Cleopatra
1963 

7.2
9,898
Drama
El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2009
6 de septiembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cleopatra" es una de esas grandes producciones, típicas de la década de los 50, cuando el cine tenía que competir con la competencia de la televisión, y tse mostraba "más grande que la vida misma". Y como todas las de la época ("Los diez mandamientos", "Ben-Hur", "La historia más grande jamás contada" ...) posee los ingredientes necesarios para enganchar al espectador: tema histórico con mayúsculas, presupuesto mastodóntico, guión escrito a varias manos y plantel de actores de primer orden. Épica y espectacularidad, erotismo y glamour conjugadas con mayor o menor acierto. Y hay que reseñar que "Cleopatra" es una de las
mejores, junto a "Espartaco", en este género que últimamente Hollywood intenta de nuevo resucitar, con más ambición que ingenio.
Dirigida por Joseph Leo Mankiewicz, uno de los grandes del momento, cuya carrera está jalonada de magníficas obras (recordar aquí sucintamente "Julio César, "El día de los tramposos", "Mujeres en Venecia), cuenta esta película los amores de la última descendiente de la dinastía de los Ptolomeos, Cleopatra, con el general romano César y su lugarteniente Marco Antonio. La base del guión se encuentra principalmente en los escritos de Suetonio y Plutarco. Empieza con la derrota de Pompeyo en Farsalia y termina con el inicio del principado de manos de Octavio Augusto. El respeto a la historia es, a grandes rasgos, encomiable, aunque los errores, típicos de estas superproducciones, están demasiado presentes. Algunos ejemplos sin ser exhaustivos (todo lo concerniente a la reina egipcia está más cerca de los estereotipos del star-system que a lo que conocemos por las fuentes, desde el físico de Elizabeth Taylor hasta el tono de romance anacrónico de sus amores con su por entonces esposo Richard Burton, pues, a decir verdad, parece más un precedente de otra película que también interpretaron juntos, "¿A quién teme Virginia Woolf?". La entrada en Roma de Cleopatra es infame y múltiples detalles de diseño de producción no pertenecen a la época descrita).
mejores, junto a "Espartaco", en este género que últimamente Hollywood intenta de nuevo resucitar, con más ambición que ingenio.
Dirigida por Joseph Leo Mankiewicz, uno de los grandes del momento, cuya carrera está jalonada de magníficas obras (recordar aquí sucintamente "Julio César, "El día de los tramposos", "Mujeres en Venecia), cuenta esta película los amores de la última descendiente de la dinastía de los Ptolomeos, Cleopatra, con el general romano César y su lugarteniente Marco Antonio. La base del guión se encuentra principalmente en los escritos de Suetonio y Plutarco. Empieza con la derrota de Pompeyo en Farsalia y termina con el inicio del principado de manos de Octavio Augusto. El respeto a la historia es, a grandes rasgos, encomiable, aunque los errores, típicos de estas superproducciones, están demasiado presentes. Algunos ejemplos sin ser exhaustivos (todo lo concerniente a la reina egipcia está más cerca de los estereotipos del star-system que a lo que conocemos por las fuentes, desde el físico de Elizabeth Taylor hasta el tono de romance anacrónico de sus amores con su por entonces esposo Richard Burton, pues, a decir verdad, parece más un precedente de otra película que también interpretaron juntos, "¿A quién teme Virginia Woolf?". La entrada en Roma de Cleopatra es infame y múltiples detalles de diseño de producción no pertenecen a la época descrita).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las interpretaciones de Rex Harrison como César y Roddy Mc Dowall como Octavio, sobrios y elegantes ambos) son lo mejor de la función. El guión tiene muchos altibajos, pero hay un intento de ceñirse en lo posible a lo dicho por los historiadores greco-romanos. La dirección sufre de los inconvenientes de la producción (cambios de director, actores, enfermedad de la Taylor, excesos en el presupuesto...), pero el genio de Mankiewicz, director "literario" y culto, los supera y da una lección de cómo dirigir una película que estaba en pleno naufragio sin hundir el proyecto. Consigue que sus casi cuatro horas no se hagan muy pesadas. Vestuario, fotografía, música, ingredientes que han sido mimados en "Cleopatra", ayudan a dar dignidad a un producto que no pudo evitar el fracaso en taquilla y casi desmanteló a la productora M.G.M.. El tiempo, sin embargo, ha sido benévolo con esta película y la crítica la ha revalorizado con justicia.
21 de mayo de 2013
21 de mayo de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer director de Cleopatra fue Rouben Mamoulian, quien llegó a dirigir algunas escenas, antes de que los productores se percatasen de un error descomunal: habían reconstruido las cálidas tierras egipcias en pleno invierno inglés, esto, unido a las legendarias enfermedades (meningitis, neumonía) de la protagonista, Liz Taylor, provocó tal pérdida de días de rodaje que se convirtió en el film más caro de la Historia aún antes de que existiera una secuencia entera. Cuando la Fox decidió llevarse los gigantescos decorados a los estudios romanos de Cinecittá, se apearon del proyecto los protagonistas masculinos Stephen Boyd (Marco Antonio) y Peter Finch (Julio César). Fueron sustituidos por Richard Burton y Rex Harrison. En cuanto a Mamoulian, la Taylor presionó para sustituirlo por Mankiewicz que había trabajado antes con la diva en “Suddenly last summer”, quien decidió llevar la obra a su terreno, un retrato intimista de la reina de Egipto, basando el guión en escritos de Plutarco, Shakespeare y Bernard Show, pese a que la productora dejó bien claro que quería una superproducción en toda regla.
