Hasta que llegó su hora
Western
Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos.
19 de junio de 2009
19 de junio de 2009
24 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una honda poética de la desconfianza, del temor y de la duda en esos silencios eternos cuajados de miradas clavadas y de labios resecos... Sergio Leone, no me cabe la menor duda, entendió el cine como una obra de arte pura en el más estricto sentido de la palabra, y la obra de arte no se caracteriza por estar dominada por un denso guión, sino por la fuerza arrolladora de la intuición inasible. Alguien ha escrito por aquí que “la máxima pureza en el cine se obtiene mediante la abstracción: la forma no es vehículo de contenido sino que es contenido en sí misma”, y estoy de acuerdo con ello.
“Hasta que llegó su hora” está en la línea del mejor arte de Sergio Leone, pero, en mi modesta opinión, no es su mejor western. Las grafías de autor que hacen inconfundible una obra de Leone están presentes una por una en esta película, pero al maestro se le va ligeramente la mano esta vez en su pormenorizada escrutación de la punta del iceberg..., hasta el punto de que no sé si estamos ante un iceberg o simplemente ante un sencillo y hermoso trozo de hielo flotante...
Hay cosas que elevan esta obra de Leone al parnaso del Séptimo Arte, entre las que descuella especialmente la música sobrecogedora de Morricone, tanto que sin ella no hubiera cantado el mismo gallo a esta película. Otro acierto incontestable es la presencia magnética de Claudia Cardinale, cuyo personaje es quizá el mejor personaje femenino que jamás haya poblado un western. Jason Robards borda su papel; a Henry Fonda le basta con poner sus ojos al servicio de la cámara escudriñadora de Leone para dar la talla de un personaje por lo demás tan plano como poco expresivo. Y Charles Bronson es, en mi opinión, lo más endeble del casting, con esa sonrisa perenne y ese nulo movimiento facial. Tampoco es que Clint Eastwood se prodigara en muecas en las anteriores películas de Leone, pero hay una distancia muy larga entre el gesto alelado de Bronson y el áspero y ceñudo Eastwood de “El bueno, el feo y el malo”.
En definitiva, una película de obligado visionado para todo cinéfilo que se precie, probablemente imprescindible, pero eso no quiere decir que sea ni mucho menos redonda. Puede ser que quizá también en su imperfección tenga parte de ese encanto capaz de encandilar a tantos... Bien pensado, es algo que ocurre a menudo con las obras de arte.
“Hasta que llegó su hora” está en la línea del mejor arte de Sergio Leone, pero, en mi modesta opinión, no es su mejor western. Las grafías de autor que hacen inconfundible una obra de Leone están presentes una por una en esta película, pero al maestro se le va ligeramente la mano esta vez en su pormenorizada escrutación de la punta del iceberg..., hasta el punto de que no sé si estamos ante un iceberg o simplemente ante un sencillo y hermoso trozo de hielo flotante...
Hay cosas que elevan esta obra de Leone al parnaso del Séptimo Arte, entre las que descuella especialmente la música sobrecogedora de Morricone, tanto que sin ella no hubiera cantado el mismo gallo a esta película. Otro acierto incontestable es la presencia magnética de Claudia Cardinale, cuyo personaje es quizá el mejor personaje femenino que jamás haya poblado un western. Jason Robards borda su papel; a Henry Fonda le basta con poner sus ojos al servicio de la cámara escudriñadora de Leone para dar la talla de un personaje por lo demás tan plano como poco expresivo. Y Charles Bronson es, en mi opinión, lo más endeble del casting, con esa sonrisa perenne y ese nulo movimiento facial. Tampoco es que Clint Eastwood se prodigara en muecas en las anteriores películas de Leone, pero hay una distancia muy larga entre el gesto alelado de Bronson y el áspero y ceñudo Eastwood de “El bueno, el feo y el malo”.
En definitiva, una película de obligado visionado para todo cinéfilo que se precie, probablemente imprescindible, pero eso no quiere decir que sea ni mucho menos redonda. Puede ser que quizá también en su imperfección tenga parte de ese encanto capaz de encandilar a tantos... Bien pensado, es algo que ocurre a menudo con las obras de arte.
20 de diciembre de 2012
20 de diciembre de 2012
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de leérme todas las críticas del film en esta web de F. A., más de 130 usuarios (curiosidad o masoquismo), no he encontrado ninguna que me haya complacido, pues la mayoría tiende a alabarla, aunque reconoce defectos. También hay quien la mitifíca, situándola en el Olimpo, por lo que quiero dar mi opinión.
Leone pasará a la historia del cine, como el creador del Spagueti-western. Este tipo de películas se caracteriza por una estilización de los tópicos del western, una deformación del clasicismo narrativo americano, para reinterpretarlo desde el prisma “euro-mediterráneo”.
“Hasta que llegó su hora”, es la sublimación del estilo, utilizando la maravillosa música de Morricone, como “leit-motiv”, para identificar cada tema musical con el personaje. Leone era un gran admirador de Wagner (precursor del “leit-motiv” en sus óperas). Tiene interesantes hallazgos visuales, buenos “travellings”, y una hermosa fotografía.
