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The Doors

Drama Biopic del legendario Jim Morrison y su banda The Doors, desde sus inicios hasta la muerte del cantante en una habitación de hotel de París en 1971. En los primeros días de la formación del grupo, Morrison está en su momento más benigno; es sólo un tipo que pasa el rato en la playa escribiendo poesía. Pero pronto la fama de los Doors comienza a extenderse, con Morrison como centro de atención. A medida que el consumo de drogas y el ... [+]
Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
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10
18 de diciembre de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo que tengo que agradecer a esta película es que me descubrió la música de "The Doors". Desde entonces la he visto más de veinte veces. Realmente es como un video clip. Seguro que la vida de Morrison no fue realmente tal y como la cuentan, ni la historia de amor con Pam tan edulcorada, pero yo creo que no hay quien pueda negar que esta película contribuyó a la mitificación del líder de la banda. Sobre la actuación de Val Kilmer, a veces pienso que ya le hubiese gustado a Jim ser como él. Está soberbio.
6
1 de febrero de 2007
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los seguidores de los Doors disfrutarán viéndola, pero es un poco exagerada, la visión que se quiere dar de la banda y de Morrinson. Esta claro que fue una época convulsa, y que todo valía, pero hay momentos de la película, que se vuelven irreales. Grán parecido y grán interpretación de Val Kilmer, esta muy acertado y creíble. Lo mejor para los fans del grupo, sin duda, la banda sonora.
7
3 de mayo de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El reino de los cielos tenía una prima donna llamada Jim Morrison en la época en la que los grandes mitos estaban abocados al infierno. Presencia del exceso, un genio empujado al vacío del éxito, uno de los elegidos, como otros muchos para volar sin alas y reavivar sus llamas sin permiso alguno.

Cuando aún siquiera sabía lo que era el inglés ni conocía la existencia de términos como rock o blues, sí podía distinguir cuando sonaban The Doors, y aunque fuera en un idioma propio, me ponía a cantar algo parecido a lo que escuchaba.

Años felices, de los que recuerdas fragmentos... como cuando llegó un paquete de ese estudiante en el extranjero que trajo consigo una leyenda en imágenes. El poster gigante, con dos tintas, verde y negro, hacía un recorrido por todos los momentos importantes de la vida musical y circense del protagonista. Estaba la tan famosa fotografía de Jim Morrison a pecho descubierto con un largo collar y los brazos levantados, mirando a la cámara desafiante, firme. Jim Morrison cantando con escolta policial, Jim Morrison masturbándose en el escenario, Jim Morrison escupiendo al público. Todos los momentos reflejados en un papel por el que pasaron los años, tan perjudiciales. Cuantas veces me he sentado en cama ajena para contemplar ese poster... cada una de las escenas representan uno de los instantes clave de la historia de The Doors, representados también en esta película que nos muestra, a mi parecer, de un modo demasiado romántico, quién fue o quién experimentó ser Jim Morrison y toda la gente que ascendió para nunca más tocar el suelo a su alrededor.

El primer libro de poesía que regalé fue de Jim Morrison, era de pequeño tamaño, delgado, rojo. Recuerdo un poema sobre un vagabundo por el mundo. El Morriosn que llevaba barba, que contemplaba el mundo con otras miras respecto a la vida y la muerte. Otro guiño a la película, que nos muestra el camino a su fin. Por aquel entonces las estrellas se desgastaban y dejaban de brillar a velocidades alarmantes, para resurgir como mitos, celebridades muertas que nunca se extinguirán. Muchas personas pasan por su lado, admiran sus excesos blasfeman sobre su tumba y desaparecen, pero su recuerdo sigue ahí.

