Watchmen
6.8
78,961
Fantástico. Acción. Ciencia ficción. Thriller. Drama
Estados Unidos, años 80. La Guerra Fría está en su apogeo, y los superhéroes, que antes habían sido admirados, ahora son perseguidos por la ley. Un día aparece muerto uno de ellos, "El Comediante", que trabajaba para la CIA. Su amigo Rorschach, el único héroe enmascarado en activo, emprenderá la investigación de su muerte, tras la que se oculta algo muy importante. Esperadísima adaptación del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons (1986). (FILMAFFINITY) [+]
8 de marzo de 2009
8 de marzo de 2009
57 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigir uno de los cómics más importantes de la historia, siempre es un caramelito para un director. Claro que en el caso de "Watchmen", ese caramelito estaba envenenado, habida cuenta de todos los intentos que se habían realizado anteriormente para llevar a la gran pantalla la novela gráfica de Alan Moore, y que habían hecho desistir a directores como Terry Gilliam, Darren Aronofsky o Paul Greeengrass. Incluso dos grandes gigantes de Hollywood como Fox y Warner tenían sus propios problemas para llevar a buen puerto esta compleja adaptación de un grupo de superhéroes, que en mitad de unos hipotéticos años ochenta y en plena guerra fria entre Estados Unidos y Rusia, se enfrentan a un presunto holocausto nuclear. Probablemente el despliegue visual que Snyder realizó en la también adaptación del cómic de Frank Miller "300" le sirvió para hacerse con el proyecto, esperado por legiones de admiradores que, como polluelos esperando su ración diaria, estaban impacientes tras haber visto adaptaciones de clásicos como "The Dark Knight" y todo el batiburrillo algo más hortera realizado por la Marvel con todos sus personajes (con desiguales resultados). Las primeras imágenes vistas eran espectaculares: la visión "real" de lo que habíamos visto en las viñetas no era ridícula, sino que encajaba a la perfección y se respetaba a la milésima la intención original. Y como suele pasar en estos casos, éste es el mayor problema de la película: la obsesión por ser fiel al cómic. Umberto Eco, preguntado por su adaptación de "El nombre de la Rosa" realizada por Jean Jacques Annaud, declaró que la única forma de ser fiel a una novela a la hora de llevarla al cine, es traicionándola. Pues justo lo contrario es lo que ha hecho Snyder, que en su afán desmedido de no defraudar a los seguidores del cómic, intentando trasladar todo, todo lo que había allí, la ha cagado; porque el cine y el cómic, tienen lenguajes parecidos, en efecto, pero NO IGUALES. El "storytelling" que funciona en "The Dark Knight" o "Batman: año uno" por ejemplo no han sido trasladados (gracias a dios) a la excelentes versiones que del personaje del hombre murciélago ha hecho Christopher Nolan. Y me sorprende sobremanera que Snyder, que supo sacar lo mejor del cómic de Miller en "300", ahora no lo haya hecho, aunque me huelo algo: muy probablemente, no haya tenido el control total de este producto, ya que los ejecutivos de las multinacionales (economistas que se meten en el negocio del cine como se podían haber metido en el negocio de fabricar ladrillos, que no suelen tener ni puta idea de cine, y encima no solo se permiten el lujo de opinar, sino también de imponer a los guionistas y/o directores sus propios criterios de mierda...) seguro que han metido las zarpas, y así les ha salido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final, Alan Moore que dijo que su cómic era inadaptable para la pantalla, va a tener razón. Porque han intentado vender la burra con una película de superhéroes, y esto es mucho más. O mejor dicho, no se parece a una película de superhéroes. Vamos, que yo sepa, no se ven muchas películas de superhéroes donde se le de una paliza a una chica, se la viole, un psicópata secuestre a una niña, la mate y se la de de comer a los perros, o las putas, los yonquis y las bandas hostiguen hasta la muerte a los ciudadanos. (sigue en spoiler)Pues no, oiga, eso no es para niños. Ni siquiera para muchos adultos, así que a la hora de vender la película, deberían haberse replanteado la estrategia, además de la calificación por edades. Y el colmo y remate de los tomates, es la auténtica orgía de prótesis, pelucas y látex barato (y digo barato, porque se nota a legua, resultando algunos personajes ridículos en pantalla...) que tenemos la desgracia de ver. Podrían haber aprendido de Bryan Singer a la hora de realizar una impecable dirección artística y diseño de personajes en Xmen, dándose cuenta que los trajes de los cómics, no funcionan en real. Pues nada, oiga, aqui los mismitos, con sus colorines (de hecho, varios trajes recuerdan bastante a los de "Batman y Robin", para desgracia de Snyder). La estructura narrativa respeta, paso por paso, el guión del cómic salvo algunas excepciones, y eso colma ya el vaso cuando la voz en "off" está prácticamente durante todo el metraje, convirtiendo las más de dos horas de proyección en un auténtico calvario para los que hemos disfrutado este cómics durante más de 20 años, y ahora vemos este torpe, zafio y fallido intento de llevarlo a la pantalla, y ya no nos gustan ni los espectaculares efectos especiales que dan vida al Dr. Manhattan, ni el encanto de Malik Akerman como la seductora Espectro de Seda, ni la magnífica interpretación de Jackie Earle Haley como el siniestro Rorschach.
