HäxanDocumental
1922 

7.6
3,762
Documental. Terror
Mezclando el documental y la ficción dramática, la película descubre la relación de los hombres de la Edad Media (su actitud y la proliferación de brujos y brujas) con algunas situaciones modernas de los años veinte. Un repaso al mundo del ocultismo, la magia negra y la brujería, a través de varios siglos, para dibujar un panorama que puede resultar tan fascinante como estremecedor. Película parcialmente basada en un manual alemán para ... [+]
31 de mayo de 2020
31 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inicio un tour por el horror silente de principios de siglo XX, siendo "Häxan (La brujería a través de los tiempos)" mi primera meta volante.
El cineasta danés Benjamin Christensen crea aquí un genial libro de texto en movimiento, a modo de tratado sobre brujería, hechicería y sus consecuencias, inspirado en el «Malleus Maleficarum», abarcando un punto de vista histórico, social, religioso y psicológico del asunto. Todo ello a modo de firme precedente del mockumentary cuando nadie sabía siquiera lo que era eso. Aunque en lo más hondo de "Häxan (La brujería a través de los tiempos)" siempre habita un doble fondo de cínica, enraizada y aún vigente crítica a la represión de cualquier tipo e índole en general, siempre fruto del miedo y la ignorancia, y a la perpetrada por la Iglesia católica y la Inquisición en particular a lo largo y ancho de la historia.
En resumen, todos somos María la tejedora.
El cineasta danés Benjamin Christensen crea aquí un genial libro de texto en movimiento, a modo de tratado sobre brujería, hechicería y sus consecuencias, inspirado en el «Malleus Maleficarum», abarcando un punto de vista histórico, social, religioso y psicológico del asunto. Todo ello a modo de firme precedente del mockumentary cuando nadie sabía siquiera lo que era eso. Aunque en lo más hondo de "Häxan (La brujería a través de los tiempos)" siempre habita un doble fondo de cínica, enraizada y aún vigente crítica a la represión de cualquier tipo e índole en general, siempre fruto del miedo y la ignorancia, y a la perpetrada por la Iglesia católica y la Inquisición en particular a lo largo y ancho de la historia.
En resumen, todos somos María la tejedora.
10 de julio de 2020
10 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre el documental y la ficción Häxan (1922), conocida en el mundo de habla hispana como La brujería a través de los tiempos, realizó uno de los primeros intentos cinematográficos por retratar una serie de personajes de terror.
Por Nicolás Bianchi
Entre los siglos XV y XVII en Europa se instalaron una serie de procesos judiciales englobados bajo el nombre de ‘caza de brujas’ que derivaron en la ejecución de entre 40 y 50 mil personas, más allá de otro tipo de eventos como los linchamientos populares que bien podrían engrosar ese número. Como sustento jurídico y teórico, distintos juristas y teólogos elaboraron documentos en los describieron meticulosamente el comportamiento y los males producidos por brujas, demonios, licántropos y otras criaturas.
El director, guionista y actor (nada menos que en el papel del Diablo) Benjamín Christensen evidentemente realizó una extensa investigación histórica sobre el fenómeno de la brujería y su persecución. La película, que tiene mucho de documental y de experimental, comienza con un capítulo en el que se reponen imágenes de archivos de todo el mundo sobre las distintas concepciones de las brujas que se hicieron a través de la historia por civilizaciones en distintas latitudes.
El objetivo es llegar a la Edad Media en Europa, donde Christensen situará los relatos ficcionalizados que componen el resto del film. En cuanto al impacto de las imágenes Häxan va de menos a más. El primero de los seis capítulos luego de la introducción cuenta la historia de una bruja, representada como una anciana desdentada que vive en un sótano donde prepara distintos brebajes con sapos, víboras, restos humanos y demás ingredientes macabros. Una dama le pide una poción de amor para enamorar a un fraile, lo que se cuenta en escenas que bordean la comedia. El rollizo hombre toma el preparado y sufre un súbito arrebato de deseo por la muchacha.
Los capítulos van ganando en oscuridad. Se presenta al Diablo en una escena shockeante, que por medio del maquillaje y el trabajo de iluminación logra representar la perversión que infunde en sus víctimas. Luego hay una descripción detalladísima de cómo el imaginario inquisidor concebía las relaciones entre demonios y brujas. Se utilizan efectos especiales realizados mediante montaje y rebobinado, y se dispone una escena sumamente perturbadora para la época en la que las doncellas encantadas le besan el trasero a Satanás.
Paulatinamente una idea cobra fuerza en los relatos. Los inquisidores son tan monstruosos como los males que dicen perseguir. Christensen muestra al detalle las torturas para con los prisioneros y cómo los agentes de la represión instalan un dispositivo de delaciones por el cual apresan a cientos de mujeres. A cada una la someten hasta que da diez nombres. La brujería no es un delito individual sino que se comete en grupo, a partir de las reuniones llamadas aquelarres.
