Leones por corderos
5.9
14,653
Drama. Bélico
Narra tres historias vinculadas entre sí: en Washington, un congresista (Tom Cruise) concede una exclusiva a una periodista (Meryl Streep). Al mismo tiempo, un idealista profesor (Robert Redford) de una universidad de California trata de motivar a un alumno aventajado de su clase. Por otro lado, dos soldados americanos destinados en Afganistán, antiguos alumnos del profesor, resultan heridos en acción y quedan aislados mientras esperan ser rescatados. (FILMAFFINITY) [+]
22 de septiembre de 2015
22 de septiembre de 2015
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo peor que le puede pasar a una peli con "mensaje" es que el espectador no termine de captar ese edificante mensaje que el director pretende transmitirle. Es exactamente lo que le pasa a Robert Redford con esta película cargada de buenas intenciones antibelicistas pero que, aparte de lo insoportablemente aburrida que es, en ocasiones da la sensación de ser un verdadero canto de amor a esa América invasora en nombre de los valores sagrados de la libertad y la democracia.
Por un lado la cosa va de denunciar guerras provocadas por oscuros intereses políticos, y por el otro se pasa media película dando la chapa sobre la suerte de ser americano y sobre el gran país en el que vive. A ver, Robert, hijo, aclárate: mola o no mola ser americano y estar metido en todos los fregados del mundo, principalmente si hay buena materia prima de por medio?
Lo más conmovedor es ver cómo este hombre descubre ya casi octogenario la clase de mierda que tiene en su país, lo corruptos que son los políticos, cómo manipulan a la prensa, cómo mienten descaradamente y ocultan sus verdaderas intenciones... Parece hasta indignado. Pero por otra parte tiene un mensaje tan patriótico... Se pasa media película haciendo él mismo de profe de universidad dándole un mítin a un alumno pijo cuyo máximo interés es ser el líder de la hermandad alfa-beta-gamma y de mayor ganar un pastizal dando el mínimo palo al agua. Y nada, él le larga un sermón increíble sobre lo bueno que es comprometerse e intentar salvar el país. Y como paradigma le pone el ejemplo de un par de ex-alumnos suyos que se comprometieron con su gran nación alistándose voluntarios en la guerra de Afganistán. Menudo planazo.
En fin, este mensaje contradictorio a más no poder nos lo suelta a través de tres historias de esas cruzadas que se llevan tanto ahora, a cuál más peñazo:
1. Congresista americano que cita a una periodista incisiva y progre, muy en la línea Ana Pastor, para filtrarle la gran exclusiva de una nueva estrategia de combate en Afganistán que va a ser la pera limonera y que va a terminar con el último talibán. Tom Cruise y Meryl Streep, muy inspirados los dos, dan vida con su oficio habitual a estos dos personajes y mantienen probablemente una de las entrevistas más aburridas de la historia del cine periodístico.
2. El profe que cita en su despacho al alumno pijo y le da una chapa de la hostia para que deje su vida de asueto y solaz y se implique en política. Reconozco que a ratos no pude soportarlo y me puse a leer el Pronto. Probablemente uno de los diálogos profesor-alumno más aburridos de la historia del cine universitario.
3. Y la traca final: los dos ex-alumnos que se fueron a Afganistán a luchar por su país con el encomiable objetivo de que el ejército les pagara su deuda con la universidad. Este par, en medio de la "nueva estrategia" infalible, se quedan aislados en una montaña nevada, a varios grados bajo cero, heridos y rodeados de talibanes nerviosillos y armados hasta el turbante. Y sí, no dudo de que la carrera terminaría pagada pero ya no sé yo si a ellos eso les iba a hacer mucho apaño en el otro mundo. En fin, entre balas, gritos amenazantes de talibanes y copitos de nieve jodiendo, también estos dos mantienen su charlita corresponidente, faltaría más. Y claro, como no podía ser menos, en la tónica del resto de la película, probablemente una de las conversaciones entre moribundos más aburridas de la historia del cine bélico.
Por un lado la cosa va de denunciar guerras provocadas por oscuros intereses políticos, y por el otro se pasa media película dando la chapa sobre la suerte de ser americano y sobre el gran país en el que vive. A ver, Robert, hijo, aclárate: mola o no mola ser americano y estar metido en todos los fregados del mundo, principalmente si hay buena materia prima de por medio?
Lo más conmovedor es ver cómo este hombre descubre ya casi octogenario la clase de mierda que tiene en su país, lo corruptos que son los políticos, cómo manipulan a la prensa, cómo mienten descaradamente y ocultan sus verdaderas intenciones... Parece hasta indignado. Pero por otra parte tiene un mensaje tan patriótico... Se pasa media película haciendo él mismo de profe de universidad dándole un mítin a un alumno pijo cuyo máximo interés es ser el líder de la hermandad alfa-beta-gamma y de mayor ganar un pastizal dando el mínimo palo al agua. Y nada, él le larga un sermón increíble sobre lo bueno que es comprometerse e intentar salvar el país. Y como paradigma le pone el ejemplo de un par de ex-alumnos suyos que se comprometieron con su gran nación alistándose voluntarios en la guerra de Afganistán. Menudo planazo.