9 de marzo de 2009
9 de marzo de 2009
81 de 152 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar a poner tonterías me gustaría aclarar que no conozco el cómic, pero no me extraña que el padre del mismo lo repudiara desde que comenzó a hablarse del proyecto. Estamos contigo, Alan.
Diario de Rorschach. 9-3-09
He ido al cine; yo salía en la película. Perdonad si no me expreso muy bien, pero es que llevo unos gayumbos calzados en la chola, que casi no me dejan respirar. Si no fuera por esos palominos que no paran de cambiar de forma, el rodaje hubiera sido un infierno. Llevo el mismo sombrero y la misma gabardina que hace un siglo, pero ya me he hecho al olor; y me hace interesante. Os voy a presentar a mis colegas. Tenéis suerte de que nos llamemos los Watchmen y no los Sabandeños, que eran 40 y la madre. Por fortuna, sólo somos seis.
El más enrollado es Búho Nocturno. A pesar del nombre, es miope, pero las gafas son sólo para disimular, a lo Clark Kent. Viaja en una nave, “Archie”, que es clavada a la cabeza de E.T., pero en fea. Es un niño bien que vive apartado del mundo. De vez en cuando tiene un gatillazo.
El Comediante es una mezcla entre J. J. Jameson, el jefe de P. Parker, y Robin, el amigo de Batman, pero ya talludito. No sé por qué le llaman así: estuve presente en un tacto rectal que le hicieron, y ni siquiera allí dentro pude verle algo de gracia. Es un degenerado.
La que está como un queso es Espectro de Seda. Antes trabajaba para Sunsilk, anunciando champules. Da unas hostias como panes y viste un traje de látex que quita el hipo. Llevo años preguntándome cómo es que el susodicho no se le mete por la raja del culo cada vez que alza la pata para saltarle los dientes a alguien. Me descoloca las manchas.
Ozimandias es un estirado. Cuando me lo presentaron creí que venía de Ganimedes, pero qué va, terrícola perdido. Dicen que es el más listo del mundo. Del mundo de los Watchmen, claro, que todavía andamos a la caza de un racimo de neuronas venido de Marte. Lo que no sabemos es de marte de quién.
El alma mater del grupo es el Dr. Manhattan. Que no trascienda: fue él quien le hizo el tacto al Comediante. Está hecho un místico del copón, además de ser una central nuclear con patas. Ha caminado por el Sol, ve el futuro y viaja a Marte en un flush, aunque lo que más me sorprende es que va todo el día enseñando el rabo por ahí. Es el primer superhéroe nudista.
Para acabar, os voy a hablar de Zack, el dire. Cuando me presentó el guión, creí que era la continuación de "Epic Movie", sobre todo cuando vi la escena del aleluya orgásmico en la nave Ojazos Saltones, con llamarada incluida. Mira que le dije, oye que esto de la G. Fría está muy visto, que ya sabemos cómo terminó; que Nixon-Pinocho está encasillado; que la cosa va a dar un cante que ni con energías alternativas. Pero no me ha hecho ni puto caso. Se va a dar un hostiazo en taqulla...
Bueno, os dejo. El rodaje me ha dejado reventado.
