Que vamos hacia la decrepitud y la muerte lo sabemos, y aunque por nuestro bien no es bueno pensar en ello en lo cotidiano, de vez en cuando es necesaria una película como ésta. La amargura por el deterioro y la soledad del final, la decepción por no alcanzar los objetivos se pintan en la película de Payne con crudeza, pero con conmiseración por su personaje protagonista, Schmidt no es una persona ejemplar, quizás no ha sido un buen esposo y padre, es rácano e iracundo, pero después de todo no es un mal tipo, soporta con entereza y escepticismo los golpes de la vida, como tantos de nosotros, y hará lo posible por salvar lo que queda después del naufragio, la relación posible con su única y triste hija. Y tanto desaliento es llevadero gracias a unas gotas de humor consolador esparcidas a lo largo de la película. Y la interpretación de Nicholson es genial, después de muchas otras histriónicas, esta vez está soberbio, su papel está presente en todo el metraje y llena la pantalla de humanidad y verdad.

Realmente me ha apenado ver las miserias que sufría este hombre a lo largo de la película. La complicidad con Ndugu muestra el lado divertido de su desgraciada jubilación. En ciertos instantes me ha recordado a Los padres de ella, por los matices cómicos.

Comedia con tintes dramáticos combinados bastante bien. La peli es entretenida, pero nada del otro mundo... podríamos decir que la actuación de Jack Nicholson, principalmente, hace que sea un buen film aunque no lo saca de un producto más o menos común.

Es una película que habla, simple y llanamente, de la vida. Este jubilado es como cualquier otro, con la incertidumbre de qué hay tras toda una vida entregada al trabajo. Es genial como refleja las manías que todo humano tenemos y que todo humano deplora de los demás. Como somos de presuntuosos cuando creemos tener la razón pero como cedemos cuando creemos que hay que hacerlo. Esta película está llena de detalles que te hacen reír porque te ves reflejado o ves reflejado a algún conocido. Una película totalmente recomendable.

Hermosa película sobre la soledad y la incapacidad de comunicación, con una fotografia notable, unas interpretaciones soberbias (magistral el señor Nicholson), aunque ciertamente lastrada por un guión escaso de buenos diálogos, y con escenas prolongadas en exceso.
Recomendable por su mensaje en el fondo optimista, pero algo alejado de la realidad en la que viven la gran mayoría de nuestros jubilados, con medios demasiado escasos como para tener una caravana tamaño portaaviones. A la inmensa mayoria, la tarjeta rosa que tienen como único medio de desplazamiento no les da posibilidades de vivir tanta aventura.