Esta disparidad de criterios convierte a Cleopatra en una suntuosa paradoja. Mankiewicz pretende realizar un retrato serio y riguroso de la reina y su circunstancia; por otro lado, los magnates de la Fox imponen las exigencias de colosalismo a ultranza típicas del género: por lo menos una secuencia concreta y famosa, la entrada de Cleopatra en Roma, cumple la vieja máxima del “péplum”, dar al espectador un espectáculo descomunal. Posterirmente hemos sabido que con las dos partes, separadas por el intermedio reglamentario, Mankiewicz pretendía haber montado dos películas de tres horas cada una: la primera (César y Cleopatra) y la segunda (Marco Antonio y Cleopatra). La magnitud del proyecto explica que aparezcan en el mercado del coleccionismo fotos de escenas rodadas pero jamás montadas, escenas que, lamentablemente ya no ha sido posible localizar para la restauración más reciente de 243 minutos.
El director propone una visión de Cleopatra como mujer de Estado que utiliza sus atributos femeninos para conseguir sus propósitos, del mismo modo que lo es su condición de madre, se potencia la figura de Cesarión hijo de Julio César y supuesto heredero. Según afirma la historia, Cleopatra no era bella pero sí agradable, políglota, hábil e inteligente, Bernard show escribió: era tan ambiciosa como su larga nariz; Shakespeare la denominó “La serpiente del Nilo”. Mankiewicz extrae lo mejor de los actores, con unos diálogos soberbios en la continuidad de su estilo, desde la penetración psicológica. El cineasta consiguió el equilibrio entre la épica y el intimismo, aunque él se lamentaba, que nunca hizo la Cleopatra que quiso y siempre repudió la que “hicieron”, pues fue castrada en gran parte por el magnate Darryl F. Zanuck de la Fox.
Con todo, el resultado, y sobre todo la última restauración de cuatro horas que hoy conocemos, es un coloso del cine que aúna al mismo tiempo el gran espectáculo con una lúcida reflexión sobre la historia, sobre el poder y las pasiones amorosas. Fastuosa la dirección artística, el vestuario, espléndida la fotografía de Leon Shamroy (en Tood-Ao y Color “de luxe”), magistral la partitura de Alex North y del todo punto perfecto el trío protagonista, con una Liz Taylor que de la mano del director alcanzó sus mejores momentos. Un film legendario e imperecedero.
Esta disparidad de criterios convierte a Cleopatra en una suntuosa paradoja. Mankiewicz pretende realizar un retrato serio y riguroso de la reina y su circunstancia; por otro lado, los magnates de la Fox imponen las exigencias de colosalismo a ultranza típicas del género: por lo menos una secuencia concreta y famosa, la entrada de Cleopatra en Roma, cumple la vieja máxima del “péplum”, dar al espectador un espectáculo descomunal. Posterirmente hemos sabido que con las dos partes, separadas por el intermedio reglamentario, Mankiewicz pretendía haber montado dos películas de tres horas cada una: la primera (César y Cleopatra) y la segunda (Marco Antonio y Cleopatra). La magnitud del proyecto explica que aparezcan en el mercado del coleccionismo fotos de escenas rodadas pero jamás montadas, escenas que, lamentablemente ya no ha sido posible localizar para la restauración más reciente de 243 minutos.
El director propone una visión de Cleopatra como mujer de Estado que utiliza sus atributos femeninos para conseguir sus propósitos, del mismo modo que lo es su condición de madre, se potencia la figura de Cesarión hijo de Julio César y supuesto heredero. Según afirma la historia, Cleopatra no era bella pero sí agradable, políglota, hábil e inteligente, Bernard show escribió: era tan ambiciosa como su larga nariz; Shakespeare la denominó “La serpiente del Nilo”. Mankiewicz extrae lo mejor de los actores, con unos diálogos soberbios en la continuidad de su estilo, desde la penetración psicológica. El cineasta consiguió el equilibrio entre la épica y el intimismo, aunque él se lamentaba, que nunca hizo la Cleopatra que quiso y siempre repudió la que “hicieron”, pues fue castrada en gran parte por el magnate Darryl F. Zanuck de la Fox.
Con todo, el resultado, y sobre todo la última restauración de cuatro horas que hoy conocemos, es un coloso del cine que aúna al mismo tiempo el gran espectáculo con una lúcida reflexión sobre la historia, sobre el poder y las pasiones amorosas. Fastuosa la dirección artística, el vestuario, espléndida la fotografía de Leon Shamroy (en Tood-Ao y Color “de luxe”), magistral la partitura de Alex North y del todo punto perfecto el trío protagonista, con una Liz Taylor que de la mano del director alcanzó sus mejores momentos. Un film legendario e imperecedero.
