Cleopatra
1963 

7.2
9,881
Drama
El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2022
25 de agosto de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Joseph L. Mankiewicz "Cleopatra" es un espectáculo épico que se convirtió en su momento en la película más cara jamás realizada. La historia se divide en dos partes, en la primera nos muestra el dominio total sobre la república romana por parte de Julio Cesar (Rex Harrison), y a su romance con la emperatriz de Egipto Cleopatra (bellísima Elizabeth Taylor), mientras los miembros del senado conspiran a sus espaldas. En la segunda parte asistimos a la autodestrucción del poderoso Marco Antonio (Richard Burton), sustituto de Julio Cesar del que no puede escapar de su legado mientras mantiene una relación obsesiva con Cleopatra y se va ganando multitud de enemigos en Roma.
La película nos traslada por exóticos parajes de la antigua Roma y Egipto a través de unos impresionantes decorados pero el excesivo metraje nos lleva especialmente en la segunda parte a perder un poco el interés después de ver infinidad de discursos políticos o interminables desfiles o fiestas. La química que había entre Richard Burton y Elizabeth Taylor en la vida real queda perfectamente plasmada en pantalla siendo de lo más destacado de la película junto con las interpretaciones de Rex Harrison y secundarios de lujo como Roddy McDowall o Martin Landau.
Es en resumen una historia que sigue manteniendo su capacidad de atraer al espectador, una historia que nos muestra lo peor del ser humano como la lucha por el poder, la ambición y la codicia pero también lo mejor porqué "Cleopatra" es básicamente una historia de amor, un amor tortuoso y obsesivo pero amor al fin y al cabo, es en definitiva una película épica que todo el mundo debería ver al menos una vez en su vida.
La película nos traslada por exóticos parajes de la antigua Roma y Egipto a través de unos impresionantes decorados pero el excesivo metraje nos lleva especialmente en la segunda parte a perder un poco el interés después de ver infinidad de discursos políticos o interminables desfiles o fiestas. La química que había entre Richard Burton y Elizabeth Taylor en la vida real queda perfectamente plasmada en pantalla siendo de lo más destacado de la película junto con las interpretaciones de Rex Harrison y secundarios de lujo como Roddy McDowall o Martin Landau.
Es en resumen una historia que sigue manteniendo su capacidad de atraer al espectador, una historia que nos muestra lo peor del ser humano como la lucha por el poder, la ambición y la codicia pero también lo mejor porqué "Cleopatra" es básicamente una historia de amor, un amor tortuoso y obsesivo pero amor al fin y al cabo, es en definitiva una película épica que todo el mundo debería ver al menos una vez en su vida.
8 de noviembre de 2008
8 de noviembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo creo que lo que define a esta biografía de la gran Reina Cleopatra, es la espectacularidad de sus imágenes (pomposidad, colorido...) y por supuesto, la gran interpretación de Elizabeth Taylor (para muchos como yo, la mejor, la más grande y la más bella).
Mankiewicz parece aquí un alumno aventajado del gran director de masas que fue Cecil B. de Mille, y hay numerosas escenas grandiosas (yo me quedo con la entrada de Cleopatra en Roma, simplemente magistral). En cuanto a la labor de los intérpretes, creo que solo Rex Harrison se aproxima al nivel de la Taylor, ya que Burton me parece más forzado y simplón.
Parece ser que es un film bastante fiel a la realidad, y por tanto es una de esas grandes pelícuals históricas que ningún amante de la Historia debe perderse.
Mankiewicz parece aquí un alumno aventajado del gran director de masas que fue Cecil B. de Mille, y hay numerosas escenas grandiosas (yo me quedo con la entrada de Cleopatra en Roma, simplemente magistral). En cuanto a la labor de los intérpretes, creo que solo Rex Harrison se aproxima al nivel de la Taylor, ya que Burton me parece más forzado y simplón.
Parece ser que es un film bastante fiel a la realidad, y por tanto es una de esas grandes pelícuals históricas que ningún amante de la Historia debe perderse.