En fin, este mensaje contradictorio a más no poder nos lo suelta a través de tres historias de esas cruzadas que se llevan tanto ahora, a cuál más peñazo:
1. Congresista americano que cita a una periodista incisiva y progre, muy en la línea Ana Pastor, para filtrarle la gran exclusiva de una nueva estrategia de combate en Afganistán que va a ser la pera limonera y que va a terminar con el último talibán. Tom Cruise y Meryl Streep, muy inspirados los dos, dan vida con su oficio habitual a estos dos personajes y mantienen probablemente una de las entrevistas más aburridas de la historia del cine periodístico.
2. El profe que cita en su despacho al alumno pijo y le da una chapa de la hostia para que deje su vida de asueto y solaz y se implique en política. Reconozco que a ratos no pude soportarlo y me puse a leer el Pronto. Probablemente uno de los diálogos profesor-alumno más aburridos de la historia del cine universitario.
3. Y la traca final: los dos ex-alumnos que se fueron a Afganistán a luchar por su país con el encomiable objetivo de que el ejército les pagara su deuda con la universidad. Este par, en medio de la "nueva estrategia" infalible, se quedan aislados en una montaña nevada, a varios grados bajo cero, heridos y rodeados de talibanes nerviosillos y armados hasta el turbante. Y sí, no dudo de que la carrera terminaría pagada pero ya no sé yo si a ellos eso les iba a hacer mucho apaño en el otro mundo. En fin, entre balas, gritos amenazantes de talibanes y copitos de nieve jodiendo, también estos dos mantienen su charlita corresponidente, faltaría más. Y claro, como no podía ser menos, en la tónica del resto de la película, probablemente una de las conversaciones entre moribundos más aburridas de la historia del cine bélico.
10 de noviembre de 2007
10 de noviembre de 2007
18 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leones por corderos es uno de los primeros exponentes del incipiente nuevo cine que llega sobre la situación actual del mundo y la complejidad de sus aristas y puntos de vista. La leyenda viva del cine que es Robert Redford ofrece una personal visión de tal situación alejándose de posibles vías fáciles o vistosas, ya que su obra no puede ser más antónima de la propaganda panfletaria. La suya es una compleja tesis, antítesis y síntesis de lo que la situación global ha provocado en la realidad militar, política y estudiantil del primer mundo. La propuesta de Redford es valiente, ya que levantará ampollas, ante las crudas realidades que muestra, entre los sectores reaccionarios, y la liberalidad y el amor por su país será visto como contradictorio por la izquierda mayoritariamente europea. Pero Leones por corderos es sincera, es inteligente, y funciona como un mecanismo de relojería. A lo largo de sólo dos horas el realizador enlaza tres historias, en las que la juventud (y su pérdida), los valores, la fe, la convicción, la integridad y la libertad (de elección, de opinión) aparecen como las verdades que hay que reforzar antes de tratar de ser héroes. El minucioso análisis que el espléndido guión hace de la situación global de hoy en día basándose casi únicamente en tres grandes planos secuencia con circunstancias nada extraordinarias, más bien rutinarias (dos soldados paralizados, inciertos; una entrevista entre un senador y una periodista; y entre un profesor universitario y su alumno) acaba por ser un verdadero ensayo sobre lo que significa ser humano en el mundo de hoy y el papel que cada uno de nosotros podríamos interpretar para que esta situación, insostenible, no acabe por crear fanáticos, abúlicos o reprimidos. No puedo hacer otra cosa que alagar a un director que con una edad como la suya mantiene tan vivo un espíritu tan libre, no concienciador, si estimulador, que acierta también al no mostrar las decisiones de sus protagonistas, sólo al plantear preguntas.
Y alagar a las cabezas visibles de esta emotiva historia con conciencia, los jóvenes Derek Luke, Michael Peña y Andrew Garfield; y ese triunvirato perfecto que forman Robert Redford, Meryl Streep y Tom Cruise; Redford tan sincero y emotivo en su interpretación como en su realización, Streep dejándose caer de lleno en un personaje que resuelve con pasión y entrega, y Cruise regalándonos una de sus/su mejor interpretación, como convincente, complejo y apasionado senador, león, que manda a los corderos a una realidad definida en despachos y aulas pero sangrada sólo en otra realidad, la realidad de un mundo al que no podemos dar la espalda si confiamos en que pueda darse una solución.