Diario de Rorschach. 9-3-09
He ido al cine; yo salía en la película. Perdonad si no me expreso muy bien, pero es que llevo unos gayumbos calzados en la chola, que casi no me dejan respirar. Si no fuera por esos palominos que no paran de cambiar de forma, el rodaje hubiera sido un infierno. Llevo el mismo sombrero y la misma gabardina que hace un siglo, pero ya me he hecho al olor; y me hace interesante. Os voy a presentar a mis colegas. Tenéis suerte de que nos llamemos los Watchmen y no los Sabandeños, que eran 40 y la madre. Por fortuna, sólo somos seis.
El más enrollado es Búho Nocturno. A pesar del nombre, es miope, pero las gafas son sólo para disimular, a lo Clark Kent. Viaja en una nave, “Archie”, que es clavada a la cabeza de E.T., pero en fea. Es un niño bien que vive apartado del mundo. De vez en cuando tiene un gatillazo.
El Comediante es una mezcla entre J. J. Jameson, el jefe de P. Parker, y Robin, el amigo de Batman, pero ya talludito. No sé por qué le llaman así: estuve presente en un tacto rectal que le hicieron, y ni siquiera allí dentro pude verle algo de gracia. Es un degenerado.
La que está como un queso es Espectro de Seda. Antes trabajaba para Sunsilk, anunciando champules. Da unas hostias como panes y viste un traje de látex que quita el hipo. Llevo años preguntándome cómo es que el susodicho no se le mete por la raja del culo cada vez que alza la pata para saltarle los dientes a alguien. Me descoloca las manchas.
Ozimandias es un estirado. Cuando me lo presentaron creí que venía de Ganimedes, pero qué va, terrícola perdido. Dicen que es el más listo del mundo. Del mundo de los Watchmen, claro, que todavía andamos a la caza de un racimo de neuronas venido de Marte. Lo que no sabemos es de marte de quién.
El alma mater del grupo es el Dr. Manhattan. Que no trascienda: fue él quien le hizo el tacto al Comediante. Está hecho un místico del copón, además de ser una central nuclear con patas. Ha caminado por el Sol, ve el futuro y viaja a Marte en un flush, aunque lo que más me sorprende es que va todo el día enseñando el rabo por ahí. Es el primer superhéroe nudista.
Para acabar, os voy a hablar de Zack, el dire. Cuando me presentó el guión, creí que era la continuación de "Epic Movie", sobre todo cuando vi la escena del aleluya orgásmico en la nave Ojazos Saltones, con llamarada incluida. Mira que le dije, oye que esto de la G. Fría está muy visto, que ya sabemos cómo terminó; que Nixon-Pinocho está encasillado; que la cosa va a dar un cante que ni con energías alternativas. Pero no me ha hecho ni puto caso. Se va a dar un hostiazo en taqulla...
Bueno, os dejo. El rodaje me ha dejado reventado.
7 de marzo de 2009
7 de marzo de 2009
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la primera escena, con la muerte de Edward Blake en una oscura noche mientras éste se halla sentado frente al televisor en su solitario apartamento, ya presentía que las emociones que sentiría a lo largo del film iban a ser muy intensas. Snyder rueda con elegancia, voluptuosidad y mucha clase. La fidelidad con la que respeta la novela gráfica es digna de todo elogio, la estética está conseguidísima y durante toda la película podemos observar que no se han pasado por alto muchos de los guiños que a gran cantidad de lectores del cómic les resultará muy grato ver en pantalla (desde los grafitis en las calles con el lema "Who watches the watchmen?" hasta el episodio de la serie "Más allá del límite" que podemos escuchar hacia el final y que guarda cierto paralelismo con el desenlace de la historia).