29 de noviembre de 2022
29 de noviembre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
SPQR. (Yo soy) El sueño de otro. Hasta el fin de todas las cosas.
La historia más grande jamás contada (es/recae) sobre tres fracasos monumentales como seres puramente humanos despendolados, partida en dos, Julio y Marco comparten a Cleopatra en cada lado de este cuento, los dos padecen o sufren la perdición de los hombres, las mujeres, la mujer concretamente, que los maneja como a peleles, no tanto al primero, algo todavía parecido a un hombre, sí completamente al segundo, de ridículo en ridículo hasta el definitivo muere, ni una buena decisión ni una acertada acción, todo se queda o pierde en la intención, en la más profunda y absoluta equivocación. Y al final todo se pega, la confianza que da asco, y a ella se le adhiere algo, más que suficiente, de la infinita torpeza y falta de capacidad estratégica de ambos dos, el primero al no verlas venir de más cerca, en el ámbito doméstico político tú también Bruto, no me gusta un pelo esa escena, la peor de toda la obra, al perderle la ambición epiléptica, se le va la cabeza comentan, el segundo al no enterarse nunca de la misa la media y comportarse siempre como un importante monigote o gran mequetrefe, muy corto de entendederas el pobre, por lo que ella se contamina también de estupidez y grandilocuencia y así no hay manera, cuando al principio era más salerosa, despierta, espabilada, no tan muerma, y acaban todos inevitablemente, no había otra, como el rosario de la aurora, pidiendo la hora, perdiendo pie en plena faena, les cogió la tormenta, se los llevó la marea.
La película adolece de una estrepitosa petulancia y gruesa protuberancia, fuego fatuo, mojada pirotecnia, ese acercamiento a lo sublime que se da de bruces con lo más ridículo del mundo, pero se salva in extremis por la indudable belleza del continente, los actores y sus circunstancias estético poperas, fotografía y música, y, muy especialmente, por la gelidez del tono general que atempera un tanto la apuesta desesperada desmesurada por crear un drama más grande que la vida y la muerte protagonizado, supuestamente, y no, por personajes enormes y rimbombantes, deslumbrantes y apabullantes, admirables y sufrientes, bandidos amantes, tremendamente fascinantes.
La historia más grande jamás contada (es/recae) sobre tres fracasos monumentales como seres puramente humanos despendolados, partida en dos, Julio y Marco comparten a Cleopatra en cada lado de este cuento, los dos padecen o sufren la perdición de los hombres, las mujeres, la mujer concretamente, que los maneja como a peleles, no tanto al primero, algo todavía parecido a un hombre, sí completamente al segundo, de ridículo en ridículo hasta el definitivo muere, ni una buena decisión ni una acertada acción, todo se queda o pierde en la intención, en la más profunda y absoluta equivocación. Y al final todo se pega, la confianza que da asco, y a ella se le adhiere algo, más que suficiente, de la infinita torpeza y falta de capacidad estratégica de ambos dos, el primero al no verlas venir de más cerca, en el ámbito doméstico político tú también Bruto, no me gusta un pelo esa escena, la peor de toda la obra, al perderle la ambición epiléptica, se le va la cabeza comentan, el segundo al no enterarse nunca de la misa la media y comportarse siempre como un importante monigote o gran mequetrefe, muy corto de entendederas el pobre, por lo que ella se contamina también de estupidez y grandilocuencia y así no hay manera, cuando al principio era más salerosa, despierta, espabilada, no tan muerma, y acaban todos inevitablemente, no había otra, como el rosario de la aurora, pidiendo la hora, perdiendo pie en plena faena, les cogió la tormenta, se los llevó la marea.
