Cleopatra
1963 

7.2
9,882
Drama
El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2015
6 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigo avanzando, lento pero seguro, en mi personal ciclo sobre la filmografía del director Joseph L. Mankiewicz, llegando a la que sin duda es su películas más grande y ambiciosa, y a buen seguro también la que más quebraderos de cabeza le proporcionó. Mankiewicz llegó a este proyecto de rebote, después de que el realizador Rouben Mamoulian abandonara la producción, y tras un importante baile de nombres en el reparto en el que se jugó con las presencias de Stephen Boyd, Marlon Brando, Susan Hayward y la mismísima Joan Collins.
Una vez en él, y confirmada la presencia de la explosiva pareja Taylor-Burton, que comenzarían una apasionada relación personal durante la filmación, Mankiewicz puedo meter mano en el guion, pero poco pudo aportar ante las dimensiones de una historia que ya estaba bastante cerrada.
Así Cleopatra queda como una demostración de oficio asombrosa por parte del Mankiewicz director, pero donde su personal estilo, fino y sutil, no se ve por ningún lado. Aunque dirigida por Mankiewicz, Cleopatra no es una película de Mankiewicz.
Las relaciónes que Cleopatra mantuvo con Julio César primero y con Marco Antonio después son los dos pilares en los que se sustentan las cuatro largas horas de película. La primera de ellas marcada por la conveniencia, y la segunda por la más arrebatadora pasión. Tal vez por la propia naturaleza de estas relaciones resulta más interesante la segunda parte de la película, en la que la historia se ve sacudida por la electrizante relación que mantienen los dos personajes principales, y, sobre todo, por la química tremenda que surgió durante el rodaje entre sus dos memorables protagonistas, Elisabeth Taylor, fascinante como nunca, y Richard Burton, gran actor como siempre. Curiosamente en los Oscar de aquel año el único miembro del reparto reconocido con una candidatura fue el excelente Rex Harrison, que interpretaba a Julio César, pero que inevitablemente queda relegado en el recuerdo ante el torbellino Taylor/Burton.
Por lo demás Cleopatra es una producción tan suntuosa y deslumbrante (ver para ello la alucinante entrada de la reina egipcia en Roma) en lo visual, como convencional, fría y un tanto esquemática en lo narrativo, que solo se ve sacudida cada vez que sus dos protagonistas chocan en pantalla. En cualquier caso la asombrosa dirección artística, en una época en la que no existían ordenadores y la genial música de uno de los más grandes compositores de la historia del cine, Alex North, consiguen esconder las carencias de una espectáculo que todavía hoy es capaz de dejar al espectador boquiabierto en más de un momento.
Con esta película Joseph L. Mankievicz volvió a quedarse a varios palmos de distancia de la que seguía siendo su gran obra maestra hasta ese momento, la incomparable Eva al desnudo. Aunque, aun así, Cleopatra se ganó un puesto importante dentro de su filmografía.
7.5
Una vez en él, y confirmada la presencia de la explosiva pareja Taylor-Burton, que comenzarían una apasionada relación personal durante la filmación, Mankiewicz puedo meter mano en el guion, pero poco pudo aportar ante las dimensiones de una historia que ya estaba bastante cerrada.
Así Cleopatra queda como una demostración de oficio asombrosa por parte del Mankiewicz director, pero donde su personal estilo, fino y sutil, no se ve por ningún lado. Aunque dirigida por Mankiewicz, Cleopatra no es una película de Mankiewicz.
Las relaciónes que Cleopatra mantuvo con Julio César primero y con Marco Antonio después son los dos pilares en los que se sustentan las cuatro largas horas de película. La primera de ellas marcada por la conveniencia, y la segunda por la más arrebatadora pasión. Tal vez por la propia naturaleza de estas relaciones resulta más interesante la segunda parte de la película, en la que la historia se ve sacudida por la electrizante relación que mantienen los dos personajes principales, y, sobre todo, por la química tremenda que surgió durante el rodaje entre sus dos memorables protagonistas, Elisabeth Taylor, fascinante como nunca, y Richard Burton, gran actor como siempre. Curiosamente en los Oscar de aquel año el único miembro del reparto reconocido con una candidatura fue el excelente Rex Harrison, que interpretaba a Julio César, pero que inevitablemente queda relegado en el recuerdo ante el torbellino Taylor/Burton.