Y eso que no era fácil adaptar Watchmen a la gran pantalla. Tengamos en cuenta que en la obra de Moore y Gibbons es más importante la forma que lo que se cuenta. Supuso un punto de inflexión en el mundo de los superhéroes (podría decirse, incluso, que acabó con él), porque es un cómic que hace la deconstrucción de su propio universo, que hace un análisis, una autopsia del concepto de superhéroe tradicional que ha existido desde la creación de los primeros cómics americanos. Ya no interesan los héroes, sino los antihéroes; y la relatividad moral que acecha a todos los personajes se encuentra a años luz de la planitud de caracteres habitual en los protagonistas del género. Era tarea casi imposible trasladar los recursos metanarrativos (como el tebeo dentro del tebeo, representado por la historia de piratas que leía el niño junto al kiosco) o la increíble acumulación de motivos y formas visuales simbólicas (el smiley, el reloj del juicio final, las citas de Nietzsche, Einstein o William Blake en los finales de cada capítulo, etc.) a un medio de expresión tan distinto como es el audiovisual.
Pero creo que, dentro de lo que se podía esperar, Snyder ha cumplido su cometido. Su película no supone, ni de cerca, una revolución para el mundo del cine como lo supuso la novela gráfica para el mundo del cómic; pero cuesta pensar en una adaptación mejor del complejo universo de Watchmen a la gran pantalla. Nos regala momentos de verdadero buen cine, pero intercalados con otros bastante más flojos. Dentro de lo bueno, hay que hacer mención especial a unos brillantísimos títulos de crédito, que con el "The Times They Are A-Changin" de Bob Dylan como telón de fondo hace un repaso a la creación de los Minutemen, a la historia de ciertos vigilantes y a otra serie de eventos, que cualquiera que haya leído el cómic no podrá evitar degustar con una sonrisa de oreja a oreja mientras va asociando todas las imágenes con los recuerdos que almacena en su memoria.
Y eso que no era fácil adaptar Watchmen a la gran pantalla. Tengamos en cuenta que en la obra de Moore y Gibbons es más importante la forma que lo que se cuenta. Supuso un punto de inflexión en el mundo de los superhéroes (podría decirse, incluso, que acabó con él), porque es un cómic que hace la deconstrucción de su propio universo, que hace un análisis, una autopsia del concepto de superhéroe tradicional que ha existido desde la creación de los primeros cómics americanos. Ya no interesan los héroes, sino los antihéroes; y la relatividad moral que acecha a todos los personajes se encuentra a años luz de la planitud de caracteres habitual en los protagonistas del género. Era tarea casi imposible trasladar los recursos metanarrativos (como el tebeo dentro del tebeo, representado por la historia de piratas que leía el niño junto al kiosco) o la increíble acumulación de motivos y formas visuales simbólicas (el smiley, el reloj del juicio final, las citas de Nietzsche, Einstein o William Blake en los finales de cada capítulo, etc.) a un medio de expresión tan distinto como es el audiovisual.
Pero creo que, dentro de lo que se podía esperar, Snyder ha cumplido su cometido. Su película no supone, ni de cerca, una revolución para el mundo del cine como lo supuso la novela gráfica para el mundo del cómic; pero cuesta pensar en una adaptación mejor del complejo universo de Watchmen a la gran pantalla. Nos regala momentos de verdadero buen cine, pero intercalados con otros bastante más flojos. Dentro de lo bueno, hay que hacer mención especial a unos brillantísimos títulos de crédito, que con el "The Times They Are A-Changin" de Bob Dylan como telón de fondo hace un repaso a la creación de los Minutemen, a la historia de ciertos vigilantes y a otra serie de eventos, que cualquiera que haya leído el cómic no podrá evitar degustar con una sonrisa de oreja a oreja mientras va asociando todas las imágenes con los recuerdos que almacena en su memoria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Respecto al final, creo que el ligero cambio no les ha quedado nada mal. En el cómic lo que hace Ozymandias es teletransportar a un monstruo al corazón de Nueva York para que explote y que la expansión de su onda psíquica arrase con media ciudad, de modo que todos crean que se trata de una invasión extraterrestre y las naciones se unan para luchar por una causa común. Ciertamente es un plan propio de la serie B cincuentera más casposa, pero podemos entenderlo como un argumento cuyo fin es desmitificar el perfil de supervillano clásico, como una parodia ridiculizante de los clichés tradicionales. El problema que conlleva es que a la vez supone una ruptura con el tono general del cómic, como si la sátira sutil pasara a ser una imitación burlesca algo burda en los dos últimos capítulos de la novela gráfica.
