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Voto de Malkav:
8

Voto de Malkav:
8
6.8
78,956
Fantástico. Acción. Ciencia ficción. Thriller. Drama
Estados Unidos, años 80. La Guerra Fría está en su apogeo, y los superhéroes, que antes habían sido admirados, ahora son perseguidos por la ley. Un día aparece muerto uno de ellos, "El Comediante", que trabajaba para la CIA. Su amigo Rorschach, el único héroe enmascarado en activo, emprenderá la investigación de su muerte, tras la que se oculta algo muy importante. Esperadísima adaptación del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons (1986). (FILMAFFINITY) [+]
7 de marzo de 2009
7 de marzo de 2009
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la primera escena, con la muerte de Edward Blake en una oscura noche mientras éste se halla sentado frente al televisor en su solitario apartamento, ya presentía que las emociones que sentiría a lo largo del film iban a ser muy intensas. Snyder rueda con elegancia, voluptuosidad y mucha clase. La fidelidad con la que respeta la novela gráfica es digna de todo elogio, la estética está conseguidísima y durante toda la película podemos observar que no se han pasado por alto muchos de los guiños que a gran cantidad de lectores del cómic les resultará muy grato ver en pantalla (desde los grafitis en las calles con el lema "Who watches the watchmen?" hasta el episodio de la serie "Más allá del límite" que podemos escuchar hacia el final y que guarda cierto paralelismo con el desenlace de la historia).
Y eso que no era fácil adaptar Watchmen a la gran pantalla. Tengamos en cuenta que en la obra de Moore y Gibbons es más importante la forma que lo que se cuenta. Supuso un punto de inflexión en el mundo de los superhéroes (podría decirse, incluso, que acabó con él), porque es un cómic que hace la deconstrucción de su propio universo, que hace un análisis, una autopsia del concepto de superhéroe tradicional que ha existido desde la creación de los primeros cómics americanos. Ya no interesan los héroes, sino los antihéroes; y la relatividad moral que acecha a todos los personajes se encuentra a años luz de la planitud de caracteres habitual en los protagonistas del género. Era tarea casi imposible trasladar los recursos metanarrativos (como el tebeo dentro del tebeo, representado por la historia de piratas que leía el niño junto al kiosco) o la increíble acumulación de motivos y formas visuales simbólicas (el smiley, el reloj del juicio final, las citas de Nietzsche, Einstein o William Blake en los finales de cada capítulo, etc.) a un medio de expresión tan distinto como es el audiovisual.
Pero creo que, dentro de lo que se podía esperar, Snyder ha cumplido su cometido. Su película no supone, ni de cerca, una revolución para el mundo del cine como lo supuso la novela gráfica para el mundo del cómic; pero cuesta pensar en una adaptación mejor del complejo universo de Watchmen a la gran pantalla. Nos regala momentos de verdadero buen cine, pero intercalados con otros bastante más flojos. Dentro de lo bueno, hay que hacer mención especial a unos brillantísimos títulos de crédito, que con el "The Times They Are A-Changin" de Bob Dylan como telón de fondo hace un repaso a la creación de los Minutemen, a la historia de ciertos vigilantes y a otra serie de eventos, que cualquiera que haya leído el cómic no podrá evitar degustar con una sonrisa de oreja a oreja mientras va asociando todas las imágenes con los recuerdos que almacena en su memoria.
Y eso que no era fácil adaptar Watchmen a la gran pantalla. Tengamos en cuenta que en la obra de Moore y Gibbons es más importante la forma que lo que se cuenta. Supuso un punto de inflexión en el mundo de los superhéroes (podría decirse, incluso, que acabó con él), porque es un cómic que hace la deconstrucción de su propio universo, que hace un análisis, una autopsia del concepto de superhéroe tradicional que ha existido desde la creación de los primeros cómics americanos. Ya no interesan los héroes, sino los antihéroes; y la relatividad moral que acecha a todos los personajes se encuentra a años luz de la planitud de caracteres habitual en los protagonistas del género. Era tarea casi imposible trasladar los recursos metanarrativos (como el tebeo dentro del tebeo, representado por la historia de piratas que leía el niño junto al kiosco) o la increíble acumulación de motivos y formas visuales simbólicas (el smiley, el reloj del juicio final, las citas de Nietzsche, Einstein o William Blake en los finales de cada capítulo, etc.) a un medio de expresión tan distinto como es el audiovisual.