Y la película podría ser mucho mejor, pero narra todo lo que parece ser imporante para acercarnos a su historia. Puede que otros actores hubiesen estado más acertados, no importa mucho, la he vuelto a ver porque la película la tenía olvidada y el mito todavía más. Nunca me podré considerar una buena seguidora, sólo tengo recuerdos que compartir.
6
8 de noviembre de 2008 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver la película no conocía gran cosa (por no decir nada) de The Doors salvo sus grandes canciones, y sí algo más sobre Oliver Stone. He de decir que en este caso no ha conseguido la capacidad hipnótica de otros títulos, y aunque está narrada con buen pulso tuve que mirar varias veces el reloj. El principal problema es que en mi opinión dedica demasiado tiempo a mostrar a un Jim Morrison completamente ido (ojo, que es posible que fura así realmente), cuando podría haber equilibrado un poco el conjunto con otros aspectos de la banda o del periodo histórico. Queda bastante claro que Jim era un tipo con una sensibilidad y un talento superior a la media, pero estadísticamente según la película lo que se le daba realmente bien era meterse cosas. Val Kilmer hace un trabajo notable de asimilación y Meg Ryan está muy por encima de sus registros habituales. En resumen, The Doors es una película bien hecha pero que puede fracasar a la hora de interesar a los no muy entendidos en el grupo, y decepciosar a los fans. Si usted tiene que ver solo una película de Stone, que no sea esta, vamos.
6
28 de marzo de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para esgrimir un veredicto acerca de la obra primero hay que hacerlo con la impresión que a uno le causa el artista sobre el que se basa y no resulta fácil pues Jim Morrison es la esencia pura de esa incómoda contradicción que reside en todos los puntos de vista y en la naturaleza de cada persona y que en él parece estar aumentada exponencialmente. Simpatizo con su sarcasmo, con sus réplicas ácidas y con su carácter crítico, que se manifiesta con desdén hacia la corrección política como instrumento que doma a la sociedad. Pero llega un momento en el que me pierdo en el delirio (o quizás sea ese el precio de ser un visionario, que no es posible resistir mucho tiempo sin perder la cabeza), y tengo la impresión de que en verdad no es más que una especie de juguete roto que quiere serlo, impulso alimentado por una infancia de carencias emocionales. Stone no se deja nada en el tintero e incluye detalles que comportan simpatía por la conducta del susodicho, así como otros apuntan a trivial caso de joven turbulento con los consiguientes problemas de adicciones. En realidad es más bien lo segundo, como el propio Morrison (memorable caracterización de Kilmer) señala en un momento del filme, 'el público acude a ver mi muerte en el escenario'. Él acepta el trato y da lo que sus seguidores esperan, resultando el lisérgico (aquí se entremezcla lo que está ocurriendo en la realidad con las alucinaciones de Morrison, Stone parece sentir predilección por las hogueras, chamanes y reptiles para ambientar dichos trances, 'Asesinos natos' y 'U-Turn' son pruebas) espectáculo (más que conciertos se podrían denominar sesiones de culto lideradas por un gurú, la actitud de ambas partes, artista y fans, coinciden con los roles de gurú y acólitos que le muestran apoyo y devoción ciega haga lo que haga) tan atractivo para muchos porque produce la malsana satisfacción que ocasionalmente, a unos más que a otros, demanda el instinto de la pulsión de muerte que forma parte de nuestra naturaleza.

Hay algunas escenas divertidas (cuando Pam le reprocha que se haya drogado cuando tenían visita porque pactaron hacerlo a la vez después, y otra que tienen en una escena de cama; a el no se le empalma, se ponen a discutir, el bebe y se acaban tirando cosas a lo bestia, empujándose y terminan follando apasionadamente y otras emocionalmente potentes, (el ritual sexual con la sangre y la cocaína que mantiene con una atractiva periodista morena, escena filmada con fervor y de manera excitante) estando el alcohol y la droga presentes prácticamente en todo momento. En otra escena, uno de los integrantes de la banda le dice a Jim que ellos usan la droga para que les abra la mente, no para estar colgado a todas horas, cosa que me pareció curiosa porque es como si estuviera abogando por la posibilidad de un consumo responsable. Por mi parte, respecto a la inspiración extraño que te pueda dar un colocón, aumentando los niveles sensitivos, yo digo que si cierto tipo de vertiente artística solo se puede entender y disfrutar bajo el influjo de sustancias, no me parece muy buena. Por ejemplo a mi la música de este tipo no me dice nada, la letra en efecto solo puede adquirir algún sentido solo si vas perjudicado y además ciertas actitudes dan muestras de que nuestro protagonista es tan sólo un incendiario rebelde e inmaduro al que le gusta llamar la atención en sus delirios y que ejerce de manipulador cuando se le antoja (cuando vemos cómo chantajea a su novia con su suicidio). Supone un espectáculo divertido ver cómo se comporta una persona anárquica, autodestructiva, a la que parece que le da igual todo y que no tiene límites, pero en realidad cobra relevancia la posibilidad de que sea alguien que esté sufriendo, por los soterrados brotes de desazón y tristeza que se advierten en sus crípticas canciones, así como por las ocasiones en las que se alude a su incapacidad para originar situaciones de armonía en su entorno (fruto con toda seguridad de traumas pasados), lo cual lo lleva a ver la vida, de expresarse y de evadirse de ese modo.
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