La salvación
2014 

6.4
7,127
Western. Drama
Estados Unidos. 1870. Al matar al hombre que asesinó a toda su familia, John despierta la furia del cabecilla Delarue. El apacible pionero ya no cuenta con el apoyo de los habitantes cobardes y corruptos del pueblo, tendrá que buscar al criminal por su cuenta. ¿Será capaz de devolver al pueblo su alma? (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2015
5 de noviembre de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy entretenida en la que la venganza sobrevuela sobre todo su metraje, con un héroe hierático haciendo frente a su destino con un par de pelotas, las claves del western perfectamente seleccionadas y refinadas y especialmente una maravillosa, hipnótica Eva Green que cautiva cada vez que aparece.
Un juego de buenos y malos en un pueblo vendido a los intereses del más fuerte (vaya, en Europa ahora mismo estamos igual) y un ex soldado y su hermano que se mantienen al margen hasta que les tocan la fibra, ante la cobardía generalizada de un pueblo que se dedica a subsistir con más pena que gloria y a vivir de la carroña y de los restos de la comida del cacique. El argumento se desarrolla con tiralíneas, claro y conciso, porque en esta película se trata de dejarse llevar y disfrutar.
Sin pretensiones, absolutamente refrescante y agradecida de ver, lo único que me molesta es una fotografía más falsa que un billete de un euro, demasiado artificial y en definitiva barata, planteada de otro modo sin duda la película habría subido un escalón más.
Y aun así, es 100% recomendable. Disfrútenla.
Un juego de buenos y malos en un pueblo vendido a los intereses del más fuerte (vaya, en Europa ahora mismo estamos igual) y un ex soldado y su hermano que se mantienen al margen hasta que les tocan la fibra, ante la cobardía generalizada de un pueblo que se dedica a subsistir con más pena que gloria y a vivir de la carroña y de los restos de la comida del cacique. El argumento se desarrolla con tiralíneas, claro y conciso, porque en esta película se trata de dejarse llevar y disfrutar.
Sin pretensiones, absolutamente refrescante y agradecida de ver, lo único que me molesta es una fotografía más falsa que un billete de un euro, demasiado artificial y en definitiva barata, planteada de otro modo sin duda la película habría subido un escalón más.
Y aun así, es 100% recomendable. Disfrútenla.
28 de octubre de 2017
28 de octubre de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, un western producido en Dinamarca, rodado en Sudáfrica y dirigido por uno de los miembros firmantes del manifiesto Dogma… ¿Qué podría salir mal?
Pues la verdad es que el resultado es más que estimable, vamos que es una buena película. Pero claro aquí el señor Levring deja a un lado el insufrible movimiento Dogma y se centra en rodar una película “al modo tradicional”. No es que tenga una historia original, es la típica historia de venganza con malvado arquetípico muy trillada, que es presentada y filmada aquí con claras referencias al cine de Clint Eastwood, especialmente a “El fuera de la ley” (1976) y a “Infierno de cobardes” (1972), y también por extensión al cine de Sergio Leone.
No se encuentran las bondades de la película en la historia, tampoco en el pétreo rostro de Mads Mikkelsen. La película solo dura 90 minutos y tiene un buen ritmo, pronto ventila el asunto de exponer los motivos del protagonista y la situación de la población. Es un punto a favor no tener que alargar la película a más allá de las dos horas que es lo que se suele hacer. Kristian Levring se apoya en cuatro frases y cuenta mucho con la imagen para que el espectador sepa o se haga una composición de lo que les ha ocurrido a los personajes sin necesidad, por tanto, de tener que explicarlo todo. Incluso la violenta forma de actuar del “dueño del lugar” (Jeffrey Dean Morgan) y sus secuaces está bien definida con dos palabras y un par de rayas en los pantalones. De todas formas es por donde flojea la película, no por el actor, sino por el personaje, todo un cliché sobre todo las primeras escenas de su presentación.
Por otro lado está la fotografía de paisajes, sobre todo las escenas nocturnas a la luz de la luna, me parecen perfectas. No es la noche como estamos acostumbrados a verla en la vida real, casi parece noche americana, pero los amplios espacios filmados así, con tonos fríos y contrastados con la calidez de las luces en las casas hacen que la película visualmente sea muy buena.
Y por otro lado está Eva Green. Su papel no tiene palabra alguna, pero su potente presencia y su sola mirada bastan para componer el mejor personaje de la película.