Y alagar a las cabezas visibles de esta emotiva historia con conciencia, los jóvenes Derek Luke, Michael Peña y Andrew Garfield; y ese triunvirato perfecto que forman Robert Redford, Meryl Streep y Tom Cruise; Redford tan sincero y emotivo en su interpretación como en su realización, Streep dejándose caer de lleno en un personaje que resuelve con pasión y entrega, y Cruise regalándonos una de sus/su mejor interpretación, como convincente, complejo y apasionado senador, león, que manda a los corderos a una realidad definida en despachos y aulas pero sangrada sólo en otra realidad, la realidad de un mundo al que no podemos dar la espalda si confiamos en que pueda darse una solución.
22 de marzo de 2009
22 de marzo de 2009
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras media hora de aburrimiento empecé a darle al forward. De vez en cuando me detenía unos instantes y esto es lo que entreví:
-Expresiones que quieren ser interesantes por parte de un Robert Redford irritántemente autoconsicente de su legendario y plácido carisma, aunque al parecer no ha sido capaz de percatarse de lo mal y acartonado que le ha quedado el careto despues de tanto quirófano y tanto tinte para el pelo.
-Conversaciones interminables y aburridísimas entre Cruise y Streep, en las que que el primero hace de patriota un poco facha y republicano (un tipo de personaje que a Cruise le sienta siempre muy bien). Streep, por su parte, pone un poco cara de poker y dosifica con cuentagotas esa sonrisa vulnerable tan característica.
-Conversaciones interminables y aburridísimas entre un joven universitario y Redford, empeñado en quererle comer el coco al primero con sus aburridas batallitas de abuelete y sus sermones insufribles sobre lo que significa comprometerse con tu país, la guerra del Vietnam, y tal.
-Dos soldados que por alguna razón se pasan la película perdidos en un paisaje nevado y nocturno en Afganistan. Tuve que currármelo con el forward para ver como acaba su periplo.
Conclusión: una de las películas mas malas y aburridas que he visto en mi vida. Y eso que Redford ha dirigido algunas películas bastante estimables como Quiz Show, El hombre que susurraba a los caballos o Gente corriente. Pero sin contar con un buen guión esta vez, se ha limitado aquí a dar rienda suelta a su onanista tendencia hacia los mensajes política y socialmente trascendentes, y a repetir su eterno papel de tipo virtuoso, liberal, y comprometido.
-Expresiones que quieren ser interesantes por parte de un Robert Redford irritántemente autoconsicente de su legendario y plácido carisma, aunque al parecer no ha sido capaz de percatarse de lo mal y acartonado que le ha quedado el careto despues de tanto quirófano y tanto tinte para el pelo.
-Conversaciones interminables y aburridísimas entre Cruise y Streep, en las que que el primero hace de patriota un poco facha y republicano (un tipo de personaje que a Cruise le sienta siempre muy bien). Streep, por su parte, pone un poco cara de poker y dosifica con cuentagotas esa sonrisa vulnerable tan característica.
-Conversaciones interminables y aburridísimas entre un joven universitario y Redford, empeñado en quererle comer el coco al primero con sus aburridas batallitas de abuelete y sus sermones insufribles sobre lo que significa comprometerse con tu país, la guerra del Vietnam, y tal.
-Dos soldados que por alguna razón se pasan la película perdidos en un paisaje nevado y nocturno en Afganistan. Tuve que currármelo con el forward para ver como acaba su periplo.
Conclusión: una de las películas mas malas y aburridas que he visto en mi vida. Y eso que Redford ha dirigido algunas películas bastante estimables como Quiz Show, El hombre que susurraba a los caballos o Gente corriente. Pero sin contar con un buen guión esta vez, se ha limitado aquí a dar rienda suelta a su onanista tendencia hacia los mensajes política y socialmente trascendentes, y a repetir su eterno papel de tipo virtuoso, liberal, y comprometido.
14 de octubre de 2011
14 de octubre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable filme dirigido e interpretado por Robert Redford. El argumento se divide en dos entrevistas dialécticas (entre una madura periodista de izquierdas versus un senador militarista de derechas, y la otra entre un profesor y uno de sus más potenciales alumnos adolescentes) y la tercera historia conectada y entremezclada con las dos anteriores sobre dos ex alumnos de ese mismo profesor que se alistaron voluntarios a el ejército USA y ahora están en plena faena bélica en Afganistán.
El eje central o tesis de la película es la deción personal e intrasferible que tenemos cada uno de nosotros para hacer de nuestra propia vida algo con sentido y no un desperdicio contrario a la propia conciencia.