Por Nicolás Bianchi
Entre los siglos XV y XVII en Europa se instalaron una serie de procesos judiciales englobados bajo el nombre de ‘caza de brujas’ que derivaron en la ejecución de entre 40 y 50 mil personas, más allá de otro tipo de eventos como los linchamientos populares que bien podrían engrosar ese número. Como sustento jurídico y teórico, distintos juristas y teólogos elaboraron documentos en los describieron meticulosamente el comportamiento y los males producidos por brujas, demonios, licántropos y otras criaturas.
El director, guionista y actor (nada menos que en el papel del Diablo) Benjamín Christensen evidentemente realizó una extensa investigación histórica sobre el fenómeno de la brujería y su persecución. La película, que tiene mucho de documental y de experimental, comienza con un capítulo en el que se reponen imágenes de archivos de todo el mundo sobre las distintas concepciones de las brujas que se hicieron a través de la historia por civilizaciones en distintas latitudes.
El objetivo es llegar a la Edad Media en Europa, donde Christensen situará los relatos ficcionalizados que componen el resto del film. En cuanto al impacto de las imágenes Häxan va de menos a más. El primero de los seis capítulos luego de la introducción cuenta la historia de una bruja, representada como una anciana desdentada que vive en un sótano donde prepara distintos brebajes con sapos, víboras, restos humanos y demás ingredientes macabros. Una dama le pide una poción de amor para enamorar a un fraile, lo que se cuenta en escenas que bordean la comedia. El rollizo hombre toma el preparado y sufre un súbito arrebato de deseo por la muchacha.
Los capítulos van ganando en oscuridad. Se presenta al Diablo en una escena shockeante, que por medio del maquillaje y el trabajo de iluminación logra representar la perversión que infunde en sus víctimas. Luego hay una descripción detalladísima de cómo el imaginario inquisidor concebía las relaciones entre demonios y brujas. Se utilizan efectos especiales realizados mediante montaje y rebobinado, y se dispone una escena sumamente perturbadora para la época en la que las doncellas encantadas le besan el trasero a Satanás.
Paulatinamente una idea cobra fuerza en los relatos. Los inquisidores son tan monstruosos como los males que dicen perseguir. Christensen muestra al detalle las torturas para con los prisioneros y cómo los agentes de la represión instalan un dispositivo de delaciones por el cual apresan a cientos de mujeres. A cada una la someten hasta que da diez nombres. La brujería no es un delito individual sino que se comete en grupo, a partir de las reuniones llamadas aquelarres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las consecuencias de la persecución de la brujería quedan plasmadas en una última toma de la película, tan bien lograda como perturbadora, en la que un puñado de cuerpos de condenados cuelga de unos postes en una hoguera que los consume. Es la conclusión de un trabajo de archivo, histórico y documental que Christensen narra mediante técnicas cinematográficas. Se trata de un hito en la historia del cine y una referencia obligada para el género de terror.
26 de octubre de 2020
26 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Häxan” (1922) de Benjamin Christensen con Elisabeth Christensen, Astrid Holm, Karen Winther, Maren Pedersen, Ella La Cour, Emmy Schönfeld, Kate Fabian, Oscar Stribolt, entre otros.
Película sueca/danesa de terror y documental dramatizado que muestra la evolución de La Brujería, desde sus raíces paganas hasta su confusión con la histeria en Europa del Este.
El filme es conocido por ser “el primer falso documental de la historia”, está basado en parte en el estudio del director del “Malleus Maleficarum” (1487) escrito por los monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger; que era una guía alemana para inquisidores del siglo XV, generalmente traducido como “El Martillo de Las Brujas”, el tratado más conocido sobre brujería que apoya el exterminio de brujas y para este propósito desarrolla una teoría teológica y legal detallada, siendo descrito como “el compendio de literatura en demonología del siglo XV”
Así, el “Malleus Maleficarum” eleva la hechicería a la categoría de herejía, y recomienda que los tribunales seculares la procesen como tal; al tiempo que sugiere la tortura para obtener confesiones de manera efectiva y la pena de muerte siendo quemados vivos en la hoguera como el único remedio seguro contra los males de La Brujería.
El libro tuvo una fuerte influencia en la cultura durante varios siglos; y fue utilizado por Las Cortes Reales durante toda La Edad Media y El Renacimiento, contribuyendo a la persecución cada vez más brutal de La Brujería durante los siglos XVI y XVII.
En otras palabras, sin la necesidad de pruebas reales, la acusación de brujería se convirtió en método para eliminar enemigos personales, personas odiadas o enemigos políticos que pudieran suponer un peligro al poder dominante.
El resultado de todo esto es una de las primeras películas en utilizar las recreaciones como herramienta visual y narrativa.