Pues la verdad es que el resultado es más que estimable, vamos que es una buena película. Pero claro aquí el señor Levring deja a un lado el insufrible movimiento Dogma y se centra en rodar una película “al modo tradicional”. No es que tenga una historia original, es la típica historia de venganza con malvado arquetípico muy trillada, que es presentada y filmada aquí con claras referencias al cine de Clint Eastwood, especialmente a “El fuera de la ley” (1976) y a “Infierno de cobardes” (1972), y también por extensión al cine de Sergio Leone.
No se encuentran las bondades de la película en la historia, tampoco en el pétreo rostro de Mads Mikkelsen. La película solo dura 90 minutos y tiene un buen ritmo, pronto ventila el asunto de exponer los motivos del protagonista y la situación de la población. Es un punto a favor no tener que alargar la película a más allá de las dos horas que es lo que se suele hacer. Kristian Levring se apoya en cuatro frases y cuenta mucho con la imagen para que el espectador sepa o se haga una composición de lo que les ha ocurrido a los personajes sin necesidad, por tanto, de tener que explicarlo todo. Incluso la violenta forma de actuar del “dueño del lugar” (Jeffrey Dean Morgan) y sus secuaces está bien definida con dos palabras y un par de rayas en los pantalones. De todas formas es por donde flojea la película, no por el actor, sino por el personaje, todo un cliché sobre todo las primeras escenas de su presentación.
Por otro lado está la fotografía de paisajes, sobre todo las escenas nocturnas a la luz de la luna, me parecen perfectas. No es la noche como estamos acostumbrados a verla en la vida real, casi parece noche americana, pero los amplios espacios filmados así, con tonos fríos y contrastados con la calidez de las luces en las casas hacen que la película visualmente sea muy buena.
Y por otro lado está Eva Green. Su papel no tiene palabra alguna, pero su potente presencia y su sola mirada bastan para componer el mejor personaje de la película.
18 de diciembre de 2015
18 de diciembre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo soy la justicia
¿Cuántas muertes desencadena una muerte?, ¿demasiadas para cansar?, o ¿mantiene la tensión constante y al límite sin perder un ápice?
Venganza genera venganza, que llevará a más de lo mismo, un tiro al blanco ejecutado cual noria incesante sin excusa ni freno, un diente por diente de consecuencias incontrolables que irá arrasando allá por donde vaya.
Espléndida fotografía, de hermosos contrastes claros y oscuros, para una árida tierra de vastos paisajes, sol ardiente e invasora arena que esconde los peligros y cobardía de un aislamiento e incomunicación, ideal para el triunfo del forajido y su deleznable mal.
La ley del más fuerte, avispado y listo que posee un retrato romántico, apasionado y melancólico de un tiempo donde imperaba la justicia del oeste, esa donde quien dispara primero gana, y quien observa pero calla, sobrevive a duras penas.
“¿Qué vas a hacer? No puedes hacer nada”, hecho puntero que desencadena toda la tragedia, inicio portentoso y demoledor que marcará la pauta que seguirá toda la historia, un devenir de certeros tiros, de caza al presunto asesino, de revancha, tras abuso y más castigo que no da suspiro ni tregua.
“No empieces una pelea que sabes que vas a perder”, sólo que es obligada conducta de quien se ve forzado a ello pues, nada tiene que perder y si una última cosa que hacer; una única acción hay en este seco western, de pocas palabras y firmes pasos, matar, matar y matar hasta que no quede nadie ya que, como dice la famosa sentencia, aquí, visto lo visto, hasta el apuntador muere.
Un argumento humilde, conocido, situado en una seductora y agresiva época, miradas hirientes y penetrantes reflejo de ese dolor que se captura al instante y prescinde de explicaciones, fijeza en esos estáticos rostros en los cuales se obsesiona una cámara en posesión de ese ojo directo, que no vacila y toma cartas en el asunto, Kristian Levring como porteador de un relato de barbarie consentida, de quien mira de lejos y silencia hacia dentro, mientras otros ejecutan esa justicia que cada uno se toma de la mano; eclipsa, atrapa y logra tu atención plena, no busca diálogos de relleno, figuras dóciles de entretenimiento, únicamente ese francotirador que sentencie lo que es sabido por todos.