En la película, sin embargo, Ozymandias tira una bomba atómica y hace creer al mundo que el responsable es el Dr. Manhattan. Es entonces cuando las naciones se unen para luchar codo con codo, pero esta vez la causa es la defensa contra el azulado y omnipotente personaje, y no la lucha contra los extraterrestres. Cuando Ozymandias le cuenta cómo ha perpetrado su plan a los vigilantes que están con él en su base secreta de la Antártida, el Dr. Manhattan decide exiliarse a otra galaxia y seguir existiando al margen de la humanidad. Así, lo que mantiene unidas a las naciones es el miedo a que el Dr. Manhattan siga tirando bombas nucleares, y en teoría eso debería suponer un período de paz mundial duradero...
...o no, porque en la última escena vemos que el diario de Rorschach, que contaba todo el proceso de investigación que estaban llevando a cabo, ve finalmente la luz.
En la película, sin embargo, Ozymandias tira una bomba atómica y hace creer al mundo que el responsable es el Dr. Manhattan. Es entonces cuando las naciones se unen para luchar codo con codo, pero esta vez la causa es la defensa contra el azulado y omnipotente personaje, y no la lucha contra los extraterrestres. Cuando Ozymandias le cuenta cómo ha perpetrado su plan a los vigilantes que están con él en su base secreta de la Antártida, el Dr. Manhattan decide exiliarse a otra galaxia y seguir existiando al margen de la humanidad. Así, lo que mantiene unidas a las naciones es el miedo a que el Dr. Manhattan siga tirando bombas nucleares, y en teoría eso debería suponer un período de paz mundial duradero...
...o no, porque en la última escena vemos que el diario de Rorschach, que contaba todo el proceso de investigación que estaban llevando a cabo, ve finalmente la luz.
20 de febrero de 2019
20 de febrero de 2019
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto la versión de 215 minutos que incluye el relato del Navío Negro en dibujos animados, y dicho apéndice intercalado me ha parecido innecesario.
Y me atrevo a decir, aún así, que es la mejor película hecha de superhéroes a pesar del aprecio que tengo al Soldado de Invierno, a Nick Fury, al Spiderman de Raimi..., pero no por ello los dejo atrás. Pero es que Roschach me ha llegado al corazón. Y lo mismo digo del Comediante, sí, que es un nazi, un maltratador nato, pero por eso mismo, porque me ha llegado al corazón; vaya auténtico logro del señor Snyder conseguir que un ser odioso como el Comediante pueda llegar tan fuerte hasta mis fibras sensibles. Es fácil entenderlo: Siento (y sentimos) predilección por los buenos personajes, me refiero a los personajes a los que les puedes notar sus sentimientos de odio, desprecio y violencia y, al mismo tiempo, sus escondidos miedos, sus debilidades y necesidades, como el cariño, ese aspecto tierno tan fuertemente oculto bajo miles y miles caparazones de acero blindado. Fenomenal Jeffrey D Morgan como El Comediante, esa figura que aún siendo como es, tiene un rato para llorar. Notaremos ese gran logro de creación sobre ese personaje tan vil, y algo extraño, tal vez hasta le apreciemos.
-Unos ladrones entraron a robar a su casa y le mataron.
-¿Unos ladrones? ¿Al Comediante? No me lo creo.
Y me ha encantado el misterioso Roschach, al mismo nivel que el Comediante, su brutalidad tan a las claras, su transparente código ético, su sufrimiento por la especie humana, por ese tesón continúo en el que la justicia y la verdad deben prevalecer. Por carecer de debilidades morales, por su empeño, por su compañerismo a pesar de la falta de fe en la convivencia humana, y por ser un lobo solitario. Lo mismo explicado antes, esa férrea disciplina en su personalidad tan a las claras representada, ese atractivo absorbente, me han llegado muy adentro y me ha conquistado deseando saber todo sobre él.
-El muy estúpido iba detrás de mí pidiéndome que le pegara. Le dije: Déjame en paz. Lo mismo fue diciendo cuando se encontró con Roschach.
-¿Y no le pegó?
-Le cogió y le tiró por el hueco del ascensor.