La película me parece irregular, con excesivos primeros planos, típicos del director, como las escenas de violencia gratuita, es reiterativa en las formas y el “tempo”, incluso el guión es farragoso y ambiguo, a veces aburrida, cuando no cutre. En cuanto a los actores, no me gusta Charles Bronson, es inexpresivo y muy limitado (¿Qué películas importantes tiene?, ninguna. La Cardinale cumple estando guapa. Jason Robards es el que está mejor como bandido entrañable. En cuanto a Henry Fonda, es tan buen actor que llega a conseguir crear un villano, como este maldito Frank. Pero yo que le vi en “Las Uvas de la ira”, “Falso culpable” y “Cazador de Forajidos”, no puedo creérmelo, es imposible que sea un asesino despiadado.
Es curioso que una vez realizada la famosa trilogía del dólar. Clint Eastwood, quizá hastiado del personaje del poncho, abandonó a Leone y buscó otros papeles en Hollywood, antes de dirigir las maravillosas películas que todos conocemos, entre ellas tres magníficos westerns ( “El fuera de la ley”, “El jinete pálido” y “Sin perdón”), todas ellas, en mi opinión infinitamente superiores a las de su mentor.
Si después de lo expuesto, han tenido la paciencia de leerme y deciden votar NO por no estar de acuerdo, me parecerá correcto, y siempre les estaré agradecido.
Leone pasará a la historia del cine, como el creador del Spagueti-western. Este tipo de películas se caracteriza por una estilización de los tópicos del western, una deformación del clasicismo narrativo americano, para reinterpretarlo desde el prisma “euro-mediterráneo”.
“Hasta que llegó su hora”, es la sublimación del estilo, utilizando la maravillosa música de Morricone, como “leit-motiv”, para identificar cada tema musical con el personaje. Leone era un gran admirador de Wagner (precursor del “leit-motiv” en sus óperas). Tiene interesantes hallazgos visuales, buenos “travellings”, y una hermosa fotografía.
La película me parece irregular, con excesivos primeros planos, típicos del director, como las escenas de violencia gratuita, es reiterativa en las formas y el “tempo”, incluso el guión es farragoso y ambiguo, a veces aburrida, cuando no cutre. En cuanto a los actores, no me gusta Charles Bronson, es inexpresivo y muy limitado (¿Qué películas importantes tiene?, ninguna. La Cardinale cumple estando guapa. Jason Robards es el que está mejor como bandido entrañable. En cuanto a Henry Fonda, es tan buen actor que llega a conseguir crear un villano, como este maldito Frank. Pero yo que le vi en “Las Uvas de la ira”, “Falso culpable” y “Cazador de Forajidos”, no puedo creérmelo, es imposible que sea un asesino despiadado.
Es curioso que una vez realizada la famosa trilogía del dólar. Clint Eastwood, quizá hastiado del personaje del poncho, abandonó a Leone y buscó otros papeles en Hollywood, antes de dirigir las maravillosas películas que todos conocemos, entre ellas tres magníficos westerns ( “El fuera de la ley”, “El jinete pálido” y “Sin perdón”), todas ellas, en mi opinión infinitamente superiores a las de su mentor.
Si después de lo expuesto, han tenido la paciencia de leerme y deciden votar NO por no estar de acuerdo, me parecerá correcto, y siempre les estaré agradecido.
10 de enero de 2015
10 de enero de 2015
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo apreciar lo que es realmente bello si nunca se ha contemplado el sudor recorrer la cara y hombros de Claudia Cardinale mientras suena una melodía fascinante.
Cómo apreciar lo que es la honestidad si nunca se ha contemplado la tristeza dibujada en la cara de Cheyenne.
Cómo apreciar lo que es la maldad si nunca te has perdido y sentido acongojado en los ojos fríos como el hielo de Frank.
El dicho "una imagen vale más que mil palabras" elevado a la máxima expresión. Podría durar diez horas y seguiría sin hacerse larga. La primera media hora es gloriosa y el desenlace una genialidad mayúscula. Nunca la suciedad ha parecido más bonita.
Cómo apreciar lo que es el cine si no se ha visto "Once upon a time in the West".
Cómo apreciar lo que es la honestidad si nunca se ha contemplado la tristeza dibujada en la cara de Cheyenne.
Cómo apreciar lo que es la maldad si nunca te has perdido y sentido acongojado en los ojos fríos como el hielo de Frank.
El dicho "una imagen vale más que mil palabras" elevado a la máxima expresión. Podría durar diez horas y seguiría sin hacerse larga. La primera media hora es gloriosa y el desenlace una genialidad mayúscula. Nunca la suciedad ha parecido más bonita.
Cómo apreciar lo que es el cine si no se ha visto "Once upon a time in the West".