Por lo demás Cleopatra es una producción tan suntuosa y deslumbrante (ver para ello la alucinante entrada de la reina egipcia en Roma) en lo visual, como convencional, fría y un tanto esquemática en lo narrativo, que solo se ve sacudida cada vez que sus dos protagonistas chocan en pantalla. En cualquier caso la asombrosa dirección artística, en una época en la que no existían ordenadores y la genial música de uno de los más grandes compositores de la historia del cine, Alex North, consiguen esconder las carencias de una espectáculo que todavía hoy es capaz de dejar al espectador boquiabierto en más de un momento.
Con esta película Joseph L. Mankievicz volvió a quedarse a varios palmos de distancia de la que seguía siendo su gran obra maestra hasta ese momento, la incomparable Eva al desnudo. Aunque, aun así, Cleopatra se ganó un puesto importante dentro de su filmografía.
7.5
21 de agosto de 2015
21 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta la fecha existían ya 5 versiones de esta película. No fue fácil este proyecto por la búsqueda de los actores principales ,el primer directo que se hizo cargo del proyecto renuncio a la película el director fue ROUBEN MAMOULIAN. Un rodaje conflicto con muchos problemas y el mayor de todos fue la enfermad de TAYLOR. El segundo director acabo la película con un presupuesto 44 millones de dólares convirtiéndola en la película más cara de la historia del cine. Un metraje de 6 horas que al final lo cortaron en 4 horas y 5 años de rodaje. Una de obra maestra, una perfecta combinación de los actores de TAYLOR Y BURTON la química y la sexualidad que radiaban le convirtió en una actuación perfecta , muy bueno decorados, una buena ejecución de la luz y fotografía, las escena de guerra y la entrada de cleopatra en Roma es magnífica , los extras y el guión fue perfecto.Una película perfecta inolvidable, épica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En principio el metraje de la película era de 6 horas , demasiado larga al final redujeron el metraje de 4 horas me gustaría ver esa 2 horas que no se vieron .
21 de septiembre de 2015
21 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elizabeth Taylor encarna a la última gran reina de Egipto en uno de sus papeles más recordados.
Es una superproducción clásica, con todos los elementos habituales del género: ostentación, grandes actores, y una duración interminable.
En sus eternas cuatro horas pasa un poco de todo. Hay tiempo para las intrigas palaciegas, el romance, las batallas y el relato puramente histórico. Se nota un elevado presupuesto en su puesta en escena, decorados y vestuarios.
A la hora de valorar una película de estas características hay siempre que tener muy presente su año de realización. Hoy en día, más de 50 años después, obviamente hemos podido ver cine histórico mucho más espectacular, más entretenido y mejor recreado que éste. Pero, por supuesto, si nos vamos con la mente a 1963, cuando aún no se había llegado a la luna y cuando se produjo el asesinato de Kennedy, los medios de producción y de efectos especiales no eran los de hoy. Es por ello que el mérito de esta película es tremendo, a la hora de recrear la grandiosidad de los imperios romano y egipcio, con sus palacios, desfiles y alguna que otra batalla. No había ordenador. Todo lo que se ve había que construirlo o simularlo, y las masas de personas, todas vestidas adecuadamente, eran completamente reales y estaban allí. Así que, aunque se le puedan sacar defectos, tengo que subirle la nota por su esfuerzo y mérito.