Creo que es una película impresionante con alma auténtica. Con un casting perfecto (en especial el Comediante y Roschach, y también los demás ¿por qué no? Impresionante Carla Gugino en su rol) y unas interpretaciones acordes a lo que el espectador desea, sin saber ni sobreentender. Y es grandiosa porque a lo largo de sus muchos pero cortos minutos nos lleva desde el poder destructor acaparado irracionalmente en una sola persona, un Nixon en este caso, cuyo dedo puede apretar el botón del exterminio total, hasta la mísera esquina más escondida de Nueva York donde un desconocido chaval lee todos los días un cómic y el kioskero se dedica a protestar, como hace todo el mundo, de la asquerosa vida política que nos engulle. Todo se compagina a la perfección.
Mucha atención al estilo depurado de viejo cómic, sin perder el aspecto solemne y profundo de los diálogos que es el espíritu que en esos tebeos debe prevalecer sobre tanta fantasiosa viñeta.
Alan Moore, el escritor del cómic, no tenía clara la adaptación del cómic al cine y llegó a renegar de la película, pienso que no tiene razón, creo que vería a sus personajes, que estaban inspirados en otros anteriores, como prostituidos, como si perdieran algo de su condición por pasar del dibujo a la imagen real, y creo que se equivoca porque son opciones y realidades dispares que pueden, y de hecho es así, convivir. Lo mismo pasa con los entusiastas de la obra gráfica, ésta u otra, que al verla en cine se quejen de lo poco, o menos poco, que se parecen los personajes a los de las viñetas.
Hay que apreciar las cosas por separado sencillamente porque hay que respetar la labor de un creador y también la del que aprecia esa labor, en este caso la de un director que se ha tomado muchas molestias y mucho tiempo en ofrecer un producto excelente y, por eso, seguramente ha tenido que cambiar muchas cosas, pero lo que cuenta aquí es la película, y la película es, técnicamente, una maravilla de la fantasía, con una factura de poema épico de héroes… con sus miserias, como cualquier hijo de vecino.
Y me atrevo a decir, aún así, que es la mejor película hecha de superhéroes a pesar del aprecio que tengo al Soldado de Invierno, a Nick Fury, al Spiderman de Raimi..., pero no por ello los dejo atrás. Pero es que Roschach me ha llegado al corazón. Y lo mismo digo del Comediante, sí, que es un nazi, un maltratador nato, pero por eso mismo, porque me ha llegado al corazón; vaya auténtico logro del señor Snyder conseguir que un ser odioso como el Comediante pueda llegar tan fuerte hasta mis fibras sensibles. Es fácil entenderlo: Siento (y sentimos) predilección por los buenos personajes, me refiero a los personajes a los que les puedes notar sus sentimientos de odio, desprecio y violencia y, al mismo tiempo, sus escondidos miedos, sus debilidades y necesidades, como el cariño, ese aspecto tierno tan fuertemente oculto bajo miles y miles caparazones de acero blindado. Fenomenal Jeffrey D Morgan como El Comediante, esa figura que aún siendo como es, tiene un rato para llorar. Notaremos ese gran logro de creación sobre ese personaje tan vil, y algo extraño, tal vez hasta le apreciemos.
-Unos ladrones entraron a robar a su casa y le mataron.
-¿Unos ladrones? ¿Al Comediante? No me lo creo.
Y me ha encantado el misterioso Roschach, al mismo nivel que el Comediante, su brutalidad tan a las claras, su transparente código ético, su sufrimiento por la especie humana, por ese tesón continúo en el que la justicia y la verdad deben prevalecer. Por carecer de debilidades morales, por su empeño, por su compañerismo a pesar de la falta de fe en la convivencia humana, y por ser un lobo solitario. Lo mismo explicado antes, esa férrea disciplina en su personalidad tan a las claras representada, ese atractivo absorbente, me han llegado muy adentro y me ha conquistado deseando saber todo sobre él.
-El muy estúpido iba detrás de mí pidiéndome que le pegara. Le dije: Déjame en paz. Lo mismo fue diciendo cuando se encontró con Roschach.
-¿Y no le pegó?
-Le cogió y le tiró por el hueco del ascensor.
