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John Wick 2: Un nuevo día para matar

Acción. Thriller El legendario asesino John Wick (Keanu Reeves) se ve obligado a salir del retiro por un exasociado que planea obtener el control de un misterioso grupo internacional de asesinos. Obligado a ayudarlo por un juramento de sangre, John emprende un viaje a Roma lleno de adrenalina estremecedora para pelear contra los asesinos más peligrosos del mundo. (FILMAFFINITY)
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3
6 de julio de 2017
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rojo y negro. Rojo (llena de sangre la arteria aorta) y negro (oscuro como una covacha de chapuceras cucarachas).
Esta película es un acontecimiento. Un hito. Supone la culminación, como río caudaloso y muy dificultoso que va a dar a la mar más embravecida, de muchos proyectos que murieron justo a punto de llegar a la meta. Es la suma de todos los esfuerzos de muchos valientes que se quedaron a las puertas de la ciudad amurallada y tan fortificada. Gente como Kubrick (lo tenía en mente, como posible película), von Trier, Bertolucci, Despentes, Winterbottom, Adele..., todos esas obras y pioneros, y tantos otros, que nadaron y casi perdieron la vida en procelosas, reprimidas e hipócritas aguas.
Es, seamos claros y directos, surco en la nieve del tiempo, la primera película porno como gran estreno comercial. Así, (lo decimos) a lo bruto, sin ambages ni coartadas.
Con dos grandes virtudes. Su inadvertido contenido, evidente pero ocultado por las fuerzas del bien que rigen nuestras vidas con mano de hierro, lo cual es bueno, disimular para mejor poder contrariar; y su autoría formal, su apuesta de gran calado, su gran arte del vacío, la nada y la exposición quirúrgica de los cuerpos y las almas de todos nosotros a través de un trampantojo esmerado, metálico y perfecto, copado por maniquíes bellamente coreografiados (danza de la muerte) y arteramente expurgados (de toda humanidad o sentido), emasculados y despojados.
Sí, no os echéis las manos a la cabeza, sexo o muerte, da igual. Eros o Tánatos, idéntica vorágine, la misma hambre voraz. Las diferencias son tan débiles y sus fronteras tan invisibles que forman parte de la misma materia líquida y abstracta, además de carnal y espuria. Qué importa si semen o sangre, si balas (en el cine sonaban como bolas de cañón o motores a reacción) o gemidos, si desnudos o muy bien vestidos. Qué más da si la combinatoria es tan similar, si las posibilidades son tan infinitas, tanto monta el "Kamasutra" como "El arte de la guerra", al fin y al cabo números, matemáticas. La representación es equivalente, el baile es calcado; brazos, piernas, fluidos, miradas, choques, embestidas, caídas, subidas, erecciones, palpitaciones, estertores, heridas, aberturas... La misma manufactura u obertura. Hasta igual estructura. En ambos casos, en el que ahora toca como en el caso más oficialmente pornográfico, las historias corren con el mismo tono o sino, esa deriva, de la misma manera; la clave son los diálogos, personajes y guion; lo accesorio, transitorio y despreciable son los momentos de violencia o afecto, de exterminio o cópula. Valen más la escritura y la dramatización de ideas y sentimientos que el triste relleno mortuorio sanguinolento o físico charcutero calenturiento.
Es más, follar y matar son hijos del mismo Dios corrupto y montaraz, avatares hermanos, siameses inseparables. Se trata de fornicar a todo dar. Y si no se puede empujar, por lo menos hay que aniquilar. Y si por lo que fuera eres tan desgraciado, poco habilidoso, un incapaz o no estás lo suficientemente preparado para acometer cualquiera de esas dos hermosas empresas, si es desgraciadamente así, vete entonces a sublimar, sin tardar, al cine (que es la mayor máquina de sublimación que se ha inventado jamás), en un suspirar. De esa forma, a la mañana siguiente, en lugar de masacrar a todos tus compañeros de trabajo, a los que ya no soportas más, y sin olvidarnos de los odiosos amigos, esposa, amante y la posible horrible descendencia, con la recortada que te compraste cuando estuviste en Nueva York (visitando el MoMA) o el hacha con la que cortas la leña para la chimenea de la mansión, te detendrás, meditarás y decidirás cambiar, mejorar, repartirás, por lo tanto, amor, a diestro y siniestro, estarás por fin satisfecho y relajado, completo, habrás dormido tranquilo como un lago suizo, así será después de haber purificado tu alma enquistada, angustiada, con el cine más adecuado.
Lo digo como si fuera un entomólogo, desapasionadamente, es solo la constatación brutal de un hecho esencial.
Buenas noticias: es una obra sin motivo ni excusas, ni moralina, monsergas o chorradas. Todo es porque sí. Sin causa ninguna ni motor primero. Ateísmo rotundo. Como piedra en lo profundo.