La película adolece de una estrepitosa petulancia y gruesa protuberancia, fuego fatuo, mojada pirotecnia, ese acercamiento a lo sublime que se da de bruces con lo más ridículo del mundo, pero se salva in extremis por la indudable belleza del continente, los actores y sus circunstancias estético poperas, fotografía y música, y, muy especialmente, por la gelidez del tono general que atempera un tanto la apuesta desesperada desmesurada por crear un drama más grande que la vida y la muerte protagonizado, supuestamente, y no, por personajes enormes y rimbombantes, deslumbrantes y apabullantes, admirables y sufrientes, bandidos amantes, tremendamente fascinantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A Julio lo matan de mala manera, traicioneramente, Antonio no sabe ni matarse, ni para eso vale, el chisgarabís chiquilicuatre, pareciera de los Monty Python en total acabose, y ella como/con una sierpe, sangre de tu/su sangre.
Siempre te he amado/Siempre lo he sabido. Así sí.
Rex Harrison muy bien, ella increíblemente guapa y él, también.
La parte amorosa es demasiado declamada y teatral, la bélica, tan tonta (todos saben que se ve a escogorciar y allá el mendrugo que va, le da igual, Abundio, para pitando salir a lo Lord Jim), la política, muy superficial, lo mejor es esa hermosura de mausoleo o sarcófago, de tumba egipcia faraónica tan chula, ay la biblioteca de Alejandría, qué mastuerzos que nos la queman, las tetas (digamos mejor escotes impresionantes)/ojos de ella/él, la facha de todos, la planta de los tíos, Martin Landau que está estupendo, las ayudantas más majas, los vestidos tan apretados variados, mejor, en resumen, los cuerpos que los espíritus, ah, y la cicatriz de su cuello, nadie es perfecto, hasta mejora con sus heridas o defectos.
Siempre te he amado/Siempre lo he sabido. Así sí.
Rex Harrison muy bien, ella increíblemente guapa y él, también.
La parte amorosa es demasiado declamada y teatral, la bélica, tan tonta (todos saben que se ve a escogorciar y allá el mendrugo que va, le da igual, Abundio, para pitando salir a lo Lord Jim), la política, muy superficial, lo mejor es esa hermosura de mausoleo o sarcófago, de tumba egipcia faraónica tan chula, ay la biblioteca de Alejandría, qué mastuerzos que nos la queman, las tetas (digamos mejor escotes impresionantes)/ojos de ella/él, la facha de todos, la planta de los tíos, Martin Landau que está estupendo, las ayudantas más majas, los vestidos tan apretados variados, mejor, en resumen, los cuerpos que los espíritus, ah, y la cicatriz de su cuello, nadie es perfecto, hasta mejora con sus heridas o defectos.
22 de mayo de 2020
22 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película denostada por algunos por su grandilocuencia, sus 243 minutos de metraje y haber sido en su momento la película más cara de la historia. Esta versión de la vida de la reina de Egipto se divide en dos partes: en la primera aparece Rex Harrison, el segundo Julio César de la filmografía de Joseph Leo Mankiewicz, actor con el que ya había trabajado en una rareza británica de 1948 titulada "Escape", además del clásico "El fantasma y la señora Muir" (1947); en la segunda parte, Richard Burton da vida a Marco Antonio. Ninguno de los dos desmerece a la protagonista, aunque es obvio que la química con el segundo traspasa la pantalla. Es evidente que toda la película resulta un espectáculo desbordante, imprescindible para los que aman el cine. Imagínense en qué gastaban 44 millones de dólares cuando todavía no existía la Industrial Light & Magic…
1 de abril de 2020
1 de abril de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer director de CLEOPATRA fue Rouben Mamoulian quien llegó a dirigir algunas escenas, antes de que los productores se percatasen de un error descomunal: habían reconstruido las cálidas tierras egipcias en pleno invierno inglés; esto, unido a las legendarias enfermedades de la protagonista, Liz Taylor, provocó tal pérdida de días de rodaje que CLEOPATRA se convirtió en el film más caro de la historia aún antes de que existiese una secuencia entera. Así que Mamoulian dio paso a Mankiewicz, quién decidió llevar la obra a su terreno, pese a que la productora dejó bien claro que quería una superproducción en toda regla...