Obviamente “Häxan” se convirtió en la película más conocida de Christensen, y se compone de 4 partes divididas en 7 capítulos donde van narrando desde el origen de la historia, la creencia en el demonio, desde la antigua Persia hasta los planteamientos y reflexiones más racionales del año 1922 en el último capítulo; siendo un relato de interés, trufado de hallazgos, y con gran genio poético; y a la vez es un estudio de cómo la superstición y la mala comprensión de las enfermedades y/o enfermedades mentales podría conducir a la histeria de la caza de brujas.
Pero lo cierto es que si indagamos encontraremos una profunda reflexión atemporal sobre la represión, en concreto hacía las mujeres y las “voces contrarias”
No es casual que el film, cuyo título se traduce como “Brujas”, se prohibió por ser tremendamente explícito al tratar uno de los temas tabú más polémicos de la época, pero también la superstición ligada al catolicismo como una especie de crítica y a los actos más terribles que trajo La Santa Inquisición.
Como documental, muestra vasta información La Brujería de La Edad Media, en la zona de Centroeuropa, que al mismo tiempo incluye secuencias dramatizadas que exageran la temática para volverla morbosamente satírica y ficcional, haciendo también uso de información concisa y verídica, sumamente bien documentada y expuesta en calidad investigativa.
Así, la representación gráfica de la tortura, la desnudez y la perversión sexual debió ser extremadamente impactantes en su momento, y aún pueden ser ofensivos para muchas personas; en el fondo, hoy se interpretan como una burla descarada a las creencias religiosas; y por ello la película fue prohibida en EEUU y fuertemente censurada en otros países, sobre todo por mostrar sacrilegios realizados por monjas y monjes.
Técnicamente muy adelantada, hay algunas secuencias de animación “stop-motion” que son muy buenas, momentos muy surrealistas, con efectos especiales y maquillaje para crear una sensación de realismo y al mismo tiempo de alucinación y pesadilla; que utiliza la desnudez, la sangre y el valor puro del impacto visualmente impresionante y realmente aterrador en un nivel que sigue siendo increíble para una película muda; sin embargo, a pesar de haber sido saqueado por Juntas de Censura en todas partes, “Häxan” fue un éxito internacional, tanto que fue la película muda escandinava más cara jamás realizada, con un costo de casi 2 millones de coronas suecas.
SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
Película sueca/danesa de terror y documental dramatizado que muestra la evolución de La Brujería, desde sus raíces paganas hasta su confusión con la histeria en Europa del Este.
El filme es conocido por ser “el primer falso documental de la historia”, está basado en parte en el estudio del director del “Malleus Maleficarum” (1487) escrito por los monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger; que era una guía alemana para inquisidores del siglo XV, generalmente traducido como “El Martillo de Las Brujas”, el tratado más conocido sobre brujería que apoya el exterminio de brujas y para este propósito desarrolla una teoría teológica y legal detallada, siendo descrito como “el compendio de literatura en demonología del siglo XV”
Así, el “Malleus Maleficarum” eleva la hechicería a la categoría de herejía, y recomienda que los tribunales seculares la procesen como tal; al tiempo que sugiere la tortura para obtener confesiones de manera efectiva y la pena de muerte siendo quemados vivos en la hoguera como el único remedio seguro contra los males de La Brujería.
El libro tuvo una fuerte influencia en la cultura durante varios siglos; y fue utilizado por Las Cortes Reales durante toda La Edad Media y El Renacimiento, contribuyendo a la persecución cada vez más brutal de La Brujería durante los siglos XVI y XVII.
En otras palabras, sin la necesidad de pruebas reales, la acusación de brujería se convirtió en método para eliminar enemigos personales, personas odiadas o enemigos políticos que pudieran suponer un peligro al poder dominante.
El resultado de todo esto es una de las primeras películas en utilizar las recreaciones como herramienta visual y narrativa.
Obviamente “Häxan” se convirtió en la película más conocida de Christensen, y se compone de 4 partes divididas en 7 capítulos donde van narrando desde el origen de la historia, la creencia en el demonio, desde la antigua Persia hasta los planteamientos y reflexiones más racionales del año 1922 en el último capítulo; siendo un relato de interés, trufado de hallazgos, y con gran genio poético; y a la vez es un estudio de cómo la superstición y la mala comprensión de las enfermedades y/o enfermedades mentales podría conducir a la histeria de la caza de brujas.
Pero lo cierto es que si indagamos encontraremos una profunda reflexión atemporal sobre la represión, en concreto hacía las mujeres y las “voces contrarias”
No es casual que el film, cuyo título se traduce como “Brujas”, se prohibió por ser tremendamente explícito al tratar uno de los temas tabú más polémicos de la época, pero también la superstición ligada al catolicismo como una especie de crítica y a los actos más terribles que trajo La Santa Inquisición.
Como documental, muestra vasta información La Brujería de La Edad Media, en la zona de Centroeuropa, que al mismo tiempo incluye secuencias dramatizadas que exageran la temática para volverla morbosamente satírica y ficcional, haciendo también uso de información concisa y verídica, sumamente bien documentada y expuesta en calidad investigativa.
