Traidor en el infierno
7.5
6,854
Bélico. Drama
Durante la Segunda Guerra Mundial, en un campo de prisioneros alemán, unos seiscientos sargentos americanos comparten el barracón 17. En Nochebuena, dos de ellos se disponen a fugarse, pero son descubiertos y ejecutados por soldados alemanes que estaban al acecho. Los prisioneros empiezan a sospechar que en el barracón hay un traidor que informa a los nazis y llegan a la conclusión de que ese traidor es el sargento Sefton, un hombre más ... [+]
18 de julio de 2009
18 de julio de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del género bélico, existe un subgénero que el que se denomina “de prisioneros”, films en que lejos de acciones bélicas propiamente dichas, sus temas se desarrollan en campos de prisioneros, normalmente con una fuga (o intento) por medio. Quizás uno de los primeros en hablarnos sobre este tipo de películas fue Billy Wilder.
En este film, Wilder, se olvida prácticamente de la guerra para retratar un mundo aparte, que es el de los prisioneros de guerra, con mayor o menor realismo, pero cuya virtud es que nos lo creemos tal y como nos lo cuenta. Por otro lado, podría haber sido una película que hubiera podido haber firmado el mismo Hitchcock, ya que el tema principal del film es la sospecha que entre los prisioneros hay un espía alemán, y todas las sospechas recaen en el cínico e individualista sargento Sefton (William Holden).
Wilder sabe distraernos durante las dos horas que dura el film, contándonos diversos episodos paralelos sirviendose de los diversos personajes que pueblan el campo de prisioneros en general y el Stalag (barracón) 17 en particular. Dichos episodios, algunos de ellos destinados a relajarnos e incluso hacernos reir (algunos personajes aparecen claramente caricaturizados y cumplen fundamentalmente una función divertida dentro de una trama de suspense o dramática), no tienen mucho que ver con la trama principal, pero le sirve al genial director para mostrarnos su pequeño y heterogéneo universo, que aunque supeditados a los alemanes se rigen por unos códigos própios. Por la época en que se dirigió es inevitable ver a los alemanes como un cuerpo homogéneo, maligno, y estúpido en ocasiones, pero en realidad, para la historia que nos cuenta Wilder, esta imágen sirve a sus propósitos, ya que el principal enfoque lo encontraremos entre los prisioneros aliados.
Al margen del excelente guión, firmado por el propio Wilder junto con Edwin Blum, uno de los pilares fundamentales del cine de Wilder, destacar la excelente dirección de actores, encabezados por un estupendo William Holden cuya interpretación es soberbia, dando cuerpo a un curioso personaje pero al mismo tiempo muy creible, pero sin olvidarse del resto del reparto entre los que podemos encontrar a Otto Preminger (posteriormente director de cine), Don Taylor, Robert Strauss, Peter Graves, o Richard Erdman, actores poco conocidos, pero cuyas interpretaciones componen a la perfección el variopinto universo planteado por Wilder en este film, cuya temática y puesta en escena son más propias del cine de Hitchcock o incluso del cine negro.
En este film, Wilder, se olvida prácticamente de la guerra para retratar un mundo aparte, que es el de los prisioneros de guerra, con mayor o menor realismo, pero cuya virtud es que nos lo creemos tal y como nos lo cuenta. Por otro lado, podría haber sido una película que hubiera podido haber firmado el mismo Hitchcock, ya que el tema principal del film es la sospecha que entre los prisioneros hay un espía alemán, y todas las sospechas recaen en el cínico e individualista sargento Sefton (William Holden).
Wilder sabe distraernos durante las dos horas que dura el film, contándonos diversos episodos paralelos sirviendose de los diversos personajes que pueblan el campo de prisioneros en general y el Stalag (barracón) 17 en particular. Dichos episodios, algunos de ellos destinados a relajarnos e incluso hacernos reir (algunos personajes aparecen claramente caricaturizados y cumplen fundamentalmente una función divertida dentro de una trama de suspense o dramática), no tienen mucho que ver con la trama principal, pero le sirve al genial director para mostrarnos su pequeño y heterogéneo universo, que aunque supeditados a los alemanes se rigen por unos códigos própios. Por la época en que se dirigió es inevitable ver a los alemanes como un cuerpo homogéneo, maligno, y estúpido en ocasiones, pero en realidad, para la historia que nos cuenta Wilder, esta imágen sirve a sus propósitos, ya que el principal enfoque lo encontraremos entre los prisioneros aliados.
Al margen del excelente guión, firmado por el propio Wilder junto con Edwin Blum, uno de los pilares fundamentales del cine de Wilder, destacar la excelente dirección de actores, encabezados por un estupendo William Holden cuya interpretación es soberbia, dando cuerpo a un curioso personaje pero al mismo tiempo muy creible, pero sin olvidarse del resto del reparto entre los que podemos encontrar a Otto Preminger (posteriormente director de cine), Don Taylor, Robert Strauss, Peter Graves, o Richard Erdman, actores poco conocidos, pero cuyas interpretaciones componen a la perfección el variopinto universo planteado por Wilder en este film, cuya temática y puesta en escena son más propias del cine de Hitchcock o incluso del cine negro.
