismo hombre y que el juez (que se desdobla en Letal y en otros personajes) tenga también una relación problemática y represora con su madre. Y derivado del azar surge la necesidad, como espectadores, de no intentar dotar de verosimilitud a lo que estamos viendo. Tacones lejanos no pretende ser una película realista, ni naturalista, sino que pretende crear un mundo paralelo, a través de una iconografía muy española y muy castiza. Comprender que se está viendo algo distinto es fundamental para no desconectar de la ilusión cinematográfica.
Para terminar otro aspecto interesante de Tacones lejanos es su mezcla de géneros. En sus casi dos horas de duración, la cinta transcurre entre el cine negro, el melodrama costumbrista, la comedia e incluso el cine musical. Y junto a esta mezcla, destaca una puesta en escena excesiva y muy colorida en la que sobresalen los tonos cálidos, como el rojo que llevan muy a menudo tanto Rebeca como Letal. Pero no solo es el rojo, los teléfonos son rosas y verdes, las paredes azules y los sofás del color del arcoíris. Además los personajes llevan bolsos de Chanel y largos pendientes. Aunque sin la abundancia de primeros planos que pueblan la película, todo esto se hubiera quedado en una anécdota. Son los primeros planos los que sirven para acentuar el carácter dramático y desmesurado de la trama, sin olvidar su importancia para resaltar las fabulosas interpretaciones de sus dos actrices. Por un lado, Marisa Paredes que está muy regia en su papel de diva ególatra y ambiciosa y por el otro, una Victoria Abril que sufre muy bien en ese papel de hija desubicada que está siempre al borde del ataque de nervios, pero que al final vuelve en sí y toma conciencia de que ella no ha hecho nada malo como para merecer la vida gris que lleva.
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Igualmente importante resulta para la trama la aparición del azar y la suspensión de toda verosimilitud. En primer lugar, todo el guión de Almodóvar está repleto de situaciones azarosas que van a ir hilvanando las piezas de la trama. Más azaroso no puede ser que Rebeca coincida con Paula (Cristina Marcos) en el local de revelado y que más tarde, con las dos entre rejas, Paula le confiese la identidad de su novio, que casualmente es Letal. Azar es también que madre e hija hayan tenido relación con el mismo hombre y que el juez (que se desdobla en Letal y en otros personajes) tenga también una relación problemática y represora con su madre. Y derivado del azar surge la necesidad, como espectadores, de no intentar dotar de verosimilitud a lo que estamos viendo. Tacones lejanos no pretende ser una película realista, ni naturalista, sino que pretende crear un mundo paralelo, a través de una iconografía muy española y muy castiza. Comprender que se está viendo algo distinto es fundamental para no desconectar de la ilusión cinematográfica.
Para terminar otro aspecto interesante de Tacones lejanos es su mezcla de géneros. En sus casi dos horas de duración, la cinta transcurre entre el cine negro, el melodrama costumbrista, la comedia e incluso el cine musical. Y junto a esta mezcla, destaca una puesta en escena excesiva y muy colorida en la que sobresalen los tonos cálidos, como el rojo que llevan muy a menudo tanto Rebeca como Letal. Pero no solo es el rojo, los teléfonos son rosas y verdes, las paredes azules y los sofás del color del arcoíris. Además los personajes llevan bolsos de Chanel y largos pendientes. Aunque sin la abundancia de primeros planos que pueblan la película, todo esto se hubiera quedado en una anécdota. Son los primeros planos los que sirven para acentuar el carácter dramático y desmesurado de la trama, sin olvidar su importancia para resaltar las fabulosas interpretaciones de sus dos actrices. Por un lado, Marisa Paredes que está muy regia en su papel de diva ególatra y ambiciosa y por el otro, una Victoria Abril que sufre muy bien en ese papel de hija desubicada que está siempre al borde del ataque de nervios, pero que al final vuelve en sí y toma conciencia de que ella no ha hecho nada malo como para merecer la vida gris que lleva.