Elizabeth Taylor encarna perfectamente el ideal de belleza de Cleopatra, pues si esta egipcia fue capaz de tener a dos grandes personajes del imperio romano comiendo de su mano, su belleza y artes seductoras tenían que ser legendarias. Creo que esto está muy bien representado. De hecho, Taylor derrocha una sensualidad muy fuerte, que si bien posiblemente hoy en día no excite a casi nadie, en su época tuvo que ser algo demasiado atrevido para lo que el público estaba acostumbrado. Sus vestidos y más que generosos escotes no creo que fueran algo que se viera todos los días en el cine por aquellos entonces.
Me ha gustado mucho la batalla naval, que aunque (insisto), no sea nada del otro mundo comparado con lo que podemos ver en el siglo XXI, está más que conseguida a base de esfuerzo. Solo por pensar que cada barco tenía que hacerse desde cero, ya nos podemos hacer a la idea de lo gigante que sería esta producción.
Otra escena muy memorable es la del desfile de entrada en Roma. Es bastante espectacular, incluso hoy en día.
Tengo que reconocer que tiene sus fallos. Por ejemplo, en una de las escenas finales, le dan a Cleopatra material para escribir, siendo algo parecido ¡a una pluma o bolígrafo! No soy historiador pero creo que los egipcios tendrían que usar algo que mojaran en tinta para escribir. Encima hace como que escribe algo corto y luego lo leen y es todo un párrafo enorme.
También me parece muy poco creíble la rapidez con la que se enamora de Marco Antonio (Richard Burton).
Aún así, es buena, aunque tampoco la considero como una obra maestra. Lo siento muchísimo pero pienso que no lo es. El hecho de ser un clásico muy respetable no quita que tenga un enorme lastre que le aleja de la perfección.
Y es que son 4 horas muy mal llevadas. Puede que tenga que contar todo lo que cuenta, pero podrían haberlo hecho mejor. Si la primera mitad es bastante llevadera, la segunda se vuelve pesada hasta la extenuación. Se centra mucho en el romance, lo que la vuelve aburrida (y no me avergüenzo de decirlo, porque es verdad).
Al final, tratar de ver la película de una tacada se convierte en una proeza no apta para impacientes ni poco aficionados al cine. Ni siquiera la batalla naval consigue que al llegar a la última hora y media uno esté aburrido y cansado.
Creo que con una hora menos (o algo más) habría sido suficiente y estaría muchísimo mejor, o tal vez si pasaran más cosas en la segunda mitad.
Es una superproducción clásica, con todos los elementos habituales del género: ostentación, grandes actores, y una duración interminable.
En sus eternas cuatro horas pasa un poco de todo. Hay tiempo para las intrigas palaciegas, el romance, las batallas y el relato puramente histórico. Se nota un elevado presupuesto en su puesta en escena, decorados y vestuarios.
A la hora de valorar una película de estas características hay siempre que tener muy presente su año de realización. Hoy en día, más de 50 años después, obviamente hemos podido ver cine histórico mucho más espectacular, más entretenido y mejor recreado que éste. Pero, por supuesto, si nos vamos con la mente a 1963, cuando aún no se había llegado a la luna y cuando se produjo el asesinato de Kennedy, los medios de producción y de efectos especiales no eran los de hoy. Es por ello que el mérito de esta película es tremendo, a la hora de recrear la grandiosidad de los imperios romano y egipcio, con sus palacios, desfiles y alguna que otra batalla. No había ordenador. Todo lo que se ve había que construirlo o simularlo, y las masas de personas, todas vestidas adecuadamente, eran completamente reales y estaban allí. Así que, aunque se le puedan sacar defectos, tengo que subirle la nota por su esfuerzo y mérito.
Elizabeth Taylor encarna perfectamente el ideal de belleza de Cleopatra, pues si esta egipcia fue capaz de tener a dos grandes personajes del imperio romano comiendo de su mano, su belleza y artes seductoras tenían que ser legendarias. Creo que esto está muy bien representado. De hecho, Taylor derrocha una sensualidad muy fuerte, que si bien posiblemente hoy en día no excite a casi nadie, en su época tuvo que ser algo demasiado atrevido para lo que el público estaba acostumbrado. Sus vestidos y más que generosos escotes no creo que fueran algo que se viera todos los días en el cine por aquellos entonces.
