Hasta que llegó su hora
Western
Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos.
31 de julio de 2011
31 de julio de 2011
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director es Sergio Leone y la música es de Enio Morricone. Con eso está todo dicho. Sin embargo no llega a igualar a sus predecesoras "El bueno, el feo y el malo" y "La muerte tenía un precio". Y es una lástima porque la cinta cuenta con momentos realmente excelentes.
"Hasta que llegó su hora" es demasiado larga y la narración demasiado lenta. La historia no fluye. Va como a tirones, culpa de un guión demasiado enrevesado, un montaje no muy bueno y unas historias que no acaban de concretarse o que se resuelven de un modo confuso, como le pasa a la de Morton. Igualmente hay secundarios que más que otra cosa rompen el ritmo de la película. En mi opinión el personaje de Cheyenne sobra, no aporta nada y gasta demasiado tiempo; como le pasa a Jill que confunde con un perfil más alto del que debiera tener.
El esfuerzo permanente de Leone por sorprender en cada secuencia, con ese estilismo depurado, esos enfoques, esos primeros planos, esas pausas, la soberbia música de Morricone, los flash-backs que emplea, en fin, todos los elementos del buen cine, crean una atmósfera y un tono excelente pero, desgraciadamente llega a abusar porque todo lo que cuenta no es tan trascendente para que requiera dicho tono. De hecho al mantenerlo durante tantos minutos y minutos llega a cansar y a que pierda intensidad la película.
También pienso que el papel de Armónica le va demasiado grande a Charles Bronson pero en cambio Henry Fonda está estupendo en su papel de malo malísimo.
Pero, a pesar de las críticas, la cinta cuenta con momentos muy buenos como el inicio con la llegada de Armónica o cuando Cheyenne y Armónica se encuentran. Y con otros absolutamente geniales, de los mejores de las historia del cine (Spoiler)
"Hasta que llegó su hora" es demasiado larga y la narración demasiado lenta. La historia no fluye. Va como a tirones, culpa de un guión demasiado enrevesado, un montaje no muy bueno y unas historias que no acaban de concretarse o que se resuelven de un modo confuso, como le pasa a la de Morton. Igualmente hay secundarios que más que otra cosa rompen el ritmo de la película. En mi opinión el personaje de Cheyenne sobra, no aporta nada y gasta demasiado tiempo; como le pasa a Jill que confunde con un perfil más alto del que debiera tener.
El esfuerzo permanente de Leone por sorprender en cada secuencia, con ese estilismo depurado, esos enfoques, esos primeros planos, esas pausas, la soberbia música de Morricone, los flash-backs que emplea, en fin, todos los elementos del buen cine, crean una atmósfera y un tono excelente pero, desgraciadamente llega a abusar porque todo lo que cuenta no es tan trascendente para que requiera dicho tono. De hecho al mantenerlo durante tantos minutos y minutos llega a cansar y a que pierda intensidad la película.
También pienso que el papel de Armónica le va demasiado grande a Charles Bronson pero en cambio Henry Fonda está estupendo en su papel de malo malísimo.
Pero, a pesar de las críticas, la cinta cuenta con momentos muy buenos como el inicio con la llegada de Armónica o cuando Cheyenne y Armónica se encuentran. Y con otros absolutamente geniales, de los mejores de las historia del cine (Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El asesinato de la familia de McBain es absolutamente maravilloso: el silencio, luego el padre oye los disparos contra las aves que revolotean, se gira y ve a lo lejos su hija, herida de muerte, mientras el viento arrastra el polvo. Corre para buscar sus armas y mientras, es disparado y cae. Los disparos acaban con el hijo mayor y entonces, sale de la casa el hijo pequeño y al ver los cadáveres suena la maravillosa música de Morricone y entonces salen de unas matas los pistoleros encabezados por Frank, que acaba matando al niño con esa preciosa música de fondo.
Y el duelo final entre Armónica y Frank, con esa música de nuevo, y el terrible recuerdo de Armónica llega a completarse y justo cuando cae el niño de bruces y su hermano muere, desenfundan los pistoleros y Armónica mata a Frank. Espectacular.
Y el duelo final entre Armónica y Frank, con esa música de nuevo, y el terrible recuerdo de Armónica llega a completarse y justo cuando cae el niño de bruces y su hermano muere, desenfundan los pistoleros y Armónica mata a Frank. Espectacular.