Así, la representación gráfica de la tortura, la desnudez y la perversión sexual debió ser extremadamente impactantes en su momento, y aún pueden ser ofensivos para muchas personas; en el fondo, hoy se interpretan como una burla descarada a las creencias religiosas; y por ello la película fue prohibida en EEUU y fuertemente censurada en otros países, sobre todo por mostrar sacrilegios realizados por monjas y monjes.
Técnicamente muy adelantada, hay algunas secuencias de animación “stop-motion” que son muy buenas, momentos muy surrealistas, con efectos especiales y maquillaje para crear una sensación de realismo y al mismo tiempo de alucinación y pesadilla; que utiliza la desnudez, la sangre y el valor puro del impacto visualmente impresionante y realmente aterrador en un nivel que sigue siendo increíble para una película muda; sin embargo, a pesar de haber sido saqueado por Juntas de Censura en todas partes, “Häxan” fue un éxito internacional, tanto que fue la película muda escandinava más cara jamás realizada, con un costo de casi 2 millones de coronas suecas.
SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin olvidar la naturaleza del claroscuro que las películas del Expresionismo Alemán mantenían latente, como clara alegoría de una lucha espiritual entre el bien y el mal, con argumentos donde los monstruos eran meras metáforas de la maldad humana o la deformación de la misma; y con cierta referencia hacia los conflictos que derivaron la superstición y fanatismo de La Iglesia Católica; o las escenas de las mojas son realmente escalofriantes a día de hoy; dotándolo de otros elementos como lo tenebroso, lo gótico y lo perverso que nos hace recordar mucho a las pinturas de Goya.
Como curiosidad, hay una escena en la II parte donde el propio director, Benjamin Christensen, interpreta a Satanás, tentando a una mujer para salir y aterrorizar a un grupo de monjes.
Y es que Christensen rodó el primer documental que trataba de manera seria y rigurosa el tema de La Brujería siendo el primer antecedente directo de las películas modernas de posesión diabólica y las actuales técnicas de los documentales con inclusión de recreaciones dramáticas, sin olvidar la descripción de los mecanismos represivos bajo la excusa del temor a lo desconocido y la ignorancia.
En definitiva, “Häxan” es un análisis del miedo a lo que todavía no comprendemos a lo largo de la historia, su apogeo en La Edad Media, así como la brutalidad y la sinrazón con que se combatía aquello que no se entendía.
Hoy en día, llámese a ese mal religión o ideología, lo cierto es que ese miedo abstracto no deja de ser una creación artificial del poder, que a fuerza de ser presentado como el mayor enemigo de nuestra sociedad, acaba por convertirse en una realidad que sirve como válvula de escape expiatoria de los verdaderos problemas e injusticias, y que justifica las peores monstruosidades como lo fue La Inquisición, Los Campos de Exterminio, las guerras, leyes injustas o cualquier otro abuso que podamos imaginar, todo ello con el aplauso y apoyo entusiasta de una gran mayoría de la población que terminará creyendo todas las mentiras y apoyándolas…
“El diablo es real; lo he visto sentado junto a mi cama”
RECOMENDADA.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com
Como curiosidad, hay una escena en la II parte donde el propio director, Benjamin Christensen, interpreta a Satanás, tentando a una mujer para salir y aterrorizar a un grupo de monjes.
Y es que Christensen rodó el primer documental que trataba de manera seria y rigurosa el tema de La Brujería siendo el primer antecedente directo de las películas modernas de posesión diabólica y las actuales técnicas de los documentales con inclusión de recreaciones dramáticas, sin olvidar la descripción de los mecanismos represivos bajo la excusa del temor a lo desconocido y la ignorancia.
En definitiva, “Häxan” es un análisis del miedo a lo que todavía no comprendemos a lo largo de la historia, su apogeo en La Edad Media, así como la brutalidad y la sinrazón con que se combatía aquello que no se entendía.
Hoy en día, llámese a ese mal religión o ideología, lo cierto es que ese miedo abstracto no deja de ser una creación artificial del poder, que a fuerza de ser presentado como el mayor enemigo de nuestra sociedad, acaba por convertirse en una realidad que sirve como válvula de escape expiatoria de los verdaderos problemas e injusticias, y que justifica las peores monstruosidades como lo fue La Inquisición, Los Campos de Exterminio, las guerras, leyes injustas o cualquier otro abuso que podamos imaginar, todo ello con el aplauso y apoyo entusiasta de una gran mayoría de la población que terminará creyendo todas las mentiras y apoyándolas…
“El diablo es real; lo he visto sentado junto a mi cama”
RECOMENDADA.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com
23 de marzo de 2021
23 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista 100 años después no deja de sorprender e impactar. La audacia creativa de Benjamin Cristensen es infinita.
