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El hombre sin brazos

Drama. Terror Alonzo es una de las atracciones del circo gitano de Zanzi. Aunque es manco, arroja hábilmente con los pies cuchillos contra Nanon, la bella hija de Zanzi. A la joven no le gusta que los hombres la manoseen, en especial Malabar, el hombre forzudo. Por eso se siente muy a gusto con Alonzo, pero éste no es quien dice ser. (FILMAFFINITY)
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8
22 de noviembre de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una extravagante reflexión sobre los límites del amor y de la maldad. Lon Chaney encarna a un monstruo vocacional al que, sin embargo, el amor hace débil. Termina llevando su maquiavelismo extremo contra sí mismo. Y cae en su propia trampa. "Planté un árbol en el camino, pensando que me querías. Ahora que sé que no me quieres, no puedo pasar el carro" (dicho popular, que no sé a quién he oído)

"The unknown" es una retorcida historia en donde el protagonista se mueve por maldad, ambición y manipulación, pero que presenta aristas e interpretaciones. Los personajes se mueven por un fin. A pesar de lo alambicado del planteamiento argumental, la historia evoluciona haciéndose aún más tenebrosa, siempre hacia el lado más impuro. Y, al final, el amor vence al mal por mero azar. Es la fatalidad la que derrota al protagonista.

Formalmente, genial la interpretación de Chaney, destacando sus curiosas posturas y composiciones. Nadie en el cine ha fumado con los pies como él. Queda para recordar la escena del reencuentro con la chica y donde se descubre como el vértice derrotado del triángulo. Pero, sobre todo, me quedo con la escena final y la manera de generar tensión mediante un montaje inteligente y deliberadamene vertiginoso. Puro deleite cinematográfico en plenos años 20.
9
28 de agosto de 2016 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tod Browning (1880-1962) es uno de los grandes genios del cine de todos los tiempos. En sus películas mostraba los grandes sueños y las peores pesadillas del ser humano, sentimientos desgarradores, no solo contradictorios sino totalmente antagónicos, de una manera equilibrada, sutil, armoniosa y casi impreceptible. Hacía funcionar los mecanismos en nuestro subconsciente con el poder de la imagen desnuda, mientras nos deleitaba con guiones llenos de horror, humor y ternura, donde la amistad, la camadería, la envidia y el odio se daban la mano de manera natural, como la vida misma. Como todo gran autor, Browning buscaba la raíz de las emociones humanas, el origen del deseo, el amor y el ansia, la causa que nos motiva en última instancia, un origen común que no cambia con el paso del tiempo: la necesidad inevitable, esclava diría yo, de querer y ser querido. La certeza de saber que no somos animales sociales porque lo queramos, sino porque lo necesitamos, porque no tenemos otra opción.
La película empieza como una leyenda oscura, una historia aleccionadora sobre los límites del deseo extremo: “Esta historia la cuentan en el viejo Madrid. Dicen que es verídica...”. En un circo ambulante, tres de sus artistas viven una historia de amor frustrada: Nanon, hija del dueño del circo, padece una extraña fobia hacia las manos, lo que le impide mantener una relación sentimental con nadie, ya que le repugna cualquier tipo de caricia, Malabar, el forzudo del circo, siente un amor sincero por Nanon pero es continuamente rechazado por la muchacha debido a su fobia, y por último, Alonso, el lanzador de cuchillos, también enamorado de Nanon y que posee una ventaja que Malabar no tiene: a Alonso le faltan los dos brazos. Quizás por este motivo, Nanon siente un cariño especial por Alonso, que éste confunde con amor. No obstante, Alonso esconde dos secretos: el primero, que es un peligroso criminal buscado por la justicia y el segundo (y el que más le tortura) es que aún conserva los dos brazos, su minusvalía es una tapadera para ocultar su identidad. No obstante, el amor que siente Alonso por Nanon es lo único que le importa y por este amor estaría dispuesto a sacrificarlo todo...TODO.
“Garras Humanas” (The Unknown, 1927) gira en torno a la poderosa figura de Lon Chaney, un monstruo interpretativo cuya actuación en esta película es impresionante. Muestra del genio de este actor es la increíble (y escalofriante) escena que la que Alonso comprende que Nanon nunca será suya: Lon Chaney es capaz de plasmar en su rostro, en cuestión de segundos, la risa perturbada de un demente, el odio profundo, puro y sincero de un asesino sin escrúpulos y el patético dolor final de un pobre diablo ante la imposibilidad de salvación, transmitiendo magistralmente el torbellino de emociones extremas que recorren la mente de su personaje. A lo largo del film, Lon Chaney es capaz de dotar a su personaje de una implacable crueldad y un entrañable patetismo, consiguiendo que el espectador empatice con semejante personaje siniestro. Sí, Alonso es un criminal feo y mentiroso, pero sus esfuerzos por ser una mejor persona y superar su propia naturaleza, causante de su destino, es la fuerza motora del film. El amor, que no obsesión, de Alonso es verdadero, ya que Nanon no solo es la persona querida, sino quizás la última oportunidad de redención que tiene el criminal de hacer que su vida merezca la pena, queriendo y siendo querido. No obstante, el pasado de Alonso no le permitirá emprender el camino para ganar el corazón de Nanon, y movido por su carácter y por las circunstancias, no tardará en caer en una espiral de excesos y locura, todo para conseguir lo que más quiere, sin comprender que el fin no justifica los medios.
La riqueza de la puesta en escena de Browning se caracteriza por el sabio uso de la metáfora y el simbolismo. Disfrutar a Browning es analizar los detalles, las referencias literarias y las segundas lecturas que pueblan sus escenas, que van desde el “Fausto” de Goethe hasta el psicoanálisis de Freud. Nada más empezar la película vemos una metáfora sexual muy ingeniosa: en el espectáculo circense, Alonso desnuda a Nanon disparándole con una escopeta, aunque la postura de Alonso y la posición de la escopeta inviten a pensar otra cosa. Otra escena visualmente muy poderosa es aquella en la que Alonso y su compinche Cojo, a las doce de la noche, van a visitar al cirujano para sellar su demente plan. En esta escena vemos un soberbio juego de luces y sombras, tanto en el oscuro pasillo que anuncia la llegada de las dos sombras surgidas en la noche como en el quirófano monumental, muy iluminado y diáfano, que contrasta con la intención oculta de los personajes. Y no puedo dejar de señalar ese macabro y negrísimo sentido del humor que posee esta película. Todo el film es en sí en una gran ironía, una cruel broma a costa del pobre Alonso...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tod Browning dotó a “Garras Humanas” de un final feliz, quizás por presiones de la productora, o quizás para otorgar a la figura patética de Alonso un final trágico y romántico, convirtiéndole por derecho propio en el héroe de la historia (que de facto ya lo era). En esta ocasión, lo bizarro acabó siendo derrotado por la normalidad encarnada en los bellos rostros y cuerpos de Nanon y Malabar, dos perfectos e impolutos ejemplos del género humano, que no tardarían en olvidar al monstruoso Alonso, subproducto de una sociedad que aborrece lo imperfecto, lo extraño y lo anormal. Una vez más, la realidad perturbadora de las mentes y de los cuerpos fue ocultada piadosamente tras un barniz de perfección física, porque como todo el mundo quiere creer, la belleza exterior es sinónimo de belleza interior...
5 años después, Alonso sería justamente vengado por Tod Browning en “Freaks: la parada de los monstruos” y el cine nunca volvería a ser igual.
8
4 de julio de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por primera vez el 31 de julio de 2011, y le di 5 puntos. Y la verdad que fui injusto. Ahora que tengo más bagaje en el cine mudo puedo valorarla mejor, ya que criticaba que es mejor que haya sido corta, y que no había nada a destacar excepto de la protagonista.