Malos augures: si por lo que sea no pones de tu parte o no vas muy salido y sediento de sangre al cine, el espectáculo abismal poco te dirá, será como poner el sillón delante de una escalera mecánica, asistir a una operación a corazón abierto, ascender el Kilimanjaro de rodillas inclinado, presenciar a un albañil con su perforadora o una colisión de trenes en la selva negra. Algo frío, robótico, como la música de las esferas, el sonido del silencio o la honradez de un gerifalte. Nada por aquí, nada por allá.
Homenajes: "La dama de Shanghai" y "Conan, el destructor" por el juego de espejos o la cristalería desarmada; "El corazón del ángel" por el descenso a los infiernos en ascensor con mirilla (como de sacristía); "Soy leyenda" por el hombre y el perro solitarios; "La ley del silencio" por las palomas en la azotea.
Parecidos razonables: el maloso Santino es una mezcla bastarda del triunvirato formado por Rufus Sewell, Alain Delon (Dios me perdone) y Jordi Mollá. El negro ¿recepcionista? del Hotel Continental (existencial, limbo o embajada diplomática de algún país austral) es, además de cancerbero del averno, el hijo secreto del mítico actor fordiano Woody Strode.
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spoiler:
Se confirma mi intuición, lo que nadie me creyó cuando yo lo decía, todos los que nos rodean forman parte de una gran farsa, son actores y asesinos potenciales a la espera de la orden. Tenemos las horas contadas. No nos queda nada.
La única pega es la cojera. Después de recibir mil balazos, hondonadas de hostias, varios descabellos y atropellos, uno no se vuelve rengo de un día para otro como si tal cosa, está inmunizado, eso sí que no, es más bien al revés, andarás recto como una escoba, enhiesto como un abeto, erguido como una vela, duro y perfecto como un soneto, a sabiendas del orgullo que te contempla.
Acabo con unos pocos versos escogidos para todos los públicos:
Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.
P.D.: Aunque así lo parezcan, estas líneas magistrales con las que corono este bello y enjundioso escrito no son mías, se las debo al sin par Quevedo, un mítico actor porno ya muerto pero de talla parecida a Rocco Siffredi, el potro italiano, o al más nacional, y brutal, Nacho Vidal. Más o menos igual. El mismo rango sideral.
5
19 de mayo de 2017 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película aporta bastante poco de su antecesora, claramente no creará nuevos fans como lo era yo de Jhon wick, esta bien ver de nuevo las hazañas de wick pero poco más, entretenida sin más
5
1 de enero de 2018 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Wick ha vuelto y tiene incluso un nuevo perrito sin nombre, aunque ha sido un pelín decepcionante que el chucho apenas aparezca en pantalla. Será que John tiene muchos problemas que solucionar y no es plan de estar cuidando de ninguna mascota.

Si en la primera «John Wick» el argumento perruno, entre lo sorprendente y lo surrealista, le daba entereza al film, en esta segunda entrega el guion se vuelve más serio, o al menos lo pretende, y el resultado no satisface de la misma manera. Se mata mucho y hay muchas balas, pero todo llega a un punto en el que resulta demasiado reiterativo, con un John Wick perseguido por un montón de mafiosos que salen como setas en medio de cualquier ciudad para intentar matarlo. Una vez vale, dos también, pero cuando ya van por el tercer grupo de malos disparando se te cae un poco el mito. En esta segunda «John Wick» queda roto el difícil equilibrio entre la fantasía y lo real, entre la acción de videojuego y la solemnidad del thriller con aroma a cine negro que combinaba tan originalmente la primera película, y se decanta por todo lo que sea más exagerado con el fin último de que muera gente, no de que mueran con estilo. Así, las coreografías han perdido lucimiento y lo que predomina son tiroteos a granel que le hacen quedar a John Wick como un tipo que tiene mucha suerte por enfrentarse a esbirros con tan mala puntería.

Además, tengo la sensación de que ha desaparecido el misterio: este micro mundo de asesinos, una especie de hampa encubierta, se expande tanto que parece el verdadero mundo en el que vivimos, donde no hay ni una sola personal normal a nuestro alrededor y hasta los mendigos son agentes del crimen que piden limosna para hacer rico al pez gordo jefe. Todo es demasiado evidente, porque hasta matan en plena calle y no pasa absolutamente nada.

La saga puede dar mucho de sí, confíemos en el Hombre del Saco.