Me ha gustado bastante: primero, porque es una película cuya gran parte profundiza reflexionando filosófica y teóricamente sobre el ser humano y su responsabilidad ante el camino que ha de tomar en la vida, responsabilidad que le compete por entero a él, a cada individuo en sí, y no puede echar sobre los hombros de nadie más; segundo, porque pone de manifiesto que a pesar de todo EE.UU. mantiene una cierta ética de guerra, mientras que Al-Qaeda u otros guerreantes bélicos no, y la prueba es que EE.UU. podría lanzar una bomba atómica o de menor nivel contra los talibanes y los lugares donde saben que se encuentran, bombas tan dañina que acabarían como las bombas de Japón en la II G.M, con mucho inocentes, pero que también prevendrían y salvarían de la muerte a miles de soldados estadounidense que están cayendo y seguirán cayendo en la actual guerra de Afganistán o Irak, y sin embargo no lo hace.
El eje central o tesis de la película es la deción personal e intrasferible que tenemos cada uno de nosotros para hacer de nuestra propia vida algo con sentido y no un desperdicio contrario a la propia conciencia.
Me ha gustado bastante: primero, porque es una película cuya gran parte profundiza reflexionando filosófica y teóricamente sobre el ser humano y su responsabilidad ante el camino que ha de tomar en la vida, responsabilidad que le compete por entero a él, a cada individuo en sí, y no puede echar sobre los hombros de nadie más; segundo, porque pone de manifiesto que a pesar de todo EE.UU. mantiene una cierta ética de guerra, mientras que Al-Qaeda u otros guerreantes bélicos no, y la prueba es que EE.UU. podría lanzar una bomba atómica o de menor nivel contra los talibanes y los lugares donde saben que se encuentran, bombas tan dañina que acabarían como las bombas de Japón en la II G.M, con mucho inocentes, pero que también prevendrían y salvarían de la muerte a miles de soldados estadounidense que están cayendo y seguirán cayendo en la actual guerra de Afganistán o Irak, y sin embargo no lo hace.
10 de noviembre de 2008
10 de noviembre de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando, está bien que alguien nos ofrezca una película que defienda algo, sea lo que sea, aunque se nos venda la película con publicidad engañosa y aunque el producto sea claramente pretencioso. Leones por corderos, es el claro ejemplo de ese caso, con la excepción de que no llega a estar bien.
La película es un 95% diálogo, diálogo que expone en todo momento multitud de ideas y argumentaciones. Muchísimas. Demasiadas y mal dosificadas. Los personajes no paran de hablar, todo seguido, soltando frases que en ocasiones no quedan del todo claras, sin dejar al espectador espacio para la asimilación y, por defecto, el entendimiento pleno. Total, que la mitad de todos esos diálogos, se le atragantan a uno. Y al final la cosa no queda del todo clara.
Eso sí, hay lugar para razonamientos realmente interesantes, que se mezclan con momentos de puro patriotismo al que sólo le falta el himno americano de fondo (un par de momentos en los que a Cruise le brillan los ojos, habla emocionado, y una música empalagosa suena in crescendo, entre otras cosillas).
Eso (que viene a ser lo importante del filme, así que absténganse los que buscan entretenimiento o evasión), se acompaña de un buen reparto que en este caso no puede hacer demasiado para lucirse; de una banda sonora que sólo sirve para acompañar los momentos "de vómito" (que no son para tanto, pero sí para algo); y una dirección simplona, que sólo destaca por la correcta unión de las tres historias y por no convertir a Leones por corderos en el coñazo que podía haber sido.
Los 90 minutos se llevan bien, pero al final el espectador queda un poco confundido, no sabe qué título ponerle a su crítica, y se pregunta si le han dado gatos por liebres.
La película es un 95% diálogo, diálogo que expone en todo momento multitud de ideas y argumentaciones. Muchísimas. Demasiadas y mal dosificadas. Los personajes no paran de hablar, todo seguido, soltando frases que en ocasiones no quedan del todo claras, sin dejar al espectador espacio para la asimilación y, por defecto, el entendimiento pleno. Total, que la mitad de todos esos diálogos, se le atragantan a uno. Y al final la cosa no queda del todo clara.
Eso sí, hay lugar para razonamientos realmente interesantes, que se mezclan con momentos de puro patriotismo al que sólo le falta el himno americano de fondo (un par de momentos en los que a Cruise le brillan los ojos, habla emocionado, y una música empalagosa suena in crescendo, entre otras cosillas).
Eso (que viene a ser lo importante del filme, así que absténganse los que buscan entretenimiento o evasión), se acompaña de un buen reparto que en este caso no puede hacer demasiado para lucirse; de una banda sonora que sólo sirve para acompañar los momentos "de vómito" (que no son para tanto, pero sí para algo); y una dirección simplona, que sólo destaca por la correcta unión de las tres historias y por no convertir a Leones por corderos en el coñazo que podía haber sido.
Los 90 minutos se llevan bien, pero al final el espectador queda un poco confundido, no sabe qué título ponerle a su crítica, y se pregunta si le han dado gatos por liebres.
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