Basada en un texto interesantísimo, el "Malleus Malleficarum" (=martillo de las brujas), que es, nada menos que un tratado escrito por dos monjes alemanes inquisidores dominicos, de tremenda trascendencia, por desgracia. Con este manual de persecución de brujas, los inquisidores causaron millones de muertes.
Cristensen realiza una exhaustiva investigación sobre el proceso a las brujas. Combina narración con pasajes filmados de manera brillantísima. Incluso se detiene para hablar con el espectador a través de los intertítulos. Aparte de su profundidad, tiene una enorme carga emotiva y ejerce de forma brillante un alegato contra la sinrazón de estos procesos: " en unos pocos siglos, más de 8 millones de mujeres, hombres y niños fueron quemados por brujería".
En el aspecto negativo, y esto es opinión personal, hay momentos, en la parte central, capítulos 2-3, que adolece algo de falta de ritmo y puede hacerse algo monótona dada su monotemática, pero luego se recupera en el capítulo 4 con María La Tejedora y el penoso proceso de tortura, y en los siguientes capítulos, incluía una vuelta a la actualidad.
El vestuario y la dirección artística son sobresalientes, cuidadas con mimo, así como los efectos visuales, como las brujas volando en sus escobas.
Destaco la famosa escena de las brujas besándole el trasero al Diablo, una genialidad, supongo que escandalosa para su tiempo. De hecho fue prohibida en Estados Unidos y en otros países por considerar que era demasiado gráfica en su representación de la tortura, la desnudez y las perversiones sexuales.
No es "Nosferatu", del mismo año 1922, pero si tenemos que calificar obras maestras del cine mudo, ésta sin duda es una de ellas.
Basada en un texto interesantísimo, el "Malleus Malleficarum" (=martillo de las brujas), que es, nada menos que un tratado escrito por dos monjes alemanes inquisidores dominicos, de tremenda trascendencia, por desgracia. Con este manual de persecución de brujas, los inquisidores causaron millones de muertes.
Cristensen realiza una exhaustiva investigación sobre el proceso a las brujas. Combina narración con pasajes filmados de manera brillantísima. Incluso se detiene para hablar con el espectador a través de los intertítulos. Aparte de su profundidad, tiene una enorme carga emotiva y ejerce de forma brillante un alegato contra la sinrazón de estos procesos: " en unos pocos siglos, más de 8 millones de mujeres, hombres y niños fueron quemados por brujería".
En el aspecto negativo, y esto es opinión personal, hay momentos, en la parte central, capítulos 2-3, que adolece algo de falta de ritmo y puede hacerse algo monótona dada su monotemática, pero luego se recupera en el capítulo 4 con María La Tejedora y el penoso proceso de tortura, y en los siguientes capítulos, incluía una vuelta a la actualidad.
El vestuario y la dirección artística son sobresalientes, cuidadas con mimo, así como los efectos visuales, como las brujas volando en sus escobas.
Destaco la famosa escena de las brujas besándole el trasero al Diablo, una genialidad, supongo que escandalosa para su tiempo. De hecho fue prohibida en Estados Unidos y en otros países por considerar que era demasiado gráfica en su representación de la tortura, la desnudez y las perversiones sexuales.
No es "Nosferatu", del mismo año 1922, pero si tenemos que calificar obras maestras del cine mudo, ésta sin duda es una de ellas.
28 de febrero de 2025
28 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Häxan" es un legendario y referencial film de drama y terror silente que mezcla el documental y la ficción, dirigido por el danés Benjamin Christensen. Luego del éxito de su segunda película, el melodrama social "Haevnens Nat" (1915) e inspirado por los recientes films de terror del Expresionismo Alemán como "Der Student Von Prag" (1913) de Stellan Rye y Paul Wegener, "Das Cabinet Des Dr. Caligari", (1919) de Robert Wiene y "Der Golem" (1920) de Carl Boese Paul Wegener, el actor y director danés Benjamin Christensen se aboca en concretar la que a la postre se convertiría en su mejor película y la película más cara de Escandinavia en la época silente, "Häxan" (1922). A partir de un viaje a Berlin, Christensen había adquirido una copia del legendario e infame "Malleus Maleficarum" (1487) de Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, probablemente el más importante manual de caza de brujas alguna vez escrito, utilizado por los inquisidores no sólo como consultor bibliográfico para identificar, capturar, torturar y ajusticiar supuestas brujas, sino como epítome de una fe ciega en la creencia en las brujas y estandarte de la lucha de la Iglesia contra el Demonio y sus secuaces. Christensen quedaría especialmente impactado e interesado por su temática e influencia en la muerte directa e indirecta de cerca de 30 mil personas (que algunos historiadores aumentan en algunos casos a más de 100 mil ejecuciones a partir de 8 millones de detenciones, especialmente en Europa Central), abocándose en una investigación documental que duraría 3 largos años (1919-1921) y que finalizaría en uno de los clásicos más recordados del drama y el terror de la época silente del cine, pieza fundacional en la construcción del imaginario fílmico de naciente género de terror, a pesar de no ser inicialmente su objetivo e hito imprescindible para los amantes de lo oscuro y tenebroso.
