Me ha parecido una película muy alegre, simpática y al verla me he puesto de buen humor. Un perro, su hijo y una amiga viven una aventura alocada viajando a distintas épocas, provocando el caos allí por donde pasan, como dice la sinopsis.

Es muy dinámica, muy entretenida y muestra piezas de la historia que para los más pequeños pueden ser de utilidad para aprender un poco. Como la mayoría de películas de este estilo, no tiene un público objetivo concreto, puede ser disfrutada por niños y por adultos.

Te gustará si tienes menos de 10 años. Seguro que aumentó las ventas de perros tras su visionado por parte de los más pequeños.

En pocas palabras: no mola. No es como eso que decían en Pixar de que las películas de animación eran las únicas destinadas a todos los públicos.

¿No les ha pasado a ustedes nunca que tienen una amiga cañón, que está mas buena que Ronaldinha (y que Ronaldinho), y que usted dice que es su mejor amiga y le escucha diariamente cuando habla de los Nachos Vidales que se fornica y le da abrazos como si fuera su amigo, como si la amistad entre hombres y mujeres fuera cierta y no una fábula de cuentos de hadas? Y, además, ¿No le pasa que en lo más profundo de su ser y de su pantalón, usted sueña con ponerle a 4 patas y darle duro, darle más gasolina porque a ella le gustaaa laaa gasoooooliiiinaaaaa, hacerle reventar de placer y tratarla como una perra? ¿Y no se machaca usted continuamente pensando en ese momento?

Pues esto es de lo que va esta película con el plus de que se viste de una incestuosa amistad paternofilial entre el perro y el Manolito Gafotas de turno. Además, se añade un intrascedental viaje hacia el pasado que no hace más que aburrirnos y preguntarnos porque esta película es para todos los públicos y no para mayores de 29.

Me ha aburrido soberanamente. Lo único potable son las escenas de tensión sexual no resuelta entre Padre Perro - Hijo Humano (PP HH, sinónimos)