7 de agosto de 2014
7 de agosto de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso, que ni Billy Wilder puede ser Chaplin.
Wilder es uno de los mayores genios que ha dado el mundo del cine, pero aquí quiso ser Chaplin y hacer humor en medio de la guerra y del nazismo, y le salió el tiro por la culata. No se trata de que Traidor en el infierno sea una mala película. No lo es en absoluto en sus partes mas dramáticas y en la trama principal, la del personaje de un excelso William Holden, con el espionaje y la traición de por medio. Pero el sentido del humor es totalmente equivocado y la película avanza de forma plomiza, y eso es así se llame el director como se llame y sea quien sea. Puede que sea pecado cinematográfico decirlo, pero esta no es precisamente la mejor película de la gran carrera de Wilder.
Lo mejor: William Holden, superlativo.
Lo peor: El sentido del humor y el ritmo tan pesado.
Wilder es uno de los mayores genios que ha dado el mundo del cine, pero aquí quiso ser Chaplin y hacer humor en medio de la guerra y del nazismo, y le salió el tiro por la culata. No se trata de que Traidor en el infierno sea una mala película. No lo es en absoluto en sus partes mas dramáticas y en la trama principal, la del personaje de un excelso William Holden, con el espionaje y la traición de por medio. Pero el sentido del humor es totalmente equivocado y la película avanza de forma plomiza, y eso es así se llame el director como se llame y sea quien sea. Puede que sea pecado cinematográfico decirlo, pero esta no es precisamente la mejor película de la gran carrera de Wilder.
Lo mejor: William Holden, superlativo.
Lo peor: El sentido del humor y el ritmo tan pesado.
30 de noviembre de 2014
30 de noviembre de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de sargentos americanos que se hallan prisioneros en un campo de concentración nazi, descubre que entre ellos hay un traidor y deciden desenmascararlo.
Un gran drama bélico en tono de farsa, que adapta una obra teatral de Broadway. El personaje principal, ese sospechoso encarnado por William Holden, es humanizado hasta el punto de conformar todo un paradigma de antihéroe cinematográfico. Por otro lado, el realizador Otto Preminger interpreta a un odioso oficial alemán.
Billy Wilder equilibra hábilmente los momentos de mayor tensión con otros desenfadados.
"Si alguna vez me encuentro por ahí con alguno de vosotros, finjamos que nunca nos hemos conocido."
Un gran drama bélico en tono de farsa, que adapta una obra teatral de Broadway. El personaje principal, ese sospechoso encarnado por William Holden, es humanizado hasta el punto de conformar todo un paradigma de antihéroe cinematográfico. Por otro lado, el realizador Otto Preminger interpreta a un odioso oficial alemán.
Billy Wilder equilibra hábilmente los momentos de mayor tensión con otros desenfadados.
"Si alguna vez me encuentro por ahí con alguno de vosotros, finjamos que nunca nos hemos conocido."
1 de abril de 2019
1 de abril de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evidentemente que la película no deja a nadie indiferente, para bien o para mal; aunque el que le puso el título en castellano en España así como los diferentes títulos de los países sudamericanos, se hubieran merecido arder.... (en fin donde ya sábeis). La película es totalmente memorable, con escenas para la posteridad; un tanto subrealista ya que el dramatismo que sugiere la historia, es sustituida por grandes dosis de comedia que no hace que sufra el realismo en su contexto pero que puede descuadrar. Tiene grandes encuadres "micro" de cámara sobre objetos que a mi me apasionan, porque te van contando la historia sin adelantar hasta más allá de la mitad de la película, quién es el verdadero traidor; en esa primera hora de película, juega al despiste sembrándonos dudas de a quién le corresponde los honores. Película con numerosos gags, que muchos nos hacen sonreir y otros soltar una carcajada; pero si algo me ha sorprendido que Billy Wilder en el año 1953 tuviera la certera decisión de hacer un baile de 8 minutos con hombres bien agarraditos; algo sin precedentes en una America, donde la caza de brujas y la censura era muy patente en esos años. Sólo había una forma de saltarsela, contándolo con mucha comedia y mejor humor. Por poner un pero el papel de William Holden no era para llevarse el Oscar.
25 de octubre de 2022
25 de octubre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una imposible mezcla de comedia y drama que no acaba de funcionar sobre todo porque la parte cómica es de una simpleza y estupidez increíble. Un humor infantil y trasnochado más propio de películas de el Gordo y el Flaco que se acaba cargando la parte dramática, que por otro lado en credibilidad deja también bastante que desear. Evidentemente las notas y los comentarios vienen motivados por quien es el director, si esto lo hubiera dirigido otro cualquiera estoy seguro que no llegaría ni al aprobado. En fin, sin duda la peor película de Billy Wilder aunque, parafraseando una famosa frase de otra película suya, nadie es perfecto.
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