Me ha gustado mucho la batalla naval, que aunque (insisto), no sea nada del otro mundo comparado con lo que podemos ver en el siglo XXI, está más que conseguida a base de esfuerzo. Solo por pensar que cada barco tenía que hacerse desde cero, ya nos podemos hacer a la idea de lo gigante que sería esta producción.
Otra escena muy memorable es la del desfile de entrada en Roma. Es bastante espectacular, incluso hoy en día.
Tengo que reconocer que tiene sus fallos. Por ejemplo, en una de las escenas finales, le dan a Cleopatra material para escribir, siendo algo parecido ¡a una pluma o bolígrafo! No soy historiador pero creo que los egipcios tendrían que usar algo que mojaran en tinta para escribir. Encima hace como que escribe algo corto y luego lo leen y es todo un párrafo enorme.
También me parece muy poco creíble la rapidez con la que se enamora de Marco Antonio (Richard Burton).
Aún así, es buena, aunque tampoco la considero como una obra maestra. Lo siento muchísimo pero pienso que no lo es. El hecho de ser un clásico muy respetable no quita que tenga un enorme lastre que le aleja de la perfección.
Y es que son 4 horas muy mal llevadas. Puede que tenga que contar todo lo que cuenta, pero podrían haberlo hecho mejor. Si la primera mitad es bastante llevadera, la segunda se vuelve pesada hasta la extenuación. Se centra mucho en el romance, lo que la vuelve aburrida (y no me avergüenzo de decirlo, porque es verdad).
Al final, tratar de ver la película de una tacada se convierte en una proeza no apta para impacientes ni poco aficionados al cine. Ni siquiera la batalla naval consigue que al llegar a la última hora y media uno esté aburrido y cansado.
Creo que con una hora menos (o algo más) habría sido suficiente y estaría muchísimo mejor, o tal vez si pasaran más cosas en la segunda mitad.
21 de abril de 2022
21 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que sí, que sí, que han pasado muchos años sobre ella... que tiene muchos elementos muy antiguos..., que la narrativa se ve empequeñecida por el espectáculo visual... huy, pero si el cine es eso!!! ESPECTÁCULO VISUAL (principalmente, al menos)
Una delicia para los sentidos desde el minuto 1. Y ya van como 7 u 8 las veces que la he visionado... y para mí, tan fresca como la primera vez que la vi (con unos 10 años de edad).
Una obra inolvidable que forma parte de mi vida. Sí señor!!!
Una delicia para los sentidos desde el minuto 1. Y ya van como 7 u 8 las veces que la he visionado... y para mí, tan fresca como la primera vez que la vi (con unos 10 años de edad).
Una obra inolvidable que forma parte de mi vida. Sí señor!!!
9 de junio de 2022
9 de junio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto... Cleopatra (Disney+)...
https://www.filmaffinity.com/es/film368245.html
Un 6. Generosísimo 6, cuya justificación, desde mi punto de vista, está en el carácter
histórico de la propia película, que no de lo que relata la película.
Esta obra la tenía vista desde mi niñez. La vi y me quedé enamorado de Elizabeth Taylor, que era uno de mis amores de juventud. Y, aunque la vi ávidamente, no entendí la historia que me contaban.
La cuestión es que, en mi recuerdo, de alguna forma fusioné esta película con Tierra De Faraones, que es una película que sí he visto un puñado de veces, y que en mi niñez me gustó, y me ha seguido gustando cada vez que la he visto, aunque actualmente la tengo valorada con un 6, porque paga el paso del tiempo.