“A veces tienes que sacrificar una oveja para salvar al rebaño”, y así se procede, absorción de sacrificio tras sacrificio para un rebaño podrido en su base, que soporta el mal en sus carnes, incapaz de colaborar para que reine el bien, pero dispuesto a aprovechar la ganancia de ese osado valiente que se atreve a enfrentarse al diablo; el espectador también sale beneficiado, contento y complacido de un espectáculo tirante, honesto y llano que va al centro de la cuestión, sin preguntas ni rodeos.
La desesperación en tonos fúnebres, la rabia incontrolada en nocturno apagado, la belleza del amarillo reluciente para un despertar que muestra la catástrofe sufrida, la imagen comenta lo que no atestiguan los personajes, esa ruindad de corazón que ataca y, peor, no remata y permite comprobar la indecencia del rastro dejado.
Producción nórdica, elegante, austera e intratable, con un gélido Mads Mikkelsen a la cabeza de este duelo de pistoleros, magnífico representante de ese involuntario ajuste de cuentas que ya no tendrá vuelta; áspera representación que motiva su visión al tiempo que desencadena las emociones que los personajes tanto esconden y evitan, un “Sin perdón” de buena altura -con todo el respeto para la mencionada- cuya salvación parece quedar cada vez más lejos.
Seguirás sus pasos, no perderás ojo de su observación, la cuestión sobre su límite sin fin surgirá al tiempo que irá aumentando la lista de fallecidos y, llegado su desenlace, allí estarás, tan pendiente y fijo, nublado y absorto como al principio, ahora disfrutando del proceso y de su irremediable estación, de punto sin aparte.
Serenidad entrecortada que encumbra cada fotograma, polvorienta partida de ajedrez donde un anónimo alfil buscará, con honor y valentía, ese jaque mate a un rey malicioso que abusa de su poder para imponer su provechosa voluntad; furia sin misterio, ejecutada con maestría, que captura el alma fría y desértica de quien es bautizado para limpiar la porquería.
Disfruta de este meritorio regreso a todo un clásico, sencillo, punzante, efectivo.
Lo mejor; ese aire franco, amargo y podrido que lo invade todo.
Lo peor; no es original ni novedoso, lo cual puede no estimular...,o todo lo contrario.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
¿Cuántas muertes desencadena una muerte?, ¿demasiadas para cansar?, o ¿mantiene la tensión constante y al límite sin perder un ápice?
Venganza genera venganza, que llevará a más de lo mismo, un tiro al blanco ejecutado cual noria incesante sin excusa ni freno, un diente por diente de consecuencias incontrolables que irá arrasando allá por donde vaya.
Espléndida fotografía, de hermosos contrastes claros y oscuros, para una árida tierra de vastos paisajes, sol ardiente e invasora arena que esconde los peligros y cobardía de un aislamiento e incomunicación, ideal para el triunfo del forajido y su deleznable mal.
La ley del más fuerte, avispado y listo que posee un retrato romántico, apasionado y melancólico de un tiempo donde imperaba la justicia del oeste, esa donde quien dispara primero gana, y quien observa pero calla, sobrevive a duras penas.
“¿Qué vas a hacer? No puedes hacer nada”, hecho puntero que desencadena toda la tragedia, inicio portentoso y demoledor que marcará la pauta que seguirá toda la historia, un devenir de certeros tiros, de caza al presunto asesino, de revancha, tras abuso y más castigo que no da suspiro ni tregua.
“No empieces una pelea que sabes que vas a perder”, sólo que es obligada conducta de quien se ve forzado a ello pues, nada tiene que perder y si una última cosa que hacer; una única acción hay en este seco western, de pocas palabras y firmes pasos, matar, matar y matar hasta que no quede nadie ya que, como dice la famosa sentencia, aquí, visto lo visto, hasta el apuntador muere.
Un argumento humilde, conocido, situado en una seductora y agresiva época, miradas hirientes y penetrantes reflejo de ese dolor que se captura al instante y prescinde de explicaciones, fijeza en esos estáticos rostros en los cuales se obsesiona una cámara en posesión de ese ojo directo, que no vacila y toma cartas en el asunto, Kristian Levring como porteador de un relato de barbarie consentida, de quien mira de lejos y silencia hacia dentro, mientras otros ejecutan esa justicia que cada uno se toma de la mano; eclipsa, atrapa y logra tu atención plena, no busca diálogos de relleno, figuras dóciles de entretenimiento, únicamente ese francotirador que sentencie lo que es sabido por todos.