Creo que es una película impresionante con alma auténtica. Con un casting perfecto (en especial el Comediante y Roschach, y también los demás ¿por qué no? Impresionante Carla Gugino en su rol) y unas interpretaciones acordes a lo que el espectador desea, sin saber ni sobreentender. Y es grandiosa porque a lo largo de sus muchos pero cortos minutos nos lleva desde el poder destructor acaparado irracionalmente en una sola persona, un Nixon en este caso, cuyo dedo puede apretar el botón del exterminio total, hasta la mísera esquina más escondida de Nueva York donde un desconocido chaval lee todos los días un cómic y el kioskero se dedica a protestar, como hace todo el mundo, de la asquerosa vida política que nos engulle. Todo se compagina a la perfección.
Mucha atención al estilo depurado de viejo cómic, sin perder el aspecto solemne y profundo de los diálogos que es el espíritu que en esos tebeos debe prevalecer sobre tanta fantasiosa viñeta.
Alan Moore, el escritor del cómic, no tenía clara la adaptación del cómic al cine y llegó a renegar de la película, pienso que no tiene razón, creo que vería a sus personajes, que estaban inspirados en otros anteriores, como prostituidos, como si perdieran algo de su condición por pasar del dibujo a la imagen real, y creo que se equivoca porque son opciones y realidades dispares que pueden, y de hecho es así, convivir. Lo mismo pasa con los entusiastas de la obra gráfica, ésta u otra, que al verla en cine se quejen de lo poco, o menos poco, que se parecen los personajes a los de las viñetas.
Hay que apreciar las cosas por separado sencillamente porque hay que respetar la labor de un creador y también la del que aprecia esa labor, en este caso la de un director que se ha tomado muchas molestias y mucho tiempo en ofrecer un producto excelente y, por eso, seguramente ha tenido que cambiar muchas cosas, pero lo que cuenta aquí es la película, y la película es, técnicamente, una maravilla de la fantasía, con una factura de poema épico de héroes… con sus miserias, como cualquier hijo de vecino.
9 de julio de 2012
9 de julio de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertencia: No he leído el comic. Esta crítica será considerando solamente la obra cinematográfica.
Múltiples son las virtudes de la película dirigida por Snyder. Su estilo visual es espectacular, brillante y potente. Pero "Watchmen" no solamente destaca por ello. Posee una banda sonora impecable, un argumento que se alarga por ciento sesenta minutos sin causar tedio y una fotografía acertada que resalta colores vivos y tonos grises cuando la trama lo amerita.
Pero quizás el punto más trascedente y logrado es la profundidad de su guión y la complejidad de sus personajes. Cada uno de ellos posee una fuerza y una problemática interior que le otorga a la cinta de Snyder la calificación de no ser una típica película de superhéroes donde el público infantil se deleite, sino más bien, una cinta que se debate entre el bien y el mal, entre lo moral y lo inmoral, con escenas cargadas de violencia (a ratos gratuita) y discursos cuestionables desde lo ético.
Cada personaje de "Watchmen" actúa de acuerdo a sus propios principios y consecuencia en sus acciones. Es cine comercial "under", de ese que es no es apto para todo público, y que tampoco pretende serlo. Lo único cierto es que esta película del señor Snyder posee calidad de sobra para meterse, sin dudas, entre lo mejor del abundante cine de superhéroes de los últimos años.
Múltiples son las virtudes de la película dirigida por Snyder. Su estilo visual es espectacular, brillante y potente. Pero "Watchmen" no solamente destaca por ello. Posee una banda sonora impecable, un argumento que se alarga por ciento sesenta minutos sin causar tedio y una fotografía acertada que resalta colores vivos y tonos grises cuando la trama lo amerita.
Pero quizás el punto más trascedente y logrado es la profundidad de su guión y la complejidad de sus personajes. Cada uno de ellos posee una fuerza y una problemática interior que le otorga a la cinta de Snyder la calificación de no ser una típica película de superhéroes donde el público infantil se deleite, sino más bien, una cinta que se debate entre el bien y el mal, entre lo moral y lo inmoral, con escenas cargadas de violencia (a ratos gratuita) y discursos cuestionables desde lo ético.
Cada personaje de "Watchmen" actúa de acuerdo a sus propios principios y consecuencia en sus acciones. Es cine comercial "under", de ese que es no es apto para todo público, y que tampoco pretende serlo. Lo único cierto es que esta película del señor Snyder posee calidad de sobra para meterse, sin dudas, entre lo mejor del abundante cine de superhéroes de los últimos años.
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