En el primer capítulo, Christensen presenta cronológicamente los aspectos históricos y psicosociales más interesantes e importantes de la brujería a través de los siglos, en donde lo más importante es la mutación de los espiritus malignos paganos a demonios en la psique del hombre. Para ello, cita una cantidad no despreciable de referencias bibliográficas y pictóricas reales, entre las que vale destacar grabados de obras como "De Lamiis Et phytonicis mulieribus" (1489) del suizo Ulrich Molitor, "Der Ritter Von Turn" y "Der Gewalttätige" (1494) del alemán Albrecht Dürer, "Die Emeis" (1516) de Johannes Geiler von Kaysersberg y "Compendium Maleficarum" (1608) de Francesco María Guazzo, además del ya mencionado "Malleus Maleficarum" (1484), por nombrar sólo algunos, y pinturas como el encuentro del Demonio con San Agustin (1480) de la capilla del Monasterio de Neustift, Tirol, Austria, "Est-ce Enchantement, Est-ce Une illusion" (1720) del francés Claude Gillot y "Linda Maestra" (1793-1798) del español Francisco de Goya. Sin embargo, el director irá más allá de presentar evidencia bibliográfica histórica sino que llevará a cabo una recreación visual de otros elementos bibliográficos que funcionan como contundentes fuentes de información, como su idea de representar maquetas de la concepción del universo egipcio y caldeo sobre el inframundo y la de mecanizar la miniatura "Hortus Deliciarum" (siglo XII) de autor anónimo para mostrar la percepción del pecado, el castigo y el infierno en el Medievo así como la de una representación de las siete esferas del mundo, según la creencia del hombre medieval. Un capítulo introductorio de compleja y a la vez simple factura, que funciona bastante bien para presentar el tema.
En el segundo capítulo, el director danés incluirá sus primeras representaciones teatrales, con decorados y actores, en donde claramente el guión comenzará poco a poco a mutar desde lo meramente documental hacia la exposición de situaciones representadas, y que a la postre será la introducción de varios casos de brujería ligados en uno sólo. Así, el espectador presenciara ingenuas y supersticiosas acciones de curanderas ayudando a mujeres a seducir con "brebajes y conjuros" a sus intereses amorosos, ladrones de cadáveres asaltando lugares de ejecución y cementerios para conseguir la materia prima para las curanderas o "brujas", o situaciones mundanas de envidia y mala convivencia como el borracho que maltrata a una bruja que se queda dormida en la puerta de su casa y ésta lo castiga dejándolo mudo. Algunas escenas del Diablo haciendo volar monedas de oro, otras de demonios menores traspasando puertas y paredes y otras de danzas satánicas en el Sabbath darán paso al tercer capítulo, que se centrará en cómo identificar a las brujas, desde las ridículas pruebas de sumergir a la acusada en el río (sí flota es una bruja, si se ahoga y muere es inocente) hasta el dramático caso de María, una vieja indigente tejedora que es acusada de brujería por medio de una prueba de plomo y que será capturada y torturada para confesar y de paso involucrar a otras supuestas brujas. Prosigue el cuarto capítulo, en donde María ya ha "confesado" sus pérfidas acciones diabólicas, producto de la tortura, como maldecir a sus vecinos y haber parido demonios tras copular con Satanás, involucrando a Trina, la mujer que pidió un brebaje para enamorar a un fraile y Karna, compinche de María que le ayuda a preparar sus brebajes y recetas arcanas.
El quinto y el sexto capítulo se concentran principalmente en las acusaciones de mujeres más jóvenes, ya expuesta en el capítulo anterior la aversión que las mujeres de avanzada edad y de aspecto indigente producía en los demás estratos e incluso la Iglesia, que por un lado pregonaba la "hermandad" de los hombres y mujeres pero por otro defendía a brazo partido su riqueza y desprecio por los dementes.