22 de septiembre de 2008
22 de septiembre de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca fui muy entusiasta del cine de Leone con la excepción de su obra maestra Érase una vez en América, pero este western atípico, lírico y a la vez violento protagonizado por una actriz tan buena y hermosa como Claudia Cardinale, no sólo sobrevive bien veinte años después sino que se mantiene lozano, vibrante e invita a explorarlo con paciencia y gusto especial por la manera de contar este cuendo de hadas y diablos, ya que su título original es, precisamente, Érase una vez en el oeste.
Todo el reparto, guiado por magistrales silencios, grúas fabulosas y partitura inspirada del maestro Morricone, es óptimo: desde las breves colaboraciones de Keenan Wynn (subastador sensible ante una dama) y Paolo Stoppa (il vecchio conductor de carruaje de la bellissima) hasta las geniales interpretaciones de Jason Robards y Henry Fonda quien no sólo desenfunda terroríficamente su pistola, sino que es capaz de dibujar la sonrisa más tierna y conmovedora a las puertas de su mayor sadismo.
Mención especial para dos actores en las antípodas: Charles Bronson, realmente muy bien encajado su natural hieratismo y el gran Gabriele Ferzetti, galán de galanes en sus años mozos, aquí en admirable interpretación metido en un personaje sumamente interesante, cuyo tortuoso estado físico para obra de uno de los guionistas, el maestro del terror a la italiana, Dario Argento.
Todo el reparto, guiado por magistrales silencios, grúas fabulosas y partitura inspirada del maestro Morricone, es óptimo: desde las breves colaboraciones de Keenan Wynn (subastador sensible ante una dama) y Paolo Stoppa (il vecchio conductor de carruaje de la bellissima) hasta las geniales interpretaciones de Jason Robards y Henry Fonda quien no sólo desenfunda terroríficamente su pistola, sino que es capaz de dibujar la sonrisa más tierna y conmovedora a las puertas de su mayor sadismo.
Mención especial para dos actores en las antípodas: Charles Bronson, realmente muy bien encajado su natural hieratismo y el gran Gabriele Ferzetti, galán de galanes en sus años mozos, aquí en admirable interpretación metido en un personaje sumamente interesante, cuyo tortuoso estado físico para obra de uno de los guionistas, el maestro del terror a la italiana, Dario Argento.
7 de octubre de 2014
7 de octubre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos directores han conseguido imbuir sus films en una atmósfera tan épica como para recordar a los poemas clásicos grecolatinos, y de estos pocos, el que mejor lo ha hecho ha sido, sin lugar a dudas, Sergio Leone con sus spagheti westerns. Leone solo necesitaba, principalmente, dos elementos para convertir un western del montón en un relato épico del que estaría orgulloso su paisano Virgilio, estos eran: dar a los personajes la personalidad fría y honorable de los samuráis, que vio en "Yojimbo" (en cuyo argumento también se fijó), de Akira Kurosawa; y una banda sonora que estremezca e impresione.
Siguiendo estas pautas, Leone da lugar a dos obras maestras indiscutibles del género y de todo el cine, "El bueno, el feo y el malo" y "Hasta que llegó su hora". Ambas siguen un patrón similar: tienen tres personajes principales, un villano desalmado, un desgraciado más o menos cómico, y un tipo duro que no es mejor que los otros dos, pero que por sus cualidades es el protagonista; los tres indeseables compiten por un bien muy preciado (sea un tesoro o sea una hacienda) y finalmente el protagonista acaba matando al villano en un duelo acompañado por la apoteósica música de Ennio Morricone. Pero si los dos films son tan parecidos ¿por qué Leone decidió dirigir "Hasta que llegó su hora"? Muy sencillo, debía querer despedirse del género que le había dado la fama (no contaba con tener que hacerse cargo de "¡Agáchate, Maldito!"), homenajeando a su idolatrado John Ford, y lo haría poniendo a Henry Fonda, un actor fetiche de Ford, en el papel de Frank, el malo de la película; y transmitiendo el mismo mensaje que quiso transmitir Ford con su "magnum opus" y posiblemente el mejor western de la historia, "El hombre que mató a Liberty Vallance".
"Hasta que llegó su hora" toma varios elementos de "Liberty Vallance", los personajes son dibujados de la misma forma: Armónica, Frank y Cheyenne son el John Wayne de Leone, tipos duros, sencillos, sin sentimientos, muy rápidos desenfundando y disparando. Por otra parte está el recurso de la venganza; Frank ha mancillado el honor de Armónica, y este se lo hará pagar a toda costa, como James Stewart hará con Lee Marvin. Y por último, la figura de la mujer como símbolo de victoria de un hombre sobre otro hombre rival. Pero pensaréis que esto no es así puesto que Armónica no se queda con la chica, y eso es porque, como he dicho antes, Armónica es John Wayne y no James Stewart. El papel de James Stewart en "Hasta que llegó su hora" lo desempeña el Ferrocarril.