Pero creo que, dentro de lo que se podía esperar, Snyder ha cumplido su cometido. Su película no supone, ni de cerca, una revolución para el mundo del cine como lo supuso la novela gráfica para el mundo del cómic; pero cuesta pensar en una adaptación mejor del complejo universo de Watchmen a la gran pantalla. Nos regala momentos de verdadero buen cine, pero intercalados con otros bastante más flojos. Dentro de lo bueno, hay que hacer mención especial a unos brillantísimos títulos de crédito, que con el "The Times They Are A-Changin" de Bob Dylan como telón de fondo hace un repaso a la creación de los Minutemen, a la historia de ciertos vigilantes y a otra serie de eventos, que cualquiera que haya leído el cómic no podrá evitar degustar con una sonrisa de oreja a oreja mientras va asociando todas las imágenes con los recuerdos que almacena en su memoria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Respecto al final, creo que el ligero cambio no les ha quedado nada mal. En el cómic lo que hace Ozymandias es teletransportar a un monstruo al corazón de Nueva York para que explote y que la expansión de su onda psíquica arrase con media ciudad, de modo que todos crean que se trata de una invasión extraterrestre y las naciones se unan para luchar por una causa común. Ciertamente es un plan propio de la serie B cincuentera más casposa, pero podemos entenderlo como un argumento cuyo fin es desmitificar el perfil de supervillano clásico, como una parodia ridiculizante de los clichés tradicionales. El problema que conlleva es que a la vez supone una ruptura con el tono general del cómic, como si la sátira sutil pasara a ser una imitación burlesca algo burda en los dos últimos capítulos de la novela gráfica.
En la película, sin embargo, Ozymandias tira una bomba atómica y hace creer al mundo que el responsable es el Dr. Manhattan. Es entonces cuando las naciones se unen para luchar codo con codo, pero esta vez la causa es la defensa contra el azulado y omnipotente personaje, y no la lucha contra los extraterrestres. Cuando Ozymandias le cuenta cómo ha perpetrado su plan a los vigilantes que están con él en su base secreta de la Antártida, el Dr. Manhattan decide exiliarse a otra galaxia y seguir existiando al margen de la humanidad. Así, lo que mantiene unidas a las naciones es el miedo a que el Dr. Manhattan siga tirando bombas nucleares, y en teoría eso debería suponer un período de paz mundial duradero...
...o no, porque en la última escena vemos que el diario de Rorschach, que contaba todo el proceso de investigación que estaban llevando a cabo, ve finalmente la luz.
En la película, sin embargo, Ozymandias tira una bomba atómica y hace creer al mundo que el responsable es el Dr. Manhattan. Es entonces cuando las naciones se unen para luchar codo con codo, pero esta vez la causa es la defensa contra el azulado y omnipotente personaje, y no la lucha contra los extraterrestres. Cuando Ozymandias le cuenta cómo ha perpetrado su plan a los vigilantes que están con él en su base secreta de la Antártida, el Dr. Manhattan decide exiliarse a otra galaxia y seguir existiando al margen de la humanidad. Así, lo que mantiene unidas a las naciones es el miedo a que el Dr. Manhattan siga tirando bombas nucleares, y en teoría eso debería suponer un período de paz mundial duradero...
...o no, porque en la última escena vemos que el diario de Rorschach, que contaba todo el proceso de investigación que estaban llevando a cabo, ve finalmente la luz.