“A veces tienes que sacrificar una oveja para salvar al rebaño”, y así se procede, absorción de sacrificio tras sacrificio para un rebaño podrido en su base, que soporta el mal en sus carnes, incapaz de colaborar para que reine el bien, pero dispuesto a aprovechar la ganancia de ese osado valiente que se atreve a enfrentarse al diablo; el espectador también sale beneficiado, contento y complacido de un espectáculo tirante, honesto y llano que va al centro de la cuestión, sin preguntas ni rodeos.
La desesperación en tonos fúnebres, la rabia incontrolada en nocturno apagado, la belleza del amarillo reluciente para un despertar que muestra la catástrofe sufrida, la imagen comenta lo que no atestiguan los personajes, esa ruindad de corazón que ataca y, peor, no remata y permite comprobar la indecencia del rastro dejado.
Producción nórdica, elegante, austera e intratable, con un gélido Mads Mikkelsen a la cabeza de este duelo de pistoleros, magnífico representante de ese involuntario ajuste de cuentas que ya no tendrá vuelta; áspera representación que motiva su visión al tiempo que desencadena las emociones que los personajes tanto esconden y evitan, un “Sin perdón” de buena altura -con todo el respeto para la mencionada- cuya salvación parece quedar cada vez más lejos.
Seguirás sus pasos, no perderás ojo de su observación, la cuestión sobre su límite sin fin surgirá al tiempo que irá aumentando la lista de fallecidos y, llegado su desenlace, allí estarás, tan pendiente y fijo, nublado y absorto como al principio, ahora disfrutando del proceso y de su irremediable estación, de punto sin aparte.
Serenidad entrecortada que encumbra cada fotograma, polvorienta partida de ajedrez donde un anónimo alfil buscará, con honor y valentía, ese jaque mate a un rey malicioso que abusa de su poder para imponer su provechosa voluntad; furia sin misterio, ejecutada con maestría, que captura el alma fría y desértica de quien es bautizado para limpiar la porquería.
Disfruta de este meritorio regreso a todo un clásico, sencillo, punzante, efectivo.
Lo mejor; ese aire franco, amargo y podrido que lo invade todo.
Lo peor; no es original ni novedoso, lo cual puede no estimular...,o todo lo contrario.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
28 de marzo de 2016
28 de marzo de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver tanto western hollywoodense basura en este siglo, con un par de excepciones como Open Range y Appaloosa, tiene que llegar un tío danes con un western made in Dinamarca a patear las piezas del tablero. Un verdadero peliculón y da lo mismo que se use el archi-repetido argumento de la venganza por la muerte de la familia... porque que es un western sin una injusticia y una venganza?? La pelí comienza bien, transcurre mejor y finaliza como debe... con todos los malos bien muertos.
Film sólidamente dirigido, muy bien ambientado, con un excelente guión, montaje y fotografía y por cierto muy bien actuada, los malos son terriblemente malos, los cobardes ultra-cobardes y los buenos son cojonudos vengadores. Recomiendo esta película a quien que guste del buen cine y en especial del generó fílmico por excelencia. Puede que la crítica sea un poco subjetiva por lo que me apasiona el género, pero la verdad es que no es llegar y hacer una peli del lejano oeste tan bien armada.
Film sólidamente dirigido, muy bien ambientado, con un excelente guión, montaje y fotografía y por cierto muy bien actuada, los malos son terriblemente malos, los cobardes ultra-cobardes y los buenos son cojonudos vengadores. Recomiendo esta película a quien que guste del buen cine y en especial del generó fílmico por excelencia. Puede que la crítica sea un poco subjetiva por lo que me apasiona el género, pero la verdad es que no es llegar y hacer una peli del lejano oeste tan bien armada.
25 de abril de 2016
25 de abril de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, danés. Curioso. Si no fuera por los más que conocidos protagonistas daneses, podríamos pensar en un western crepuscular, con tintes de spaguetti - westerns almeriense. Correcto en su realización, con actuaciones muy someras y contenidas (en algún caso demasiado incluso), la historia da de sí lo que pretende y adolece de escasa originalidad: sabemos lo que va a pasar, los personajes son arquetípicos de los del Oeste y tanto héroes como villanos son previsibles. Reseñar que está la siempre eficaz Eva Green (sin un sólo diálogo: es muda) y el casi olvidado J. Price, siempre agradables de ver ambos.
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