Los tres personajes se relacionan con Claudia Cardinale, sin embargo, al final de la película, los tres se marchan y se la ve a ella, triste y solitaria, repartiendo agua a los arribistas, tal y como le había sugerido Cheyenne. El mensaje que esconde la película es que no hay cabida para los pistoleros en una era en la que la ley y el progreso han tomado, a base de punta de dólar, el indómito Oeste; ya lo avisa Armónica cuando, dirigiéndose a Frank, dice: "Eres de una raza vieja". Y es en esto en lo que se diferencia de "El bueno, el feo y el malo", en la forma de abordar la historia. En "El bueno, el feo y el malo", Rubio, Tuco y Sentencia son los amos absolutos de sus actos y la Guerra Civil no es más que un recurso secundario del que se aprovechan los guionistas para hacer más verídica la ambientación; pero en "Hasta que llegó su hora", ya lo avisa su título (el original "Once Upon a Time in the West", me refiero), no es más que un historia ambientada en el Oeste, donde los personajes no son más que peleles en un escenario mucho más grande y poderoso que ellos, los cuales, a pesar de poder vencer a un rico, caerán ante la colosal maquinaria del dinero, justo como Aquiles en la "Ilíada", que es capaz de ganar una pequeña y momentánea batalla al asesinar a Héctor y maltratar su cadáver, pero caerá al final de la guerra de Troya por una certera flecha de Paris, guiada por el mismísimo dios Apolo.
Siguiendo estas pautas, Leone da lugar a dos obras maestras indiscutibles del género y de todo el cine, "El bueno, el feo y el malo" y "Hasta que llegó su hora". Ambas siguen un patrón similar: tienen tres personajes principales, un villano desalmado, un desgraciado más o menos cómico, y un tipo duro que no es mejor que los otros dos, pero que por sus cualidades es el protagonista; los tres indeseables compiten por un bien muy preciado (sea un tesoro o sea una hacienda) y finalmente el protagonista acaba matando al villano en un duelo acompañado por la apoteósica música de Ennio Morricone. Pero si los dos films son tan parecidos ¿por qué Leone decidió dirigir "Hasta que llegó su hora"? Muy sencillo, debía querer despedirse del género que le había dado la fama (no contaba con tener que hacerse cargo de "¡Agáchate, Maldito!"), homenajeando a su idolatrado John Ford, y lo haría poniendo a Henry Fonda, un actor fetiche de Ford, en el papel de Frank, el malo de la película; y transmitiendo el mismo mensaje que quiso transmitir Ford con su "magnum opus" y posiblemente el mejor western de la historia, "El hombre que mató a Liberty Vallance".
"Hasta que llegó su hora" toma varios elementos de "Liberty Vallance", los personajes son dibujados de la misma forma: Armónica, Frank y Cheyenne son el John Wayne de Leone, tipos duros, sencillos, sin sentimientos, muy rápidos desenfundando y disparando. Por otra parte está el recurso de la venganza; Frank ha mancillado el honor de Armónica, y este se lo hará pagar a toda costa, como James Stewart hará con Lee Marvin. Y por último, la figura de la mujer como símbolo de victoria de un hombre sobre otro hombre rival. Pero pensaréis que esto no es así puesto que Armónica no se queda con la chica, y eso es porque, como he dicho antes, Armónica es John Wayne y no James Stewart. El papel de James Stewart en "Hasta que llegó su hora" lo desempeña el Ferrocarril.
Los tres personajes se relacionan con Claudia Cardinale, sin embargo, al final de la película, los tres se marchan y se la ve a ella, triste y solitaria, repartiendo agua a los arribistas, tal y como le había sugerido Cheyenne. El mensaje que esconde la película es que no hay cabida para los pistoleros en una era en la que la ley y el progreso han tomado, a base de punta de dólar, el indómito Oeste; ya lo avisa Armónica cuando, dirigiéndose a Frank, dice: "Eres de una raza vieja". Y es en esto en lo que se diferencia de "El bueno, el feo y el malo", en la forma de abordar la historia. En "El bueno, el feo y el malo", Rubio, Tuco y Sentencia son los amos absolutos de sus actos y la Guerra Civil no es más que un recurso secundario del que se aprovechan los guionistas para hacer más verídica la ambientación; pero en "Hasta que llegó su hora", ya lo avisa su título (el original "Once Upon a Time in the West", me refiero), no es más que un historia ambientada en el Oeste, donde los personajes no son más que peleles en un escenario mucho más grande y poderoso que ellos, los cuales, a pesar de poder vencer a un rico, caerán ante la colosal maquinaria del dinero, justo como Aquiles en la "Ilíada", que es capaz de ganar una pequeña y momentánea batalla al asesinar a Héctor y maltratar su cadáver, pero caerá al final de la guerra de Troya por una certera flecha de Paris, guiada por el mismísimo dios Apolo.