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9 de diciembre de 2017
9 de diciembre de 2017
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De las infinitas clasificaciones a las que se puede someter a un ser humano una de las que está más de moda es la de "perfil bajo"/"perfil alto"... Por resumir, aquell@s que prefieren decir las cosas como con sordina, sin apenas hacer ruido, de puntillas y otr@s que son más de vociferar, de imponer su voz, de hacerse notar. Incluso una misma persona puede encarnar ambas características. Cosa de las dualidades. Diferentes proyecciones de uno mismo.
En el caso de Tacones Lejanos Almodóvar no se anda por las ramas y apuesta por lo excesivo, ofreciéndonos una de las películas que mejor nos pueden ayudar a entender su cine. Se puede ver como una película de transición entre aquellos alocados 80 y el inicio de una etapa de madurez, quizás autoimpuesta, pero eso no le resta ni un ápice de interés. Sus personajes gritan, se reprochan y engañan los unos a los otros. Hay traición, celos, venganza, cinismo… todo ello adornado con fogonazos de color y de humor a lo que se añaden unas gotitas de thriller y ya tenemos un almodovarazo en toda regla. Es fiel al género del melodrama pero llevando al extremo sus premisas: el drama y la comedia saltan en apenas una línea de guión; las mujeres, a pesar de sus conflictos, son fuertes y decididas y los hombres digamos que torpes e incompetentes (¿pero puede haber un juez más estúpido?); la música eleva el poder de las imágenes y de la historia hasta cotas de lirismo cañí pocas veces alcanzadas.
Y todo esto con la ayuda inigualable de dos monstruas como son Marisa Paredes y Victoria Abril. Todo lo que se pueda decir de ellas es poco: clavan unos diálogos que no están al alcance de cualquiera. La secuencia del reencuentro de ambas en la sala de juicios es una de las mejores de la Historia del Cine, así con mayúsculas. Todo un regalo para nuestros ojos y nuestros oídos.
El/La que busque verosimilitud, naturalismo, realismo que ni se moleste.
El/La que busque emociones, sorpresas y disfrute ya está tardando en verla.
En el caso de Tacones Lejanos Almodóvar no se anda por las ramas y apuesta por lo excesivo, ofreciéndonos una de las películas que mejor nos pueden ayudar a entender su cine. Se puede ver como una película de transición entre aquellos alocados 80 y el inicio de una etapa de madurez, quizás autoimpuesta, pero eso no le resta ni un ápice de interés. Sus personajes gritan, se reprochan y engañan los unos a los otros. Hay traición, celos, venganza, cinismo… todo ello adornado con fogonazos de color y de humor a lo que se añaden unas gotitas de thriller y ya tenemos un almodovarazo en toda regla. Es fiel al género del melodrama pero llevando al extremo sus premisas: el drama y la comedia saltan en apenas una línea de guión; las mujeres, a pesar de sus conflictos, son fuertes y decididas y los hombres digamos que torpes e incompetentes (¿pero puede haber un juez más estúpido?); la música eleva el poder de las imágenes y de la historia hasta cotas de lirismo cañí pocas veces alcanzadas.
Y todo esto con la ayuda inigualable de dos monstruas como son Marisa Paredes y Victoria Abril. Todo lo que se pueda decir de ellas es poco: clavan unos diálogos que no están al alcance de cualquiera. La secuencia del reencuentro de ambas en la sala de juicios es una de las mejores de la Historia del Cine, así con mayúsculas. Todo un regalo para nuestros ojos y nuestros oídos.
El/La que busque verosimilitud, naturalismo, realismo que ni se moleste.
El/La que busque emociones, sorpresas y disfrute ya está tardando en verla.
27 de marzo de 2019
27 de marzo de 2019
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Las cosas empezaban a cambiar en los 90 para Almodóvar.
Abandonando poco a poco sus excesos ochenteros post-modernos, el manchego construye un buen drama familiar con puro sabor almodovariano de principios de nueva década, anticipando ya un estilo que se iría perfeccionando poco a poco con obras como La flor de mi secreto o Carne trémula.
Grandes actores, personajes únicos y un ritmo adecuado para una película notable, aunque no sobresaliente.