Seguir abajo:
En el primer capítulo, Christensen presenta cronológicamente los aspectos históricos y psicosociales más interesantes e importantes de la brujería a través de los siglos, en donde lo más importante es la mutación de los espiritus malignos paganos a demonios en la psique del hombre. Para ello, cita una cantidad no despreciable de referencias bibliográficas y pictóricas reales, entre las que vale destacar grabados de obras como "De Lamiis Et phytonicis mulieribus" (1489) del suizo Ulrich Molitor, "Der Ritter Von Turn" y "Der Gewalttätige" (1494) del alemán Albrecht Dürer, "Die Emeis" (1516) de Johannes Geiler von Kaysersberg y "Compendium Maleficarum" (1608) de Francesco María Guazzo, además del ya mencionado "Malleus Maleficarum" (1484), por nombrar sólo algunos, y pinturas como el encuentro del Demonio con San Agustin (1480) de la capilla del Monasterio de Neustift, Tirol, Austria, "Est-ce Enchantement, Est-ce Une illusion" (1720) del francés Claude Gillot y "Linda Maestra" (1793-1798) del español Francisco de Goya. Sin embargo, el director irá más allá de presentar evidencia bibliográfica histórica sino que llevará a cabo una recreación visual de otros elementos bibliográficos que funcionan como contundentes fuentes de información, como su idea de representar maquetas de la concepción del universo egipcio y caldeo sobre el inframundo y la de mecanizar la miniatura "Hortus Deliciarum" (siglo XII) de autor anónimo para mostrar la percepción del pecado, el castigo y el infierno en el Medievo así como la de una representación de las siete esferas del mundo, según la creencia del hombre medieval. Un capítulo introductorio de compleja y a la vez simple factura, que funciona bastante bien para presentar el tema.
En el segundo capítulo, el director danés incluirá sus primeras representaciones teatrales, con decorados y actores, en donde claramente el guión comenzará poco a poco a mutar desde lo meramente documental hacia la exposición de situaciones representadas, y que a la postre será la introducción de varios casos de brujería ligados en uno sólo. Así, el espectador presenciara ingenuas y supersticiosas acciones de curanderas ayudando a mujeres a seducir con "brebajes y conjuros" a sus intereses amorosos, ladrones de cadáveres asaltando lugares de ejecución y cementerios para conseguir la materia prima para las curanderas o "brujas", o situaciones mundanas de envidia y mala convivencia como el borracho que maltrata a una bruja que se queda dormida en la puerta de su casa y ésta lo castiga dejándolo mudo. Algunas escenas del Diablo haciendo volar monedas de oro, otras de demonios menores traspasando puertas y paredes y otras de danzas satánicas en el Sabbath darán paso al tercer capítulo, que se centrará en cómo identificar a las brujas, desde las ridículas pruebas de sumergir a la acusada en el río (sí flota es una bruja, si se ahoga y muere es inocente) hasta el dramático caso de María, una vieja indigente tejedora que es acusada de brujería por medio de una prueba de plomo y que será capturada y torturada para confesar y de paso involucrar a otras supuestas brujas. Prosigue el cuarto capítulo, en donde María ya ha "confesado" sus pérfidas acciones diabólicas, producto de la tortura, como maldecir a sus vecinos y haber parido demonios tras copular con Satanás, involucrando a Trina, la mujer que pidió un brebaje para enamorar a un fraile y Karna, compinche de María que le ayuda a preparar sus brebajes y recetas arcanas.
El quinto y el sexto capítulo se concentran principalmente en las acusaciones de mujeres más jóvenes, ya expuesta en el capítulo anterior la aversión que las mujeres de avanzada edad y de aspecto indigente producía en los demás estratos e incluso la Iglesia, que por un lado pregonaba la "hermandad" de los hombres y mujeres pero por otro defendía a brazo partido su riqueza y desprecio por los dementes.
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Básicamente, este capítulo aborda las acusaciones de Anna y su criada Sissel, siendo la primera objeto de deseo sexual de varios frailes del monasterio y acusada de bruja por "seducir" con sus encantos a los hombres de Dios, y también se detiene en analizar algunos de los instrumentos de tortura más infames como el potro, el aplastacráneos, el collar con pinchos y las uñas de gato, entre otros. Culmina con una postal lamentablemente repetitiva de esa época, que todos conocemos. Christensen no deja de evocar una y otra vez las supersticiones y la asimilación errónea de los supersticiosos e ingenuos hombres poderosos de la época, entiéndase, sacerdotes y jueces. Hay ejemplos durante todo el metraje pero ciertamente en la previa al último capítulo, el director danés insistirá en ello, sin por ello volverse repetitivo ya que lo hará de diversas maneras, como las escenas en que las mujeres realizaban nudos con sogas para "inducir" abortos, defecaban, orinaban y lanzaban sus excrementos a las puertas de sus enemigos, y por supuesto la escena de la monja sonámbula que supuestamente poseída es resistida por sus compañeras, separada y prácticamente encerrada.
Y finalmente, en el séptimo y último capítulo, Christensen lleva el fenómeno de la "brujería" a nuestros tiempos (Dinamarca, años 20s) en donde expone el caso de mujeres cleptómanas, pirómanas y sonámbulas, en donde enlaza directamente el fenómeno medieval de las brujas con las enfermedades mentales e histerias colectivas. Christensen desliza una clara crítica al sistema social, que aunque despojado de esa aberrante mentalidad medieval, sigue siendo supersticiosa y clasista. Si en el pasado, las mujeres que se negaban a abandonar sus creencias y prácticas paganas además de ostentar carácteres indomables eran tildadas de brujas por grupos de fanáticos que al no encontrar explicaciones lógicas a ciertos fenómenos, no encontraban nada mejor que culpar a grupos de débiles mentales, trastornados, indigentes o excéntricos, en la actualidad a éstas se las confina a manicomios mientras que aquellos (especialmente, varones) que parecían excéntricos se les internaba en costosas y modernas clínicas psiquiátricas. De esta forma, si bien no es especialmente claro en denunciarlo, y en honor a la verdad no se esperaría que lo hiciera por el contexto histórico y social en que se filmó la cinta, Christensen insinúa un constante trato despectivo masculino hacia las mujeres a pesar del cambio de época, mostrando que muchos hombres, además de ignorantes pueden resultar muy impresionables.