Pese a las exigencias del género, Mankiewicz consigue dar a ese final un tono elegíaco que lo eleva por encima del mercado. No en vano cierra el film con las palabras finales del drama de Shakespeare: "Y preguntó el soldado: ¿Ha muerto dignamente tu reina?" Y contestó la esclava: "Dignamente, en verdad. Como correspondía a la última descendiente de un linaje de nobles soberanos". Esta voluntad de ir más allá , esa ascensión continua hacia lo clásico, es uno de los detalles más conmovedores de una película que empieza siendo un costoso trabajo de encargo y consigue convertirse en obra de autor. Y es que no hay que ser un lince para descubrir que Mankiewicz se apoya en materiales más nobles que de costumbre.
CLEOPATRA se convirtió en una suntuosa paradoja. Por parte de Mankiewicz pudiera llamarse "All about Cleopatra" , tal es su empeño en conseguir un retrato serio y riguroso de la reina y su circunstancia; por otro lado, la Fox impone las exigencias de colosalismo a ultranza típicas del género; por lo menos una secuencia concreta y famosa, la entrada de Cleopatra VII en Roma, cumple la vieja máxima de dar al espectador más por su dinero. La oferta incluye un estilo visual más cercano a los espectáculos de Las Vegas que a Plutarco. Existen fotos de secuencias perdidas en las que se muestra a Cleopatra y el sabio Sosigenes instruyendo al niño Cesarión; secuencias que anunciarían el episodio final, cuando Cleopatra descubre que Octavio la ha hecho asesinar. En la soledad del mausoleo, cuando la catástrofe ha culminado, la muerte de la esperanza joven de Alejandría señala el destino final de Egipto en manos de los conquistadores romanos y culmina el tema desarrollado desde las primeras escenas, cuando Julio César llega a la capital dispuesto a poner orden en un río más que revuelto. El tema desarrollado es el del colonialismo, que ya estaba en Bernard Shaw, pero asimismo la cualidad antropófaga de la Historia.
Terenci Moix
Pese a las exigencias del género, Mankiewicz consigue dar a ese final un tono elegíaco que lo eleva por encima del mercado. No en vano cierra el film con las palabras finales del drama de Shakespeare: "Y preguntó el soldado: ¿Ha muerto dignamente tu reina?" Y contestó la esclava: "Dignamente, en verdad. Como correspondía a la última descendiente de un linaje de nobles soberanos". Esta voluntad de ir más allá , esa ascensión continua hacia lo clásico, es uno de los detalles más conmovedores de una película que empieza siendo un costoso trabajo de encargo y consigue convertirse en obra de autor. Y es que no hay que ser un lince para descubrir que Mankiewicz se apoya en materiales más nobles que de costumbre.
CLEOPATRA se convirtió en una suntuosa paradoja. Por parte de Mankiewicz pudiera llamarse "All about Cleopatra" , tal es su empeño en conseguir un retrato serio y riguroso de la reina y su circunstancia; por otro lado, la Fox impone las exigencias de colosalismo a ultranza típicas del género; por lo menos una secuencia concreta y famosa, la entrada de Cleopatra VII en Roma, cumple la vieja máxima de dar al espectador más por su dinero. La oferta incluye un estilo visual más cercano a los espectáculos de Las Vegas que a Plutarco. Existen fotos de secuencias perdidas en las que se muestra a Cleopatra y el sabio Sosigenes instruyendo al niño Cesarión; secuencias que anunciarían el episodio final, cuando Cleopatra descubre que Octavio la ha hecho asesinar. En la soledad del mausoleo, cuando la catástrofe ha culminado, la muerte de la esperanza joven de Alejandría señala el destino final de Egipto en manos de los conquistadores romanos y culmina el tema desarrollado desde las primeras escenas, cuando Julio César llega a la capital dispuesto a poner orden en un río más que revuelto. El tema desarrollado es el del colonialismo, que ya estaba en Bernard Shaw, pero asimismo la cualidad antropófaga de la Historia.
Terenci Moix
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