8
20 de abril de 2017
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace dos años y medio llegó Keanu Reeves tras varios intentos de hacer una cinta medianamente decente y cuando nadie lo esperaba llegó con John Wick (inédita en España en cines cosa que sí llegaron LOL de Miley Cyrus y Ramona y su hermana de Selena Gómez, incomprensible) inmortalizando un personaje con un pasado oscuro pero del que cuentan muy poco más allá de su relación con su amada viuda. A simple vista era una película simple de venganza, poca trama iba a haber de la que no hubiera en otras películas de matones de serie B que tantas veces vemos inundada la televisión. Pero Stahelski y Leitch dieron personalidad y estilo a una película muy entretenida y envolvente además de bien coreografiada en las escenas de acción que hacen la gloria de los adictos del cine de acción como el servidor que escribe estas palabras. Esta secuela podría decirse que es más grande, se nota que tiene más presupuesto, más profundidad sobretodo en el mundillo de la mafia y más relacionada con el compromiso que la venganza aunque en ambas películas está el mensaje claro de que no hay que tocarle las cosas personales al señor Wick y no te hará nada. Es cierto que la coherencia con la realidad es prácticamente imposible sino no habría película ya que hay mucho tiroteo y Wick está constantemente herido pero sale de todas en cualquier lugar delante de cualquier persona. Dejando de lado ese tema fantasioso, estamos ante una cinta deleitable en las coreografías que dejan realmente boquiabierto, sin planos secuencia pero con muchos planos largos acomodados en una brillante y superior fotografía combinando espejos y neón valiéndose tanto de las siluetas que dejan en pañales a la famosa escena de Skyfall. Es posible que pueda resultar excesiva en cuanto a acción, rápido vas a perder la cuenta de que cuanta gente muere en la cinta pero mantiene bien el ritmo empezando con un prólogo directo del final de la primera parte para descansar un poco y centrarnos en el pacto de sangre que reza el título de la secuela en relación al pasado de Wick, quien sigue interpretado de manera fría y con pocas palabras por un renacido Keanu Reeves. En el apartado interpretativo y personajes me quedo sin duda con Ian McShane, trascendental en la trama y bastante imponente en su rol. Ahora bien, Fishburne me supo a poco y tarde pero ya lo comprobaréis vosotros mismos. En definitiva, una película igualmente genial como la primera y más espectacular sobretodo si esperas acción sin pretensiones, es más ambiciosa y abierta que lo personal e minimalista que se sentía la primera pero aún así deja un tercer acto con cliffhanger que complica las cosas para el guión de la ya confirmada tercera entrega que sí que promete demasiado. Notable.
6
31 de agosto de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica que escribí de la primera parte no me quedó muy entusiasta. No debía de estar muy inspirado cuando la hice, cosa que a veces me pasa. En sucesivos visionados me pareció mejor de lo que puse ahí, pero la pereza me puede y no tengo ganas de rehacerla. Tampoco estamos hablando de una película de la que se pueda comentar demasiado.
En la saga de John Wick (ya está anunciada la tercera), Keanu Reeves se ha podido reencontrar con el cine de acción decente, tras varios años de dar tumbos, con cosas muy raras como por ejemplo las que ha compartido con Ana de Armas.
Pero Reeves, como actor malo que es, solo puede encajar bien con personajes de acción que hablan poco y pelean y disparan mucho. Así que aquí está como pez en el agua, a pesar de que haya hecho prácticamente de todo en su irregular carrera.
Las coreografías de disparos y combate están igual de bien o incluso mejor que en la primera, porque aquí hay más variedad de escenarios. Especialmente espectacular es la secuencia de Roma, con esa fiesta digna de película de James Bond. También lo del museo de arte moderno, con música modernizada de Vivaldi de fondo, me ha gustado bastante.
Quizá en conjunto sea un poquito más lenta que la otra, pero también es más larga y salen más personajes, lo que compensa un poco esto. Tenemos a Peter Stormare, por ejemplo, que por desgracia sale poco pues es un villano genial.
Como curiosidad, es digno de comentar que aparezca Lawrence Fishburne y diga en un momento dado que se conocieron muchos años atrás. ¡Pues claro, si son Neo y Morfeo!
El argumento es escaso, como es de esperar en un producto como este, pero eso no importa. Se trata de acción pura y dura, aunque bien es verdad que cuando la cosa se calma, la película no tiene demasiado más que ofrecer. Sabemos lo que vamos a ver y punto. Esto no es cine de Christopher Nolan, por decir algo.
El serio y callado John Wick es tan bueno matando, que en ningún momento nos da la sensación de que vaya a sufrir daño alguno. Puede con todos los asesinos que le manden sin ningún problema. No se empatiza mucho con él, pero es todo un espectáculo verle matar.
Yo diría que es una continuación que básicamente mantiene el nivel de la primera en general. Y poco más se puede decir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No sabía que habría tercera, pero con ese final tan abierto, era de esperar y así va a ser. Me alegro, porque si no, ese desenlace habría quedado un poco asqueroso.
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