La historia parte en Madrid, ya esto es curioso, ver como desde EE.UU. veían un Madrid en los años 20. Como técnicas, está bien, no hay virgerías ni nada a destacar, exceptuando un efecto que ponían en algunas secuencias, es como si quisieran simular el lienzo de un cuadro. Y la verdad que este detalle está chulo, porque realza la escena y al menos hace que te fijes que no es una escena más, si no una escena a recordar, o entreñable. Supongo que este efecto no gustó mucho o simplemente, la gente no le hizo mucho caso, porque no recuerdo verlo en muchas películas más.

Ahora, como interpretaciones... la primera vez que la vi, sólo comenté a la protagonista, pero es que Lon Chaney está que se sale. Ya de por sí, físicamente da mucho juego, pero la interpretación facial que hace en según que momentos es brutal. El secundario no está mal, muy en la linia de su personaje, y Joan Crawford, es muy curiosa de verla tan joven y tan espléndida, que si me fijé la primera vez que la vi (sin reconocerla), ya dice mucho a su favor.

Por lo tanto, de esos 5 puntos, la subo a un 8 (entiendo perfectamente que en la anterior crítica solo 2 de 13 usuarios la encontraron útil).
9
24 de marzo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inauguramos las películas del periodo silente del cine con la película "Garras Humanas" (The unknown, 1927), dirigida por Tod Browning y protagonizada por Lon Chaney, Joan Crawford y Norman Kerry.

El argumento de esta pesadilla fascinante es el siguiente: en Madrid está acampado un circo compuesto por gitanos, en él Alonzo (Lon Chaney) es el hombre sin brazos, que lanza cuchillos con los pies a la bella Nanon (Joan Crawford) que es la hija de Zanzi (Nick de Ruiz), el dueño del circo. Alonzo está enamorada de Nanon, al igual que Malabar (Norman Kerry) el forzudo del circo. Nanon se siente muy a gusto con Alonzo, ya que tiene una fobia muy especial, no soporta que ningún hombre la toque con sus manos, sin embargo la supuesta deformidad de Alonzo no es real, si no que éste oculta sus brazos bajo un corsé por una razón muy poderosa....