6 de septiembre de 2012
6 de septiembre de 2012
29 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tú, Sergio, tú que me hiciste disfrutar como un niño con esos insólitos primeros planos y ese lacónico, agudo y hermético Clint Eastwood en la genial ‘Por un puñado de dólares’. Tú que me dejaste embobado con esa musiquilla de reloj que anunciaba uno de los duelos más perdurables que ha dado el séptimo arte en la siempre interesante ‘La muerte tenía un precio’. Tú que ratificaste el Spaghetti western con esa reflexión sobre la bondad y la maldad, sobre la exigua diferencia entre ellas, en la notable ‘El bueno, el feo y el malo’. Tú que nos hiciste ver el sinsentido de la revolución y nos entregaste esa visión tan pura de la amistad y de la traición, que serviría como puente de tu obra posterior, en la infravalorada e imperfecta (aunque no por ello deja de ser sensacional) ‘¡Agáchate, maldito!’. Y tú que alcanzaste la cima con la compleja, maravillosa e irrepetible ‘Érase una vez en América’. Tú, Sergio, ¿cómo pudiste engendrar semejante tostón?
No lo sé, no me lo explico. Y lo peor es que parece ser que estoy en ese escaso grupo de personas que se hartan de esos innecesarios estiramientos de planos y prolongaciones de escenas que acaban por aburrir a las monjas, a las ovejas, a las cabras, a los columpios y hasta al malo de Luchino Visconti. El grupo mayoritario afirma que es lo mejor del italiano, que es una obra maestra, que los actores molan, que la Cardinale (¡actuando!) está cojonuda, que Bronson es diez veces Clint (ya le gustaría…), que cocer venganzas a retrovelocidad es divertido, que Henry fonda con barba tiene más sex-appeal… ¡Venga, hombre! ¡Seamos serios! Esta película no merece ni un puñado de reconocimiento.
Un tres por el cuarto de hora tan espléndido del inicio, por su banda sonora y por un par de diálogos más que ingeniosos. Y va que chuta.
No lo sé, no me lo explico. Y lo peor es que parece ser que estoy en ese escaso grupo de personas que se hartan de esos innecesarios estiramientos de planos y prolongaciones de escenas que acaban por aburrir a las monjas, a las ovejas, a las cabras, a los columpios y hasta al malo de Luchino Visconti. El grupo mayoritario afirma que es lo mejor del italiano, que es una obra maestra, que los actores molan, que la Cardinale (¡actuando!) está cojonuda, que Bronson es diez veces Clint (ya le gustaría…), que cocer venganzas a retrovelocidad es divertido, que Henry fonda con barba tiene más sex-appeal… ¡Venga, hombre! ¡Seamos serios! Esta película no merece ni un puñado de reconocimiento.
Un tres por el cuarto de hora tan espléndido del inicio, por su banda sonora y por un par de diálogos más que ingeniosos. Y va que chuta.
29 de noviembre de 2008
29 de noviembre de 2008
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena cinta del oeste en la que destaca una Cardinale con un esplendor físico que a mí me ha impedido parpadear. La historia es justita, pero sirve de excusa para unos duelos que pocos saben filmar como Leone. Primeros planos de los feos (más feos que nunca al lado de la Cardinale), silencio premonitorio de la acción, la música de Morricone, el sol que abrasa y lo embellece todo con su luz genunina y... lo que se espera, los tiros y las pistolas.
Se dice que es una obra menor del director italiano, más de uno con más de diez películas no tiene ninguna que llegue a la altura de este western.
En su contra coincido al opinar que se alarga excesivamente sin necesidad.
Se dice que es una obra menor del director italiano, más de uno con más de diez películas no tiene ninguna que llegue a la altura de este western.
En su contra coincido al opinar que se alarga excesivamente sin necesidad.
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