Las actuaciones son correctas, bien vale decir que Christensen optó por una combinación de actores profesionales y amateurs, ya que deseaba otorgar una esencia naturalista a sus interpretaciones. Entre los primeros, bien vale la pena mencionar a Oscar Stribolt como el monje gordo al que Trina quiere seducir. Elith Pio que encarna a Johannes, el jefe inquisidor. Albrecht Schmidt como el psiquiatra. Y el propio Benjamin Christensen, que interpreta al Diablo. Entre los actores amateurs, destacar a Maren Pedersen, anciana vendedora de flores de 78 años, que interpreta a María, la vieja acusada de bruja, cuyas escenas de tortura a manos de la Inquisición son realmente conmovedoras e indignantes. Astrid Holm encarna a Anna. Y Elisabeth Christensen como la madre de Anna.
En definitiva, legendario y referencial film de drama y terror silente, que mezcla el documental y la ficción. Una contundente muestra de genialidad visual sin dejar de tener una crítica socio-religiosa, que a pesar del tiempo mantiene su naturaleza inquietante y dramática así como su valor estético, que demuestra la atemporalidad de nuestros miedos más ancestrales, a lo desconocido y aquello que no logramos entender. Como ya mencioné, sería fuertemente censurada en Estados Unidos, en donde se le prohibió, para ser estrenada en 1968, en una versión mucho más breve, con 77 de los 104 minutos originales.
FilmeClub605426824.wordpress.com
Y finalmente, en el séptimo y último capítulo, Christensen lleva el fenómeno de la "brujería" a nuestros tiempos (Dinamarca, años 20s) en donde expone el caso de mujeres cleptómanas, pirómanas y sonámbulas, en donde enlaza directamente el fenómeno medieval de las brujas con las enfermedades mentales e histerias colectivas. Christensen desliza una clara crítica al sistema social, que aunque despojado de esa aberrante mentalidad medieval, sigue siendo supersticiosa y clasista. Si en el pasado, las mujeres que se negaban a abandonar sus creencias y prácticas paganas además de ostentar carácteres indomables eran tildadas de brujas por grupos de fanáticos que al no encontrar explicaciones lógicas a ciertos fenómenos, no encontraban nada mejor que culpar a grupos de débiles mentales, trastornados, indigentes o excéntricos, en la actualidad a éstas se las confina a manicomios mientras que aquellos (especialmente, varones) que parecían excéntricos se les internaba en costosas y modernas clínicas psiquiátricas. De esta forma, si bien no es especialmente claro en denunciarlo, y en honor a la verdad no se esperaría que lo hiciera por el contexto histórico y social en que se filmó la cinta, Christensen insinúa un constante trato despectivo masculino hacia las mujeres a pesar del cambio de época, mostrando que muchos hombres, además de ignorantes pueden resultar muy impresionables.
Las actuaciones son correctas, bien vale decir que Christensen optó por una combinación de actores profesionales y amateurs, ya que deseaba otorgar una esencia naturalista a sus interpretaciones. Entre los primeros, bien vale la pena mencionar a Oscar Stribolt como el monje gordo al que Trina quiere seducir. Elith Pio que encarna a Johannes, el jefe inquisidor. Albrecht Schmidt como el psiquiatra. Y el propio Benjamin Christensen, que interpreta al Diablo. Entre los actores amateurs, destacar a Maren Pedersen, anciana vendedora de flores de 78 años, que interpreta a María, la vieja acusada de bruja, cuyas escenas de tortura a manos de la Inquisición son realmente conmovedoras e indignantes. Astrid Holm encarna a Anna. Y Elisabeth Christensen como la madre de Anna.
En definitiva, legendario y referencial film de drama y terror silente, que mezcla el documental y la ficción. Una contundente muestra de genialidad visual sin dejar de tener una crítica socio-religiosa, que a pesar del tiempo mantiene su naturaleza inquietante y dramática así como su valor estético, que demuestra la atemporalidad de nuestros miedos más ancestrales, a lo desconocido y aquello que no logramos entender. Como ya mencioné, sería fuertemente censurada en Estados Unidos, en donde se le prohibió, para ser estrenada en 1968, en una versión mucho más breve, con 77 de los 104 minutos originales.
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