20 de noviembre de 2009
20 de noviembre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya reinventado el western personificado en una trilogía inolvidable ("Por un puñado de dólares", "El bueno, el feo y el malo" y "La muerte tenía un precio"), "Hasta que llegó su hora" fue para Leone un desafío extremo: llegar a las entrañas del género, capturar hasta la última gota de su esencia, apurar el vaso de su talento para, rizando el rizo, lograr una obra liberrima, redonda, fin e inicio de toda una manera de entender el cine y la vida. Vista hoy, no estamos ante una película magistral (creo yo) pero sí ante otra obra inolvidable, fascinante y autoconcluyente.
En un ejercicio íntimo insobornable e impagable con su propio arte y siempre con las geniales baladas de Morricone de fondo, Leone une aquí épica y romanticismo de manera nostálgica, decadentemente, crepuscularmente, a través de una clásica historia de venganza. Leone se recrea en su estilo con un ritmo lentísimo dónde los ruidos más insignificantes, la escenografía elegante dentro del paisaje y paisanaje rudo y descarnado, se hace un auténtico ritual, una ceremonia de fe dónde éste sublima sus constantes obsesiones y temática, su mística, ética y estética. Leone escruta hasta el límite los rostros barbudos, sucios, ajados, impasibles e implacables, feos, malos, polvorientos. Y en medio de ese contexto en el que hasta Fonda es un malo malísimo sobresaliente, Bronson rompe sus barreras interpretativas, Claudia Cardinale se muestra con una belleza desarmante y congeladora, en una interpretación maravillosa de un personaje fabuloso -verla insinuante y sucia, escotada, es algo de una hermosura que traspasa la pantalla-, y Jason Robards roza la perfección con su solo rostro, compone Leone un poema hermoso, un Oeste melancólico y pleno, dónde se aprende a ser, a vivir, a luchar, a pelear, a crear, a autosuperarse, con un ritmo exasperante, a fuego lentísimo dónde bastarían la llegada de Cardinale al pueblo (spoiler) o el duelo final Bronson/Fonda (nadie ha rodado nunca mejor los duelos que Leone, digan lo que digan: y no me olvido de John Ford ni de Anthony Mann) o el símbolo de la armónica o la última secuencia para justificar la indiscutible grandeza de este imperfecto edificio cinematográfico, perfecto ejemplo del cine de un autor de tan parca como excitante filmografía, luego cerrada con la mastodóntica "Érase una vez en América".
En un ejercicio íntimo insobornable e impagable con su propio arte y siempre con las geniales baladas de Morricone de fondo, Leone une aquí épica y romanticismo de manera nostálgica, decadentemente, crepuscularmente, a través de una clásica historia de venganza. Leone se recrea en su estilo con un ritmo lentísimo dónde los ruidos más insignificantes, la escenografía elegante dentro del paisaje y paisanaje rudo y descarnado, se hace un auténtico ritual, una ceremonia de fe dónde éste sublima sus constantes obsesiones y temática, su mística, ética y estética. Leone escruta hasta el límite los rostros barbudos, sucios, ajados, impasibles e implacables, feos, malos, polvorientos. Y en medio de ese contexto en el que hasta Fonda es un malo malísimo sobresaliente, Bronson rompe sus barreras interpretativas, Claudia Cardinale se muestra con una belleza desarmante y congeladora, en una interpretación maravillosa de un personaje fabuloso -verla insinuante y sucia, escotada, es algo de una hermosura que traspasa la pantalla-, y Jason Robards roza la perfección con su solo rostro, compone Leone un poema hermoso, un Oeste melancólico y pleno, dónde se aprende a ser, a vivir, a luchar, a pelear, a crear, a autosuperarse, con un ritmo exasperante, a fuego lentísimo dónde bastarían la llegada de Cardinale al pueblo (spoiler) o el duelo final Bronson/Fonda (nadie ha rodado nunca mejor los duelos que Leone, digan lo que digan: y no me olvido de John Ford ni de Anthony Mann) o el símbolo de la armónica o la última secuencia para justificar la indiscutible grandeza de este imperfecto edificio cinematográfico, perfecto ejemplo del cine de un autor de tan parca como excitante filmografía, luego cerrada con la mastodóntica "Érase una vez en América".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
dónde han sido asesinados su nuevo marido y sus tres hijos
15 de junio de 2015
15 de junio de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sergio Leone da una patada en los mismos chelines a la industria de Hollywood cuando crea Once Upon a Time (Hasta que Llegó su Hora). Se trata de una especie de Don Quijote de los Westerns, pues lo cambia todo en forma de burla y protesta contra lo establecido (ej: el malo es el bueno), y al hacerlo, crea uno de los mejores Spaguetti Western de toda la historia. En ocasiones, el guion flojea. Pero la mayor parte de las veces, es clásicamente sublime. Se salen Claudia Cardinale, Henry Fonda y Charles Bronson.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Clímax absoluto cuando se muestra el origen de Harmonica, niño traumatizado por la forma en que Frank mató a su hermano, al cual cuelga de una soga y apoya sobre Harmónica hasta qie desfallece este. Soberbia la maestría de Leone para hacer que Cheyenne sea el más malo y a la vez el más bueno del film. Además, solo por Cardinale ya merecería la pena comprarse el Blue-Ray.
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