13 de mayo de 2011
13 de mayo de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante uno de los grandes clásicos del cine y como tal debe tratarse. En su día fue la película más cara de la historia del cine, hasta que en los años 90 llegó "Titanic" y la desbancó. Pero durante décadas, ningún film fue capaz de igualarla en las cifras millonarias.
Hay que reconocer que el dinero se nota en la ambientación del film. Los escenarios, vesturario, decorados... Todo está cuidado hasta el más mínimo detalle y tratado con una gran majestuosidad.
Memorable es la escena de la entrada de Cleopatra en Roma. Una escena única que impacta en uno y se le ponen los pelos de punta. Que una película de los años 60 sin utilización de los efectos especiales fuera capaz de crear las ciudades de Roma, Alejandría y el palacio de Cleopatra en esas dimensionas, hace que te quedes con la boca abierta.
Elizabeth Taylor consiguió con este film que todo el mundo memorizara en su mente la cara de la reina de Egipto con la suya. Uno piensa en este personaje, y automáticamente te viene el rostro de esta bellísima actriz. Ella realiza un magnífico trabajo, al que se unen un formidable Richard Burton y un buen Rex Harrison. Los tres forman un trío que ha marcado la historia del cine.
He de reconocer que la película está bien, pero sus 4 horas de duración resultan en algunos momentos un poco pesadas. Creo que a su director se le fue la mano alargando la historia en demasía, resultando una obra faraónica pero con algunos pasajes nada apetecibles.
En fin, película imprescindible de ver para todos los amantes del cine que disfrutarán con el auge y la caída de un imperio, y de como una mujer tuvo a su merced a la primera potencia mundial de la época. Una gran película que entretiene y que está llena de escenas memorables y únicas que no se olvidarán.
Hay que reconocer que el dinero se nota en la ambientación del film. Los escenarios, vesturario, decorados... Todo está cuidado hasta el más mínimo detalle y tratado con una gran majestuosidad.
Memorable es la escena de la entrada de Cleopatra en Roma. Una escena única que impacta en uno y se le ponen los pelos de punta. Que una película de los años 60 sin utilización de los efectos especiales fuera capaz de crear las ciudades de Roma, Alejandría y el palacio de Cleopatra en esas dimensionas, hace que te quedes con la boca abierta.
Elizabeth Taylor consiguió con este film que todo el mundo memorizara en su mente la cara de la reina de Egipto con la suya. Uno piensa en este personaje, y automáticamente te viene el rostro de esta bellísima actriz. Ella realiza un magnífico trabajo, al que se unen un formidable Richard Burton y un buen Rex Harrison. Los tres forman un trío que ha marcado la historia del cine.
He de reconocer que la película está bien, pero sus 4 horas de duración resultan en algunos momentos un poco pesadas. Creo que a su director se le fue la mano alargando la historia en demasía, resultando una obra faraónica pero con algunos pasajes nada apetecibles.
En fin, película imprescindible de ver para todos los amantes del cine que disfrutarán con el auge y la caída de un imperio, y de como una mujer tuvo a su merced a la primera potencia mundial de la época. Una gran película que entretiene y que está llena de escenas memorables y únicas que no se olvidarán.
29 de septiembre de 2019
29 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es más larga que un día sin pan, pero además del reparto extraordinario, los decorados magníficos, y el cine clásico (mejor que el teatro), cuando vi la película acababa de leer 'Historia de Roma' de Indro Montanelli, y pude comprobar que la película es muy fiel a la historia. Esto último unido al talento de los actores contribuyó a una película excepcional.
Me atrevo a decir que junto a 'Espartaco' de Stanley Kubrick, y la serie 'Yo, Claudio' de la BBC, es de lo mejor sobre la época romana.
Me atrevo a decir que junto a 'Espartaco' de Stanley Kubrick, y la serie 'Yo, Claudio' de la BBC, es de lo mejor sobre la época romana.
23 de mayo de 2008
23 de mayo de 2008
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas históricas son geniales porque te cuentan algo real de una manera muy entretenida.... aunque en este caso, son 4 horas de entretenimiento. Más vale saberlo de antemano, por si se ha quedado a posteriori. Cleopatra vale la pena verla, ella está estupenda y también Rex Harrisson, Richard Burton..... bueno, pues vale, si tenía que salir.... parece igual de panoli que Marco Antonio en la película, así que a lo mejor era a propósito.
La verdad es que la magnificencia de la puesta en escena y del personaje de Cleopatra, con todo su poder, su seducción, sus dotes de manipulación y su belleza, vale la pena ser vista, aunque sea durante cuatro horas.
La verdad es que la magnificencia de la puesta en escena y del personaje de Cleopatra, con todo su poder, su seducción, sus dotes de manipulación y su belleza, vale la pena ser vista, aunque sea durante cuatro horas.
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