Lo mejor: Los actores, todos estupendos (incluido Miguel Bosé), y la relación madre-hija.
Lo peor: No es una obra mayor de Almodóvar
Abandonando poco a poco sus excesos ochenteros post-modernos, el manchego construye un buen drama familiar con puro sabor almodovariano de principios de nueva década, anticipando ya un estilo que se iría perfeccionando poco a poco con obras como La flor de mi secreto o Carne trémula.
Grandes actores, personajes únicos y un ritmo adecuado para una película notable, aunque no sobresaliente.
Lo mejor: Los actores, todos estupendos (incluido Miguel Bosé), y la relación madre-hija.
Lo peor: No es una obra mayor de Almodóvar
7 de enero de 2020
7 de enero de 2020
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Valiente, rompedora, inteligente, poderosa, polémica, intensa, llamativa, elegante, cuidada, interesante, intrigante, magnética, bella, peculiar, enigmática, misteriosa y sorprendente producción escrita y dirigida por Pedro Almodóvar, desarrollando una trama de pasiones, engaños, sorpresas, tapaderas, misterios, traiciones y cambios en la vida de las personas.
Almodóvar, consigue presentar y desarrollar una historia de misterios y enigmas del pasado, abriendo una temática que en otro tiempo pudo estar mal vista o prohibida, como el mundo de la homosexualidad y el de los travestís. Hay espacio para la familia, la presencia e influencia de una madre artista, diva y grandilocuente, inundada por las mentiras y los engaños que ella misma ha creado a lo largo de su vida. Fantástica visión del mundo del artista con el que Pedro, homenajea a las estrellas del cine clásico, como: Bette Davis y
Valiente el director y todos los intérpretes del reparto, destacando la labor y presencia de un joven, Miguel bosé y de una salvaje , Victoria Abril, dándolo todo en su personaje. Todo ello sin olvidar la presencia y labor colosal de una estupenda y gloriosa, Marisa Paredes. La selección del reparto me ha parecido de lo más acertado y sobre todo tengo que destacar el buen gusto y la elegancia del director, a la hora de manejar suspense y emociones realistas.
Gran tratamiento de la imagen y el color, acompañado de una selección musical elegante y ajustada al dramatismo de un relato de pasiones con intriga y suspense familiar vinculado con el mundo del artista, que logra mantener el interés en todo momento.
Tacones lejanos, queda como todo un descubrimiento y una forma de romper barreras e irrumpir en el mundo del cine Español, con un producto atrevido y rompedor que me ha resultado fabulosa y divina de la muerte.
Almodóvar, consigue presentar y desarrollar una historia de misterios y enigmas del pasado, abriendo una temática que en otro tiempo pudo estar mal vista o prohibida, como el mundo de la homosexualidad y el de los travestís. Hay espacio para la familia, la presencia e influencia de una madre artista, diva y grandilocuente, inundada por las mentiras y los engaños que ella misma ha creado a lo largo de su vida. Fantástica visión del mundo del artista con el que Pedro, homenajea a las estrellas del cine clásico, como: Bette Davis y
Valiente el director y todos los intérpretes del reparto, destacando la labor y presencia de un joven, Miguel bosé y de una salvaje , Victoria Abril, dándolo todo en su personaje. Todo ello sin olvidar la presencia y labor colosal de una estupenda y gloriosa, Marisa Paredes. La selección del reparto me ha parecido de lo más acertado y sobre todo tengo que destacar el buen gusto y la elegancia del director, a la hora de manejar suspense y emociones realistas.
Gran tratamiento de la imagen y el color, acompañado de una selección musical elegante y ajustada al dramatismo de un relato de pasiones con intriga y suspense familiar vinculado con el mundo del artista, que logra mantener el interés en todo momento.
Tacones lejanos, queda como todo un descubrimiento y una forma de romper barreras e irrumpir en el mundo del cine Español, con un producto atrevido y rompedor que me ha resultado fabulosa y divina de la muerte.