Este retorcido argumento, escrito por el mismo Tod Browning con la colaboración de Waldemar Young, es únicamente la punta del iceberg de una obra cinematográfica compleja, sucia y alucinante. En ella se tocan temas tan delicados como el fetichismo, la obsesión malsana, el incesto, el asesinato o la deformidad física. Todos estos temas aparecerán también en la obra más escandalosa del director y a la que ya aludimos anteriormente: "La parada de los monstruos" (Freaks, 1932). Sin embargo, en la obra que nos ocupa, estos tamas son tratados de una forma diferente al relato realista (casi documental) que es "La parada de los monstruos". Aquí todo adquiere un tono irreal, pesadillesco, en el que la prodigiosa interpretación de Lon Chaney se te clava en el alma para quedarse allí para siempre. La película no es una obra de terror al uso, sin embargo es difícil que se te borre de la mente la cara de Alonzo tras visionar el film.

La actuación de Lon Chaney merece un punto y aparte, ya que en esta ocasión no es el maquillaje el gran protagonista en la creación del personaje como ocurre en sus dos películas más famosas, "El jorobado de Notre Dame" (The hunchback of Notre Dame, 1923 Wallace Worsley) y "El fantasma de la opera" (THe phantom of the opera, 1925 Rupert Julian). La clave de la interpretación de Chaney en esta película son sus miradas y expresiones, las cuales no dejan lugar a dudas sobre las intenciones en cada momento del personaje que interpreta.

No fue ésta la única vez que actor y director trabajaron juntos, ya que tuvieron una estrecha colaboración que ensalzó la carrera de ambos. Otras películas que hicieron juntos fueron: "Fuera de la ley" (Outside the law, 1920), "El trío fantástico" (The unholy three, 1925), "La sangre manda" (The road to Mandalay, 1926), "Maldad encubierta" (The blackbird, 1926), "La casa del horror" (London after midnight, 1927), "Los pantanos de Zanzibar" (West of Zanzibar, 1928) y "Oriente" (Where east is east, 1929). Esta relación hubiese continuado con la primera película de terror sobrenatural hecha en los Estados Unidos, me refiero al "Dracula" (Dracula, 1931) que dirigió Browning y para el que contaba con Chaney en el papel del conde. Sin embargo, el 26 de Agosto de 1930, un cancer de garganta se llevó para siempre al actor mas singular que ha dado la historia del cine. Este triste suceso hizo que, sin embargo, la carrera de otro actor despegara convirtiéndose en uno de los iconos populares más reconocibles del siglo XX. Me refiero, claro está, a Bela Lugosi, cuya interpretación y la imagen que creo del inmortal personaje de Stoker son ya legendarias, pero esa es otra historia....

Pero no sólo la interpretación de Lon Chaney es destacable, ya que una jovencísima Joan Crawford, que había debutado en Hollywood apenas dos años antes, hace una gran interpretación de un personaje como es el de Nanon, que es más complicado y tenebroso de lo que parece en un principio. Esta sí sería la única vez que la Crawford se pondría a las órdenes de Tod Browning, ya que enseguida la Metro Goldwing Mayer la escogeria para hacer sus grandes dramas sonoros en los primeros años de la decada de 1930. Las primeras de estas películas fueron: "Danzad, locos, danzad" (Dance, fools, dance, 1931), "Amor en venta" (Possesed, 1931), "Salvada" (Laughin sinners, 1931), "Gran Hotel" (Grand Hotel, 1932) o "Bajo la lluvia" (Rain, 1932).

Como ya hemos reseñado antes, uno de los puntos fuertes de la película es la ambientación, ya que Browning y su director de fotografía Merritt Gerstad consiguen crear un ambiente sórdido durante toda la película que refleja la maldad encubierta que hay en practicamente todos los personajes. Así mismo el uso de la luz y de algunos decorados (como la consulta del cirujano) hacen que todo parezca un sueño, uno de esos sueños de los que quieres despertar, pero no lo consigues porque te atrapa y no te deja escapar.

Al igual que otras grandes obras del cine mudo, la película estuvo desaparecida durante muchos años, hasta que en 1968 se encontró una copia en condiciones bastante aceptables y, a partir de ella, se pudieron recuperar 47 minutos de los 63 que duraba la cinta originalmente.

Gabriel Menéndez Piñera
Https://historiasdelceluloide.elcomercio.es
7
22 de enero de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No. No todo el cine mudo es bueno. Es decir, no por el mero hecho de ser piezas históricas deben gustarnos. Pero, claro, también hay cine mudo bueno, como el caso de "Garras humanas". Aquí se demuestra lo que es una buena dirección. La expresión facial, los gestos, las luces y las sombras se aúnan en un ente , cuya vía sentimental va in crescendo. Lon Chaney, poco antes de su muerte, nos regala un trabajo actoral melodramático, expresionista y emocional con maestría y elegancia. Odio, amor y muerte se dan la mano fuertemente en esta película, cuyo ritmo y acción no decaen nunca.
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