Sin embargo, en el caso de Cleopatra, he pasado de no entenderla por desconocer la historia y ser muy crío, a no estar contento con ella, porque es una obra tremendamente teatral. En vez de hacer una película grandiosa, hicieron una obra que perfectamente se podría haber grabado completamente en escenarios interiores. Pero no, hicieron una costosísima obra de teatro, con escenarios grandiosos, numerosísimos extras, y grandes costes, sin que en ningún momento me haya dado la sensación de que lo que veía era algo más que algo muy teatral.
Ahora conozco los personajes, las historias. Y los he conocido a través de diferentes obras, como las series Yo, Claudio, que era completamente teatral y se rodó íntegramente en interiores; y Roma, que fue una superproducción de la HBO, además es la serie que me convirtió en serieadicto, y que, aunque es una ficción que relata la historia de dos personajes inventados, los sumerge de tal manera en el entramado de aquella época, con Julio César, Pompeyo, Marco Antonio y Octavio Augusto —en sus disputas, batallas y escenarios históricos reales— que constituye una pequeña lección de historia real, mientras disfrutas de un relato ficticio.
Pero en estos momentos la teatralidad ya no es de mi gusto. De hecho, cuando vi la serie Yo, Claudio, de la BBC, cuando la emitieron por Televisión Española, me pareció fascinante, de las mejores series que había visto nunca. Sin embargo, cuando terminé de ver Roma, que trata de ser brutal y transmitir realismo, al ver que terminaba en la misma época que comenzaba Yo, Claudio, con César Augusto en el poder, volví a empezar a ver esta serie... Pero dejé de verla de inmediato, porque prefiero conservar el magnífico recuerdo que tengo de ella, que recrear el momento histórico a través de ella.
Ahora me resulta una obra de teatro, que se manifiesta en los planteamientos e interpretaciones, y ya no es de mi gusto. Prefiero algo que me engañe y me resulte realista. La teatralidad me saca completamente de las obras que veo.
Y eso me ha pasado al volver a ver Cleopatra. Y he comprendido en gran medida por qué me defraudó también en su día, aunque en aquella ocasión la teatralidad no era el mismo handicap que ahora. Fue más un caso de expectativas totalmente incumplidas.
El caso es que estoy hablando bien de Tierra De Faraones, mientras estoy mostrando mi disconformidad con Cleopatra, y, sin embargo, valoro ambas con un 6. Parece que no cuadra. Pero... la forma de llegar a ese 6 es diferente:
La primera baja de mayores valoraciones y buenas sensaciones al 6 por motivo del paso del tiempo. Joan Collins está tremenda, y la historia es fascinante, pero me resultó viejuna. Aunque en recuerdo, podría valorar emocionalmente la película con un 8 o 9. Pero viéndola ahora, se queda en un 6.
La segunda tiene un 6 por el interés de ver una superproducción, y las actuaciones de Elizabeth Taylor y Richard Burton. No porque me hayan gustado, sino por verles en aquella época, que era la suya. Pero mi percepción de la película es que es larga, pesada, y más que una película es una obra de teatro filmada en grandes escenarios y exteriores. Pero mi percepción emocional anterior era de 5, y, tras verla ahora, puede estar entre 5 y 4.
La cruda realidad es que la película dura cuatro horas. Y me he aburrido casi todo el rato. Sin mi interés por verla, hubiese sido una auténtica tortura. Y, de hecho, lo ha sido un tanto, porque me ha resultado terriblemente pesada.
Supongo que a quienes no les moleste la teatralidad, no tendrán este problema, y podrán disfrutar mucho más que yo de este film.
Se la recomiendo a gente con prisa que tenga ganas de ver algo ligero y dinámico que dure poco.
https://www.filmaffinity.com/es/film368245.html
Un 6. Generosísimo 6, cuya justificación, desde mi punto de vista, está en el carácter
histórico de la propia película, que no de lo que relata la película.
Esta obra la tenía vista desde mi niñez. La vi y me quedé enamorado de Elizabeth Taylor, que era uno de mis amores de juventud. Y, aunque la vi ávidamente, no entendí la historia que me contaban.