6 de enero de 2025
6 de enero de 2025
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La verdad es que tenía unas ganas enormes de ver esta película y, sobre todo, de que me gustara, porque me parecía que ya iba siendo hora de conocer de primera mano uno de los grandes éxitos internacionales de Pedro Almodóvar y más tras la muerte de la inmensa Marisa Paredes, todo un bombazo de taquilla en los cines españoles en la época, todo un reconocimiento internacional para el manchego otorgándole el Cesar francés, aunque en los Goyas españoles de ese año fuera un fracaso absoluto, sin estar ni siquiera nominado él como director ni la película como mejor trabajo del año, pero no puedo dejar de sentir el corazón dividido por el resultado final.
Siento que los años no le han sentado bien a la película, se siente muy desfasada, algo casposa, también he sentido excesivo el nivel de drama y de intensidad en el argumento y, sobre todo, me ha parecido horroroso el actor Féodor Atkine y su doblaje al español, me hacía sentir como si estuviera viendo una película de Esteso y Pajares de los 80.
Pero, por otro lado, las dos actrices principales son una auténtica bomba de relojería por separado y ya si las colocas una frente a otra y les entregas unas frases demoledoras como las que se sueltan pues ya éso es la bomba atómica en llamas.
Victoria Abril está inmensa y Marisa Paredes está esplendorosa, no sabría con cuál quedarme, quizás Paredes, con ese físico, ese pelo, esa voz y ese cuerpo cantando en playback esa canción con la voz de la gran Luz Casal sea icónica. Ambas tienen una energía frente a la cámara impresionante y la cámara las adora cuando las filma con esos ojos llenos de lágrimas a punto de rebosar.
Contaba Almodóvar que el proceso para encontrar al actor idóneo para interpretar al travesti de noche, juez de día del que se hizo cargo Miguel Bosé fue arduo, unos tres meses. Ya, incluso, pensaban mirar actores en Francia o Italia hasta que, finalmente, decidieron probar al cantante, quién pasaría toda una semana de pruebas diversas. Tengo que decir que el Bosé travesti es espectacular y que el Bosé caracterizado de juez es algo ridículo y no me convence.
La nominación al Goya a mejor actriz secundaria para Cristina Marcos me parece exagerada y la participación de una Bibiana Andersen todo su apogeo con ese baile en la cárcel es un soplo de aire fresco para todo el pedazo de drama que se cuece aquí.
Un saludo,
Tess
Siento que los años no le han sentado bien a la película, se siente muy desfasada, algo casposa, también he sentido excesivo el nivel de drama y de intensidad en el argumento y, sobre todo, me ha parecido horroroso el actor Féodor Atkine y su doblaje al español, me hacía sentir como si estuviera viendo una película de Esteso y Pajares de los 80.
Pero, por otro lado, las dos actrices principales son una auténtica bomba de relojería por separado y ya si las colocas una frente a otra y les entregas unas frases demoledoras como las que se sueltan pues ya éso es la bomba atómica en llamas.
Victoria Abril está inmensa y Marisa Paredes está esplendorosa, no sabría con cuál quedarme, quizás Paredes, con ese físico, ese pelo, esa voz y ese cuerpo cantando en playback esa canción con la voz de la gran Luz Casal sea icónica. Ambas tienen una energía frente a la cámara impresionante y la cámara las adora cuando las filma con esos ojos llenos de lágrimas a punto de rebosar.
Contaba Almodóvar que el proceso para encontrar al actor idóneo para interpretar al travesti de noche, juez de día del que se hizo cargo Miguel Bosé fue arduo, unos tres meses. Ya, incluso, pensaban mirar actores en Francia o Italia hasta que, finalmente, decidieron probar al cantante, quién pasaría toda una semana de pruebas diversas. Tengo que decir que el Bosé travesti es espectacular y que el Bosé caracterizado de juez es algo ridículo y no me convence.
La nominación al Goya a mejor actriz secundaria para Cristina Marcos me parece exagerada y la participación de una Bibiana Andersen todo su apogeo con ese baile en la cárcel es un soplo de aire fresco para todo el pedazo de drama que se cuece aquí.
Un saludo,
Tess
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