La cuestión es que, en mi recuerdo, de alguna forma fusioné esta película con Tierra De Faraones, que es una película que sí he visto un puñado de veces, y que en mi niñez me gustó, y me ha seguido gustando cada vez que la he visto, aunque actualmente la tengo valorada con un 6, porque paga el paso del tiempo.
Sin embargo, en el caso de Cleopatra, he pasado de no entenderla por desconocer la historia y ser muy crío, a no estar contento con ella, porque es una obra tremendamente teatral. En vez de hacer una película grandiosa, hicieron una obra que perfectamente se podría haber grabado completamente en escenarios interiores. Pero no, hicieron una costosísima obra de teatro, con escenarios grandiosos, numerosísimos extras, y grandes costes, sin que en ningún momento me haya dado la sensación de que lo que veía era algo más que algo muy teatral.
Ahora conozco los personajes, las historias. Y los he conocido a través de diferentes obras, como las series Yo, Claudio, que era completamente teatral y se rodó íntegramente en interiores; y Roma, que fue una superproducción de la HBO, además es la serie que me convirtió en serieadicto, y que, aunque es una ficción que relata la historia de dos personajes inventados, los sumerge de tal manera en el entramado de aquella época, con Julio César, Pompeyo, Marco Antonio y Octavio Augusto —en sus disputas, batallas y escenarios históricos reales— que constituye una pequeña lección de historia real, mientras disfrutas de un relato ficticio.
Pero en estos momentos la teatralidad ya no es de mi gusto. De hecho, cuando vi la serie Yo, Claudio, de la BBC, cuando la emitieron por Televisión Española, me pareció fascinante, de las mejores series que había visto nunca. Sin embargo, cuando terminé de ver Roma, que trata de ser brutal y transmitir realismo, al ver que terminaba en la misma época que comenzaba Yo, Claudio, con César Augusto en el poder, volví a empezar a ver esta serie... Pero dejé de verla de inmediato, porque prefiero conservar el magnífico recuerdo que tengo de ella, que recrear el momento histórico a través de ella.
Ahora me resulta una obra de teatro, que se manifiesta en los planteamientos e interpretaciones, y ya no es de mi gusto. Prefiero algo que me engañe y me resulte realista. La teatralidad me saca completamente de las obras que veo.
Y eso me ha pasado al volver a ver Cleopatra. Y he comprendido en gran medida por qué me defraudó también en su día, aunque en aquella ocasión la teatralidad no era el mismo handicap que ahora. Fue más un caso de expectativas totalmente incumplidas.
El caso es que estoy hablando bien de Tierra De Faraones, mientras estoy mostrando mi disconformidad con Cleopatra, y, sin embargo, valoro ambas con un 6. Parece que no cuadra. Pero... la forma de llegar a ese 6 es diferente:
La primera baja de mayores valoraciones y buenas sensaciones al 6 por motivo del paso del tiempo. Joan Collins está tremenda, y la historia es fascinante, pero me resultó viejuna. Aunque en recuerdo, podría valorar emocionalmente la película con un 8 o 9. Pero viéndola ahora, se queda en un 6.
La segunda tiene un 6 por el interés de ver una superproducción, y las actuaciones de Elizabeth Taylor y Richard Burton. No porque me hayan gustado, sino por verles en aquella época, que era la suya. Pero mi percepción de la película es que es larga, pesada, y más que una película es una obra de teatro filmada en grandes escenarios y exteriores. Pero mi percepción emocional anterior era de 5, y, tras verla ahora, puede estar entre 5 y 4.
La cruda realidad es que la película dura cuatro horas. Y me he aburrido casi todo el rato. Sin mi interés por verla, hubiese sido una auténtica tortura. Y, de hecho, lo ha sido un tanto, porque me ha resultado terriblemente pesada.
Supongo que a quienes no les moleste la teatralidad, no tendrán este problema, y podrán disfrutar mucho más que yo de este film.
Se la recomiendo a gente con prisa que tenga ganas de ver algo ligero y dinámico que dure poco.
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